Publicamos a continuación un sentido homenaje que hace el periodista Luis Alberto Guerero Uchuya con pluma certera y emocionada al colega Jorge Castro de los Ríos, quien lamentablemente falleció de un paro cardiaco tras sufrir durante muchos años un cáncer que le permitía hablar con mucha dificultad.
Lo único que podemos añadir es que Castro de los Rios fue un auténtico defensor de las libertades ciudadanas y democráticas, preocupándose siempre por el ejercicio de la profesión del periodismo, sin cortapisa ni mordaza alguna.
Precisamente su hijo, Mariano Castro Sánchez Moreno, recordó que su padre fue Presidente de la Federación de Periodistas del Perú en 1978, durante el período dictatorial de Morales Bermúdez en el que tuvo que iniciar varias protestas y luego una huelga de hambre, junto con algunos de sus colegas.
SOLO UN HASTA LUEGO
Éramos dieciocho quienes esta tarde de miércoles le dimos el último adiós a Jorge Castro de los Ríos. Fue un adiós muy íntimo, casi de familia, porque aparte de su esposa, sus hijos, y los más íntimos allegados, los dos periodistas de La Prensa que allí estábamos, también en cierto modo, éramos su familia.
Le vimos descender bajo el nivel del suelo con la tristeza de ver el final de un hombre bueno, profundamente humano. Su hija resumió este sentimiento cuando con entrecortadas frases le dijo: “Pa,Pa,Pa, ante tu elevada estatura y tus manos grandes, nos sentíamos siempre seguros”.
Eran las 3.10 de la tarde cuando se dieron los últimos responsos, y aquello que San Lucas le atribuía a Cristo diciendo “Yo soy la Resurrección y la Vida”. Era un día claro no muy caluroso que se diga, pero la tumba de Jorge-amante de la naturaleza- está rodeada de verdor, de cuatro palmeras apenas a cinco metros, dos cipreses un poco más lejos, y el armonioso canto de las aves que suelen revolotear por Campo Fe de Huachipa.
Yo que lo conocí, estoy seguro que así hubiera querido despedirse; sin estridencias ni banalidades. Con la simpleza de quien se va después del deber bien cumplido. No hubo ni cargadores vestidos de luto, ni dolientes teatrales que miran más a las cámaras; no había camarógrafos ni flashes, en el adiós de un hombre que lo había dado todo por el periodismo.
Solo un silencio triste, que llenó de recuerdos los 37 segundos que demoró en desaparecer el ataúd bajo tierra, después que Rosita, su viuda, pusiera sobre el catafalco una última rosa blanca para que lo acompañará en el último viaje.
Julio Higashi y quien esto narra habíamos ya intercambiado impresiones, y nos dábamos cuenta que Jorge Castro de los Ríos fue un hombre alegre, con vocación de enseñar. Ambos lo conocimos en Baquijano y a ambos nos había convocado otro grande-que también ya se fue- Alfonso Grados Bertorini.
En esta tarde de febrero con tan pocos periodistas no es que Jorge no tuviera compañeros. Muchísimos de ellos estuvieron en el velatorio, en la Iglesia Virgen de Fátima de Miraflores, donde el fallecido reposaba vistiendo un suéter de cuadros oscuros, que hacia más blanca su piel y mas largos sus dedos. Lo que pasa es que en días de semana-miércoles- las urgencias cotidianas impiden trasladarse hasta un camposanto.
Pero en el recuerdo de Julio y el mío, Jorge era uno de esos periodistas que ya no volverán a existir, es decir que cumplía más allá del deber, sin horarios, sin prejuicios, con el corazón puesto en su máquina, pensando en su lector.
Tiempo se dió, según nos enteramos, para darle a la vida familiar esa calidad humana que hace grandes las cosas más sencillas.
Y tiempo se dió también para disfrutar él mismo de la naturaleza, como que en los últimos años incluso construyó su refugio privado, y cultivó incluso sus propias verduras e incluso sus fresas.
Quienes lo conocimos en las redacciones, ignorábamos quizás esta faceta del Jorge Papá; pero sus hijos estuvieron testimoniándolo esta tarde, en el mejor homenaje que el propio Jorge hubiera querido.
No era una tarde para el llanto, era un adiós necesario, nada más, un hasta luego. (Luis Alberto Guerrero Uchuya)
Edgardo;
ResponderEliminarTe agradezco muy cordialmente haber incluido en tu edición de hoy mi nota sobre el sepelio de Jorge Castro de los Ríos. Lo que hice fue expresar mi sentimiento por un amigo al que conocí muy de cerca aplicando lo que aprendí en LA PRENSA a su lado y el de otros insignes periodistas.
Muchas gracias!
LUIS ALBERTO GUERRERO UCHUYA
Periodista Profesional Colegiado
Reg. CPP 0547 FPP 1165