Educador por excelencia, un
forjador de nuevos sistemas educativos donde tanto la niñez como la juventud tenían
que ser resguardadas por completo y sobre toda fortalecidas con nuevos métodos
de conocimientos y valores constantes. Convencido total del cambio de la
sociedad con justicia social y un innovador entero de la férrea unión hacia la
solución constante entre el maestro y el alumno.
Tal hombre excepcional de muchas
fibras sociales sostenía a pie juntillas que el dictado de una clase en un
colegio era un laboratorio, un museo y un taller donde se experimenta, se
observa y se trabaja. Ya no como en el aula donde pontifica una persona que,
indebidamente, es estático y lo
denominan profesor.
El egregio maestro con este pensamiento de
avanzada muy marcado y profundo se llamaba, José Antonio Encinas, cuyo mérito principal consistió en haberse
adelantado a su época, propiciando una
reforma educativa que tendía a desaparecer
las trabas de las lecciones aprendidas a paporreta. Lo mismo hacía con respecto
a los exámenes para dar paso por completo a los proyectos de trabajo y con eso,
precisamente, aprobar los cursos. El docente, preferentemente, como
facilitador.
Una revolución total que pudo
formar parte de un tratado moderno de pedagogía aplicable inclusive a estos
tiempos del mismísimo siglo XXI donde el
rendimiento de la educación peruana está por los suelos.
Encinas: maestro por excelencia
Encinas: maestro por excelencia
PUNEÑO
Aquí se valora la construcción
del aprendizaje y el mérito de Encinas es grande porque lo planteó hace
muchísimos años cuando, consecuentemente, fue un sacrificado y eficiente
docente anterior a la década de los 60 del pasado siglo XX.
El amauta nació en la ciudad de
Puno un 30 de Mayo de 1888. Fue el mayor de siete hermanos del matrimonio de
Mariano Encinas y Matilde Franco. Sus padres procedían de la provincia de
Chucuito.
Cursó sus estudios primarios en la Escuela
Municipal puneña de José Maria Miranda y los de secundaria en el emblemático
Colegio Nacional “San Carlos” de su pueblo natal, fundado por el Libertador
Bolívar cuando viajaba por el Alto Perú.
A los 17 años, siendo aún muy
joven, se trasladó a Lima e ingresó a la Escuela Normal del Perú. Para tener profesión,
había sido becado por el Gobierno de José Pardo. Resultó uno de los primeros
maestros con título egresado como normalista
de la primera promoción de 1906.
Un año después asumió en Puno la
dirección del Centro Escolar N° 881 hasta 1911, pese a la oposición del
Prefecto del departamento que se convirtió, por capricho y otras razones que se
desconocieron, en su enemigo.
PROFESOR Y ABOGADO
Colaboró con el doctor Richard Mac Knigth, jefe de la
misión educativa norteamericana en el
Perú, en la inspección de las escuelas primarias de la ciudad lacustre y en la
organización del Primer Congreso de Maestros Primarios llevado a cabo en Arequipa.
Retornó a Lima donde fue nombrado
profesor de la Escuela Normal, cargo que desempeñó cuatro años. Paralelamente a
la docencia siguió estudios de Letras y Jurisprudencia en la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos.
Obtuvo en ese centro superior de estudios el grado de bachiller en
Letras con la tesis “La Educación: Su Función Social en el Perú”. La de
Bachiller y doctor en Derecho trató sobre “Las Causas de la Criminalidad Indígena
y Contribución a una Legislación Tutelar Indígena”
En 1920, junto con el doctor Carlos Enrique Paz Soldán, fue elegido
delegado estudiantil al Consejo Universitario de San Marcos, como una expresión
de una conquista de cogobierno de la reforma
que se sintió en el Perú más que en otros países de América Latina.
Se casó dos veces. Una con Alicia
Bustamante de la que enviudó y la otra con Rita Edelmira del Pando Mendizábal,
educadora y precursora del deporte femenino en las escuelas. Con ella tuvo a su único hijo, José Antonio Encinas
del Pando, quien fue el primer director del diario “Expreso”.
Lo eligieron Diputado por Puno
para el periodo 1919-1923 en tiempos del Presidente Leguía. En la Cámara Baja
desplegó una intensa labor, propiciando leyes y concretándolas a favor de la
población indígena.
Sufrió
un destierro político en razón a sus ideas de avanzada y por haberse
opuesto a la reelección presidencial del entonces gobernante del Perú que,
dicho sea de paso, se quedó once largos años en el poder.
A los extremas el escritor José María Arguedas y Encinas.
A los extremas el escritor José María Arguedas y Encinas.
EN EL EXTRANJERO
Lo deportaron a Guatemala, donde fue Asesor del
Ministerio de Educación y Profesor de Psicología en la Universidad de San Carlos de ese país centroamericano. En 1927, gracias a una beca, hizo una maestría en Antropología por la Universidad
de Cambridge, tras una tesis sobre el indio aimara peruano.
