Así se puede sintetizar y
resumir la valiosa vida de Manuel
Ricardo Palma Soriano, que vivió entre 1833 y 1919, convertido en intelectual
y ensayista de cuentos. Celebre, evidentemente. Sobre todo, por ser el autor de
Las “Tradiciones Peruanas”: la obra
cuyos terrenos e incidentes fueron, en su mayor parte, derivados de la gran
riqueza de la Historia y la Literatura nacional.
Nació
en Lima el 7 de febrero de dicho año. En el seno de una familia humilde. Su
madre era una mestiza con raíces africanas, oriunda de Cañete. Sus padres,
Gregorio y Dominga, se separaron cuando él todavia era pequeño. Célebres son
sus famosas frases: “Hijo soy de mis
obras, pobre cuna. El año 33 meció mi infancia. Pero así, no la cambió por
ninguna”
Creció en medio de turbulentos acontecimientos políticos y llegó a
la adolescencia cuando la tradición romántica en el Perú alcanzaba su mejor momento, de acuerdo a las
investigaciones que hicieron a profundidad sus biógrafos, como el eminente
historiador Raúl Porras Barrenechea y el prestigiado periodista, César Miró.
Ricardo Palma
Ricardo Palma
OPINION DE RUBEN DARIO
El
intelectual se casó con Cristina Román Olivier, con quien tuvo varios hijos Uno
de ellos, Clemente Palma, fue un destacado escritor de cuentos fantásticos,
generalmente historias de terror influenciado
por el creador norteamericano, Edgar Allan Poe. Su hija Angélica también ejerció el oficio
de las letras, integrante del inicial movimiento feminista del Perú.
Mientras que sus amigos cercanos fueron intelectuales de la talla de Arnaldo Márquez,
Clemente Althaus, Luciano Benjamín Cisneros, Carlos Augusto Salaverry, José Antonio
de Lavalle y tantos otros poetas, novelistas y dramaturgos.
El
famoso poeta nicaraguense Ruben Dario, cuando visitó Lima, fue a saludarlo a la
sede directoral de la Biblioteca Nacional. Lo describe física e
intelectualmente de la siguiente manera:
“Una figura simpática e interesante de a
verdad, de mediano cuerpo, con sus espesos y canosos bigotes retorcidos. Ojos
brillantes que hablan y párpados movibles que subrayan. Conversador
entretenido, de palabra fácil y amena… Un viejo amable cargado de años, buen
amigo, glorioso principe del ingenio”.
Con respecto a
su origen y sus padres, una de las impulsoras de su obra y fundadora del
Movimiento Cultural que lleva su nombre, Luz Samanez, asegura que Palma no nació
en una casa del centro de Lima como se decía, sino en Talavera de la Reina,
comprensión de la provincia de Andahuaylas en el departamento de Apurimac.
Lo que es más:
esta investigadora sostiene, basándose en los estudios que realizó su padre
David Samanez Florez, que el escritor no se llamó Ricardo. Ni se apellidó
Palma. Su verdadero nombre sería Felipe
Cusi Mena. Hijo de Manuel Cusi, descendiente de la nobleza inca y de
Francisca Mena, quien habría cambiado su nombre cuando decidió llevar el
apellido de su padrastro, Gregorio Palma.
Lo habrían
llevado a Lima antes de cumplir los cinco años y entregado a unos sacerdotes
por los vejámenes que le inflingía la familia, transformándose inclusive el
nombre, omitiendo su orígen y la verdadera fecha de su nacimiento. Todos estos
datos por supuesto son parte de una hipótesis que no ha sido comprobada fehacientemente.
Lo que si se sabe con exactitud
es que a los 15 años publicó sus primeros
versos y se convirtió en el editor de un periódico político y satírico llamado “El
Diablo”. Se educó en
un colegio jesuita y pasó al Convictorio de San Carlos, donde sus estudios
fueron interrumpidos por un período de 6 años de servicio voluntario en la Marina
de Guerra del Perú.
Creador
de un género intermedio entre el relato y la crónica, especialidad que manejaba
con bríos y renovó la prosa castellana. Aunque se le considera integrante de la
escuela romántica, su obra no obedece del todo a tales características. Salvo
por algunos matices estilísticos que empleó como soporte formal.
