Reducido a simple espectador de
las victorias militares alemanas, Mussolini empezó a sentir un agudo
sentimiento de frustración. Llegó el momento en que convencido de poder lograr
una rápida victoria, decidió lanzarse sobre Grecia. Pero la campaña resultó
mucho más difícil de lo previsto.
La declaración de no beligerancia
por parte de Italia provocó en Grecia un suspiro de alivio. Hitler había cedido
la iniciativa a los Panzer en la lejana Polonia, y como el otro polo del Eje
Berlín-Roma permanecía inactivo, la guerra estaba por el momento alejada del Mediterráneo.
Este hecho era, desde luego, un motivo de tranquilidad, especialmente en un
momento en que las relaciones italo-griegas estaban un poco tensas.
En realidad nunca habían sido unas relaciones
sinceramente amistosas y, retrocediendo un poco en el tiempo se recordará que estos
motivos de fricción se remontaban a la Primera Guerra Mundial. Ya durante las conversaciones para el Pacto de
Londres, las potencias convocadas habían prometido al mismo tiempo a Grecia e
Italia la concesión de zonas de influencia-incluso a veces las mismas- en
Asia Menor. Pero, en los preliminares
para la estipulación de los tratados de paz, Venizelos consiguió obtener
amplias concesiones, todas en perjuicio de Italia.
Motivo de fricción fue también la
ocupación del Dodecaneso, conquistado a Turquía, pero de población
predominantemente griega. Se reconocían
los grandes progresos alcanzados en aquellas islas, cuyo nivel de vida había
aumentado considerablemente, pero el sentimiento irrendentista estaba muy
extendido y era muy fuerte, sobre todo cuando el ocupante se mostraba duro.
Grecia penetró al máximo en Albania.
Grecia penetró al máximo en Albania.
GOLPE GRAVE
Pero, después del reconocimiento
de la legitimidad italiana por parte de las grandes potencias, Grecia sabía que
no había nada que esperar en aquel sector. Obsérvese que estos mismos
sentimientos los manifestaba, de un modo más mitigado Chipre, cuya situación étnica
geográfica no era distinta de la de Rodas. Inglaterra había declarado a Chipre
colonia de la Corona el 1° de mayo de 1925, para quitarle esperanzas a quien
las tuviera.
La ocupación de Alemania fue un
duro golpe grave. Italia se convirtió de pronto en un vecino odioso para todos
los países circundantes. Se aceptaron con aparente gratitud las afirmaciones
sobre la absoluta falta de propósitos agresivos hacia Grecia y se aceptaron
también, y aún se solicitaron (como se desprende de los documentos de los
archivos del Ministerio de Asuntos Exteriores francés caídos en poder de
los alemanes) las “garantías” de Francia e Inglaterra dirigidas claramente
contra Italia. Mussolini las consideró siempre como una afrenta y no las
olvidó.
TERRATENIENTES
Hay que añadir, además, que en
los ambientes más elevados de Grecia suscitaba gran inquietud la influencia de
los “notables” del sur de Albania, ricos terratenientes de la Ciamjuria,
gozaban sobre lo que burlonamente se
llamaba gran ducado de Toscana. Este era el departamento del Ministerio de
Asuntos Exteriores transformado después en Subsecretaría, que se ocupa de los
asuntos albaneses y en que el ministro toscano Ciano había colocado a muchos
funcionarios de su región. Tal vez la inquietud también era desproporcionada
con las posibilidades reales de los mencionados notables. No cabe duda de que
el gran condado de Toscana tuvo una importante intervención en los preliminares
de la desventurada campaña contra Grecia.
Lo peor sucedió durante el verano de 1939, cuando de improviso
Grecia realizó una movilización parcial, concentrando tropas en la frontera
albanesa. El pacto entre Moscú y Berlín estaba vigente. Había medidas contra Bulgaria.
El General Papagos, Jefe del Estado Mayor
General, contradiciendo lo que el Presidente del Consejo, General Metaxas había
dicho, reconoció que las medidas militares habían sido tomadas precisamente
contra Italia. ¿Motivos? Grandes concentraciones de tropas italianas (en
realidad tres divisiones) en las fronteras meridionales de Albania, discursos agresivos
del General Guzzoni, comandante de las fuerzas italianas, canciones en la que
se hablaba de conquistas en el Egeo, hasta Atenas y el Pireo.
