Longevo y por ende de larguísima
vida. Habiendo estado en este mundo 93 extensos y fructíferos años. Creativo y brillante como intelectual. Amante
empedernido del Derecho. Creía a pie
juntillas en la equidad y la proporcionalidad. Por eso abogado e infinidad de años juez, administrador
de justicia para bien de la humanidad. Lo decía y repetía a cada rato cuando se
definía. Muy sensitivo y con mérito propio porque fue, en la Literatura, el creador de la corriente indigenista en el
Perú del siglo XX. Aún más, un autor de cuentos diversos enteramente lúcidos y
de los que destacan, como pocos, con contundente originalidad.
Enrique López Albujar, nacido en la hacienda Pátapo de Chiclayo el
23 de Noviembre de 1872 y muerto en Lima el 6 de marzo de 1966, retrató de
cuerpo entero el variado mundo del indio
peruano con sus situaciones tan injustas, múltiples. Sobre todo, humanas y de
carne y hueso. Lo que hasta ahora no se reconoce a plenitud, con creencias tan
diversas. Y su componente mágico de frustraciones como realidades palpables, dentro de un
panorama que, evidentemente, marcan contrastes sociales aún no resueltos.
Creció en Piura y se sentía
oriundo de esa cálida ciudad donde vivió al igual que en Morropón, la provincia
del mismo ámbito geográfico. Hizo sus
primeros estudios en la tierra piurana de Grau y los secundarios en Lima,
tanto en el Liceo Preparatorio Marticorena como en el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe.
Enrique López Albujar: abogado y literato
Enrique López Albujar: abogado y literato
CON DURAND
Luego ingresó a la Universidad Nacional Mayor
de San Marcos. Allí se recibió de abogado y también fue profesor y periodista. Una
de sus tesis universitarias, “La Injusticia
de la Propiedad del Suelo”, la rechazaron indebidamente y la calificaron
erróneamente de subversiva. Cuando se trataba de un análisis profundo, polémico
y concienzudo sobre el tema. La de Derecho trató sobre asuntos
constitucionales.
La política le interesó en
determinados momentos de su vida y actuó decididamente con plena honestidad en
su condición de militante del Partido Liberal, agrupación que lideró el caudillo
huanuqueño, Augusto Durand, con quien le unía
una profunda simpatía y amistad de años.
Fue hijo de Manuel López Vilela, trabajador de Pátapo. Su madre, Manuela
Albujar Bravo. Muchas sangres corrían por sus venas. Entre ellas: la española,
la indígena y la africana. Ejerciendo la pluma escribió contra el militarismo
imperante allá por los años de 1890, criticando duramente a Remigio Morales Bermúdez
y al héroe de la Guerra con Chile que ejerció la Presidencia de la República, Andrés
Avelino Cáceres.
PRESO
Junto con el poeta
José Santos Chocano y el jurista
de origen arequipeño y puneño, Mariano H. Cornejo, editó el semanario
titulado “La Cachiporra”. También colaboró en “La Tunda”, dirigida por el
periodista Belisario Barriga, donde publicó unos versos contra Cáceres del que
le trajo como consecuencia un juicio en los tribunales de justicia. Pero,
felizmente y, en ejercicio efectivo de libertad de expresión, salió absuelto.
En periódicos usaba al escribir dos seudónimos: Sansón Carrasco y León Cobas.
Persistió en sus artículos y
escritos. Entonces varias osadías creativas, mordaces y duras ocurrieron en contra
de sus adversarios. Le significó caer en
la cárcel por cerca de dos meses, de donde salió gracias a las preocupaciones
de su padre que logró su liberación para
beneplácito de él y su familia. En 1895, escribió su primera obra literaria “Miniaturas: Libro de Poemas”
Conocer al líder radical Manuel
Gonzalez Prada, le significó mucho en su pensamiento y enfoque de vida. En
efecto, por tales influencias, mostró gran afecto por lo indígena y el rechazo,
total y contundente, por el caciquismo y el feudalismo.
Tras retornar a vivir a Piura, editó el semanario “El Amigo del Pueblo” en cuyas páginas
hizo una campaña total en contra del
latifundismo y el gamonalismo. Para combatir
esta predica el Prefecto de ese departamento, Germán Leguía y Martínez, fundó
el “El
Sol” de corte conservador, medio que ni siquiera alcanzó la neutralización
y menos opacar al rival periodístico. Eran los años de 1904 a 1908, en tiempos
del gobierno civil de José Pardo y Barreda.
En la plenitud de la adultez.
En la plenitud de la adultez.
JUEZ
Los cargos que desempeñó por este periodo López Albujar en la ciudad
de sus preferencias y amores fueron los siguientes: Juez Interino de la Corte
Superior de Piura y Tumbes, Profesor de Historia del Colegio Nacional de San Miguel y abogado
defensor de los trabajadores petroleros
huelguistas de Talara y Negritos.
