Lo sindicaron como el caudillo
militar ambicioso con activa participación pública durante las primeras décadas
del inicio de la república peruana. Todo
esto tan importante en el marco de la independencia fuera del yugo español que
instituyó, impecablemente, el Libertador
José de San Martín, a partir del 28 de Julio de 1821. Presidente del Perú en
dos ocasiones, con logros irregulares y conflictivos: de 1829 a 1833 y de 1839
a 1841. Murió desempeñando el alto cargo y en plena batalla contra los
bolivianos en Ingavi, quienes resultaron a lo largo de su dilatada vida su
obsesión permanente.
La peripecia vital de Agustín Gamarra es un compendio de los dramáticos conflictos
americanos de la primera mitad del siglo XIX. En las guerras de la
independencia puso de manifiesto su valentía al lado de los realistas, peleando
a órdenes de José Manuel Goyeneche y Barreda, Joaquín de la Pezuela y el último
Virrey en el Perú, José de la Serna. Pero ni siquiera sus repetidas hazañas
militares evitaron que siempre se desconfiara de él como partidario secreto de
la independencia.
Los españoles no se equivocaron
porque en determinado momento de la historia pasó a luchar de la misma forma al
lado de los patriotas peruanos. No vaciló en unirse a San Martín y
posteriormente fue Jefe del Estado Mayor del Ejército Libertador en la Batalla
de Ayacucho que selló la libertad de América. En el Perú fue partidario de la
destitución de Simón Bolívar y después obligó al español La Serna a abandonar Bolivia.
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Mariscal Gamarra: caudillo y guerrero.
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Mariscal Gamarra: caudillo y guerrero.
IDEAL
Ascendió a Mariscal en 1828 y a
raíz de la derrota peruana en la guerra
contra la gran Colombia que incluía territorios que después pertenecieron a
la creada República del Ecuador, derrocó
al Presidente José de la Mar. Firmó con ese país el Tratado de Guayaquil,
cediendo las reclamaciones peruanas sobre esta ciudad.
En 1829, fue designado Presidente
Constitucional del país, periodo que desempeñó hasta 1833. Durante su mandato
trató de construir el Gran Perú, un ideal
cuya realización efectiva requería la anexión de Bolivia y que provocó
enfrentamientos continuos con los
bolivianos.
Sin embargo exiliado en Chile
promovió, al igual que Santa Cruz pero con fines distintos y de estrategia
particular, la Confederación Perú Boliviana. En efecto, cuando ésta era una realidad se unió con
Chile y participó en la expedición victoriosa
contra la unión de los dos países andinos.
A renglón seguido, volvió a
ocupar la presidencia del Perú. En este periodo gubernamental se redactó una
nueva Constitución de corte conservador y nacionalista. En 1841, su
intervención en territorio boliviano dirigida en principio contra Santa Cruz,
se saldó con su derrota en la Batalla de Ingavi en la que falleció y con la que
la independencia de Bolivia quedó definitivamente consolidada.
CAMPAÑAS
Hijo de Fernando Gamarra de nacionalidad
española. Su madre fue Josefa Petronila Messía, mestiza peruana de modesta
cuna. Nació en el Cusco el 27 de Agosto de 1785 e
inició sus estudios en el Colegio de San Buenaventura de los frailes
franciscanos en la ciudad imperial. También los hizo en otro plantel, el San
Francisco del mismo lugar. Por influencia de los sacerdotes que lo formaron,
quiso ser cura y para eso estudió algún tiempo. Pero abandonó la carrera
religiosa y optó por la militar.
Fue así como se enroló en las filas realistas en 1809. En tal condición de defensor de
España, concurrió a las campañas y batallas en el Alto Perú contra los
ejércitos argentinos. Actuó también en la represión de la rebelión de los hermanos
Angulo y Mateo
Pumacahua (1814) y aplacó las
guerrillas de indios del Alto
Perú. Subió por todos los escalones inferiores hasta
el grado de teniente
coronel. Lo involucraron dos veces en conspiraciones
tramadas por los patriotas y enviado a Lima en 1820.