Cierto
es que en su juventud hizo una apasionada defensa del romanticismo Pero, en su
momento de madurez, lo juzgó con gran
severidad y trazó su propio derrotero artístico.
En
1848 empezó su carrera literaria, según propia confesión, formando parte del
grupo que después él mismo denominó "La
bohemia de mi tiempo". Comenzó escribiendo poesía, a la vez que ejerció
el periodismo en diversas publicaciones periódicas, como redactor o crítico de
espectáculos. Para lo cual usó múltiples seudónimos.
La estatua del autor y al fondo su biblioteca
La estatua del autor y al fondo su biblioteca
TRADICIONES PERUANAS
Su obra más
conocida y por la que ganó celebridad: las “Tradiciones Peruanas”, traducidas al
inglés y al francés, como relatos construidos a partir de hechos históricos o
anécdotas populares de carácter ligero y burlesco y que constituyen un género
literario particular.
Aunque escribió las primeras de estas crónicas antes
de su destierro a Santiago de Chile, sólo varios años más tarde, editó la
primera serie de sus Tradiciones, en 1872.
A este volumen
le siguió Tradiciones, segunda serie dos años después. La tercera salió en
1875. La cuarta en 1877 y la quinta al pasar un año. De allí siguió la sexta.
Para cerrar el ciclo con “Ropa Vieja” y “Ropa
Apolillada”, entre 1889 y 1891.
Después de publicar, en
Buenos Aires, la primera edición extranjera de estos relatos (1890), publicó
una edición en España con el título,
desde entonces célebre, de Tradiciones Peruanas que constaba de 4
volumenes.
Posterior a esta edición
aparecieron “Tradiciones y Artículos Históricos”,
“Cachivaches”, “Mis Ultimas Tradiciones Peruanas y
Cachivachería”, “Apéndice a Mis Ultimas Tradiciones Peruanas” y una
edición póstuma con el título “El Palma de la Juventud”, que data de1921.
Tras su muerte, las hijas
del escritor llevaron a cabo una edición definitiva de las Tradiciones Peruanas, obra que contó con el auspicio del Gobierno
del Perú. Seis volúmenes que salieron entre los años 1923 y 1925.
El conjunto de la obra es
de una evidente grandiosidad. Si bien entre estos artículos críticos hay un
cierto desorden provocado por repeticiones, remansos fatigosos y temas muy
dispares. Mitad historia y ficción, domina un fondo socarrón. Intercalado con
emotivas referencias al mundo americano.
En las “Tradiciones Peruanas” desfilan tres
siglos. Primero los conquistadores: fieros de pelea y heroicos en el
infortunio. Codiciosos y místicos. Sensuales y devotos. Despues los virreyes,
desde Toledo que fue al Perú a servir principes y mató a reyes, hasta el
letrado Esquilache. Desde el tronado y fastuoso Superunda hasta el aparente
rigido Amat, con su caprichosa Perricholi, quien dio a Dios sus huesos y al
diablo la carne.
Asimismo, el recto O Higgins hasta el enigmático Virrey
La Serna vencido en Ayacucho. Eran papeles más o menos principales, los
quisquillosos obispos y sus frailes de manga ancha. Los doctos y secos oidores,
cuya ciencia y sequedad claudicaban lastimosamente ante la sonrisa burlesca o
la mirada llameante de alguna tapada, más o menos flaca de virtudes.
No pudieron faltar los
nobles elegantes y vanidosos que sabían luchar bravamente con los piratas. Los
comerciantes adinerados que cambiaban sus talegas por un yerno de pergaminos.
Los médicos de jeringas y sanguijuelas. Por encima de todo, la mujer de Lima,
fina y graciosa, inteligente y audaz, enamorada y creyente. Asi fuera linajuda
criolla, descendiente de conquistador, o modesta mulata de sangre alegre.
Todo ese mundo limeño,
trágico y pintoresco, severo y cómico, jerarquizado y sin prejuicios, lo hizo
revivir Palma con sus tradiciones sobre un fondo de positiva verdad histórica.
Para los criticos y entendidos, quizás sea este el mérito primordial de su obra
fundamental.
