Entre los grandes pioneros que
promovieron el avance la ciencia y el desarrollo en el país, figura con méritos
relevantes el sabio Alberto Hurtado. El eminente médico,
conjuntamente con Carlos Monge, otro patriarca de la medicina peruana, inició en 1927, en memorable expedición a La
Oroya, sus famosas investigaciones sobre
el hombre y la altura.
El doctor Alberto Hurtado-docente
limeño, investigador y estadista-hizo un trabajo de enorme trascendencia en su
campo. Su nombre y sus investigaciones
patentizan, a nivel mundial, el avance pionero de la ciencia médica peruana en
los estudios de la altitud.
El año 1972 la Organización de
Estados Americanos (OEA) instituyó el premio “Bernardo Houssay” para los
científicos de eta parte del continente, cuyos trabajos significan una
contribución a la lucha del hombre por alcanzar nuevas metas de conocimiento. El galardón que llevaba el nombre del insigne
fisiólogo argentino se destino aquel año para el campo de la Biología. Se presentaron 77 candidatos de casi todas las
naciones latinoamericanas y el jurado
decidió por unanimidad otorgarle el premio al doctor Alberto Hurtado. Era la
primera vez que se discernía. Hurtado,
con la sencillez que lo caracterizaba, recibió el premio en la ciudad de La
Plata (Argentina). Entonces afirmó que esa distinción la hacía extensiva a la
ciencia médica peruana y a los especialistas del mundo de la altitud.
Alberto Hurtado
Alberto Hurtado
Mucho antes su nombre y su labor
científica habían tramontado el continente. En 1970, la Fundación “Ciba” de
Gran Bretaña organizó un fórum en Londres para rendirle homenaje. El médico
peruano cumplía 70 años. A este acto
fueron especialmente invitados los más destacados científicos del orbe en el estudio de la altitud.
DISTINCION
Dos años después, la Universidad de Rochester le otorgó el
título de Doctor Honoris Causa. Y aquí, en su propia patria, obtuvo en 1973-74,
el Premio Nacional de Fomento a la Cultura en el área de las Ciencias Humanas.
La Ciencia Médica- gracias a los
estudios de Alberto Hurtado y Carlos Monge, fundamentalmente-, tiene un rol y
por lo tanto pionero, en los trabajos referidos a la altura y a la
supervivencia humana. Ahora el hombre conquista el espacio, allí en regiones
insondables donde no hay oxigeno, las naves interplanetarias transponen las
fronteras del cielo, pero hace mucho más de sesenta años correspondió a un
puñado de médicos y estudiantes, todos ellos pertenecientes a la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos, iniciar los primeros estudios sobre la altura.
Acompañaron a Hurtado y Monge,
médicos de la talla de Enrique Encinas y
Miguel Cervelli, ya fallecidos, de César Heraud y del brillante médico y
humanista Tomas Escajadillo, en la verificación hematológica de los estudios. Y
allí en el Instituto de Biología Andina, instalado en el Hospital Arzobispo
Loayza, otras notables personalidades como el doctor Humberto Aste Salazar,
Andrés Rott y el prominente hematólogo César Merino.
IN SITU
Los investigadores peruanos
comenzaron a realizar sus trabajos en las alturas de Morococha y La Oroya para
estudiar, in situ, los efectos de la altitud no sólo en los seres humanos sino
también en los vegetales y animales. El Ferrocarril Central del Perú les
proporcionó un vagón para que comenzaran el trabajo. Los primeros lineamientos
habían sido trazados por el Dr. Carlos Monge Medrano y la tarea tenazmente
proseguida bajo la dirección del doctor Hurtado. Bien pronto aquellos estudios
comenzaron a concitar el interés universal, sobre todo en los Estados Unidos y
en Europa. Frecuentemente, destacados especialistas de famosas universidades norteamericanas y del viejo continente
llegaban hasta las instalaciones de Morococha y La Oroya, para compenetrarse de
la obra que estaban realizando los científicos peruanos.
El interés que entonces
conciliaba era mayúsculo. El hombre había iniciado a través de vuelos
espaciales la conquista de remotos horizontes. Y como ya hemos mencionado,
estaba en pos de conocer nuevos procesos de aclimatación que se tenían que
emplear en la Ciencia Aeronáutica y Espacial. Había que determinar nuevas
conductas inspiradas en la interpretación anatómica y sicológica de los pueblos
que moran la altura.
El Ande es factor determinante de
nuestra geografía y, por lo tanto, define regiones y modos de vida en el habitar
de un hombre fisiológicamente distinto. Por eso la Ciencia Médica peruana
ascendió a la Cordillera para estudiar y formular nuevas teorías y comprobaciones
sobre la vida en la altitud, las que a
nivel de otros países interesados en la conquista del espacio, dieran de una maravillosa
verificación. La sangre, la oxigenación, el funcionamiento respiratorio, la
conducta del corazón y el sistema circulatorio de los hombres de altura
difieren en mucho de la estructura vital de otros seres.
MAS CAPACIDAD
Debido a una serie de fenómenos
de adaptación, allí en las alturas hay más sangre en el caudal circulatorio,
mayor ventilación en los pulmones, procesos químicos diferentes en los tejidos.
El hombre de la altura tiene más capacidad que una persona que habita al nivel
del mar. Hurtado, hombre sencillo y accesible, atendía el mismo a los
periodistas que iban a pedirle entrevistas tanto en sus laboratorios de
Morococha y La Oroya, como en sus oficinas instaladas en el Hospital Loayza.
Durante cerca de treinta años no dejo de concurrir cotidianamente al
laboratorio de Biología Andina instalado en el citado nosocomio.
El doctor Alberto Hurtado nació
en pleno centro de Lima, en una casona vecina al Palacio de Torre Tagle. Estudio primaria y secundaria en
el Colegio de La Recoleta. Sus dos primeros años de Medicina los hizo en la
Facultad de San Fernando de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos,
estudios que luego prosigue en la Universidad de Harvard en los Estados Unidos.
De regreso al país, el joven médico se especializó en Fisiopatología y en
medicina de la altitud.
Morococha ciudad de altura estudiada por el científico
Morococha ciudad de altura estudiada por el científico
RECTOR
En 1962 surgen serias e
insalvables diferencias en la Facultad de Medicina de la Universidad de San Marcos.
Un sector del profesorado se retira y
funda en el Rímac la Universidad Cayetano Heredia, no sólo como entidad
dedicada a la enseñanza médica sino como centro hospitalario.
El doctor Hurtado accedió a ocupar el
rectorado de ese alto centro de estudios
hasta el año 1977, en que por exigencias de la edad, se aleja de la
docencia y la investigación. Pero no deja de trabajar. Y prosiguió en la tarea
de terminar un libro que había estado preparando desde antes con el título “Hombre de Altura”, que resume todas
las conquistas logradas en el Perú y en el mundo en este apasionante campo de
la ciencia. El libro sería editado en inglés y castellano. “Solo pido que Dios
me preste vida y salud para terminarlo”, dijo
Era casado con la distinguida
matrona limeña Lily Miller de Hurtado y ha sido tronco de una connotada
familia. Hurtado falleció en 1983. Su vida, su obra, sus experimentos y estudios
cubren un fecundo capítulo de la Ciencia Médica peruana, que cada día cobra más
actualidad y vigencia. El eminente maestro, junto con el doctor Carlos Monge,
es el virtual fundador de una escuela médica de prestigio mundial. (Jorge Donayre Belaúnde)
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