Como autor se convirtió en el mejor representante de la novela realista del siglo XIX en España, y uno de los más importantes escritores en lengua castellana. Su mérito evidente es que dejó de lado el romanticismo y le dio un espacio propio a las letras hispanas proyectándola al mundo. Hombre muy tímido. Pero con imaginación desbordante, desde tiempos inmemoriales. Lector infatigable. Parco en las palabras. Todo lo contrario en la escritura. Sufría por completo al hablar en público no obstante de que fue parlamentario. Pero poseía una memoria prodigiosa. Factores evidentes que lo convirtieron en un gran creador de la Literatura universal.
Benito Pérez Galdós vivió entre los años 1843 y 1920, es decir, 76 años. Era el décimo hijo de un coronel del ejército, Sebastián Pérez, y de Dolores Galdós, una dama de fuerte carácter e hija de un antiguo secretario de la Inquisición. El padre inculcó al vástago el gusto por las narraciones históricas contándole, asiduamente, los episodios de la Guerra de la Independencia, en la que había participado.
Ingresó en el Colegio de San Agustín, en el barrio de Vegueta de Las Palmas de las Islas Canarias, su terruño natal donde nació un 10 de Mayo. En dicho lugar se aplicaba una pedagogía muy avanzada para la época, durante los años en que empezaban a divulgarse por España las polémicas teorías darwinistas, de lo cual hay ecos en obras suyas como “Doña Perfecta”.
A MADRID
Obtuvo el título de Bachiller en Artes en 1862, en el Instituto de La Laguna, y empezó a colaborar en la prensa local con poesías satíricas, ensayos y algunos cuentos. También se inclinó
por el dibujo y la pintura. Después de la llegada de una prima suya a casa, el
joven se trastornó emocionalmente y sus
padres decidieron que se fuera a la capital a estudiar la carrera de Derecho.
Llegó a Madrid, se matriculó en la
universidad y tuvo como profesores a Fernando de Castro, Francisco
de Paula Canalejas, Adolfo
Camús Valeriano
Fernández y Francisco Chacón Oviedo.
Retrato de Benito Pérez Galdós
Retrato de Benito Pérez Galdós
Conoció
también al fundador de la Institución Libre de
Enseñanza, Francisco
Giner de los Ríos, que lo alentó a escribir y le hizo
sentir curiosidad por una filosofía, el krausismo, que marcaría fuertemente su primera novelística. Este
pensamiento del alemán Karl Krause defendió la tolerancia académica y la libertad de cátedra frente al
dogmatismo.
Frecuentó el teatro y creó con otros
escritores paisanos suyos, Nicolás Estévanez y José Plácido Sansón, la “Tertulia Canaria” en
Madrid. Mientras acudía a leer al Ateneo a los principales narradores europeos en inglés y francés. Fue así como, durante una conferencia de Leopoldo Alas «Clarín», traba amistad con el famoso
crítico y novelista asturiano
Le impresionó especialmente la obra “Venganza Catalana”, de Antonio García Gutiérrez. Empezó aescribir como redactor meritorio en los
periódicos “La Nación” y “El Debate”. Así como en la Revista
del Movimiento Intelectual de Europa.
PERIODISTA
En su calidad de periodista, fue espectador
de varios acontecimientos políticos de los cuales escribió y opinó. Como el
pronunciamiento de los sargentos del Cuartel de San Gil que puso en aprietos al
gobierno español.
Personalmente en Madrid llevaba una vida
enteramente cómoda que le daba tiempo para escribir, alojado primero por dos de
sus hermanas y luego en casa de su sobrino, José Hurtado de Mendoza.
Era muy descuidado en el vestir y se
conformaba siempre con ir a diferentes lugares de tonos sombríos para pasar
desapercibido. En invierno llevaba enrollada al cuello una bufanda de lana
blanca, con un cabo colgando del pecho y otro a la espalda, un puro a medio
fumar en la mano y, cuando estaba sentado, a los pies su perro alsaciano. Se
cortaba el pelo al ras y padecía horribles migrañas
Recordaba capítulos enteros del Quijote y
detalles minúsculos de paisajes vistos solamente una vez veinticinco años
antes. De ello nacía también su gran facilidad para el dibujo. Todas estas
cualidades desarrollaron en él una de las facultades más importantes en un
novelista, el poder de observación.