Cadete en el ejército realista que alistaba
el general arequipeño José Manuel de Goyeneche contra el movimiento liberal, iniciado en La Paz y poco después e Buenos Aires. Estuvo posteriormente bajo las órdenes del general Pío Tristán en los encuentros adversos de Tucumán
y Salta. A las órdenes del general Joaquín de la Pezuela, en los triunfos de Vilcapuquio y Ayohuma.
ACUSACION
Integró la Junta de Purificación encargada de
juzgar y castigar a los participantes de la revolución del Cuzco, pero por su
actitud benévola fue excluido del tribunal. Ocurría que entre los patriotas
perseguidos figuraban varios de sus amigos y conocidos.
Prudencialmente se le confió un puesto
administrativo en la Contaduría Provincial de Puno. Al poco tiempo, combatió las guerrillas altoperuanas que
las redujo por la fuerza de las armas y ofreciendo indultos.
No obstante, al terminar su misión, su
batallón lo desarticularon y fue acusado
ante el virrey Pezuela por su superior, el general español Mariano Ricafort. Pese a ello, el Virrey lo ascendió al grado de Coronel.
Resultó destacado en la provincia
de Tarija, con la misión de pacificarla. Ello ocurrió en mayo de 1817.
Estando en el Alto Perú fue culpado
de alentar una conspiración en el cuartel general de Tupiza,
que debía iniciarse con la prisión de los jefes españoles, para marchar luego
hacia La Paz y Cuzco. Por aquel entonces, la Expedición Libertadora de San
Martín llegaba a la costa peruana.
En cuanto
al complot, no se le pudo probar nada y se optó por trasladarlo a Lima junto con el temido
Segundo Batallón del Regimiento N.° 1, del que era jefe. Llegado a la capital despojado del mando y designado como ayudante de campo de La Serna.
Su primera banda presidencial.
Su primera banda presidencial.
UNIDADES
Puso fin a su fidelidad a la monarquía
española cuando junto con otros oficiales y soldados se presentó ante el
cuartel general de San Martín, el 24
de enero de 1821, incorporándose así al ejército
emancipador.
Lo enviaron a la sierra central con la misión de formar un ejército regular, en base a las montoneras que
actuaban en la región. Llegó a Jauja
y le fue difícil cumplir su misión. Los reclutas eran reacios a la disciplina
militar.
De todos modos, logró la formación de dos unidades de combate: el
Batallón Leales y el Escuadrón de Granaderos del Perú. Visitó Pasco, con instrucciones de no
comprometerse en acción alguna. Sin embargo, una avanzada de su división fue
sorprendida y derrotada por el ejército realista comandado por Mariano Ricafort, su antiguo superior.
Durante una segunda campaña en la sierra central, sirvió como Jefe
de Estado Mayor del General argentino Juan
Antonio Álvarez de Arenales. Este le comisionó sorprender al realista José Carratalá, quien se hallaba en el
pueblo de Concepción, cerca de
Jauja. No pudo cumplir con la misión y se retiró, en mayo de 1821.
Arenales enfureció a tal punto que llegó
incluso a pedirle a San Martín su separación del ejército, sin lograr su
cometido.
Ocupada Lima por el Ejército Libertador, se trasladó a la capital
donde participó del entusiasmo generado por la Proclamación de la Independencia
del 28 de julio de 1821 y estuvo entre los galardonados con la Orden del Sol.
MACACONA
A continuación, como Jefe
de Estado Mayor, integró al destacamento
patriota comandado por el general Pío
Tristán que fue enviado hacia el
sur, con la misión de ocupar Cañete e Ica.
Pero al llegar al valle de las uvas fueron atacados por el Ejército Realista de
Canterac y sufrieron un serio revés en la batalla
de la Macacona, el 7 de abril de 1822, a raíz de lo cual fue enjuiciado y suspendido de la milicia por
cuatro meses.
En medio de la convulsión política que atravesaba el Perú, José de la Riva Agüero fue nombrado Presidente de la
República, a instigación de un grupo de jefes
patriotas amotinados en Balconcillo. Entre ellos estaba Gamarra.
Rechazó el Ministerio de Guerra que le ofreció Riva Agüero. En
cambio pudo ser ascendido a General de Brigada y partió junto con
Santa Cruz a la Segunda Campaña
de Intermedios, contra los realistas del Alto
Perú, que duró de mayo a septiembre de 1823 y concluyó sin resultados positivos
para los emancipadores.
