- Si desde hace muchos años. Se perfectamente
quién es
-¿Qué hago?
- Llámalo y atiéndelo. Si quiere
hablar conmigo, personalmente, dale una cita. Estoy a su disposición. Aquí a
nadie se le cierra las puertas. Como principio elemental, esta oficina, tú lo
sabes, atiende al periodismo sin ninguna excepción y a todos por igual, proyectándose
a la comunidad en busca de imagen positiva y de efectivo servicio al
público, permanentemente.
Tal fue el diálogo cotidiano de
trabajo del Gerente de Relaciones Públicas y Asesor de Prensa de la
Presidencia de la Corporación de
Desarrollo de Lima y Callao conocida en ese entonces con la sigla de Cordelica,
Edgardo de Noriega, con su
secretaria, Paola Cruz. Hecho que
desembocaría, durante un tiempo posterior no muy lejano, en una extorsión sin precedentes
y una campaña enteramente sucia de la
peor especie.
Las que estaban acostumbrados a
hacer los denominados diarios chicha
a los políticos como Alberto Andrade y Luis Castañeda y a muchas personas más, comunes y corrientes
como este periodista que cumplia con su trabajo, para el que lo habían
contratado, después de ganar un concurso público.
FUENTE DE TRABAJO
Acudió a la planilla estatal como
opción laboral y, de ninguna manera, para ejercer la política ni por ser
fujimorista que jamás, ni por asomo, lo había sido. Llana y sencillamente, el
Estado era una fuente de trabajo como muchas otras, sean estas privadas o internacionales.
Por todos estos sectores, el periodista había pasado laborando. Lo mismo había hecho en varios diarios de circulación nacional.
Eran los últimos años del régimen
fujimorista entre 1997 y 1999. Pero aún no se conocía, a la perfección y con
lujo de detalles, las andanzas corruptas y de cleptomanía total del Presidente Alberto
Kenya Fujimori Fujimori y su asesor,Vladimiro Montesinos Torres. Este último
permanecía prácticamente en la clandestinidad y la oscuridad total. Era el
poder oculto, como lo dijo, exactamente, el Cardenal y Primado de la Iglesia en
el Perú, Juan Luis Cipriani Thorne.
Piquitos y corrupción de Augusto Bresani
(Foto Caretas)
Las redacciones periodísticas, ni siquiera en
sus archivos, contaban con fotos del personaje. Nunca salía en público. Salvo
la revista “Caretas” que las había tomado
con lío de por medio, con el protagonista y en hazaña del reportero
gráfico que las consiguió, para despecho, molestia y rabia del siniestro
asesor.
Si se conocía que Montesinos
trabajaba, misteriosamente, en el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) y que
tenía mucha influencia ante Fujimori. Nada más. Pero se ignoraba, por completo, de sus andanzas que
comenzaron a saberse después de que salió el video de la entrega de 15 mil
dólares al congresista tránsfuga, Alberto Kouri Bumachar. Era el año 2000. Los
acontecimientos que aquí narramos ocurrieron antes.
La dupla de oro: Fujimori y Montesinos
LA PUNTERIA
Resulta que Bresani le había
puesto la puntería a la Corporación de Desarrollo de Lima y Callao para sacarle
publicidad a favor de sus publicaciones. Había el comentario que la institución
contaba con infinidad de recursos económicos provenientes del cánon aduanero
del movimiento portuario. Lo que, obviamente, era cierto.
Por eso llamaba a Noriega y éste
lo atendió. Lo conocía, desde hacía muchísimos años, cuando ambos eran niños.
El unos 4 o 5 años mayor que el periodista de Cordelica. Sin embargo, habían
jugado en casa de sus abuelos por la amistad de unos parientes de ambos en
común. El, entonces, vivía en la casa de ellos, un rancho antiguo ubicado
en la calle Cantuarias del distrito de Miraflores y era el engreído de su tía
carnal, Nana Bresani. Lo llamaban, cariñosamente, “Coco”
Ya mayor y adulto, era un periodista mediocre que a duras penas escribía una línea
de una cuartilla periodística y, sin embargo, se había desempeñado como reportero hípico del diario “La Crónica”.