El autor del krausismo: Karl Krause
El autor del krausismo: Karl Krause
PRIMER
VIAJE
En 1867 hizo su primer viaje al extranjero, como corresponsal en París,
para dar cuenta de la Exposición
Universal. Volvió con las obras de Balzac y de Dickens y tradujo de éste, a partir de una traducción francesa, su
obra más cervantina, “Los papeles póstumos del Club
Pickwick”.
Todas estas actividades dieron lugar a su
inasistencia a las clases de Derecho y perdió, definitivamente, la matrícula y
el estudio de esa carrera. Por aquella época ocurrió la denominada Revolución de 1868, en que cayó
la reina Isabel II.
Cuando regresaba de su segundo viaje a
París, y volvía de Francia a Canarias en barco, vía Barcelona, y en la escala
que el navío hizo en Alicante, se bajó del vapor en la capital alicantina y
marcha a Madrid a tiempo de ver la entrada del general Serrano y la de Prim. Posteriormente
escribió una serie de crónicas periodísticas sobre la elaboración de la nueva Constitución.
En 1871 publicó su primera novela,” La Fontana de Oro” escrita entre
1867 y 1868, en parte durante uno de sus viajes a Francia, gracias al dinero de
su tía. En realidad, en esa época, la publicación de un libro se hacía gracias
a la ayuda de los periódicos y de las revistas o corría a cuenta del autor.
Esta obra, con los defectos de la falta de experiencia, bosquejó la situación ideológica de España durante el Trienio Constitucional de1820 a 1823.
Con la actriz Maria Guerrero y otro amigo, en su casa de San Quintín
Con la actriz Maria Guerrero y otro amigo, en su casa de San Quintín
“La
Sombra” salió
a luz en noviembre de 1870, por entregas, en La
Revista de España. A pesar de que fue editada posteriormente en la La
Fontana de Oro, los críticos ponen de relieve la posibilidad de que
fuera redactada uno o dos años antes.
EPISODIOS NACIONALES
En 1873 comenzó a publicar los ”Episodios Nacionales”, título sugerido por su amigo José Luis Albareda. Un intento de
entender la memoria histórica de los
españoles, y donde se refleja la vida íntima de ellos en el Siglo XIX.
La publicación resaltó el contacto con los hechos de la
historia que marcaron el destino colectivo del país. Se trató de 46 episodios
en cinco series de diez novelas cada una, salvo la última, que quedó
inconclusa. Arrancan con la batalla de Trafalgar y concluyen
con la Restauración
borbónica en España.
La primera serie de 1873 a 1875 trató de La Guerra de la Independencia y tuvo como protagonista a Gabriel Araceli, personaje que
se dio a conocer como forajido de playa y terminó su existencia histórica en
calidad de caballero y valiente oficial del ejército español.
La segunda de ellas (1875–1879) narró las luchas entre
absolutistas y liberales, hasta la muerte de Fernando
VII . Su protagonista fue el liberal Salvador Monsalud, que encarnó, en gran parte, las ideas de Pérez
Galdós y en quien prevaleció sobre lo heroico lo político, signo característico
de aquellos turbados tiempos.
Tras un paréntesis de veinte años, el intelectual volvió a
escribir la tercera parte (1898–1900), tras recuperar los derechos sobre sus obras
que detentaba su editor, con el que había pleiteado interminablemente.
Esta serie cubrió la Primera Guerra Carlista. La cuarta de 1902
a 1907 se desarrolló entre la Revolución
de 1848 y la caída de Isabel
II en 1868. La quinta (1907–1912), incompleta, acabó con la
Restauración de Alfonso
XII.
Tal conjunto novelístico constituyó una de las obras más
importantes de la Literatura española de todos los tiempos y ejerció un influjo
considerable en la trayectoria de la novela
histórica. El punto de vista adoptado es
variado y multiforme.
EVOLUCION
Lo inició con la
perspectiva de un joven que se ve envuelto en los hechos más importantes de su
época, mientras lucha por su amada. La evolución ideológica de Pérez Galdós es
perceptible desde el aliento épico de la primera serie hasta el amargo
escepticismo final, pasando por la radicalización política y agresividad
socialista-anarquista de las partes tercera y cuarta.
En 1876 se publicó “Doña Perfecta”, una posición contra
la intolerancia ideológica asentada en una imaginaria ciudad. Su siguiente
novela “Pese a las Oposiciones” suscitó controversias entre los neocatólicos. Por esta época lo más saltante de la vida del intelectual es
que fue elegido miembro de la Real
Academia Española.