Siendo inminente la llegada de Bolívar, le manifestó su adhesión. Asimismo formó parte del Ejército
Libertador, aunque no participó en la Batalla
de Junín por pertenecer al arma
de infantería que no intervino en esta acción bélica.
En cambio, como Jefe de
Estado Mayor, uno de los artífices del triunfo alcanzado en la Batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824.
No obstante, su intervención dejó de ser mencionada debidamente por Sucre en el
parte enviado a Bolívar. Jamás perdonó
la omisión. De todas formas, recibió el ascenso a General de División.
Francisca Zubiaga Bernales, La Mariscala.
Francisca Zubiaga Bernales, La Mariscala.
DIPUTADO
Fue nombrado por Bolívar como Prefecto del Cuzco y jefe militar de los departamentos
del sur. Ese mismo año se casó con Francisca
Zubiaga Bernales, quien llegó a ser
conocida con el apodo de “La Mariscala”.
Como primera autoridad política de ese departamento realizó una
labor encomiable, pues sofocó inmediatamente la resistencia que aún intentaban
oponer algunos oficiales realistas. Incentivó la agricultura, mejoró los
servicios asistenciales y los de la Casa de la Moneda.
Tras el retiro del Libertador y la caída del régimen vitalicio en
el Perú, el militar se mantuvo en la Prefectura y al mando del poderoso ejército del sur, sirviendo
a su manera al gobierno de La Mar. Elegido
Diputado por Lampa al Congreso
General Constituyente de 1827.
En Bolivia aún subsistía el régimen
vitalicio o bolivariano, con el Mariscal Sucre a la cabeza, lo cual significaba
un grave peligro para la frontera peruana del sur. A fines de 1827, varios
motines ocurrieron en ese país en contra de la dominación colombiana. Siendo
todos sofocados.
Sin embargo, un levantamiento ocurrido en
la ciudad de Chuquisaca si que tuvo éxito. Al intentar aplastarlo, Sucre terminó herido en
el brazo derecho, obligado a buscar refugio y delegó el mando en el Ministro de
Guerra: el General José María Pérez de Urdininea.
Su segunda banda presidencial.
Su segunda banda presidencial.
PROPOSITO
Una reunión pública realizada ese mismo día
en la Universidad de Chuquisaca acordó llamar a
Gamarra y a las tropas peruanas apostadas en la frontera, las que
inmediatamente penetraron en Bolivia cruzando Desaguadero.
Manifestó entonces que su propósito era
poner orden en el país, amenazado por la anarquía, para evitar que se atentara
contra la vida del Mariscal Sucre. En realidad llegó con la intención de poner
punto final a la dominación colombiana en Bolivia, pese a no contar con la
autorización del Presidente La Mar ni del Congreso peruano.
El avance del ejército peruano en Bolivia
no tuvo mayor inconveniente. La mayoría del similar boliviano hizo causa común
con él y sólo una pequeña parte le presentó oposición. Entonces ocupó La Paz, Oruro, Chuquisaca, y posteriormente Potosí y Cochabamba.
El general Pérez de Urdininea se avino a llegar a un acuerdo con
el jefe peruano, firmándose el Tratado de Piquiza, en Julio de 1828, en el cual se
acordó, entre otras cosas, la salida de todos los extranjeros del territorio
boliviano. Tanto tropas auxiliares colombianas como aquellos otros extranjeros
que hubieran tomado parte activa en la política boliviana.
También se dispuso la reunión de un
Congreso en Chuquisaca para admitir la dimisión de Sucre y nombrar un gobierno
provisional. Desde entonces, fue
conocido como el Mariscal de Piquiza. Este suceso
daría lugar a una fuerte enemistad con Sucre
y el empeoramiento de las relaciones entre el Perú y la Gran Colombia.
BLOQUEO
Bolívar lanzó una violenta proclama contra los
peruanos y un mes después declaró la guerra al Perú. El Presidente La Mar aceptó el
reto y con la autorización del Congreso se puso en campaña, movilizando hacia
el norte el Ejército y la Marina .