El libro “Palma, Tradiciones en Salsa Verde” fue
publicado póstumamente. Estas historias son similares a las tradiciones. Pero
con un lenguaje más picante y si se quiere obsceno No se publicaron, durante la
vida de Palma, según se cuenta, por miedo al escándalo y la reacción adversa.
En el dilatado proceso de su composición,
Palma fue poco a poco desligándose de la leyenda romántica española y
perfilando un característico y personalísimo mundo. Hasta madurar
artísticamente en una especie narrativa, la tradición, en la que supo
genialmente enlazar rasgos románticos.
El escritor con su familia.
El escritor con su familia.
OPINIONES
Entre ellos la leyenda, la
novela histórica y costumbrista con humor, espíritu crítico de los usos y
tomando en cuenta las instituciones nacionales, el habla popular. Los enriqueció
con las lecciones de los grandes satíricos y novelistas picarescos del Siglo de
Oro español, con Fancisco de Quevedo a
la cabeza. Así como de los irónicos de
la Ilustración y el Liberalismo. Voltaire, sobre todo.
Mucho se ha escrito sobre
las “Tradiciones Peruanas” y
la pretendida ideología que subyace detrás de la obra. Algunos han querido ver en el escritor un
nostálgico del pasado colonial. Mientras que otros sostuvieron que la ironía
con la que describe dicho pasado esconde, efectivamente, una crítica social.
Al respecto el ensayista
Luis Loayza afirmó, en su libro “El Sol de Lima” aparecido en1974, que:
"Al leer las Tradiciones se advierte que el autor era un hombre
de su tiempo... El mundo de la colonia era, o pretendía ser, jerárquico: en las
obras hay un sentimiento
democrático, igualitario. Se festeja el irrespeto ante la autoridad".
En la actualidad, aún cuando sus méritos
literarios sean materia de discusión, no se deja de reconocer el enorme impacto
que tuvieron dentro de la narrativa hispanoamericana, gozando todavía de gran
popularidad.
Ya la primera reunión de
sus tradiciones gozó, en
efecto, de un éxito inmediato, refrendado por la enorme acogida que alcanzó
dentro y fuera del Perú. Estuardo Núñez estudió su influencia decisiva en la
narrativa hispanoamericana entre 1872 y 1940, como género que adelanta
componentes del cuento y la novela del siglo XX.
Fusionar el costumbrismo y el romanticismo era
una tarea crucial, que se verificó en dos manifestaciones artísticas
sobresalientes: la poesía gauchesca y la tradición palmista.
No deja de ser sintomático, más que casual,
que las dos obras representativas de ambos procesos creadores, Martín Fierro,del argentino José Hernández, y Tradiciones Peruanas, aparecieron
el mismo año, 1872.
En ellas palpitan ya rasgos de lo que serán la
poesía novomundista y la narrativa del realismo "mágico" o
"maravilloso". Así como la reelaboración de la oralidad y de la
óptica del pueblo, tan significativos en las letras hispanoamericanas del siglo
XX.
La trascendencia de la
obra de Palma ha sido justamente
destacada por la crítica. Luis Leal lo considera el mejor "cuentista"
hispanoamericano de dicha centuria. Para Estuardo Núñez fue el narrador
hispanoamericano de mayor influencia, a fines del siglo XIX y comienzos
del XX.
PRIMER DRAMA
Tal envergadura se vincula
con la capacidad de Palma para asumir una tarea pendiente en las letras
americanas: efectuar el tránsito de una literatura centrada en la tradición
oral a una literatura que va a ir privilegiando la modalidad escrita y la
ficción.
En 1849 escribió su primer
drama, “El Hijo
del Sol”, que no se llegó a representar, y aunque obtuvo algún éxito
en el medio limeño, alrededor de 1858
dejó de escribir teatro.
En la actualidad sólo conocemos de su
producción teatral la obra “Rodil” (1851), redescubierto cien años
después de su publicación y la comedia “El
Santo de Panchita”, escrita en colaboración con Manuel Ascensio
Segura e incluida en la recopilación de obras de este último publicada con el
título de Teatro (1869).
Tras probar el género histórico con el libro “Corona
Patriótica” (1853),
empezó a componer relatos breves de diversa índole, desde el ensayo
costumbrista al romance histórico, que serían el germen de sus posteriores Tradiciones
Peruanas.