Se trataba de motivos de escasa consistencia.
Lo cierto era que los soldados italianos y griegos estaban concentrados en la
frontera, demasiado cerca uno de otros, con el inmediato peligro de incidentes
ya que como se ha dicho más de una vez, “a veces los fusiles se disparan
solos”.
TRATADO
El 30 de Septiembre de 1939
vencería el tratado de amistad, conciliación y régimen jurídico firmado en
Roma, el 23 de Septiembre de 1928, por Mussolini y Venizelos. Su renovación
chocaba contra las repetidas referencias que contenía el pacto de la Sociedad
de Naciones, de la que Italia se había retirado. Italia no podía por lo tanto,
proceder a esa renovación en el sentido de una mera continuidad y se veía
obligada a sustituir el acuerdo por otro instrumento diplomático. La solución,
sin embargo, era difícil porque Grecia
no quería en modo alguno dejar de complacer a Inglaterra, su gran amiga
y protectora.
El ministro plenipotenciario,
Emanuele Grazzi, demostró la inconsistencia de tantos motivos de diferencia y
se propuso eliminarlos. Justamente convencido de que la paz y el bienestar de
las dos naciones aumentarían con ello. Grazzi obtuvo un éxito considerable al
eliminar el obstáculo para la renovación del tratado: llego a Roma el 11 de Septiembre
de 1939, recibió de Mussolini una memoria en la que subraya la intención de
Italia de no emprender una iniciativa militar. Para demostrar los buenos propósitos hacia
Grecia ordenaría la retirada de las tropas a 20 kilómetros de la frontera
albano-griega. Asimismo no excluía la posibilidad de renovar y establecer
aquella política de entendimiento entre Italia y Grecia que había sido
“ratificada en
acuerdos de carácter diplomático”.
Tropas italianas
acuerdos de carácter diplomático”.
Tropas italianas
COMUNICADO
El resultado de la misión de
Grazzi tuvo la apariencia de un
verdadero éxito y el 20 de Septiembre se publicó un comunicado cuya redacción
requirió trabajosas adaptaciones porque en la primera edición, redactada por el
Ministro de Asuntos Exteriores heleno, parecía que Metaxas, movido por un
desinteresado amor a la paz, había accedido a urgentes peticiones italianas.
En el texto definitivo seguía siendo oscura la
paternidad de la iniciativa. No obstante se declaraba que Italia había sido la
primera en tomar la decisión de retirar las tropas de la frontera. La
suspensión de las medidas militares provocó un alivio general y pareció que
hasta el Estado Mayor griego se había librado de una pesadilla.
La opinión pública, que ignoraba
la realidad de los hechos y veía solo la apariencia, quedó bastante satisfecha
de la marcha de los acontecimientos y se inició un periodo en el que las
relaciones públicas alcanzaron aspectos de verdadera cordialidad, tal vez como
nunca. A fines de Septiembre, Italia participó oficialmente en la feria
internacional de Salónica. El gran pabellón fue visitado y admirado por un
público numeroso y por las más altas autoridades, incluidos el rey, su hermano
Pablo, príncipe heredero y su esposa.
En enero de 1940 se celebró una
feria del libro italiano que testimonió el elevado nivel de la cultura italiana
y la excelencia de las editoriales. Acudió a inaugurar la exposición el honorable
Bottai, Ministro de Educación Nacional y hubo el acostumbrado corolario de
recepciones, banquetes y brindis solemnes a la renovada amistad entre Atenas y
Roma.
CONFERENCIAS
El Instituto Italiano de Cultura
y el Comité Atenas-Roma, despertando de cierto letargo, organizaron conferencias,
relaciones culturales y cursos de lengua italiana. No faltó la concesión de
altas condecoraciones italianas a personalidades helenas, recibiendo el General
Papagos el gran cordón de Caballero de la Gran
Cruz de la Corona de Italia.
Las relaciones habían llegado a
ser tan amistosas que el General Papagos preguntó si Italia estaría dispuesta a
vender alguna batería de las que “ciertamente el Ejército italiano estaba
sustituyendo por material más moderno”. Los italianos respondieron que no
podían complacer porque las guerras de Etiopía y de España habían absorbido
todas las disponibilidades de material, hasta el punto de llegar a sentir su
escasez. La respuesta podía parecer una excusa, en cuanto era peligroso proporcionar
armas a un posible adversario, pero desgraciadamente correspondía a la realidad.
