sábado, 31 de agosto de 2013

HURTADO: UN DOCTOR POR TODO LO ALTO

Entre los grandes pioneros que promovieron el avance la ciencia y el desarrollo en el país, figura con méritos relevantes el sabio Alberto  Hurtado. El eminente médico, conjuntamente con Carlos Monge, otro patriarca de la medicina peruana,  inició en 1927, en memorable expedición a La Oroya,  sus famosas investigaciones sobre el hombre y la altura.
El doctor Alberto Hurtado-docente limeño, investigador y estadista-hizo un trabajo de enorme trascendencia en su campo.  Su nombre y sus investigaciones patentizan, a nivel mundial, el avance pionero de la ciencia médica peruana en los estudios de la altitud.
El año 1972 la Organización de Estados Americanos (OEA) instituyó el premio “Bernardo Houssay” para los científicos de eta parte del continente, cuyos trabajos significan una contribución a la lucha del hombre por alcanzar nuevas metas de conocimiento.  El galardón que llevaba el nombre del insigne fisiólogo argentino se destino aquel año para el campo de la Biología.  Se presentaron 77 candidatos de casi todas las naciones  latinoamericanas y el jurado decidió por unanimidad otorgarle el premio al doctor Alberto Hurtado. Era la primera vez que se discernía.  Hurtado, con la sencillez que lo caracterizaba, recibió el premio en la ciudad de La Plata (Argentina). Entonces afirmó que esa distinción la hacía extensiva a la ciencia médica peruana y a los especialistas del mundo de la altitud.


Alberto Hurtado

Mucho antes su nombre y su labor científica habían tramontado el continente. En 1970, la Fundación “Ciba” de Gran Bretaña organizó un fórum en Londres para rendirle homenaje. El médico peruano cumplía 70 años.  A este acto fueron especialmente invitados los más destacados científicos del  orbe en el estudio de la altitud.
DISTINCION
Dos años después,  la Universidad de Rochester le otorgó el título de Doctor Honoris Causa. Y aquí, en su propia patria, obtuvo en 1973-74, el Premio Nacional de Fomento a la Cultura en el área de las Ciencias Humanas.
La Ciencia Médica- gracias a los estudios de Alberto Hurtado y Carlos Monge, fundamentalmente-, tiene un rol y por lo tanto pionero, en los trabajos referidos a la altura y a la supervivencia humana. Ahora el hombre conquista el espacio, allí en regiones insondables donde no hay oxigeno, las naves interplanetarias transponen las fronteras del cielo, pero hace mucho más de sesenta años correspondió a un puñado de médicos y estudiantes, todos ellos pertenecientes a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, iniciar los primeros estudios sobre la altura.
Acompañaron a Hurtado y Monge, médicos de la talla de Enrique Encinas y  Miguel Cervelli, ya fallecidos, de César Heraud y del brillante médico y humanista Tomas Escajadillo, en la verificación hematológica de los estudios. Y allí en el Instituto de Biología Andina, instalado en el Hospital Arzobispo Loayza, otras notables personalidades como el doctor Humberto Aste Salazar, Andrés Rott y el prominente hematólogo César Merino.
IN SITU
Los investigadores peruanos comenzaron a realizar sus trabajos en las alturas de Morococha y La Oroya para estudiar, in situ, los efectos de la altitud no sólo en los seres humanos sino también en los vegetales y animales. El Ferrocarril Central del Perú les proporcionó un vagón para que comenzaran el trabajo. Los primeros lineamientos habían sido trazados por el Dr. Carlos Monge Medrano y la tarea tenazmente proseguida bajo la dirección del doctor Hurtado. Bien pronto aquellos estudios comenzaron a concitar el interés universal, sobre todo en los Estados Unidos y en Europa. Frecuentemente, destacados especialistas de famosas universidades  norteamericanas y del viejo continente llegaban hasta las instalaciones de Morococha y La Oroya, para compenetrarse de la obra que estaban realizando los científicos peruanos.
El interés que entonces conciliaba era mayúsculo. El hombre había iniciado a través de vuelos espaciales la conquista de remotos horizontes. Y como ya hemos mencionado, estaba en pos de conocer nuevos procesos de aclimatación que se tenían que emplear en la Ciencia Aeronáutica y Espacial. Había que determinar nuevas conductas inspiradas en la interpretación anatómica y sicológica de los pueblos que moran la altura.
El Ande es factor determinante de nuestra geografía y, por lo tanto, define regiones y modos de vida en el habitar de un hombre fisiológicamente distinto. Por eso la Ciencia Médica peruana ascendió a la Cordillera para estudiar y formular nuevas teorías y comprobaciones sobre la vida en  la altitud, las que a nivel de otros países interesados en la conquista del espacio, dieran de una maravillosa verificación. La sangre, la oxigenación, el funcionamiento respiratorio, la conducta del corazón y el sistema circulatorio de los hombres de altura difieren en mucho de la estructura vital de otros seres.
MAS CAPACIDAD
Debido a una serie de fenómenos de adaptación, allí en las alturas hay más sangre en el caudal circulatorio, mayor ventilación en los pulmones, procesos químicos diferentes en los tejidos. El hombre de la altura tiene más capacidad que una persona que habita al nivel del mar. Hurtado, hombre sencillo y accesible, atendía el mismo a los periodistas que iban a pedirle entrevistas tanto en sus laboratorios de Morococha y La Oroya, como en sus oficinas instaladas en el Hospital Loayza. Durante cerca de treinta años no dejo de concurrir cotidianamente al laboratorio de Biología Andina instalado en el citado nosocomio.
El doctor Alberto Hurtado nació en pleno centro de Lima, en una casona vecina al Palacio de  Torre Tagle. Estudio primaria y secundaria en el Colegio de La Recoleta. Sus dos primeros años de Medicina los hizo en la Facultad de San Fernando de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, estudios que luego prosigue en la Universidad de Harvard en los Estados Unidos. De regreso al país, el joven médico se especializó en Fisiopatología y en medicina de la altitud.


Morococha ciudad de altura estudiada por el científico

RECTOR
En 1962 surgen serias e insalvables diferencias en la Facultad de Medicina de la Universidad de San Marcos. Un sector del  profesorado se retira y funda en el Rímac la Universidad Cayetano Heredia, no sólo como entidad dedicada a la enseñanza médica sino como centro hospitalario.
 El doctor Hurtado accedió a ocupar el rectorado de ese alto centro de estudios  hasta el año 1977, en que por exigencias de la edad, se aleja de la docencia y la investigación. Pero no deja de trabajar. Y prosiguió en la tarea de terminar un libro que había estado preparando desde antes con el título “Hombre de Altura”, que resume todas las conquistas logradas en el Perú y en el mundo en este apasionante campo de la ciencia. El libro sería editado en inglés y castellano. “Solo pido que Dios me preste vida y salud para terminarlo”, dijo
Era casado con la distinguida matrona limeña Lily Miller de Hurtado y ha sido tronco de una connotada familia.  Hurtado falleció en 1983.  Su vida, su obra, sus experimentos y estudios cubren un fecundo capítulo de la Ciencia Médica peruana, que cada día cobra más actualidad y vigencia. El eminente maestro, junto con el doctor Carlos Monge, es el virtual fundador de una escuela médica de prestigio mundial. (Jorge Donayre Belaúnde)

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