En el mar, contando el Perú con superioridad indiscutible, la
Armada peruana al mando del Almirante Martín
Jorge Guisse bloqueó la costa
colombiana entre Machala y Panamá. Luego atacó y ocupó Guayaquil, muriendo heroicamente
Guisse en el asalto.
La campaña terrestre no tuvo el mismo resultado. La Mar, al mando
de las tropas peruanas, estableció su cuartel general en Piura, y luego avanzó hacia Loja, en busca del
ejército que mandaba Sucre.
Otra parte del ejército peruano, proveniente del sur del Perú y al
mando de Gamarra, avanzó también sobre el territorio colombiano. La Mar asumió
la dirección suprema de la guerra y el cusqueño fue designado Comandante
General del Ejército.
El objetivo inmediato que
se propusieron ambos fue la ocupación de Cuenca.
Los dos jefes peruanos no coordinaron bien sus movimientos y Sucre, actuando
con su característica habilidad en la madrugada del 13 de febrero de 1829, sorprendió el parque de
artillería peruano en el pueblo de Saraguro y lo destrozó.
INDICIOS
A continuación el mismo jefe militar, al frente del grueso de su
ejército de unos 4 mil hombres, logró derrotar a una división del ejército
peruano, de unos 1,000 soldados, en el lugar denominado Portete de Tarqui, el 27 de febrero de 1829. Un revés para los peruanos
pero no una derrota decisiva, en vista de que no se produjo un encuentro o
batalla campal entre ambos ejércitos, los mismos que se aferraron a sus
posiciones.
Hay serios indicios para suponer que detrás de los reveses del ejército peruano estuvo la mano oculta de Gamarra.
Habría actuado, aliado a Santa Cruz y
a Antonio Gutiérrez de la Fuente buscando, no la derrota de los
colombianos, sino la caída de La Mar y sobreponiendo sus intereses subalternos
a los de su patria.
Gutiérrez de la Fuente, que estaba en Arequipa con un ejército y con orden
de marchar a la frontera, jamás llegó al teatro de operaciones. Por su parte,
Santa Cruz se hallaba entonces como Embajador en Chile y poco después pasó a ocupar la
Presidencia en Bolivia, desde donde impulso la Confederación Perú-Boliviana
A Gamarra se le acusó incluso de reunirse secretamente con Sucre y
que, intencionadamente, propició que el Ejército dirigido por La Mar sufriera descalabros,
para que el comandado por él se
convirtiera en el principal y poder así arreglar la paz con los colombianos.
En defensa de esta tesis
se arguyó que ordenó la retirada de sus tropas en la
batalla del Portete de Tarqui. Sus
defensores, en cambio, niegan que tal acto tuviera una oculta intención,
resaltando el hecho que demostró un comportamiento valiente en el
curso del combate, a tal punto que fue herido.
El retrato y su firma.
CONSPIRACION
El retrato y su firma.
CONSPIRACION
Luego del revés de Tarqui, La Mar aceptó el ofrecimiento de Sucre
de conseguir la paz. Así se firmó el Convenio
de Girón, el 28 de febrero de 1829,
que entre otras cosas, estipuló la desocupación del ejército peruano, en Loja y Guayaquil.
Representando a La Mar, firmaron Gamarra y el Coronel Luis José de Orbegoso. La situación
del ejército peruano era insostenible, pues al perder su parque en Saraguro no
tenía municiones suficientes y para colmo la caballería estaba en mal estado,
todo lo cual impedía maniobrar en un territorio tan áspero como la sierra de
Cuenca.
La noche del 7 de junio de 1829 una conspiración de los jefes
del ejército peruano en Piura, dirigidos por el cusqueño, depuso a La Mar y lo
obligó a embarcarse para Costa
Rica. Simultáneamente en Lima, Antonio Gutiérrez de la Fuente,
derrocaba al encargado del mando Manuel
Salazar y Baquíjano y asumía el
poder con el título de Jefe Supremo.
Finalmente, se firmó la paz entre el Perú y la Gran Colombia por
el Tratado Larrea – Gual, el 22 de septiembre de 1829. Este país, respetó entonces
los derechos del Perú sobre los territorios de Tumbes, Jaén y Maynas.