Pero como hablador y embaucador, si que convencía.
Por eso mismo
se fue a trabajar a “Correo” y “Ojo”, contratado por la familia Agois.
Su fuerte, el hipódromo de Monterrico,
las carreras de caballos, los jinetes, y
todo lo referente a ello con plata de por medio como premio, a quien llegase en
los primeros lugares. El arribó, a lo largo de su siniestra vida, al robo y el
deshonor como deshonra total.
ETERNO SERVIDOR
Casado con la hija de un oficial de alto grado de la Policía de
Investigaciones del Perú y de eso se
vanagloriaba a cada rato. Las palabras que repetía siempre cuando conversaba
con las gentes eran: “si quieres algo en la PIP, aquí me tienes hermanito para
servirte”. Resultaba un eficiente relacionista público de lo que le convenía para sus fines personales.
De la noche a la mañana, el
sujeto apareció con oficinas de prensa y publicaciones en el pasaje Los Pinos,
en un centro comercial de ese nombre del distrito de Miraflores. A todo el
mundo le decía que se había independizado
y comenzado a realizar el sueño del negocio propio, donde nadie lo mandaba y ejercía lo que
efectivamente sabía. Antes habia pasado por diferentes diarios como “El
Nacional, “Onda” y otros ejerciendo, sobre todo, actividades publicitarias.
Fue director de este diario sin saber escribir.
Aunque
de la profesión no conocía absolutamente nada. Pero parece ser que de
los atrevidos y audaces es el reino de los éxitos para posteriormente irse al
infierno de la cárcel. Como él se fue, con tanta picardía de por medio.
Hizo faenones de faenones que
merecen, de todas maneras, contarse. El principal trabajo de la oficina de Los
Pinos consistía en ser el contacto entre el SIN y las redacciones de los diarios chicha para
comprar titulares que saldrían después publicados e iniciar a diestra y
siniestra, las campañas sucias. Poco constructivas. Enteramente delincuenciales.
“MILLONARIO”
Pero eso, el trabajo sucio, se escondía. Lo
hacía en forma enteramente clandestina.
Incluso utilizando teléfonos encriptados de conexión con dicho servicio
para que nadie sepa algo. El pretexto,
las publicaciones, pero a la manera de Bresani: con trampa.
En efecto publicaba revistas a
todo lujo, full color y con presentación
gráfica de primera. Una de ellas se llamaba “Millonario”, dedicada al empresariado
nacional. El asunto y la trafa consistía
es que imprimía 500 ejemplares. Pero aseguraba que el tiraje era de 4 a 5 mil
ejemplares. Había otras publicaciones de
distintos nombres como, “Página Uno”, que sacaba de la misma forma.
Desde las oficinas de Los Pinos,
también se brindaba asesoría de imagen y
de prensa a las empresas. Contaba inclusive con máquinas y otros implementos de
impresión de lo que se denomina actualmente entre los imprenteros, “pre-prensa”.
Algunas firmas privadas incautas caían y allí trabajaban con este gordo de gran imaginación
para lo malo.
Como un laboratario farmaceutico
a quien se le atribuia errores en la fabricación de unas pastillas que habían
sido incluso vendidas en las boticas y tomadas por infinidad de pacientes de
Lima. Los que ingerían tales medicamentos resultaban con determinados efectos
corporales de dolor y de transtornos que llamaban realmente, la atención a los
médicos. Nadie sabía que cosa tenían los enfermos. Incluso muchísimos de ellos
fueron hospitalizados.
Hasta que se descubrió que eran los efectos de
las grageas bamba que no incluían los verdaderos componentes que se necesitaban
para que sirviesen como efectivos remedios. El laboratorio fue denunciado y
para cambiar su imagen, después del lío y escándalo sin precedentes, recurrió a
Bresani.
PRIMERA PAGINA FALSA
Caso difÍcil para resolver sobre
todo por todo lo que habia causado, en contra
de un buen número de sectores representativos de la población. Pero para Bresani no había
imposibles. Una noche decidió armar una primera página, con las características
tipográficas de un prestigiado diario de circulación nacional y le puso un titular de ataque furibundo al laboratorio.
Además de un texto de igual forma.