Galdós asistía con regularidad al viejo
Ateneo de la Calle de la Montera y trabó amistad con personajes de
ideología nada afín a la suya, pues era hombre poco inclinado a fanatismos
ideológicos. Así, se hizo amigo de José
María de Pereda Francisco Silvela y de Marcelino Menéndez y Pelayo
También frecuentaba las tertulias del Café
inglés, de la Iberia y del viejo Café de Levant. Hizo viajes por
Francia, Inglaterra e Italia varias veces. Pero por su amistad con Pereda se
aficionó a Santander (Cantabria), ciudad a la que estuvo estrechamente
vinculado y donde tomó la costumbre de veranear en El Sardinero, junto a
Pereda y Menéndez y Pelayo.
SAN QUINTIN
Allí se construyó su célebre casa de San
Quintín. También gustaba de visitar Toledo, ciudad por la que sentía una gran
predilección y a la que hizo escenario de algunas de sus novelas, como “Ángel
Guerra”. En 1884 viajó a Portugal en compañía de su amigo Pereda.
Fue diputado
por Puerto Rico y asistió a las cortes en varias legislaturas sin
apenas hablar. El Congreso fue para
él un nuevo observatorio desde el que analizar la sociedad española, como
materia novelable, que sería el título de su futuro discurso de ingreso en la
Real Academia.
El 15 de marzo
de 1891, la gran actriz María Guerrero estrenó Realidad,
con el papel de Augusta. Esa noche la recordó Galdós como solemne e inolvidable
en sus Memorias. El buen éxito de la obra y la insistencia de Mario y
María Guerrero, le movieron a estrenar, al año siguiente, “La
Loca de la Casa”
Pero hubo que
reducirla porque era muy extensa, y cambiar el final, entre otras
modificaciones en las cuales se contó con la ayuda de José Echegaray, que asistió a
los ensayos. Siguió otra pieza “La de San Quintín”, estrenada el 25 de enero de 1893 y se convirtió en el
éxito más resonante que hasta entonces obtuvo en el teatro, durando una
temporada de cincuenta noches.
El dibujo del renombrado escritor en actitud seria y pensativa
Un laudo arbitral de 1897 independizó a Galdós de su primer editor, Miguel Honorio de la Cámara, y se dividió todo en dos partes, de lo que resultó que el escritor, en veinte años de gestión conjunta, había recibido unas 80.000 pesetas más de lo que le correspondía.
El dibujo del renombrado escritor en actitud seria y pensativa
Un laudo arbitral de 1897 independizó a Galdós de su primer editor, Miguel Honorio de la Cámara, y se dividió todo en dos partes, de lo que resultó que el escritor, en veinte años de gestión conjunta, había recibido unas 80.000 pesetas más de lo que le correspondía.
Después se averiguó que de la Cámara no había
sido del todo legal respecto al número y fecha de las ediciones de sus obras,
de suerte que a Galdós le quedó en suma un déficit de 100.000 pesetas en ese
trato. Sin embargo, pudo mantener en su propiedad el cincuenta por ciento del
fondo de sus libros que quedaba en espera de venta, 60.000 ejemplares en total.
ACTIVIDAD EDITORIAL
Para librarse de ellos abrió el escritor una
casa editorial con el nombre de "Obras de Pérez Galdós" en la calle de la Hortaleza, número
132 bajo, hoy 104. Ansioso por recuperar el terreno perdido, comenzó a anunciar
sus ediciones de “Doña Perfecta” y “El
Abuelo”. Continuó esta actividad editorial
hasta 1904, año en que, cansado, firmó un contrato de edición con la Editorial
Hernando
La vida sentimental
de Galdós no ha sido muy estudiada, en parte por la discreción que le envolvió
en tales asuntos y de la que hizo gala incluso en sus estudiadamente anodinas “Memorias
de un Desmemoriado”, que parecen escritas casi para desalentar
empeños biográficos ulteriores, en forma más bien de diario de viajes.
El caso es que
permaneció soltero, si bien fue asiduo cliente de amores mercenarios y tuvo una
hija natural en 1891 de una madre que se suicidó posteriormente, Lorenza Cobián. También se
conoce bien su relación con la actriz Concha
Morel y con la
novelista Emilia Pardo Bazán.