Antonio Gutiérrez de la Fuente.
Antonio Gutiérrez de la Fuente.
MOTIN
En Lima, Gutiérrez La Fuente no quiso conservar el poder y
renunció ante el Congreso que, por votación, nombró Presidente Provisorio de la
República al Mariscal Gamarra y la Vicepresidencia se la otorgó al primero, el
1º de Septiembre de 1829.
El mandatario interino,
tras convocarse a elecciones, obtuvo más de la mayoría absoluta de los votos de
los colegios electorales de provincias exigidos por la Constitución y
proclamado Presidente Constitucional por el Congreso, el 19 de diciembre de 1829.
El gobierno quiso ser lo opuesto al de La Mar, que se había
convertido en un esfuerzo constitucionalista. La Constitución de 1828 se dejó de lado. No satisfacía por las limitaciones que establecía
al Poder Ejecutivo. El caudillo
Instauró un ejecutivo autoritario y conservador.
Logró a duras penas terminar su gobierno constitucional. Varias
veces se ausentó de la capital para sofocar las rebeliones y levantamientos que
ocurrieron en diversas partes del país. Durante esas expediciones, dejaba la
presidencia en manos de sus vicepresidentes o encargados de gobierno, el
primero de los cuales, Antonio Gutiérrez de la Fuente, manifestó también su
carácter autoritario y comenzó a ganarse la enemistad de la cúpula política
limeña.
El Vicepresidente terminó por ser expulsado de Lima, tras un motín
que estalló en la capital, promovido por la
famosa Mariscala. Conforme
pasaba el tiempo, la oposición liberal al gobierno se robusteció más y los
miembros del Congreso hicieron sentir su protesta.
Por su parte, Francisco de
Paula González Vigil, sacerdote tacneño y congresista, hizo en el Parlamento nacional la más severa
crítica al régimen autoritario, culminando su argumentación con las célebres
palabras: “Yo debo acusar, yo acuso”.
Monumento en su honor.
Monumento en su honor.
TRATADO
En su elocuente discurso, el patriarca denunció los actos ilegales
y las arbitrariedades en que había incurrido el régimen. Con estas acusaciones, el gobierno se
desprestigió aún más. El Congreso se clausuró a fines de 1832.
El Presidente quiso declararle la guerra a Bolivia. Pero el
Parlamento se opuso. Entonces decidió entablar negociaciones con dicho
país. Así se firmó el Tratado Preliminar de Paz un 25
de Agosto de 1831, en el que se acordó el retiro de ambos ejércitos de la
frontera y la disminución de sus efectivos.
Durante su gobierno, se reorganizó la Casa de la Moneda,
y se crearon las de Trujillo y Arequipa. Regularizaron el
cobro de las contribuciones, especialmente del ramo de patentes que no habían
sido hecho efectivas desde 1822.
También se inauguró el muelle del Callao y se abrió al
comercio marítimo el puerto de Cerro Azul. Quedó fundada la Dirección
General de Aduanas. Creado el departamento de Amazonas. En el campo de la educación se fundó en 1830 el
Colegio Militar por poco tiempo, el Convictorio de San Carlos lo
reorganizaron y se fundó el Ateneo de Lima. Esto último con el
propósito de estimular el desarrollo cultural del país.
En las postrimerías de su mandato, convocó a la Convención Nacional de 1833, una asamblea de representantes cuya misión sería reformar
la Constitución de 1828. Tal como lo estipulaba la misma carta magna en uno de
sus artículos. Dicha asamblea se instaló el 12
de septiembre de 1833.
Allí predominaron los diputados liberales, a la
cabeza de los cuales estaba Francisco Javier de Luna Pizarro.
Como ya finalizaba también su período presidencial, convocó a los Colegios
Electorales para la elección del nuevo Jefe de Estado.
ORBEGOSO
Dichos colegios fueron elegidos parcialmente en
unas provincias y en otras dejó de
hacerse. Por lo que no se pudo realizar la elección. Pese a ello, no quiso prorrogar su periodo y dejó el poder el 19 de diciembre de 1833. Exactamente, el mismo día en que finalizó su
mandato constitucional.