Lo imprimió, se lo llevó al gerente de la
firma, mintiendo y diciéndole con
cinismo, que había logrado sacar de la edición de Lima del diario esta noticia
adversa que si había salido impresa en la
de provincias. Todo por supuesto era irreal. Pero el asesor convenció al
empresario y cobró sus jugosos y cuantiosos honorarios profesionales, en base a
supuestos completamente falsos.
Todas estas hazañas las conocía
Noriega, a la perfección, de Bresani. No se negó a atenderlo porque era mejor cortar de
inmediato y a la primera, con tal siniestro personaje. Sin ningún tipo de
temores porque quien no la debe, no la teme. Las cosas claras, el chocolate
espeso y hasta luego con los impostores.
UN DANDY
El agente comunicativo tan
especial llegó hecho un dandy a las oficinas de imagen de la Corporación. Con un
terno finísimo, camisa de cuello importada, corbata vistosa de colores
relucientes. Enfundadas todas estas prendas en un cuerpo obeso y deforme por
los muchos kilos demás de un hombre medio alto, moreno con cierto desperfecto
en los ojos que lo escondía, con lentes a medida de color oscuro. Enteramente
perfumado con loción carísima que se olía con facilidad. Como se olía, a cualquier distancia.
Bueno, lo primero que hizo este
pillo de siete suelas, por conveniencia evidentemente, es recordar los tiempos de infancia cuando habíamos
jugado juntos a la pelota, las escondidas y la rayuela. El Gerente de
Relaciones Públicas sólo sonrío y a renglón seguido, secamente, le preguntó por
sus familiares que, dicho sea de paso, eran unas buenas y decentes personas. Todo
lo contrario a él.
Siguió la conversación y comenzó
la presentación de las publicaciones que
dirigía sacando de su maletín, James Bond, una por una. Ponderando, a
como de lugar, la calidad del contenido, la impresión que aseguraba impecable y
el tiraje dirigido al público objetivo de la institución que representabamos.
No habia nada que hacer la publicidad, desde su punto de vista, era una
inversión.
Casi al final, como si no se quiere la cosa, vinieron las palabras de persuasión muy
peculiares: “maestro y colega esta son revistas que son apoyadas por el doctor
Montesinos con quien trabajo en asuntos de prensa, en forma enteramente ad-honorem. El Doc, que tanto se sacrifica por el Gobierno, quedará muy
agradecido por el apoyo que me den”. Allí acabó mondo y lirondo, muy seguro de sí mismo.
RESPUESTA
La respuesta de parte del
encargado de comunicaciones de la Corporacion fue directa, tajante y sin medias
tintas. Le dijo, cosa que era cierta, que por el momento no había campañas
publicitarias.
Le explicó que cuando éstas se
iniciaran se trabajará con efectivos medios de comunicación donde la publicidad
sea realmente aprovechada, sin pérdida
de dinero. Ninguna palabra se pronunció, de nuestra parte, sobre el doctor
Montesinos.
Luego se le dio a conocer que en
los planes de medios se laboraba con estricto mérito, enteramente técnico y
especializado, aplicando los principios del
marketing y la publicidad. Dejando de lado, enteramente, asuntos de
conveniencia y de carácter político.
DESCONCERTADO Y PALIDO
La institución estaba por encima
de ello y que, de ninguna manera eran
necesarias, las recomendaciones de nadie. Eso sí se le dijo con claridad y
vehemencia. Finalmente, lo que era
principal y decisivo: había un convencimiento de nuestra parte que las
publicaciones que él representaba o editaba, no eran efectivos vehículos de
comunicación. Lo sostuvimos con todas
sus letras, sin esconder absolutamente nada.
Bresani quedó desconcertado e
incluso pálido. Comenzó a tartamudear, queriendo replicar. Realmente, no sabía
que hacer. No se esperó una respuesta de
esta manera. Hasta que volvió a serenarse y trató, otra vez, de convencer a su
interlocutor. Insistió, con una serie de recovecos verbales, propios de la
labia para la venta de cebo de culebra. El comunicador de la Corporación no
cambió, en ningún momento, su parecer
Pero a tanta insistencia, le dijo
que consultaría con la Presidencia de la institución de quien dependía y, si
ella aceptaba, habría la posibilidad de que cuente con avisos. Le pedí 48 horas
y prometimos llamarlo por teléfono para darle la respuesta. En eso quedamos y
nunca más nos vimos, personalmente, durante el fujimorato.