Durante sus
últimos años se consagró fundamentalmente al teatro, para el que entregó 22
piezas, sin contar la multitud de obras de juventud que, a excepción de la llamada ”Un
joven de Provecho”, hoy se han perdido. Lo mismo ocurrió con “Antón
Caballero”, que no llegó a terminar. Algunas de ellas eran
adaptaciones de sus novelas, cuya evolución le iba reclamando además la forma
dialogada.
TOLSTOI
En esta época
empieza a aparecer el espiritualismo europeo en su obra, cuando
empieza además a sentir un gran interés por León Tolstói. También en la última parte de su vida padeció las
consecuencias de sus descuidos económicos y su tendencia a endeudarse de forma
continua
Para conocer bien España se dedicó a recorrerla en coches de
ferrocarril de tercera clase, codeándose con los míseros y hospedándose en posadas
y hostales de mala muerte. Se levantaba con el sol y escribía regularmente
hasta las diez de la mañana a lápiz, porque la pluma le hacía perder el tiempo,
según afirmaba.
Después salía a pasear por
Madrid a espiar conversaciones ajenas. De ahí la enorme frescura y variedad de
sus diálogos y a observar detalles para sus novelas. No bebía, pero fumaba sin
cesar cigarrillos. Leía en español, inglés o francés, prefiriendo los clásicos ingleses,
castellanos y griegos.
En particular, Shakespeare, Dickens, Cervantes, Lope
de Vega y Eurípides, a los que se conocía al dedillo. En su madurez, empezó a
frecuentar a León Tolstói. Después volvía a sus inclinaciones por los conciertos,
pues adoraba la música y durante mucho tiempo hizo crítica de este tipo. Se
acostaba temprano y casi nunca iba al teatro.
El busto en recuerdo a tan insigne intelectual
El busto en recuerdo a tan insigne intelectual
Ingresó en la Real Academia Española en 1897, contestándole
Menéndez Pelayo. A los pocos días le correspondió a él contestar al discurso de
su gran amigo José María de Pereda. En 1890 y 1891 fue reelegido diputado por
Puerto Rico.
Habiéndose unido a las fuerzas políticas republicanas, Madrid lo
eligió representante en las Cortes de 1907. En 1909 fue jefe, junto a Pablo Iglesias,
de la coalición republicano-socialista. Pero él, que no se sentía político, se
apartó enseguida de estas actividades y
se dedicó de nuevo a la novela y al teatro.
ESCULTURA
En 1919 se realizó una escultura suya, reconociendo su éxito en
vida. A pesar de su ceguera, pidió ser alzado para palpar la obra y lloró
emocionado al comprobar la fidelidad de la obra. Cargado de laureles, el
indiscutido gran novelista español del siglo XIX murió en su casa de la calle
Hilarión Eslava de Madrid el 4 de enero de 1920. El día de su entierro, unos
20.000 madrileños acompañaron su ataúd hacia el cementerio de la Almudena
De su muy amplia producción literaria
podemos citar las siguientes obras: Doña
Perfecta donde se hace el estudio de una ciudad imaginaria, Orbajosa,
anclada en una tradición de inmovilismo.
Al llegar el ingenuo ingeniero progresista Pepe Rey para casarse con la hija de
la mujer que da título al libro, doña Perfecta, comienza una serie de intrigas
en que crecientemente se empieza a desacreditar al ingeniero por parte del
sector reaccionario y el clero de la ciudad. La obra termina trágicamente.
En “Marianela”, Galdós construye una sólida narración en torno al pobre
personaje huérfano del título de la obra,
deforme y enamorada del joven burgués ciego conocido como Pablo al que sirve de
lazarillo y al que la ciencia le hace recobrar la vista. Todo esto ocurre en el
ambiente de un pueblo minero.
Por su parte, “Fortunata y Jacinta” es novela realista cuyo eje argumental es el
enamoramiento de dos mujeres de diferentes clases sociales de un mismo hombre:
Juan Santa Cruz, prototipo del hijo de familia acomodada. Jacinta, mujer de
alta condición social, estéril, acaba casándose con Santa Cruz y adoptando al
hijo que su marido ha tenido con Fortunata, de baja condición.
TORQUEMADA
Uno de los personajes secundarios de
esta novela es el usurero Torquemada, el mismo que protagonizó otras cuatro
obras: “Torquemada en la Hoguera”, “Torquemada en la Cruz”, “Torquemada en el Purgatorio” y “Torquemada y San Pedro”.