Entonces, la Convención Nacional asumió
temporalmente el Poder Ejecutivo y se arrogó la potestad de elegir a un
Presidente provisorio. El designado fue el General Luis José de Orbegoso, un militar débil y manejable para los liberales. En
perjuicio de su candidato, el general Pedro
Pablo Bermúdez.
Descontento por la elección de
Orbegoso, quiso imponer a toda costa a
su protegido y azuzó a sus partidarios a hostilizar al nuevo gobierno. El 3 de enero de 1834, Orbegoso se refugió en la Fortaleza del Real Felipe en el Callao, y al día siguiente Bermúdez se
proclamó en Lima Jefe Supremo de la República. Así desconoció al gobierno pues a su juicio su elección había sido
ilegal.
La guerra civil había
estallado. Los rebeldes sitiaron la fortaleza del Callao. El pueblo de Lima no
simpatizó con los gamarristas y ayudó a los sitiados. Al no lograr tomar la
ciudadela chalaca, Bermúdez y su gente decidieron partir a la sierra, pasando
por Lima. Junto con ellos iba la célebre
Mariscala.
ALZAMIENTO
El pueblo limeño se alzó en armas durante la memorable jornada
cívica del 28 al 29
de enero de 1834 y repelió a los contrincantes. La
Convención Nacional otorgó a Orbegoso amplias facultades para finalizar la
guerra civil. Incluso lo autorizó a
pedir la cooperación extranjera.
Los gamarristas se refugiaron en la sierra central. Fueron
perseguidos implacablemente por el mandatario provisorio, a pesar de que sufrió una derrota en Huaylacucho. Mientras tanto en
Arequipa, el General Domingo
Nieto se alzó por la defensa del
orden constitucional.
Pero fue dominado por el General
Miguel de San Román, La guerra finalizó cuando ambos bandos se amistaron
en el llamado Abrazo de
Maquinhuayo, realizado al norte de Jauja, el 24 de abril de 1834.
Los rebeldes depusieron las armas y reconocieron al gobierno de Orbegoso.
Gamarra, que se encontraba en Arequipa, sufrió el rechazo de la
población mistiana y emigró con destino a Bolivia. Mientras que su esposa,
Antonia Zubiaga, se fue a Chile donde murió poco tiempo después.
Brilló en la Batalla de Ayacucho.
Brilló en la Batalla de Ayacucho.
AYUDA
Una de las ideas
permanentes era la anexión de Bolivia. El militar compartía esta
inquietud con Santa Cruz. Sin embargo,
mientras que este último pensaba en la creación de un estado federado, el otro se inclinaba a la
vuelta de Bolivia al Perú, de donde se había separado luego de declarar su independencia en el Congreso de Chuquisaca, en el año de 1825.
Cuando el general Felipe
Santiago Salaverry se rebeló
contra del gobierno de Orbegoso y se proclamó Jefe Supremo del Perú (1835),
Santa Cruz y Gamarra, que se hallaba en Bolivia, vieron la ocasión propicia
para realizar sus planes mancomunadamente y se pusieron de acuerdo en la
creación de una República compuesta por el Perú y Bolivia, dividida en tres
estados: Norte, Centro y Sur, con el nombre de República del Perú y con
pabellón peruano.
Siguiendo estos planes y sin esperar a firmar un acuerdo formal
con su socio, Gamarra cruzó la frontera de Desaguadero e ingresó al Perú, ocupando las
ciudades de Puno y Cuzco.
En estas zonas contaba con numerosos
partidarios.
Orbegoso, en Arequipa, haciendo uso de una autorización del
Congreso dada durante la guerra civil de 1834, pidió ayuda a Santa Cruz. Éste,
dejando de lado al ex presidente, respondió al llamado de auxilio y firmó un
pacto el 15 de junio de 1835.
Cinco mil bolivianos
cruzaron la frontera y Orbegoso delegó el mando en el caudillo boliviano. La
razón por la que Santa Cruz incumplió los compromisos acordados con el militar
cusqueño, fue, al parecer, por la desconfianza que sentía por él. Llegó incluso
a negar la existencia de un acuerdo específico.
