CLARO...CLARISIMO

Estamos viviendo los últimos días del gobierno aprista de Alan García Pérez y por eso mismo casi al final del período para lo cual fue elegido por el pueblo, merece un calificativo político: se trata de un régimen de sorpresas, con un desempeño económico impecable.

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Para muchos analistas,  la actual gestión reivindica ante la historia a su conductor principal. Hoy maduro de 62 años que fue formado para las lides públicas desde muy jovencito por el mismísimo jerarca del Apra, Víctor Raúl Haya de la Torre, a quien superó por haber llegado al poder y el jefe máximo jamás lo consiguió.

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Por si acaso, la apreciación se subraya porque en política, como en toda actividad, cuentan los resultados. A eso se le añade la capacidad oratoria inigualable del actual jefe de estado y la balanza evidentemente se inclina a su favor.

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Definitivamente, hay una diferencia notable y contundente entre el primer gobierno catastrófico de Alan y éste que con sus aciertos, dificultades y errores fenece en condiciones de tranquilidad. Si se quiere, lo conseguido en este camino democrático de cinco años es aceptable para un significativo número de peruanos.

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El primer período de 1985 a 1990 nos dejó por las patas de los caballos con una hiperinflación de 6 mil por ciento anual y las arcas del estado vacías, peleados por completo con el sistema financiero internacional por no pagar la deuda externa y ser tramposos. Una catástrofe total con la desastrosa expropiación de los bancos, hecho que casi nos lleva al despeñadero total.

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El actual, comprobadamente, es otro asunto con distintos panoramas. Revisemos cifras  que nos deja García. Hay un crecimiento económico del 6.5% que tiene la obligación de continuar  el gobierno de Humala.

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Las reservas internacionales son del orden de los 47 mil millones de dólares y el fondo de estabilización, para enfrentar cualquier emergencia, llega a los 5 mil 600 millones de dólares. Al cierre del primer semestre, el superávit fiscal es del 5%. Números realmente espectaculares. Pocas veces vistos, sin exageración, en la Historia del Perú.

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Sin embargo, muchos especialistas en la materia afirman con razón que lo que no se ha conseguido es el famoso chorreo para mejorar fehacientemente la situación de cada peruano. Pero la economía vista desde el punto de vista macro, es realmente excepcional.

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Hay un hecho de carácter político que también favorece a Alan. Su condición de eminente líder político con una expresión oratoria impecable, lo hace ponerse en el primer lugar de la agenda. En buena cuenta, sus rivales no tienen la misma altura, en cuanto a capacidad y desempeño.

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Por estas condiciones tan peculiares que evidentemente las tiene García y que no han sido superadas, los entendidos aseguran que el 2016 el líder aprista volverá a las lídes para disputar un tercer período presidencial.

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Eso es lo que, evidentemente, quiere García. Es decir, ser otra vez el Presidente de todos los peruanos cuando precisamente se festeje, a lo grande y como debe ser, el Bicentenario de la Independencia Nacional.

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Su segundo gobierno tuvo vaivenes  rechazables por supuesto que sí. Uno de ellos, precisamente, es no haber desarrollado programas sociales para favorecer a los sectores más necesitados.

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Sí se ha registrado obra pública. De luz, agua potable y desagüe. Sí se han construido carreteras y escuelas. Pero los que menos tienen no fueron favorecidos a plenitud. La inclusión social no fue el plato preferido del Presidente. Aunque él no se cansa en repetir todo lo contrario.

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Hay hechos que merecen el mayor de los rechazos porque costaron la vida de muchos peruanos. Como fue el caso del Baguazo, donde hubo negligencia gubernamental comprobada.

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Los últimos sucesos violentos de Puno son enteramente criticables. El gobierno aprista poco hizo por pacificar y por solucionar, aunque cierto es que allí hay intereses oscuros ligados al terrorismo y los reservistas del inefable Antauro Humala.

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En cuanto a moralidad y corrupción, allí sí que García tiene sus bemoles, sobre todo por lo que ocurrió en sus dos gobiernos. Hasta ahora nada se sabe sobre los famosos faenones del militante aprista Rómulo León y el lisuriento abogado tan ligado a esta agrupación política como es Alberto Quimper. Aquí están comprometidos jerarcas de la talla del ex premier Jorge del Castillo y del ex Ministro Hernán Garrido Lecca.