Pasó a formar parte del
Cuerpo Político de la Armada Peruana como oficial tercero, correspondiéndole
prestar servicio en la goleta Libertad, el bergantín Almirante Guisse, el vapor
Loa y el transporte Rímac, donde estuvo a punto de morir a consecuencia del
naufragio de la nave.
Fue separado
momentáneamente del ejercicio de su cargo por haber secundado la sublevación
del general Manuel Ignacio de Vivanco, contra el gobierno de Castilla.
Pero su participación política más importante
se produjo en 1860, con motivo del frustrado asalto ejecutado a la casa de este último. Con la intervención de
un grupo de civiles y militares de tendencia liberal, liderados por José
Gálvez.
Tras el fracaso del
intento golpista, Palma se embarcó rumbo a Chile y llegó a Valparaíso los
últimos días de 1860. Durante su permanencia en esta ciudad, el escritor frecuentó
los salones literarios y perteneció a la Sociedad Amigos de la Ilustración,
colaborando en la Revista del Pacífico y la de Sudamérica, de la cual llegó a
ser redactor principal. En agosto de 1863, luego de ser amnistiado, regresó al Perú.
Lo nombraron Cónsul en el Pará,
Brasil, pero el rigor del clima lo obligó a volver a Lima. Se fue a vivir a Europa, por un tiempo. En 1865,
regresó al Perú para ponerse a órdenes del Gobierno, que se encontraba en
conflicto con España. Ahí participó en el Combate del Callao del 2 de Mayo
de 1866, como asistente de José Gálvez.
Su venerable figura al final de su vida,
Su venerable figura al final de su vida,
SECRETARIO
DE BALTA
Al año siguiente, intervino en la sublevación
del coronel José Balta y, cuando a éste lo
eligieron Presidente, se desempeñó como su secretario particular. Fue además Senador por
Loreto. Tras el asesinato de Balta, el escitor se retiró de la política
para dedicarse exclusivamente a la Literatura. Por esta época publicó la
primera serie de las Tradiciones Peruanas.
Cuando se declaró la
guerra con Chile, ya era uno de los literatos más reconocidos del continente
americano y colaborador frecuente de las principales publicaciones literarias.
Durante el conflicto del Pacífico participó en la defensa de la capital
peruana.
Las tropas de ocupación incendiaron su casa
ubicada en el balneario de Miraflores, con lo que perdió su biblioteca
personal, el manuscrito de su novela “Los Marañones” y sus memorias del gobierno de Balta.
Decepcionado, pensó aceptar el ofrecimiento
que en 1833 le hizo el dueño del diario “La Prensa” de Buenos Aires para que se
trasladase con su familia a esa ciudad y ejercer de redactor literario del
periódico.
Pero el Presidente de la
República, Miguel Iglesias, lo convenció para que aceptase la dirección de la
Biblioteca Nacional del Perú que se encontraba destruida, como consecuencia de
la guerra. Su labor al frente de esta institución, donde contó con un
presupuesto exiguo, fue verdaderamente encomiable.
No dudó en utilizar su
prestigio literario para solicitar a personalidades, de diversas partes del
mundo, la donación de libros. Por eso y por infinidad de actividades que
realizó con poquísimo dinero, se ganó el
apelativo de “El Bibliotecario Mendigo”.
PUGNA CON
PRADA
Por la amistad personal
con el Presidentre de Chile, Domingo
Santa Maria, recuperó unos diez mil libros robados por las manos de los
mapochinos durante la invasión de Lima. El establecimiento cultural llegó a ser
reconocido, una vez más, como uno de los
más importantes de América del Sur
El 28 de julio de 1884,
logró inaugurar la nueva Biblioteca Nacional del Perú. Siguió ocupándose de su
dirección, labor momentáneamente interrumpida por su viaje a España como
representante del Perú al Noveno Congreso Internacional de Americanistas,
celebrado con ocasión del Cuarto Centenario del Descubrimiento de América, entre
1892 y 1893.
En ese certamen
internacional tan pretigiado luego de ser designado por unanimidad, habló a
nombre de la América española. Propuso a la Real Academia de la Lengua de
España, la incorporación en el diccionario de varios centenares de
americanismos y peruanismos. El organismo pertinente apenas aceptó algunos de
ellos. Posteriormente y tras haber pasado muchos años, si tuvieron cabida casi todas las voces que
seleccionó.