Ante la nueva unión, los contrincantes sumaron entonces fuerzas
contra la invasión boliviana. El tratado de alianza entre estos dos últimos se
firmó el 27 de julio de 1835.
Gamarra fue el primero que se enfrentó con su ex aliado, pero fue derrotado en
la batalla de Yanacocha, el 13 de agosto de 1835.
PRISIONERO
Logró escapar y poco después recibió la orden de dirigirse a Lima,
para encargarse de la presidencia del Consejo de Estado Arribó a la capital, pero rechazó el mando
que se le otorgaba. Entonces, por orden de Salaverry, que se hallaba en Pisco,
las autoridades de Lima lo tomaron prisionero
y lo deportaron a Costa Rica
En dicho país
centroamericano, lanzó un manifiesto exhortando a sus compatriotas a seguir
luchando bajo el mando de Salaverry. Quedaron frente a frente las fuerzas en
conflicto. Con la derrota y fusilamiento
de este valiente caudillo en la Plaza de Armas de Arequipa, la Confederación
Perú-Boliviana, a partir de 1836, fue una realidad contundente.
Gamarra no cejó en su
empeño de destruir la Confederación. Salió a buscar el apoyo de Ecuador y luego
el de Chile, con el fin de organizar lo que se denominó una gran expedición restauradora.
El ejército aliado chileno-peruano, encabezado por el general mapochino Manuel Bulnes, desembarcó en Ancón, el 7 de agosto de 1838.
El militar cusqueño iba a la cabeza de
los “emigrados peruanos”.
Mientras tanto Orbegoso, como Jefe del Estado Nor-Peruano, se había separado
de la Confederación y quiso oponerse al avance de los restauradores. Se produjo
la batalla de Portada de Guías,
en las afueras de Lima, el 21 de
agosto de 1838, donde fueron
derrotados los orbegosistas, debido a su inferioridad numérica.
Felipe Santiago Salaverry.
Felipe Santiago Salaverry.
YUNGAY
Este resultado abrió las
puertas de Lima a los restauradores. El cusqueño tomó el poder y fue proclamado
como Presidente provisional del Perú, en sesión de Cabildo Abierto del 25
de agosto de 1838. Pero, en
noviembre de ese año, los restauradores tuvieron que abandonar la capital que
volvió a poder de los confederados.
Estos últimos decidieron entonces cambiar el escenario de la
lucha. Se retiraron al Callejón
de Huaylas, donde se aprovisionaron y reorganizaron. Le tocó desempeñar el
cargo de Director General de las operaciones.
Tras un primer encuentro
indeciso en Buin, los
confederados fueron derrotados
definitivamente en la Batalla de Yungay, el 20 de enero de 1839.
Santa Cruz huyó apresuradamente hacia Lima y de allí partió al destierro. Así
finalizó lo que se denominó la
Confederación Perú Boliviana
Gamarra retornó triunfalmente a Lima el 24 de febrero de 1839 y fue confirmado como
Presidente provisional. Un objetivo prioritario que se trazó fue dar al país
una nueva Constitución Política, para lo cual convocó a un Congreso General en
la ciudad de Huancayo. No lo hizo
en Lima porque aún se hallaba el ejército chileno en víspera de repatriarse.
La nueva Constitución,
de carácter extremadamente conservador, fue aprobada y promulgada el 10 de
Noviembre de ese mismo año. El Congreso convocó a elecciones presidenciales que se realizaron en enero de
1840 y en las cuales resultó triunfador Gamarra. El 10
de Julio de 1840, fue proclamado Presidente Constitucional de la República. Legalizándose así el
poder.
La Batalla de Ingavi.
La Batalla de Ingavi.
LA RESTAURACION
Frente a las constituciones liberales anteriores (1823, 1828, 1834) que
debilitaban la autoridad del Poder Ejecutivo pretendiendo subordinarlo al
Legislativo, la Constitución de Huancayo fue
un robustecimiento de la autoridad del Ejecutivo. Aumentaba el mandato
presidencial a 6 años y suprimía el régimen municipal.
Durante este segundo gobierno, que
marcó el inicio de un período conocido como “La Restauración”, siguió los
mismos lineamientos del primero. Es decir,
autoritario y conservador, luego
de varios años de guerra civil.