Cabría agrupar varias novelas unidas
por la problemática religiosa. Si en Doña Perfecta Galdós se muestra
anticlerical al modo de entonces y refleja un impactante panorama de la
hostilidad provinciana conservadora a un recién venido de ideas modernas, en
cambio, en “Ángel Guerra” y, sobre todo, en “Nazarín”, se advierte que no hay en él irreligiosidad, sino al
contrario, un profundo sentir cristiano, disconforme con los compromisos
temporales y sociales de los hombres de la Iglesia.
También hay que destacar “Miau” que es la pequeña epopeya del
cesante, del funcionario de Hacienda que, dejado en la calle por un cambio
ministerial, se alimenta de la esperanza. Mientras que, detrás de él, su inconciente
familia trata de mantener las apariencias de la gente bien.
Por otro lado, “Misericordia” nos sumerge en los estratos más bajos del
Madrid de entonces, en contraste con la gente acomodada pero venida a menos. En
ella encontramos una espléndida pareja de figuras: el moro ciego Almudena y la
criada Benina, que representa la exaltación de la caridad.
COSTUMBRISMO
Otras novelas suyas son: “Tormento”, relato del conflicto entre
la imaginación y la realidad, entre la libertad de elegir el propio destino y
las resistencias del ambiente a permitirlo, y, finalmente, La Desheredada, cuyo titulo de por sí explica el contenido.
Galdós ensayó en el teatro temas ya tocados en sus novelas, como “El
Abuelo”. En su momento, algunas de sus composiciones teatrales
fueron muy celebradas
Empezó
cultivando una novela de tesis en que los personajes aparecían cortados por un patrón maniqueo, que los dividía
entre reaccionarios y liberales. Después empezó a interesarse por los aspectos
más costumbristas y por facetas más espirituales e intentó describir la
burguesía española de su época y buscar sus orígenes en la historia reciente,
mediante el uso de la novela histórica. También ensayó otras fórmulas
narrativas, como la novela dialogada.
El escritor poseía una especial sensibilidad por el lenguaje
popular. El escritor Pio Baroja decía de él que “sabía hacer hablar” al pueblo.
Conciente de esta gran virtud, utilizó muy a menudo el diálogo e incluso llegó a ensayar novelas absolutamente dialogadas.
Conciente de esta gran virtud, utilizó muy a menudo el diálogo e incluso llegó a ensayar novelas absolutamente dialogadas.
Su estilo busca la naturalidad y rehuye cualquier artificio
retórico a fin de ofrecer, según postulados estéticos realistas, la visión más
directa posible de lo que pretende expresar. Cuando narra su estilo es
transparente, académico, pero siempre castizo. Se trasluce, sin embargo, el
humor y la ironía.
En los diálogos, el
lenguaje se impregna frecuentemente de términos corrientes e incluso vulgares y
en alguna ocasión el narrador canario, víctima de ese frenesí costumbrista,
llega a mostrar un poco ridículos e infantiles a los personajes que describe.
Es frecuente, en él, un humor piadosamente irónico de sesgo cervantino como gran lector del Quijote.
CANDIDATO AL NOBEL
Galdós fue uno de los más firmes candidatos al Premio Nobel de Literatura de 1912. Pero una campaña, por parte de sus enemigos políticos,
disuadió a la Academia
Sueca de galardonarlo. Trazos de esto se ven en los Episodios nacionales escritos desde entonces, que destilan un cierto tono
anticlerical.
Sus últimos años fueron muy tristes: pérdida de la vista,
dificultades económicas, trato injusto de su obra y su persona, atacadas por
algunas sectores intransigentes de la sociedad española. Con un enfoque
personal de los hechos, pero basado en un riguroso trabajo de documentación,
logró el autor un acertado fresco de la compleja realidad de los tiempos. El
estilo es a veces descuidado, pero la narración es viva y animada.
Gran creador de ambientes, costumbres, situaciones y
acontecimientos. Para ello observaba atentamente, anotaba y recopilaba datos.
Por esta razón y en la línea del mejor realismo, sus páginas producen el efecto
de lo visto y lo vivido. Los personajes, tan variados, están caracterizados por
pequeños detalles, forma de hablar, gestos. En algunos cala en lo más íntimo de
sus almas, gracias a su acusado conocimiento de los hombres y a su profunda intuición. Vale como escritor.
(Noé)
No hay comentarios:
Publicar un comentario