La consulta la hicimos con el
Presidente de la Corporación, el Ing. Carlos Wadsworth Murgueytio, un profesional honesto
a carta cabal y un magnífico técnico especialista en obras de desarrollo. Me opuse tajantemente, ante el alto
funcionario, de darle publicidad a un hombre de la catadura moral de Bresani y
el jefe me respaldó por completo.
Le advertí, eso sí, que podían haber
consecuencias. Pero el me replicó, primero están los principios. Cumplimos con
darle la respuesta negativa. Bresani me subrayó para cerrar la conversación telefónica, “maestro lo que lamento es que el doctor Montesinos se va a
molestar”.
RECORDANDO A MONTESINOS
No le contesté nada. Vino la despedida
coloquialmente y la conversación terminó de manera cordial, aunque el
solicitante no había conseguido sus objetivos. Eso sí había seguido recordando,
de refilón, al doctor Montesinos. Como al principio.
No supimos más del gordo Bresani
que para nada se comunicó nuevamente con la oficina. Hasta que un día muy
posterior apareció un suelto en el diario “El Chino”, dirigido por Owen
Castillo Hurtado, en que se hablaba del “Clinton de la Corporación que arrasaba
con las secretarias de la institución, aprovechando su cargo de gerente".
No daban nombre y apellido pero si nos describían
exactamente por el lado físico. Con barba que la tenemos desde hace muchísimos
años, lentes a medida y la contextura gruesa que nos acompaña desde que somos
adultos.
Los ataques continuaron y lo que es peor rebotaron en otros medios
del mismo tipo como: “La Chuchi”, “El Mañanero” y “La Reforma”. Que se gastaba
mucha plata en publicidad, que había malos manejos. Que los almuerzos con
francachelas estaban a la orden del día. Que los robos. Que me hacía millonario.
Portadas de los diarios chicha.
COMPLETO RESPALDO
En fin tanto infundio y mentira que se
transformó, a partir de la segunda semana de las cuatro que duró la extorsión,
con mi nombre y apellido que apareció
con todas sus letras e incluso en negritas de texto y por supuesto con los
mismos infundios, con una persistencia total y una inclinación hacia lo irreal
inigualable. Ya no sabían que inventar.
Cumplí con dar cuenta a mi Jefe que era el Presidente
de la Corporación quien elevó el asunto al Directorio y, en parte de una sesión
del máximo organismo de la institución,
se trató sobre la situación.
En honor a
la verdad y la consecuencia debo subrayar que el Directorio, con el
Ing. Wadsworth a la cabeza, me respaldó por completo. Les recomendé a los
señores directores que la Corporación no interviniese en reclamo alguno y les
anuncié que, en mi calidad de ciudadano, iba a hacer los reclamos
correspondientes por medio de cartas rectificatorias. Así resguardábamos a la
institución por completo.
Las misivas aclaratorias las hice
quizás con ingenuidad porque, obviamente, no publicaron ninguno de ellas. Los
documentos los botaron a los tachos de la basura. Para eso es que,
exclusivamente, sirvieron.
Cierto es que soporté estoicamente todos los
ataques tan infundados que me hicieron. Lo hice con tranquilidad, superando
evidentemente los fastidios que causaban tanta canallada junta, sin perder los
estribos.
Los perdí cuando ya estos delincuentes, casi al final, se
sobrepasaron al máximo. En efecto, en actitud cobarde, mandaron en un sobre los recortes donde aparecían todos
los ataques a uno de mis familiares más cercanos. Eso si ya me pareció inaudito
y rechazable.
DE LA A HASTA LA Z
Reaccioné, de inmediato, con
mucha rabia. Me fui al toque a las oficinas de Bresani, a quien antes de llegar
y de lejos lo vi entrar. Cuando pregunté por él a la recepcionista, por
supuesto que lo negó y me dijo que no estaba. Insistí en hablar con algún
responsable.