Enfrentó el reto de pacificar el país,
teniendo que enfrentar la”revolución regeneradora” que
en Arequipa encabezó Manuel Ignacio de
Vivanco, autoproclamado Jefe Supremo (1841). Para combatirlo lo
enviaron al Ministro de Guerra Ramón Castilla Marquesado, quien no
obstante sufrir una derrota en Cachamarca, triunfó sobre los vivanquistas en
Cuevillas. Vivanco huyó a Bolivia.
El Presidente inició una nueva guerra contra Bolivia, país que
entonces se hallaba sumida en luchas intestinas, con el propósito de someterla
al Perú, o por lo menos incorporar sólo el departamento
de La Paz.
Para justificarse arguyó
una serie de razones. Como el hecho de que aún actuaban en el país del
Altiplano los partidarios de Santa Cruz, quien por entonces se hallaba
desterrado en el Ecuador. Declarado
el conflicto, el ejército peruano acantonado en Puno invadió
Bolivia. Había avanzando por Huancané, Moho y Sorata, y el 19 de octubre de 1841,
la tropa ocupó La Paz en donde acampó.
Los bolivianos dejaron de
lado sus disputas políticas y se congregaron en torno del General José Ballivián, pasando a la ofensiva.
El 18
de noviembre de 1841 ambos ejércitos se encontraron en la llanura de Ingavi, ubicada al este de La Paz.
Su tumba en el Cementerio Presbítero Maestro.
Su tumba en el Cementerio Presbítero Maestro.
PRESAGIO
Lo que se asegura como
hecho verdadero es que Gamarra, al ver que en el cielo destacaban los colores
del arco
iris, en tono de presagio dijo: “Si
fuera romano aplazaría la batalla”, porque miró reflejados en el horizonte los
colores de Bolivia.
Sin embargo, ordenó el ataque, y a muy poco de la refriega cayó
mortalmente herido. Lo victimaron
de dos balazos certeramente disparadas: uno le dio en la parte interior del
hombro derecho y el otro en el cuello del mismo lado.
El encuentro finalizó con
la derrota de los peruanos, tras cincuenta minutos de feroz lucha. El fracaso
peruano se explicó, en parte, por la indisciplina y la falta de unidad en el
comando. Para Bolivia, esta batalla tiene un significado especial. Con el
triunfo se selló, definitivamente, su independencia.
Los restos fueron
transportados de Bolivia a Lima en 1849, con gran solemnidad y colocados en la Catedral de la capital peruana. Luego enterrados en un mausoleo del Cementerio Presbítero Maestro. En las
exequias de este caudillo, Bartolomé
Herrera dio un célebre sermón, que lo denominaron como un “llamado al orden”, el
4 de enero de 1842.
Tras los acontecimientos violentos, el Perú entró en el período
conocido como la “Anarquía Militar”, que se prolongó hasta 1845. De Gamarra se dijo lo siguiente: “Cuando
en 1828 pudo deshacer a esa república, no quiso. Cuando quiso y pudo en 1831,
no lo dejaron sus propios compatriotas. Cuando quiso en 1841, no pudo y lo
mataron”. Entero juego de palabras que refleja exactamente lo que
efectivamente ocurrió. (Edgardo de Noriega)
Mi querido gordo:
ResponderEliminarHe leído, abrumado por la copiosidad informativa de tus crónicas, pero satisfecho, sobre los 3 expresidentes, Agustín Gamarra y el inventor Marconi. Te felicito por agendar estos temas, tan venido a menos en los blogs y webs uterisados por la chismografia política y huérfanos de nacionalidad, por la carencia de informes históricos. Quién no se alimenta de su historia carece de raíces.
Saludos y un fuerte abrazo.
Chiclayo
Gordo: Omití destacarte el excelente informe sobre Yoshitaro Amano, de nuestro desaparecido "cumpa" Donayre,una pluma que se deja extrañar y que siempre se esmeró en rescatar y resaltar lo permanente de la vida peruana. Gracias por este regalo, saludos.
ResponderEliminarVíctor
Un recuento que es casi perfectamente objetivo. Felicitaciones.
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