Nadie penetró con su pluma y sus innumerables obras como José María Arguedas, retratando la profundidad de la gente del ande sureño peruano, con un mérito innegable: muestra de sus raíces y costumbres, de su desgarradora situación con un espíritu constante de reivindicación, por esos miles de miles de compatriotas que hasta ahora esperan justicia.
Un caso ejemplar en este campo porque, con conocimiento de causa, los entendió a la perfección a sus hermanos de esta parte del Perú Profundo. Con ellos nació. Con ellos sufrió. Con ellos estuvo a su lado permanentemente Toda una vida de riqueza consecuente, inigualable, ejemplar.
Habló su mismo idioma, el quechua a la perfección. Era similar en una dicotomía de aliados para conseguir, de una vez por todas, el resurgir que se merecían y se merecen, porque son seres humanos con efectivo y riquísimo pasado, presente y porvenir histórico.
Que les parece, señores, este es el Perú milenario, de siempre y de ahora en este mundo tan poco consecuente. Arguedas era representante de las causas justas, no lo olvidemos y siempre, tengámoslo, presente.
Jose María Arguedas.
Ciro Alegría, otro gran novelista, con sus valiosas creaciones, había hecho lo mismo con otro parte del Perú: el norte inconmovible, de persistente reivindicación. Ambos son necesarios, ambos son incomparables, ambos lucharon por este país con la más entera peruanidad y consecuencia.
No hay, de ninguna manera, comparaciones, Existe, por entero, amor por el Perú de la inmensidad. El mundo de los menos favorecidos. Los que tienen que ser los primeros, como dicen las Sagradas Escrituras. Ahora, mañana y siempre.
LOGROS
Los logros de Arguedas pueden servir de aporte al mismísimo siglo XXI. Una realidad valiosa a la mano de todos los peruanos. En la que el intelectual cumple un papel primordial, definitivamente, como personaje integro. Aportó inigualabamente Para estos seres tan excepcionales, merecedores del pan diario persistente y constante del progreso efectivo.
Los apoyó con mucho afecto. Los comprendió y anhelo para que cumplan con sus metas, en lo más profundo de su ser. Para que fuesen expresión de un gran vagaje cultural, con ingredientes de preponderancia y de conocimiento en la vida cotidiana de estos peruanos genuinos,
Pero, sobre todo, que en sus comunidades mejoren en el día a día y hasta la consumación de los siglos, en vista de que son la efectiva expresión del Perú.
Quizás por eso Arguedas, nacido en Andahuaylas-Apurimac- en 1911, estudió Antropología para comprender aún más con conocimiento de causa y respaldo profesional, a sus hermanos del ayer para venir a los de hoy, los mismísimos seres humanos que los vio desde que abrió los ojos, en este mundo de tantas injusticias que le le tocó vivir.
Que la situación indiscutiblemente persiste y que los consecuentes queremos cambiar, es un hecho evidente. No es por gusto que Arguedas tenia raíces quechuas y convirtió al castellano en su lengua propia y con ellas escribió volúmenes de cuentos y novelas de inigualable valor.
Allí están "Agua", significativa obra que data de 1935. "Yawar Fiesta", cinco años después. "Diamantes y Pedernales" en 1954, creaciones que evidentemente lo colocaron en el peldaño de la literatura peruana
OBRAS
Su novela, "Los Ríos Profundos", publicada en 1959, recibió, posteriormente, el premio iberoamericano otorgado por la fundación William Faulkner en la misma categoría de prestigiados escritores de la talla de Eduardo Mallea, argentino de renombre; y el premio Nobel de Literatura guatemalteco, Miguel Angel Asturias.
En su extensa obra, "Todas las Sangres", Arguedas vuelve a pintar ese Perú hervidero de las más diversas y complejas formas de cultura, paisaje de contrastes raciales. Como evidente logro muestra una exactitud cotidiana, el drama de los más necesitados, sin sacrificar la profundad poética de representar con exactitud documental, al Perú con sus heridas, sacrificando la realidad doliente para llegar a caminos de reunificación que signifiquen unidad. El sello es profundamente humano, como dijo, con acierto, el crítico sanmarquino, Alberto Escobar.
Parajes bellos de la serranía peruana que quiso mucho Arguedas.