Salió el hijo quien pagó el pato porque le
dije desde la A hasta la Z juntas, con
voz decidida y muy fuerte. La de trueno y gruesa que me acompaña siempre. Hasta
que me retiré completamente indignado.
El paso siguiente que seguí fue ir a buscar a Owen Castillo de
“El Chino”, pensando que era mi amigo y colega y recordando que habíamos
trabajado tantos años en la redacción del diario “Correo”.
Pues ni lo uno ni lo otro, porque me aseguró que no me preocupase en
absoluto de la situación y al día siguiente en el diario que dirigía arreciaron, con más fuerza, los ataques irracionales.
Owen Castillo Hurtado: aforador y periodista de cloaca
AFORADOR DE CLOACAS
En el colmo del cinismo, Owen me
dijo que no había leído varias ediciones
del periódico. Si lo hubiera hecho, nada en contra mía habría salido.
Puras pamplinas. Owen-le contesté- “tu me enseñaste, cuando comencé a ejercer
esta profesión muy jovencito a enterarme de las noticias, como obligación
elemental de cualquier periodista”. Se quedó callado y allí acabó la
conversación. Nos fuimos decepcionados, sobre todo por la calidad moral de quien creíamos era un amigo.
Por algo Mario Vargas Llosa, en
sus memorias de “El Pez en el Agua”, describe a Castillo de la siguiente
manera: ”los redactores del diario “La Industria” de Piura eramos un aforador
del río Piura, encargado de las noticias deportivas, llamado Owen Castillo-que
haría después en Lima, en tiempos de la dictadura militar, una destacada
carrera en el periodismo de cloaca. Y yo que me ocupaba de locales e internacionales”. Nada de bueno se podía esperar de un aforador amante de las cloacas. Por si acaso no lo afirmé yo, lo
dijo el actual Premio Nobel de Literatura.
Mario Vargas Llosa
Como las cosas tarde o temprano
se saben o se conocen, un dia posterior pero no lejano a la conversación con
Owen, me encontraba charlando con el periodista, Francisco Ugarteche, en el
interior del Café Haití de Miraflores.
Al fondo del establecmiento lejos de nosotros,
en una mesa, dialogaban amenamente, con risas y gritos de por medio: Bresani,
Owen Castillo y Daniel Borobio, el
publicista que trabajaba a órdenes directas de Montesinos. La mafia, monda y
lironda, estaba sesionando. Qué ingenuo. Cómo me iba a defender Owen, si estaba
metido enteramente en la cochinada corrupta.
Otro pícaro: Daniel Borobio
La ida desaforada donde el operador de los diarios chicha tuvo
respuesta inmediata por intermedio de un amigo periodista que trabajaba allí y
lo había hecho conmigo muchos años en la redacción de “Correo”, Oscar Vergara
Salcedo.
RELACIONES TENEBROSAS
Me contó él, si en actitud fraternal y de
camaradería, que Bresani había sentido el golpe de mis ataques y que quería
terminar la cosa allí. Vergara enfatizó en el sentido de acabar ello, porque,
según sostenía, este hombre tenía relaciones tenebrosas que podían hacerme
daño. Una recomendación que tenía sentido. Los delincuentes son capaces de
hacer cualquier barbaridad.
No sabemos exactamente si por
cansancio o porque ya no era necesario y los extorsionadores quedaron
satisfechos por razones que desconozco, los ataques a los pocos días dejaron de
salir en los diarios chicha que, seguramente, se dedicaron a difamar a otras
personas más importantes que el suscrito para derribarlas.
A mí no me derribaron. La coartada corrupta y
de extorsión me sirvió de experiencia y para conocer algo más la miseria humana,
cuyos actos y zarpazos son realmente detestables. Pero reales, llana y exclusivamente, por
dinero y sólo por dinero, de personas sin principios.
PRESO
Muchos años después, nos encontrábamos conversando con un distinguido jurista que, precisamente, combatió
persistentemente al fujimorato, en la sala de abogados del Penal de San Jorge
ubicado en el centro de Lima y esperando dialogar con dos de nuestros
defendidos, cuando vimos caminando por
allí a Bresani en buzo y zapatillas.