La entrada de Italia en la guerra
prevista después de la acción alemana en Dinamarca y Noruega y de los
brillantes éxitos de la campaña en Francia provocó una justificada alarma y las
afirmaciones de Mussolini de que no quería arrastrar al conflicto a otros
pueblos lindantes con Italia, incluida Grecia no convencieron mucho.
Mussolini frustrado por la guerra greco-italiana.
Mussolini frustrado por la guerra greco-italiana.
NEUTRALIDAD
No obstante, el 11 de Junio de
1940, el General Papagos aseguró que su gobierno había apreciado mucho la
declaración del Duce y que su país observaría la neutralidad y la defendería
incluso con las armas, contra quien intentase violarla. Metaxas dio a Grazzi
seguridades más precisas, con evidente
alusión a Francia e Inglaterra.
Pero que la atmósfera cambiaba y
se enturbiaba cada día más se notó también en las relaciones personales con la
sociedad griega, pues disminuían las invitaciones y recepciones y poco a poco
se fue formando como una cortina de hielo.
No faltaron alfilerazos como
ciertos artículos anti griegos que aparecieron en algunos periódicos. Incluso "La Stampa" publicó un despacho fechado en Atenas sin que su corresponsal supiera
nada de ello. Comenzaban a producirse también algunos incidentes más o menos
graves, como el vuelo de aviones italianos sobre territorio griego y se
dirigieron acusaciones al Gobierno heleno en el sentido de que favorecía a
Inglaterra. Aviones italianos bombardearon, afortunadamente sin ocasionar
daños, un petrolero griego al norte de Creta y unos destructores que navegaban
por aguas de Lepanto e incluso, en la bahía de Navarino, un isolote porque
parece que fue confundido con un crucero inglés por su forma alargada y por la
presencia de un par de árboles. Los griegos protestaron y los italianos negaron
ser los causantes.
LO PEOR
Pero lo peor tenía aún que
suceder. El 4 de Agosto, la prensa italiana dio amplio relieve al aniversario
del golpe de estado de 1936, elogiando su finalidad y resultados, lo que podía
interpretarse como un gesto amistoso, empero una semana después el diario
albanés Tomori y la radio iniciaron una serie de violentos ataques a Grecia por
el asesinato del patriota albanés Daut Dodga. Al mismo tiempo Ciano expresó al
ministro griego en Roma su descontento por el entorpecimiento de las relaciones
entre ambos países y se pidió la destitución del cónsul griego en Trieste,
acusado de haberse pronunciado desfavorablemente respecto a Italia y a su
Ejército.
El 15 de Agosto, el viejo crucero
Helle fondeado en el puerto de la isla de Tinos, donde se celebraba la fiesta
de la Asunción, fue hundido por el torpedo de un “submarino desconocido” y
otros dos torpedos alcanzaron el muelle
(sólo después de la declaración de guerra el Gobierno griego publicó
fotografías de los pedazos de torpedo encontrados, todos ellos con indicaciones
italianas). El motivo del ataque fue un misterio que nunca se resolvió.
Dos días después, el 17 de
Agosto, el Estado Mayor griego daba principio a la movilización y con buenas
razones para ello. Sería menospreciar la sagacidad, la capacidad y la previsión
del Estado Mayor griego si se creyera que el Ejército, después de las
provocaciones italianas, fue atacado por sorpresa el 29 de Octubre de 1940,
como la propaganda ha tratado de sostener para aumentar los méritos del soldado
griego.
Los griegos desfilando durante la guerra.
Los griegos desfilando durante la guerra.
MANDOS
El mismo General Papagos en su
libro “Grecia en Guerra” presenta un poco vagamente la preparación griega,
refiriendo de un modo exagerado las posibilidades de las tropas italianas en
Albania.
El Ejército griego comprendía en tiempos
de paz cinco Mandos de Ejército (Atenas,
Larisa, Salónica, Cavalla y Alexandrupoli), 14 divisiones de infantería y una
de caballería. La mayor parte de las divisiones de infantería, todas ellas
formadas por tres regimientos y la de caballería estaban situadas en el Norte
de Grecia (Epiro, Macedonia, Tesalia y Tracia), la División estaba en el Atica,
la 3 y 4 en el Peloponeso, la 13 en las Cicladas (Samos, Lesbos, Quíos, etc.) y
la 5 en la isla de Creta.