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Lo que es peor: los ex marinos de la empresa Business Track, que están siendo juzgados en el Poder Judicial por el chuponeo telefónico, tratan por todos los medios de comprometer a García y a muchos de los lideres apristas.

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Hay registradas manos inescrupulosas y uñas largas hasta con los alimentos para los damnificados del terremoto del sur del país. A uno de los militantes apristas responsables de esta aberración se le sacó de la cárcel, so pretexto de una enfermedad y se le salvó de toda responsabilidad penal. ¿Dónde estamos?.

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Lo que es peor: Pisco hasta ahora no está remodelada y los indultos presidenciales a otras personas inescrupulosas como, José Enrique Crousillat vendido al oro de Montesinos, fueron una realidad rechazable por donde se le vea.

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Mucho se ha hablado de la moralidad de García y hasta se ha dicho que honesto y honrado, de ninguna manera es. Se recuerda inclusive que al finalizar su primer gobierno  registró un desbalance patrimonial que nunca explicó. Lo del Tren Eléctrico, para sus detractores, fue el robo de los robos.

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Los juicios en el Poder Judicial se iniciaron y los comentarios en calles y plazas se acrecentaron al máximo. Pero vino la prescripción por el tiempo. Nunca la declaración de inocencia. Cosa que es completamente distinta por razones obvias.

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Lo cierto es que los hechos delictivos de personajes políticos de su partido volvieron a presentarse en su segundo período. García se dedicó a hacer declaraciones líricas, a clamar por justicia y a decir, a tirios y troyanos, que nada tenía que ver en el asunto. Muñeca política tan sólo para que no le caiga el lodo.

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Por ello mismo no podemos afirmar que los gobiernos de García si que fueron impecables en cuanto a transparencia se refieren. El Presidente está un poco manchado, evidentemente. No se le puede comparar a Belaúnde que sí demostró honestidad a prueba de balas, terminando sus días en un modesto y pequeño departamento del distrito de San Isidro.

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García hasta ha regalado el Cristo del Pacífico con una donación de 100 mil soles  de los cuales le falta cancelar 30 mil. Muchos se preguntaron de donde salieron estos dinerillos. Por si acaso, el mandatario no se ha quedado callado.

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No se cansa en  explicar que antes de llegar a la presidencia ahorró porque ganaba muy bien en la Escuela de Gobernabilidad de una universidad local y en el ejercicio de su profesión de abogado. Lo cierto es que la ciudadanía, en general, no cree mucho estas explicaciones.

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En el campo de la libertad de prensa, García sí tiene algo que mostrar. La ha respetado y nunca ha metido la mano al estilo de las dictaduras. Pero sí ha presionado y expresado sus molestias, con muy mal genio, cuando las críticas arreciaban.

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No sólo eso, muchas veces pidió la salida de los puestos de muchos periodistas, consiguiendo algunas veces sus objetivos. Que se hacía sentir, si claro se le sentía y con cierta prepotencia propia de su tremendo ego que también ha sido criticado con razón muchas veces.

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Hay que recordar con preocupación que el gobierno que se va no ha solucionado el problema de los sueldos y salarios de los militares y policías. A ellos sí que los ha tratado mal y hasta ahora se sigue con la matraca de eliminar la cédula viva y la Caja Militar Policial, institución que en los últimos años funciona con eficiencia comprobada de gestión.

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Tal es el desbarajuste que en Consejo de Ministros se ha aprobado un proyecto para realizar esas aberraciones, teniendo en cuenta  estudios hechos por especialistas colombianos  que en ningún momento consultaron con quiénes tenían que hacerlo para llegar a soluciones coherentes.

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No es posible que los técnicos de un país limítrofe estén viendo asuntos de seguridad exclusiva del Perú. Ese informe costó la suma de 854 mil  770 mil soles. Cuando hay otros mejores como por ejemplo el realizado con la intervención de la Organización Internacional del Trabajo de Naciones Unidas (OIT) que nunca  se tomó en cuenta y que se hizo por menos de 100 mil soles.