Fue
estudiante en las universidades de Bolonia, Padua y París. Máster en Antropología, Universidad de
Cambridge- Inglaterra. Asimismo Doctor en Ciencias de la Educación en la
Sorbona - Francia
En Barcelona, España, fundó el “Pedagogim”: Instituto de Investigación y
Experimentación Pedagógica. Mientras que en Padua y Bolonia estudió el origen y
desarrollo de las universidades de estas dos ciudades, las mismas que fueron
las primeras en el mundo.
Un colegio que lleva su nombre
Un colegio que lleva su nombre
PEREGRINAJE
Invitado por el gobierno de
Panamá, dictó conferencias al magisterio panameño. Pero al retornar al Perú se
le impidió desembarcar en el Callao. El Gobierno de Sánchez Cerro lo había deportado
durante su ausencia
Así inició su segundo destierro y un nuevo peregrinaje por América. Invitado
por la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, dictó conferencias en las
universidades norteamericanas de Nuevo México, Arizona y Texas.
En 1936 resultó elegido Senador por Puno. Las elecciones fueron
desconocidas por la dictadura de Benavides. Por eso se le prohibió el ingreso
al Perú. Entonces, visitó Panamá, México, Chile y Bolivia donde dictó charlas
de su especialidad en diferentes centros superiores de esos países. Le otorgaron
el título de doctor honoris causa en Sucre y Cochabamba, en reconocimiento a su
capacidad pedagógica
En Cuba, lo nombraron Jefe del Departamento Psicopedagógico del Liceo
Aguayo de La Habana, cargo que ejerció entre 1937 y 1944. Retornó al Perú y fue
elegido otra vez Senador, representando a su departamento de origen. Por aquel
entonces asistió al Segundo Congreso Indigenista realizado en el Cusco,
ocupando la presidencia del certamen.
En 1956 asistió al Primer Congreso sobre el Desarrollo de la Educación Primaria
en América Latina realizado en Lima. Lo eligieron Director del Instituto
Indigenista y Presidente del de Lenguas Aborígenes. La Escuela Normal Superior
de La Cantuta y la Universidad de San Marcos le otorgan el doctorado honoris
causa.
Encinas incursionó en la educación privada como medio de aplicar sus
experiencias educativas, fundando el Colegio Dalton. Cuando murió como homenaje póstumo
el Ministro de Educación, Jorge Basadre, le otorgó las palmas magisteriales.
Lo estudiaron a profundidad.
Lo estudiaron a profundidad.
MOVIMIENTOS
La obra y el pensamiento de Encinas se desarrolló en el contexto socio
cultural en el que destacaban dos movimientos culturales: el positivismo y la
corriente indigenista. El maestro se inclinó por esta última, reivindicando el
derecho legitimo de los indios en pos de la educación.
Recalcaba la necesidad de adoptar la orientación de la escuela en su
sentido verdadero, dándole una nueva visión. Muy diferente a la que se pretendía
mediante los planes oficiales que, para él, no solucionaban el problema.
Abogaba por un proyecto nacional en que el sector indígena sea considerado como
un componente palpable.
Había que enseñar materias, según el pensamiento de Encinas, que
preparen al maestro en la psicología indígena, historia de la evolución
política y económica de la nación en la cual el sistema de explotación y
dominación del indígena sea tema de análisis y reflexión. En buena cuenta, una
verdadera escuela social y rural.
.
Sus pensamientos
.
Sus pensamientos
El INDIO
Los indigenistas apostaban por una educación que asumiera como tarea
principal la imposición del indio a la sociedad. Hacerlos gestores de su propio
destino. Encinas sostuvo que el problema del indígena no podía encararse sólo
desde el análisis pedagógico. Ni tampoco reduciendo la función de la escuela a
la enseñanza de lectura y escritura, a contar y rezar.
Era necesario encarar el problema, fundamentalmente, en el plano
económico y con un proyecto nacional en que el sector indígena sea considerado
como un componente importante, reconociendo en su condición humana la acción
transformadora y no como un obstáculo.
La escuela pensada por Encinas consistía en un espacio de pensamiento, reflexión,
observación fecunda y de agitación espiritual. Por eso es que el centro escolar que dirigió en Puno eliminó toda
forma de maltrato hacia el indio e inició la campaña de reivindicación de sus
derechos. Allí no había exigencia ni presión alguna contra ellos y desapareció,
por completo, la vigilancia sobre los alumnos
Lo que si se estimuló es la realización de actividades centradas en el
interés de los alumnos en un ambiente de libertad, comprensión, tolerancia y
disciplina. Por ejemplo, la enseñanza de la Historia quería despertar en los
niños el sentido crítico, dejando de lado el catálogo de nombres y fechas.
Todas las clases impartidas por los profesores apuntaban al interés y no a la
imposición.
RECTOR
A su retorno a suelo peruano
después de la deportación fue designado Rector de la Universidad e San Marcos
entre 1931 y 1932 donde inició una vigorosa modernización de sus orientaciones
y efectuó, con convicción, el primer
ensayo de participación estudiantil en el gobierno del claustro. Lo eligieron
Senador por Puno entre 1945 y 1948 y de 1950 a 1956.