Se movilizaron en total unas 15
divisiones de infantería y cuatro brigadas de la misma arma, susceptibles de
graduales transformaciones. En total, Grecia había podido poner en pie de
guerra, en el momento de la movilización, 15 divisiones de artillería de
montaña, cuatro regimientos de artillería de cuerpo y de ejército de medio calibre y un grupo
(tres baterías) para la división 8. Asimismo cinco regimientos de artillería
pesada, 20 grupos de reconocimientos de caballería, 10 batallones y 35
compañías de ametralladoras y de seguridad para el orden de retaguardia y
para defensa de las islas, seis batallones
y 10 compañías de los sectores de cobertura.
MOVILIZACION
A primeros de junio fue llamada
la mitad del reemplazo 1934 y el 29 de Julio se llamó al reemplazo 1933 para un
mes de instrucción. La tarde del 17 de Agosto comenzaron las primeras medidas
de una verdadera movilización con el llamamiento de algunos reservistas. El
general Papagos había adoptado en las conversaciones un tono amistoso y
cordial, lamentándose tan sólo de los insultos al honor militar griego lanzados
por el diario "Tomori". Concluyó diciendo que el mismo día que sean retiradas las
concentraciones de fuerzas italianas en el sur de Albania dará orden de
suspender las medidas tomadas por Grecia.
Sin embargo, empuñaron las armas
unos 200 mil hombres. Se reforzaron los lugares griegos considerados claves. La
alarma por las intensiones agresivas de Italia era evidente con una política
tortuosa llena de indecisiones y rectificaciones.
Mussolini quería prevenir a
Alemania en los Balcanes atacando Yugoslavia, Grecia y, eventualmente también Turquía.
Pero el General Guzzoni no disponía de más de cinco divisiones que para ello
era muy poco. El Conde Ciano se presentó en Albania y le recomendó al nuevo jefe italiano Geloso
la intervención de Italia en la guerra, declarando que no se podía ir más allá en
la amistad con Grecia, “verdadera base naval franco inglesa” y que por lo tanto
era necesario atacarla.
Los británicos en Grecia
Los británicos en Grecia
INDECISIONES
Las indecisiones de Italia
prosiguieron. Geloso fue sustituido por el General Visconto Prasca. No
funcionaban ni los enlaces. Ni las acciones. El 22 de Agosto Mussolini ordenó
que se suspendiera, sin decir hasta cuando, todo preparativo de Guerra contra
Grecia.
Los acontecimientos se
precipitaron en el espacio de tres días. Mussolini, el 14 de Octubre, parecía
decidido a la acción. Pero después se dejó convencer de que debía otra vez
retrasarla ante las objeciones de Badoglio y Roatta, que exponían la necesidad
de disponer de tres meses de tiempo para enviar tropas suficientes a Albania
Pero el dia 15, Il Duce convocó
en el Palacio de Venecia una reunión en la que anunció su decisión de fijar como fecha irrevocable
el 26. No obstante en el espacio de 36
horas, Mussolini cambió de opinión tres veces. Pero finalmente se decidió y
después de haber concedido una prórroga de dos días, el 26 telegrafió a
Badoglio diciéndole: “la fecha del 28 es irrevocable.
El texto del ultimátum llegó a
Atenas la noche del 27 de Octubre, mientras se celebraba una fiesta en la
delegación italiana en honor de personalidades políticas, militares y
culturales griegas. En seguida se difundió una atmósfera helada entre la masa de
los invitados y ya puede imaginarse la angustia del ministro Grazzi que se vio
obligado a interrumpir la fiesta y despedir a sus huéspedes
La acusación a Grecia era que no respetaba la neutralidad. Mussolini
envió directamente a Visconti Prasca la orden de romper las hostilidades y la
mañana del 28 Badoglio, Cavagnari, Pricolo y Graziani escucharon por radio
Londres la noticia de que aquella madrugada Italia había declarado la guerra a
Grecia.
ACCIONES
Las primeras acciones se
realizaran a partir de las 6.30 de la mañana. Quería ocuparse Creta. Lo había
pedido Hitler a Mussolini. En la mañana estaban en el frente las tropas de
ambos países. Las hostilidades se iniciaron sobre unos 50 kilómetros de la
frontera. Por Macedonia todo estaba
listo para el enfrentamiento. La superioridad numérica global estaba de favor
de los griegos. Mientras que los italianos estaban prácticamente aislados.