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Por otro lado y analizando otros campos de la actuación del gobierno aprista, un mérito innegable es la actuación de la Primera Dama, Pilar Nores de Garcia, con un perfil de capacidad, acierto y simpatía que convence a  los peruanos por estar siempre en el sitio apropiado, sin figuración desmedida. Ni nada negativo que la acompañe.

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Inclusive cuando los asuntos de la vida personal se complicaron y salió a luz la relación del Presidente con otra dama y un hijo de por medio, cuyo nombre es Federico Dantón. Cierto es también que García capeó el temporal con habilidad, apelando a su clarísimo verbo.

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No olvidemos que, en un caso similar, Toledo casi cae en una crisis sin precedentes por la paternidad de Zaraí. Que tal diferencia de habilidades. Alan con su hijo menor que, dicho sea de paso, la ciudadanía lo ve con simpatía, volvió a demostrar ser un político de polendas.

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No nos interesa la vida privada de las personas pero lo que sí es cierto es que el Presidente está viviendo hasta el 28 de Julio solo con su hija Josefina en Palacio de Gobierno, por efectos de su separación conyugal con Pilar Nores. Eso sí, todos los  hijos apoyan por completo a su madre.

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Habrá que ver cómo le ve a García durante el periodo de Humala. Las acusaciones estarán a la orden del  día  en cuanto a asuntos de corrupción y moralidad.

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Que se le vendrán encima, claro que se le vendrán. Sino pregúntenle a uno de sus enemigos implacables, Javier Diez Canseco, quien será congresista defendiendo al  humalismo. Inclusive se dice que las acusaciones ya están listas. Otra vez Alan necesitará del fujimorismo para contrarestar.

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A propósito, García y Diez Canseco fueron compañeros de clase en la Facultad de Letras de la Universidad Católica. Por aquella época, el presidente no se metía mucho en política. Era si amigo intimo del actual canciller también compañero de carpeta, José Antonio García Belaúnde y del periodista Mirko Lauer.

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Los líderes estudiantiles que brillaban en las aulas universitarias de la Católica eran de origen demócrata cristiano como: Jaime Montoya, Henry Pease, Enrique y Manuel Bernales, Rafael Roncagliolo, Armando Zolezzi Moller, José Maria Salcedo, Javier de Belaúnde, Alvaro Rey de Castro, entre otros estudiantes politizados. La mayoría de ellos, con el correr de los años, viraron hacia el izquierdismo.

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Por aquella época Alan, aunque no se crea, hablaba poco y lucía otro físico. Muy flaco, grandazo, con el pelo muy largo y caminaba permanentemente encorvado. Sí se sabía que era aprista e hijo de dos esforzados militantes que seguían fervorosamente a Haya de la Torre.

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Su padre, Carlos García Ronceros, “El Cartujo” de vida tan golpeada por sus ideales. Con cárceles, destierros y sacrificios de por medio; y su madre, Nita Pérez, con algo parecido. Una abnegada maestra que estudió en la Universidad San Agustín de Arequipa y que a punta de coraje sacó adelante a sus dos hijos Alan y Carlos, cuando el esposo estaba ausente.

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A propósito, Alan nació en momentos que el progenitor sufría prisión. Por eso es que lo conoció a los cuatro o cinco años. El Cartujo era admirable. Nunca aceptó una candidatura. Jamás quiso ser parlamentario. Ni ministro. Ni empleado público.

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Sólo se dedicó a trabajar a tiempo completo por el partido. Era un organizador nato. Se dio por entero, sin recibir nada. El premio fue injusto porque casi siempre vino la perdida de la libertad, la persecución, el golpe duro de las dictaduras.

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El Presidente García  estudió la secundaria en el Colegio Nacional José María Eguren de Barranco, plantel del que guarda grandes recuerdos y del que dice que le enseñó mucho. Sobre todo a tener “calle y esquina”, aludiendo a la solución efectiva de problemas en la vida.