Hay en el escritor, como pocos, un evidente sello de profundidad humana, que realmente nunca hay que perderla, con valores lingüísticos auténticos y sobre todo sociales, alcanzados en la mejor de las plenitudes.
Existe mucho en la obra de Arguedas fondos de realidad y asuntos mágicos, combinados en un tema armonioso, excepcional.
Con un sistema humano, realmente admirable. El campesino del ande está en primer lugar. Como debe ser. Requiere reivindicación. Lugar normal e igualitario.
Era hijo de Víctor Manuel Arguedas Arellano, abogado cuzqueño que ejercía de juez en diferentes pueblos y de Victoria Arellano Navarro, perteneciente a una acaudalada familia de Andahuaylas.
Cuando murió su madre tenía dos años de edad, víctima de cólicos hepáticos por lo que pasó a vivir a la casa de su abuela paterna. Posteriormente su padre se casó con una rica hacendada de San Juan de Lucanas. Se llamaba Grimanesa Arangoita viuda de Pacheco, la madrastra que le hizo la vida imposible desde muy pequeño. Su padre se le alejó por completo por sus actividades de trabajo.
ENEMIGOS
José María, el buen José María tenia de enemigos implacables a la madrastra y al hijo de ésta, Pablo Pacheco. Lo despreciaban por completo. Tan es así que lo mandaron a convivir con los criados de la hacienda. Había malos tratos, discusiones, agresiones físicas. De todo, para una vida tan pequeña e inocente.
La figura del hermanastro persistió porque había hecho barbaridades. Incluso hacerle ver al pequeño una violación de una india. Esto causó impresión y como acto definitivo que el niño se fuese a quien lo defendiese. No eran otros que los indios, quienes trabajaban para la familia abusiva.
La convivencia con los campesinos persistió cuando José María decidió escapar del hogar tan duro que le había puesto su padre y se fue a la hacienda Viseca. De propiedad de su tía Manuela Perea Arellano, ubicada en San Juan de Lucanas, donde vivió dos años en ausencia del padre. Aquí estaba bien porque se llevaba a plenitud con los campesinos, a quienes ayudaba en las faenas agrícolas.
El padre, consecuente aunque descuidado, lo recogió y se lo llevó a su lado, iniciando una serie de viajes y conociendo más de 200 pueblos de la sierra sur del país. Hasta que llegó a Abancay a estudiar en el Colegio Miguel Grau de los padres mercedarios, mientras que su progenitor continuaba con su vida de trabajo. Todo esto el escritor lo recuerda en su obra "Los Ríos Profundos".
Con su primera esposa, Celia Bustamante, en Sicuani.
José María tuvo un accidente grave que le ocasionó la pérdida de dos dedos de la mano. Tremendo sufrimiento, en el que prácticamente la pasó sólo. El padre decidió mandarlo a Ica para que se instruya. Allí en la cálida ciudad sureña inició sus estudios secundarios. En el colegio, lo despreciaban por serrano.
SAN MARCOS
Por eso es que en 1928 se trasladó a la ciudad de Huancayo para continuar sus estudios y aquí se inició como escritor, colaborando con la revista estudiantil "Antorcha". Su carácter era difícil, aunque con sus actos demostraba comprensión y generosidad.
Por las actividades profesionales de su padre a quien acompaña con cariño desdeñando a la madrastra y su hijo, fue a la provincia limeña de Yauyos, donde pasó una larga temporada con cierta tranquilidad.
Sus dos últimos años de estudios secundarios los realizó en Lima, en el Colegios Nuestra Señora de la Merced. Luego volvió a Andahuaylas pero no pudo vivir con la presión de la madrastra. Era imposible porque lo odiaba por completo.
Eso lo hizo emigrar nuevamente a la capital y tras prepararse ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos. A raíz del fallecimiento de su padre ocurrido en 1932, se vio forzado a trabajar en la dependencia estatal de Correos y Telecomunicaciones. Tenía 20 años de edad.
Aquí en San Marcos estudió el escritor.