Densos bombardeos ocurrieron y después e lanzaban las unidades acorazadas y
finalmente se enfrentaban las infanterías.
A lo italianos tanto por
deficiencia de aviones como por las malas condiciones del tiempo, les faltó
desde un principio el apoyo aéreo y los infantes que miraban el cielo solo
veían surgir de las bajas nubes algún que otro avión griego que ametrallaba y
bombardeaba con escasos resultados materiales, pero con demoledores efectos
psicológicos.
Una columna de la División
Ferrara, con algunos carros de combate, consiguió apoderarse del puente Perati
antes de que fuera volado por los griegos, lo que fue aprovechado por otras
columnas para avanzar.
Los alemanes con prisioneros griegos.
Los alemanes con prisioneros griegos.
OBSTACULOS
Pero los obstáculos en los caminos, otros
puentes destruidos y la resistencia de algunos núcleos griegos retardaron la
marcha y fraccionaron las columnas de ataques en numerosos escalones a los que La
Centauro fue cediendo poco a poco gran parte de sus medios, hasta el punto de
ser absorbida por la lucha no como una gran unidad, sino dividida en pequeñas
unidades.
Desbordado el desfiladero de
Devinaki, fuertemente defendido, el Cuerpo del Ejército tomó contacto, el día
31, con la línea defensiva enemiga Kalibaki- Kalamas. Pero por carecer de la adecuada artillería, chocó contra las
bien organizadas defensas adversarias. Sin necesidad de entrar en detalles
puede afirmarse que las unidades italianas en vez de romperlas, se estrellaron
contra ellas.
El mando supremo griego había
podido seguir efectuando, sin el menor entorpecimiento, todos los movimientos
para completar la concentración del Ejercito en las fronteras amenazadas. Pues
de los 400 aviones italianos que en la reunión del Palacio Venecia se afirmó
que podrían emplearse, solo se utilizaron unos 200. Y aún estos en acciones
esporádicas, independientes de las operaciones y sin objetivos precisos. Sólo
el 31 de Octubre se dio la noticia del bombardeo de importantes instalaciones y
nudos de comunicaciones en el valle del Kalamas.
Precisamente aquel día se produjo
un acontecimiento que hizo temer daños mayores: en el sector macedonio los griegos
salieron de su pasividad defensiva y se lanzaron al ataque en dirección al
curso alto del Devol y hacia el alto Vijose, a través del Pindos y sus
boletines comenzaron a señalar diariamente la ocupación de numerosas
localidades en el sector de Macedonia en el Pindos.
Palacio Venecia en Roma donde se decidió el ataque.
Palacio Venecia en Roma donde se decidió el ataque.
CONTRAOFENSIVA
La contraofensiva helena empezó a
manifestarse cuando la ofensiva italiana apenas había tomado contacto con la
posición principal de la resistencia adversaria. La presión sobre Corsiano la
ejercieron, por lo menos, tres divisiones con los cuales colaboró su escasa
aviación. A partir de entonces, la delicada situación italiana comenzó a
ponerse de manifiesto.
El día 6, la División Julia
recibió la orden de replegarse. Tuvo que abandonar los hospitales de campaña y
combatiendo valerosamente consiguió romper el cerco que lo oprimía. En Corciano
una potente fuerza griega tomó decididamente la iniciativa de las operaciones.
Ya estaban empeñadas todas las fuerzas italianas en Albania. El boletín griego
cantó la victoria. Los italianos retrocedieron de inmediato
Repercusiones más graves sobre el
conflicto tuvo aún la operación de
Tarento durante la cual los Swordfish británicos pusieron fuera de combate los
acorazados italianos Littorio, Duilio y Cavour. Aquella misma noche una
división compuesta por los cruceros Orion, Sidney y Ayax y los destructores
Nubian y Mohawk remontó las costas albanesas y hundió en el Canal de Otranto
cuatro barcos mercantes. El efecto de estas acciones fue fatal para el
aprovisionamiento italiano.
RESISTENCIA
El ataque italiano fue detenido
por la resistencia griega. Era inminente
la contraofensiva helena con todas sus consecuencias. El General Panagos seguro
de haber detenido el ataque italiano en la bien preparada posición defensiva
del Epiro y el Pindos, y después de haber ocupado algunas posiciones en la
frontera macedónica, reunió sus fuerzas para pasar al contraataque sobre un
despliegue italiano casi filiforme.