En febrero de 1912, renunció
al cargo por discrepancias con el gobierno, que nombró en su lugar al escritor
y lider radical, Manuel González Prada, su antiguo adversario. Este último atacó la gestión de su predecesor
en una nota informativa acerca de la Biblioteca Nacional. Lo que motivó
la respuesta de Palma en su folleto “Apuntes Para la Historia”, donde hace
un recuento de su labor al frente de la institución.
Escultura de Palma.
Escultura de Palma.
OBRAS
Alejado de su labor como bibliotecario y
convertido en el patriarca de las letras peruanas, Palma se retiró a vivir al
balneario de Miraflores, donde pasó los últimos años de su vida. Cuando murió
fue enterrado con honras fúnebres correspondientes a Ministro de Estado y se
declaró duelo nacional. Era el 6 de
Octubre de 1919. Habia cumplido 86 años
Como poeta siguió la
corriente europea de Zorrilla, Heine,
Victor Hugo y Byron. Dentro del género lírico publicó “Poesias” (1855), “Armonías, el Libro de un Desterrado”, “Pasionarias”,
“Verbos y Gerundios” y “Enrique Heine. Taducciones”.
Reeditó gran parte de su
obra poética en el libro Poesías (1887), que llevó como introducción el
estudio "La bohemia limeña de 1848
a 1860. Confidencias Literarias".
Posteriormente publicó su poema A
San Martín (1890), que
originó una protesta del gobierno chileno por considerarlo ofensivo a ese país.
Su último libro de versos fue “Filigranas. Aguinaldo a
mis amigos” (1892).
Fue también compilador de “Lira Americana”, colección de poesías de los mejores vates
del Perú, Chile y Bolivia (1865).
Entre sus trabajos históricos
“Anales
de la Inquisición de Lima” (1863),
el polémico Monteagudo y Sánchez Carrión. Páginas de la historia de la Independencia (1877) y la Refutación a un compendio de historia del
Perú (1886), cuyo
ataque a los jesuitas motivó que el Congreso peruano declare la prohibición del
establecimiento de esta orden religiosa en el país.
Su labor como principal gestor y presidente de
la Academia Peruana de la Lengua está representada por los Anales de la Academia correspondiente de la
Real Española en el Perú.
Especialmente por sus valiosas sugerencias a
favor de la admisión de nuevos vocablos contenidas en sus libros Neologismos
y Americanismos y Papeletas Lexicográficas. Publicó además Recuerdos de España, sobre su
viaje a ese país en 1892, que después sería reeditado con el mismo título
precedido de “La bohemia de Mi Tiempo”.
La casa del tradicionalista, hoy es un museo
La casa del tradicionalista, hoy es un museo
ACADEMIA DE
LA LENGUA
A Palma se le debe la
instalación en el Perú de la Real Academia de la Lengua que con gran solemnidad
se inauguró en Lima el 30 de Agosto de 1887. En esa oporunidad eminentemente
histórica, él pronunció el discurso de orden, pieza muy importante porque
contiene noticias valiosas y curiosas sobre la historia de las letras en el
país.
En 1999, una casa de
subastas de Londres anunció la venta de un lote de 50 cartas que escribió a un
amigo argentino. El Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú convenció a la
Biblioteca Nacional del Perú para participar en la compra.
Hacía más de 50 años desde que el Perú había
comprado patrimonio cultural en el exterior. Hoy en día estas cartas se
conservan en la Biblioteca Nacional del Perú. Mientras que la Universidad
Ricardo Palma publicó las cartas en tres
volúmenes.
De reconocido prestigio en
el mundo cultural hispanoamericano, Palma es una figura significativa y uno de los escritores mejor
dotados del siglo XIX americano. Polifacético, espíritu renovador y progresista
Su actividad literaria sí que dio
frutos. (EDENM)
que es edenm
ResponderEliminar¿Qué es EDENM? Son las iniciales del nombre que pertenece al que escribe el artículo. Es decir,en este caso, al mio: Edgardo de Noriega Mastrókalo. Las he puesto, en varias notas, como identificación diferenciable y evidentemente particular.
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