En cuanto a la Universidad,
Encinas abogó por el ejercicio de las virtudes cívicas y de la política como
actividades fundamentales para dar paso al debate con plena libertad, a cerca
de los problemas de la nación. Era una necesidad formar profesionales que
estuvieran comprometidos con el desarrollo del país. Con auténtico espíritu
democrático libre a toda restricción social e ideológica.
Cuando estuvo de Rector de San
Marcos, cargo al que llegó en elección y tras derrotar a Víctor Andrés
Belaúnde, creó la Oficina del Estudiante
que abogaba por su salud de forma amplia e incluida las anomalías, desviaciones
y deficiencias de orden mental de los alumnos. También creó la Sección de Estadística
necesaria para conocer el ambiente social y económico en el que vivía el
estudiantado.
Los alumnos: la gran preocupación de Encinas
Los alumnos: la gran preocupación de Encinas
FUSION Y ESCUELAS
Propuso, sin conseguirlo, la
creación de una sección preparatoria para reforzar los conocimientos de los
postulantes y la anulación del examen de admisión, con el objeto de dar paso a
una mejor forma de selección basada en el conocimiento de las condiciones
intelectuales y personales del futuro estudiante, en relación a su vocación
profesional.
Las clásicas facultades de Letras
y de Ciencias se fusionaron y se convirtieron en un Colegio Universitario, a
fin de a adquirir una cultura amplia y general. Esta alternativa se desechó
posteriormente. También creó escuelas de altos estudios destinados a la
investigación y a la especialización de la Historia, Literatura, Filosofía, Geografía,
Psicología, Antropología, etc.
Los principios pedagógicos de
Encinas se encuadraban en la
revalorización del niño reconocido como centro de la acción educativa, a quien
se le da un rol protagónico de afectividad y autoestima. Mientras que el maestro
es el orientador y el líder. Todo esto dentro de una concepción amplia y
profunda de la disciplina, respetando
sobre todo la libertad del educando.
No existe ningún ensayo o tratado
que intente describir las características de la problemática en nuestro país que no haga alguna cita suya
o que no mencione, siquiera de soslayo, sus pensamientos y teorías pedagógicas.
Prolífico ensayista, publicó
decenas de libros. Entre ellos: El Problema del Profesorado Nacional (1910); La Educación: Su Función Social en el Perú, en el Problema de la Nacionalización (1913); Contribución a una Legislación Tutelar Indígena (1918); Causas de la Criminalidad Indígena en el Perú (1919); Un Ensayo de Escuela Nueva en el Perú (1932 y 1959); Higiene Mental (1936
y 1946); Editó las siguientes revistas: Educación (Puno,
1908); El Amigo de los Niños (Puno,
1910); Juventud (Lima, 1912); Germinal (Lima,
1918); y La Educación Nacional (Lima, 1918).
Pensativo en la sala de su casa.
Pensativo en la sala de su casa.
EL
NIÑO
Mantuvo siempre una relación muy especial
con la niñez de la que decía lo siguiente de forma enteramente sabia: "Es el ser más incomprendido y el más conculcado
de todos los tiempos. Todos los males que sufre la sociedad actual son
consecuencia de nuestra incapacidad para comprender a los niños. Hay que
prepararse para comprenderlos".
En el Perú hay muchos colegios que llevan su nombre. Como los que
se encuentran en el distrito de San Juan de Miraflores, Magdalena del Mar en
Lima y en Lambayeque en la localidad de Mochumí. También fundó colegios en
varias partes del país.
El maestro murió el 30 de Julio de 1958 a los 72 años en su casa
de Miraflores. El Estado lo dejó de lado y nunca tomó en cuenta su valía. Por
ello, en ningún momento, se le otorgó una pensión proveniente del erario
nacional.
Como efectivamente le correspondía. Una injusticia total e imperdonable. Nada más y
nada menos que el Perú actuando como “madrastra” de sus hijos. Inclusive de
aquellos que destacaron con creces como Encinas.
En su tumba del cementerio El Angel, entrando al fondo a la mano
izquierda, se pueden ver dos planchas: una vertical y otra horizontal. En la
primera está su nombre acompañada de una corona con las palmas magisteriales
otorgadas póstumamente.
En la otra lamina hay un libro en el que se lee uno de sus
pensamientos que vale la pena recordarlo y subrayarlo: “El más culto cargo que
un ciudadano puede desempeñar en una democracia es el de maestro de escuela”. Cuánta razón tenía. (Edgardo de Noriega)
Hola Edgardo:
ResponderEliminarA propósito de la Educación que tratas en tus notas, te envío una carta que remití al diario La República con ocasión de la prueba PISA y la entrevista a la presidente del Foro Educativo. Me parece que no la publicó, duelen las verdades, sobre todo cuando se pontifica erradamente, ¿no?
Por otro lado, con relación a Encinas, un dato en el que no te has detenido en tu artículo y que releva sus calidades es el aprecio que le tuvieron en Chile por el excelente trabajo que desarrolló en favor de la organización de su sistema educativo, superior al que tuvo aquí, en su propia patria. Ahora mismo, no creo que muchos sepan de él, a no ser gente preocupada como tú por los avatares del Perú.
Un abrazo,
Marco