Había caído preso hacía unos
cuantos meses, después de haber sido expulsado de Estados Unidos, por los
delitos de asociación ilícita para delinquir, peculado y otros que cometió durante la larga dictadura de 1,990
al 2,000. Muchos aseguran que por juerguero y aficionado al buen vivir, el
trago y las mujeres fáciles, perdió toda la plata que robó dada por Montesinos.
Lo que se adquiere a las malas se pierde muy rápido. Lo sostenía económicamente,
al final de su existencia, su segunda esposa Elsie Judith Rubatto Caballero,
que era hija de un general del Ejército
El hecho es que Bresani no tuvo
ningún empacho en acercarse a mí y al jurista. Nos saludó fraternalmente,
pronunciando con mucha familiaridad y cinismo nuestros nombres y simulando tener
una amistad entrañable de por medio. Conversó algunos minutos, con la locuacidad
propia de él, como si absolutamente nada hubiese pasado. Sin ninguna vergüenza.
Más fresco que una lechuga.
EL CINISMO
Luego de que se fue, el abogado indignado y
molesto nos dijo: “que cuajo de este hombre, venir a saludarnos”. Yo callado. Sólo
pensaba por dentro: “que dura es la vida y el castigo en sí, verdaderamente, no le deseo a nadie la cárcel”
Al poco tiempo volví a recordar estos
pensamientos cuando leí en los periódicos que Bresani había muerto, a
consecuencia de sus males cardíacos que lo derrumbaron por completo. Por
supuesto que no me alegré. Por el contrario, me dio pena que se haya alejado
tanto de la vida normal y honrada cuando tenía el origen
familiar y todas las facilidades, para ser un hombre de bien.
A este individuo le faltaron principios y al
fango llevó a sus propios hijos Giorgio y Giancarlo Bresani Mier y Terán, a
quienes los metió en los negociados detestables. Lo malo es que hizo daño a
tanta gente, sin tener por qué. La ambición y el dinero fácil lo perdieron por
completo. (Edgardo de Noriega)
Querido gordo:
ResponderEliminarFelicitaciones, esta edición es verdaderamente de lujo, todos los temas son de calidad homogénea. Excelente, la historia de Augusto Bressani, lo veo como uno de los capítulos de un próximo libro tuyo que seguramente lo estarás acabando. Igualmente, la historia del asesinato del hermano del monseñor Bambarén y la revelación del entuerto de Ivonne Fraysinet en los hechos. Tu historia de "Frejolito" ha concitado mi asombro, un izquierdista no lo hubiera escrito con el afecto y brillantez que tu lo has hecho. La crónica del juez corrupto es urgente que rebote, trataré de que LA RAZON lo recoja, te aviso previamente para los detalles del caso.
Un fuerte abrazo de tu camarada que te aprecia.
Chiclayo
Señor de Noriega, no había tenido tiempo de escribirle, lei su blog y me acuerdo perfectamente de todo lo que paso, felizmente tanto usted con el Ing Wadsworth no se doblegaron a la mafia, después que ustedes se fueron hicieron lo que quisieron, tanto así que cerraron nuestra oficina. Pero me acuerdo siempre de usted con mucho cariño, usted me apoyo y aprendí mucho, gracias por eso y por tenerme siempre presente, usted es un excelente periodista y escritor, le deseo muchos éxitos, leeré siempre su blog, un beso y saludos a su familia!! Paola Cruz
ResponderEliminarEl relato parece y se asemeja a las películas policiales de la mafia italiana. Pensar que esto ocurrio en el Perú es algo que llama,realmente, la atención. Explicable. Claro que si, Las dictaduras y sus tentáculos son así y actúan así. De la forma mas cochina y como unos topos que nunca se cansan. Lo de los diarios chicha algo inadmisible. Cochino, tremendamente cochino. Qué tal Bresani: un gangster total. Salvador Urbina
ResponderEliminarEsto es el fujimorato que les parece. Y así estos señores tienen el cuajo de sostener que respetaron la libertad de prensa cuando estuvieron en el gobierno. No fue así. Aquí está la prueba contundente. (Abner Fernández)
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