La dureza de la vida no le implica seguir con sus inquietudes intelectuales y precisamente por eso publicó su primer libro "Warma Kuyay" (1935). Por su parte "Agua", como conjunto de cuentos, ganó el premio de la Revista Americana de Buenos Aires. José María hacia amigos con gente que pensaba en escribir, en el mañana y la creación permanente. Dentro de este contexto fundó la revista "Palabra", acompañado de Augusto Tamayo Vargas, Alberto Tauro del Pino y otros. El primero posteriormente se convirtió en un renombrado intelectual y profesor de San Marcos al igual que Tauro, llegando a ser Ministro de Educación, muchos años después durante el segundo gobierno de Belaúnde.
EL SEXTO
Mil novecientos treintisiete es un año crucial de sufrimiento para Arguedas que ya tenía una conciencia social, muy pronunciada en contra de las injusticia. Por eso mismo interviene en contra de las visitas de elementos del fascismo en el Perú y participa en infinidad de manifestaciones estudiantiles.
Lo que le significó ser apresado en la prisión de El Sexto, ubicada en la Avenida Alfonso Ugarte del centro de Lima. De esta experiencia sale un famoso libro de protesta de su autoría, que lleva el nombre de esta cárcel execrable.
Logró su licenciatura en Literatura en San Marcos y se trasladó a la sierra donde inició su carrera docente en el Colegio Nacional Mateo Pumacahua de Sicuani (Cusco), enseñando las disciplinas de Castellano y Geografía, entre los años de 1939 a 1941. Lo mejor que hizo, además de las clases, fue llevar un trabajo sobre folklore de la zona.
Por estas épocas, conoce a Celia Bustamante en una de sus visitas a Lima al ser llevado al Centro Cultural Pancho Fierro. Arguedas quedó impresionado y enamorado. Tanto así que se casó con Celia, una mujer excepcional, llena de expresión, de conocimientos y de cultura.
Una novela de su pluma sale a luz en 1941. Era "Yawar Fiesta", mientras trabajaba en el Ministerio de Educación, colaborando con la reforma de los planes de estudios secundarios. Fue profesor de Castellano en los colegios nacionales Alfonso Ugarte, Guadalupe y Mariano Melgar.
La depresión se presenta por aquel entonces con signos evidentes de decaimiento, insomnio y angustia permanente. Lo que lo imposibilita de trabajar. Era la primera de las muchas que lo acompañó. Lo que es peor, le vino la neutralidad para escribir.
ACUSACIONES
Las cosas se le complicaron más porque empezaron los ataques a su personalidad, acusándolo de comunista. Hecho rechazable que dio lugar a que lo cesaran como profesor. Sin embargo, continuó ejerciendo diversos cargos de carácter cultural en instituciones que lo acogían, como efectivo reconocimiento a su valía intelectual.
Recuperado de los males del alma y de las acusaciones infundadas, José María sigue con sus estudios del folklore en un cargo que desempeñaba en el Ministerio de Educación. La cultura popular estaba entre sus primeras preocupaciones. Su relato de los Hermanos Arango obtuvo el primer premio del Concurso Latinoamericano de Cuento en México. En 1954 publicó la novela corta "Diamantes y Pedernales".
Logró sacar el grado de bachiller en Etnología en la Universidad de San Marcos con su tesis "La Evolución de las Comunidades Indígenas", trabajo que obtuvo el Premio Nacional de Fomento a la Cultura Javier Prado en 1958.
Por entonces realizó su primer viaje a Europa, becado por la Unesco, para efectuar estudios diversos, tanto en España como en Francia. Arguedas hizo investigaciones, buscando las raíces hispánicas de la cultura andina que le dieron material para su tesis doctoral "Las Comunidades de España en el Perú", con la que se graduó en 1963
En 1958 publicó "Los Ríos Profundos", novela autobiográfica por la cual recibió el Premio Nacional de Fomento a la Cultura. Esta obra ha sido considerada como maestra. Por aquel entonces se desempeñaba como profesor de San Marcos y la Agraria.
DIRECTOR
Editó su cuento "La Agonía de Rasu Ñiti", donde narra con precisión la vida del campesino andino en busca de la justicia y la dignidad, con un cúmulo de alegorías admirables que lo hacen excepcional.
Sus poemas en quechua, sus traducciones de poemas y canciones nativas, su celo por la conservación de la pureza folklórica son ejemplares. A partir de julio de 1963, Arguedas se desempeñó como Director de la Casa de la Cultura, desde la cual trazó planes para la difusión popular de las artes y las letras.