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De la Católica pasó a la Universidad Nacional de San Marcos donde se graduó de abogado. Muy poco tiempo ejerció la profesión en un estudio que funcionaba en un edificio del Jirón Carabaya cerca a Paseo de la República, conjuntamente con el hoy magistrado César Vega Vega. Las malas lenguas decían que incluso defendió a varios narcotraficantes. No nos consta.

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 Lo acompañaron  desde muy pequeño las ideas apristas de sus padres. Haya de la Torre lo cobijó y era uno de los jóvenes que nunca faltaba a las reuniones de la casa del líder aprista, Villa Mercedes, como miembros del Buró de Conjunciones. Conjuntamente con Carlos Roca, Ilda Urizar y Fernando Arias, entre muchos otros apristas.

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La gran transformación de Alan vino después del viaje a Europa donde, por recomendación expresa de Victor Raúl, fue a estudiar Sociología y Ciencias Políticas.

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A partir de ese momento, sí que hablaba como ahora, tenía el pelo normal, bien arreglado y caminaba erguido como lo hace actualmente sin los kilos de kilos demás que  pesa y lo convierte en muy peculiar, el preferido de las tiras de humor de los periódicos.

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Como parlamentario  debutó en la Asamblea Constituyente de 1978 que precisamente presidió y que como sueldo tuvo el mérito de cobrar tan sólo un sol y ni un centavo más, su mentor Haya de la Torre.

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En 1980, durante el primer gobierno de Belaúnde, fue Diputado por Lima y allí, en el  hemiciclo, demostró liderazgo y sus dotes oratorias. Fue uno de los críticos implacables del entonces Primer Ministro y Senador de la república, Manuel Ulloa Elías.

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A los 36 años llegó en olor a multitud a Palacio de Gobierno luego de ganarle ampliamente las elecciones al líder de Izquierda Unida, Alfonso Barrantes Lingán, quien en acto hidalgo renunció a disputar la segunda vuelta.  No había necesidad pensó “Frejolito” y García obtuvo el poder por primera vez.

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Alan al final de su desastroso primer gobierno  apoyó a Fujimori en contra de Vargas Llosa que se había convertido en uno de sus más enconados críticos, a partir de la expropiación de los bancos. En las elecciones de 1990 ocurrió el famoso tsunami Fujimori: un desconocido total, de un momento a otro, alcanzó popularidad y ganó las elecciones.

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El gobierno fujimorista, a partir de 1992, lo comenzó a perseguir implacablemente. El día que los esbirros de la dictadura fueron a buscarlo a su casa en Chacarilla, García tuvo que salir por los techos.

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Fue acogido y escondido en su vivienda ubicada muy cerca que la de él, por Juan Carlos Hurtado Miller.  El primo hermano de Violeta Correa, la esposa de Belaúnde, ex ministro del Arquitecto y de Fujimori. Hoy con arresto domiciliario por actos de corrupción.

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Por aquella época uno de los que más lo defendió fue Jorge del Castillo, quien fue el primer premier de su segundo gobierno. En la actualidad, ambos personajes están muy alejados y se asegura que con grandes peleas de por medio.

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Alan escapó hacia Colombia y Francia viviendo fuera del país por orden de la dictadura  durante 10 años. Se le enjuició por varios delitos y fue declarado reo contumaz. Pero, por la larga ausencia, sus delitos prescribieron.

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A la caída del régimen fujimorista, García retornó al país y postuló a la presidencia. Fue derrotado por Toledo. Sin embargo, su mérito consistió en que  comenzó en las encuestas con 3% de aceptación y pasó a la segunda vuelta, reconquistando el apoyo de las masas. Otra vez demostró ser un político nato. Uno de los mejores del Perú.

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En el Gobierno de Toledo resultó, impecablemente, el líder de la oposición hasta triunfar en las elecciones del 2006, tras derrotar a Ollanta Humala en segunda vuelta. Dentro de muy poco, García dejará el poder y se dedicará a reconstruir su partido que pasa por una de las peores crisis de su historia.

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 Tan sólo tiene cuatro representantes en el Congreso. Tarea difícil pero no imposible a la que se dedicará este político que gobernó el Perú en dos oportunidades. Hay que tenerlo presente porque sorpresas políticas en los próximos años, de todas maneras, dará. (Noé)