¡NO AL ANTIDUMPING EN TEXTILES!

Hay realmente decisiones inauditas y que realmente afectan al consumo comercial de los peruanos estando de por medio poderosos intereses económicos de quienes quieren imponer sus condiciones a como de lugar y sálvese quien pueda, aunque así afecten a un sector importante de la economía nacional como es el textil.
Tal es el caso del Grupo Romero que ha realizado gestiones y dentro del contexto de un hecho criticable consiguió ante el Indecopi, la aplicación de un antidumping provisional con nombre propio, dirigido para favorecer a una de sus empresas: Universal Textil, firma que camina mal y en crisis, como productora en el mercado de las telas para casimires conocidas con la marca de Polystel, entre otros artículos.

Técnicamente, el antidumping es una acción legal destinada a proteger los mercados internos de la competencia desleal proveniente del exterior. Con la medida aplicada no se está reforzando al mercado y si se afecta, en gran parte, al comercio nacional. En este caso, a los confeccionistas del emporio comercial de Gamarra.
Una medida permanente como esta significaría, en la práctica, que tendría que pagarse, por ejemplo, cuatro soles más por la compra de un pantalón. Ello implicaría, evidentemente, la disminución de la importación de telas porque, con esos precios, las ventas se reducirían notablemente.


Dionisio Romero: capo de capos

Pero si aumentaría, al máximo, la llegada al país  de los pantalones hechos en la India y China. Lo que beneficiaría por completo a los grandes almacenes como Saga y Ripley, quienes de esos países se abastecen de ropa hecha para la venta correspondiente.
La protección a la industria nacional que solicita Universal Textil es improcedente.La  fábrica trabaja mal porque, llana y sencillamente, no moderniza su planta para ser más competitiva y eficiente. Esta es la verdad de la milanesa. No la protección al mercado.
Cabe recordar que Universal Textil compra  la materia prima y la maquinaria en los mismos sitios que lo hacen los de la India. El poliéster y la viscosa que son los componentes de esta tela son comodities y tienen similar precio para todos. Los costos, al ser iguales, les da ventajas a las fábricas nacionales. En consecuencia, no necesitan, para nada, protección.
De acuerdo a la opinión de los técnicos y entendidos, Universal Textil en vez de antidumping tiene que aplicar modelos eficientes para reducir gastos, llevando un organigrama eficiente con la inclusión del personal necesario.
Muy importante es tercerizar para ser más efectivos en asuntos relacionados con trabajos especializados y envíos a laboratorios, entre otras actividades. Básico aquí es reducir considerablemente costos. Eso es precisamente lo que no hace la empresa del Grupo Romero.
Los productos nacionales, en lo  que pueden estar en desventaja, es en lo referente a los costos de personal. Sobre todo porque la mano de obra no calificada es más barata en la India. Pero ello se compensa con los aranceles existentes y otros gastos como son fletes, seguros y tiempos de entrega.
Lo dudoso de todo esto es que ya son varias veces que se ha desestimado la medida del antidumping porque las pruebas correspondientes se basaban en la emisión de facturas hechas a mano, por cantidades irrisorias de l metro 20 centímetros ó 2 metros de tela.
Al estar hechas a mano, las pruebas pueden ser fácilmente alteradas o negociadas para que aparezcan con mayores precios que en lo que en realidad se vende. Así podría conseguirse distorsiones para conseguir las protecciones.
Se sabe además que en la India se ha conseguido este tipo de documentos en los negocios en que los mismos tejidos se venden más baratos Pero los interesados, a prueba de balas, insisten a como de lugar en el antidumping.
Lo que hace pensar mucho en que los Romero utilizan la influencia en políticos relacionados a ellos como  el Congresista  y Ministro de Comercio Exterior y de Turismo, Martín Pérez. Le cedemos la palabra para que desmienta por completo esta posibilidad.


La fábrica de Universal Textil ubicada en la zona industrial de Lima

Universal Textil inició ante Indecopi, el 18 de junio del 2009, el procedimiento sobre supuestas prácticas de dumping de tejidos planos procedentes de la India compuestos a partir de una mezcla de fibras poliester, rayón viscosa y otros elementos.
En este reclamo se apersonaron las empresas hindúes Bel Limited y Sangan (India) Limited. Mientras que por las importadoras nacionales lo hicieron las firmas: Comercial Textil S.A., Casimires Nabila SAC y Go Traders.
Hay una reducción en Universal Textil de utilidades del 27 al 12 por ciento que quiere ser atribuida al dumping. Pero que, en términos reales, es producto de la crisis mundial que afectó al sector y a la mala gestión y operatividad de la propia empresa.
Vale la pena precisar que Universal Textil es una de las pocas empresas que camina mal del Grupo Romero que tiene para mostrar, como corporación, poderes y cifras impresionantes.
Sus ingresos bordean los l5.500 millones de dólares y se trata del segundo grupo económico que opera en el país. Muy cerca de la española Repsol que ocupa el primer lugar, según la última edición de “Perú the top 10,000 companies”.
Ahora los negocios los dirige Dionisio Romero Paoletti. Ellos tienen Alicorp, la principal empresa de alimentos en el país. Atiborran el mercado con tallarines, aceites, mantequilla, harina, refrescos, helados, galletas y con un sin fin de productos adicionales. Los Romero, en el ranking empresarial de dicha publicación están por encima de Buenaventura y Brescia. Sus utilidades netas son del orden de los 87 millones y medio de soles.
Hay también en sus manos y negocios un sector financiero primordial y significativo conformado por: el Banco de Crédito del Perú, Pacífico Seguros y AFP Prima La rama industrial la coforman, además de Alicorp, Ransa Comercial y Primax, entre otros negocios. Ellos quieren aumentar su presencia internacional en mercados de Estados Unidos, Argentina, Colombia, Ecuador, Venezuela y Chile.
El Grupo Romero es todo un conglomerado importante que tiene la obligación de contribuir, como se debe, al sector textil. Pero con armas eficientes, legales y serias que no arrasen a nadie y quiten la competitividad a los demás. Menos que propicien la crisis ni nada que se le parezca. Están en la obligación moral de hacerlo, por el prestigio del comercio.