Los italianos no tenían tropas
para obligar a Grecia que se rindiera. Así pues no se podía confiar más que en
una crisis política interna en Grecia y tal vez en una intervención de
Bulgaria. Mussolini descargó toda la culpa en los militares y quien pagó las
consecuencias fue Visconti Prasca que, ciertamente, tenía su parte de
responsabilidad por el fracaso, pero no toda la que se le atribuyó.
A primeros de noviembre el
Ejército griego se lanzó a la contraofensiva. Abrió su camino hacia Koritza,
envolvió el centro y cayó sobre el puente Perati. Luego continúo sobre
Permet-Kelcyre-Tepelone, lo cual significó el aniquilamiento del Cuerpo
Expedicionario Italiano.
El ejército griego se limitó a
ejercer una presión exclusivamente frontal. El reglamento táctico de este país
era una copia del francés. Cuando el enemigo se ponía a la defensiva, una
adecuada base de fuego empleando artillería y morteros daba resultados para
Grecia con una fuerza moral innegable.
La mula sirvió como transporte y abastecimiento en el conflicto.
La mula sirvió como transporte y abastecimiento en el conflicto.
PRESION
La presión griega prosiguió mientras
comenzaban a llegar refuerzos desordenados de Italia. Querían taparse brechas.
La noche del 4 de Diciembre Soddu, convencido de la derrota, sugirió que se
buscase la solución de la vida diplomática. Un armisticio para solicitar la
ayuda alemana. Ambas soluciones eran humillantes. Mussolini ordenó la
resistencia a toda costa. Cambiaron de jefes militares. Llegó el General
Cavalllero en vez de Soddu. Hay que reconocer que el primero supo afrontar la
situación con calma y en poco tiempo consiguió emplear adecuadamente los
refuerzos. Sin embargo, los italianos evacuaron varias ciudades.
La mañana del 9 de Diciembre el
frente italiano se extendía en unos 160 kilómetros de amplitud en línea recta
sobre la zona meridional de Albania: lago de Ocrida-Tomori-Kelcyre,
Kurvelesh-Himare. Los combates continuaron violentamente. Los griegos seguían
con fuerza pero cometían errores Los
italianos luchaban por traer refuerzos.
La conquista de Klisura estaba costando
caro a los griegos. Los helenos no pudieron avanzar. La guerra entró en una fase
de desgaste durante la cual los griegos perseveraron constantemente en
dirección a Tepelene, con cierto éxito, aunque pagado sangrientamente.
MUSSOLINI
El 9 de marzo, el General
Gambarra intentó un sondeo con su Cuerpo de Ejército en el valle del Desnizza y
Mussolini llego de Italia para asistir a la batalla. Pero la ineficiencia de
los artilleros, la escasísima instrucción de los infantes y la valerosa defensa
de los griegos indujeron al General Cavallero a indicar al Duce lo perjudicial
que sería proseguir con una acción que ya no ofrecía ninguna garantía de éxito.
La batalla tuvo que suspenderse y Mussolini regresó a Roma amargado.
Mientras tanto, la situación
política internacional sufría en los Balcanes una transformación radical por
haber cambiado de bando Yugoslavia y a causa de la consiguiente intervención
alemana. El 14 de Abril, una columna de la Cagliari atacó y conquistó algunas posiciones,
en el alto valle de Shushizza, capturando algunas decenas de prisioneros.
Fue el último hecho de armas de importancia.
Los griegos desistían de la lucha. Al día siguiente se comprobó que ellos
habían roto el contacto y se retiraban ordenadamente de todo el frente hacia
sus fronteras. Una columna motorizada alemana había pasado desde Bulgaria al
valle de Vardar en suelo griego y bajó a la Macedonia helénica, continuó
enseguida hacia el noreste sobre Flórina y Metsovo, alcanzando por el sur los
confines con Albania. Había dejado pasar las tropas griegas en retirada y
ocupado todos los valles. Luego se dio la orden de que cesaran todas las
operaciones. Lo que equivalía a detener los italianos, mientras se firmaba en
Salónica la capitulación de Grecia. (Editado, resumido y condensado de la Revista “Así fue la Segunda
Guerra Mundial”)
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