En 1964 publicó su obra más ambiciosa "Todas Las Sangres" donde vuelve a pintar ese Perú hervidero de las más diversas y complejas formas de cultura, paisaje de contrastes raciales y sociales, que sabe representar con exactitud documental. Pero sin sacrificar la profunda poesía que desentraña de sus dramas.
El critico Alberto Escobar opina al respecto que hay “una faz del mundo de la sierra, de la gente del ande, en la que ha penetrado Arguedas y nadie como él, ni antes ni después, la pureza simple de las valoraciones elementales que funden el subjetivismo del personaje con la realidad objetiva, sin deformarla ni imprimir su sello profundamente humano, como su mejor aporte a la narración”.
Arguedas y su obra
Arguedas se divorció de su primera esposa Celia Bustamante y se casó con la intelectual chilena Sybila Arredondo, quien lo acompañó hasta el final de su vida. Años después, Sybila estuvo presa acusada de tener vínculos con el terrorismo de Sendero Luminoso. Hoy vive en Santiago de Chile, tras haber sufrido prisión.
SUICIDIO
No obstante sus triunfos intelectuales, Arguedas seguía con las fuertes depresiones y es precisamente por eso que cometió un intento de suicidio. A partir de entonces su vida ya no volvió a ser la misma. Para tratar su mal se puso en manos de los psiquiatras, quienes poco hicieron por él.
Por aquel entonces, el trabajaba a tiempo completo como profesor de la Universidad Agraria y, el 28 de noviembre de 1969, se encerró en el baño y se disparó un tiro en la cabeza a causa del cual murió, después de pasar días de penosa agonía. Era el 2 de diciembre de 1969.
El día de su entierro tal como lo había pedido, el músico andino Máximo Damián tocó el violín ante su féretro acompañado por al arpista Luciano Chiara y varios danzantes de tijeras. Se había ido una figura indiscutible de la literatura peruana.
Había dejado una novela inconclusa "El Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo", que fue publicada póstumamente. En sus páginas traza una explicación de la crisis que lo llevó al suicidio.
Arguedas fue admirado por renombradas figuras de la literatura como Mario Vargas Llosa, quien analizó su obra en el ensayo que lleva por título "La Utopía Arcaica". Alfredo Bryce Echenique ha colocado las obras del escritor entre los libros de su vida. Lo que demuestra que Arguedas vale porque trascendió. (Edgardo de Noriega)
El mérito de Arguedas como literatura es fuera de serie. Una sensibilidad al máximo y sobre todo un afecto de reinvindicación hacia los indigenas que requieren hasta ahora de reinvindicación. En San Marcos, lo tuve de profesor hace ya unos años. Desde aquella le tengo gran admiración. No ha muerto: vive con sus obras. (Adalberto Llanos)
ResponderEliminarLeí mucho a José María Arguedas cuando era colaborador de la revista Oiga en los años 60. Un hombre que se entregó,por completo, a las causas de los más necesitados. Merece homenaje permanente. (Alvaro Zegarra)
ResponderEliminar¿Pueden haber seres tan malignos como la madrastra del escritor y su hijo que hasta le hizo ver al pequeño una violación? Parece que si si nos atenemos a esta crónica. Que triste. Pero tambien rechazable y condenable. La vida de José Maria fue triste y dura. Pero sus obras bellas e inigualables. Por eso lo admiro tanto. Georgina Arrese)
ResponderEliminarArguedas representa al Perú profundo y es bueno que siempre se le recuerde. Este es el mérito de este blog que quiero destacar. Sigan así y cumplirán un rol de comunicación interesante. (Liliana Avendaño)
ResponderEliminarTuve la dicha de conocer a Arguedas en la Universidad Agraria. Un hombre de primera. Se le notaba que amaba al Peru con una conciencia social de primera. Fui a su velorio y su entierro. La decisión dolió tanto al estudiantado. Felizmente quedan sus obras. (Carlos Gonzáles
ResponderEliminarJose Maria Arguedas es una gloria para el Perú que siempre hay que tener presente. Tanto aporto, tanto hizo. Que merece recordarlo (Maria Dolores Piedra)
ResponderEliminarArguedas es un representante genuino del Perú. Nada más y nada menos (Hugo Sánchez)
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