Retornó a Lima y comenzó a
trabajar en el diario “La Prensa”,
cuyo propietario era Augusto Durand. Laboró de redactor-jefe, cargo de mucha
responsabilidad que cumplió durante seis meses.
A renglón seguido le pidió al Presidente
Pardo un puesto judicial que le fue concedido. La magistratura la ejerció en forma cabal y
honesta en distintos distritos judiciales del Perú. Fue Juez de Primera Instancia en Huánuco entre los
años 1916 y 1923. Luego en Piura cinco
años para pasar a Chiclayo y, finalmente, a
la ciudad fronteriza de Tacna donde se jubiló como Vocal de la Corte
Superior con sede en la capital del mismo nombre.
EXPLICACIONES
De su experiencia en el primer departamento ubicada entre la sierra y ceja de selva, tierra de
Micaela Villegas “La Perricholi”, Mariano Ignacio y Leoncio Prado, padre e
hijo, salió de su pluma la obra cumbre “Cuentos Andinos”, libro que alcanzó
una segunda edición en poco tiempo y marcó el inicio del indigenismo en el
Perú. Hubo, posteriormente, otra
creación de su pluma denominada “Nuevos
Cuentos Andinos”, de la misma tónica
Vivió intensamente como juez y administrador
de justicia. En tal cargo durante el año 1917, la Corte Suprema lo suspendió de
sus funciones durante tres meses por
haber dictado una sentencia de absolución en un caso de doble adulterio,
aduciendo que el amor era completamente
libre y que, por ello precisamente, no podía castigar a nadie.
El explica su decisión cuando
cuenta en sus memorias: “Si el fin de la
penalidad es el restablecimiento del orden social perturbado, cuando el hecho
que se juzga no lo perturba en realidad, la aplicación de la pena carece de
objeto y se torna injusta: que como en el presente caso que se trata de un
adulterio, hecho que por su naturaleza pertenece a un orden privado e intimo”.
LEYENDA
Luego añade y puntualiza: “Preferí ser hombre a juez. Preferí
desdoblarme para dejar a un lado al juez y hacer que el hombre con un poco de
humanismo salvará los fueros del ideal. Y aunque el sentido común-ese escudero
inoportuno de lo que llevamos un pedazo de Quijote en el alma- me declamó por
varios días sobre los riesgos que iba a correr en la aventura judicial, opté
por taparme lo oídos y seguir los
impulsos del corazón. ¿Hice bien? Don Quijote diría que sí. Sancho Panza diría
que no”
De acuerdo a la opinión de los
críticos literarios, su identificación con las víctimas de la injusticia social
lo llevó a trazar cuadros de evidente valor con fuerte penetración psicológica.
En la misma línea construyó la novela Matalaché
(1929), sobre la dura existencia de los negros en las grandes haciendas.
“Cuentos Andinos” es una colección de diez narraciones breves en
las cuales el autor vierte principalmente su experiencia como juez de Huánuco y
cuyos personajes son generalmente los indígenas de aquella región.
La primera de ellas, titulada “Las Tres Jircas”, transcribe la leyenda popular sobre el origen de
las tres montañas que rodean la referida
localidad. En la segunda “La
Soberbia del Piojo”, a
través de las palabras de un anciano, se compara al hombre con ese parásito y
se concluye afirmando la necesidad de respetarle la vida.
Una de sus obras más conocidas.
Una de sus obras más conocidas.
RICARDO FLORES
Por su parte la tercera y la cuarta,
“El Campeón de la Muerte” y “Ushanan Jampi”, describen con fuerte
acento dramático las modalidades del crimen y la justicia popular de los
indios. La quinta, “El Hombre y la
Bandera”, es de índole patriótica
refiriendo a un suceso ocurrido durante la
Guerra con Chile en tierras huanuqueñas.
En cambio relatos, que en la nómina son la sexta, séptima, octava y novena, como “El Licenciado Aponte”, “El Caso
de Julio Zimmens”, “Cachorro de
Tigre” y “La Mula de Taita Ramun”,
tratan problemas sociales penetrados con hondura y transmitidos al lector con
singular poder expresivo. La décima, Como
Habla la Coca”, relata las reflexiones de un masticador que pretende
rebelarse contra el vicio, pero a la postre sucumbe a él.
Del conjunto destacan todos los cuentos que
muestran el misterioso y a la vez feroz espíritu de los quechuas, a los cuales
el autor ha conocido a plenitud, a lo largo de su dilatada carrera de magistrado.
Otra obra suya es, “El Hechizo de Tomayquichua”, que al
parecer relata la vida de un famoso
pintor impresionista amante del cubismo de origen aristocrático que se enamora de una mujer muy bella y humilde,
oriunda del referido lugar. Muchos
aseguran al respecto que al artista existió en la vida real y se llamó Ricardo
Flores Gutiérrez de Quintanilla, tío carnal del que fue hoy extinto Arzobispo del Callao,
Ricardo Durand Flores.
BRUJERIA
Lo cierto de este asunto es que el personaje efectivamente vivió en
Tomaycuicha, bello paraje andino y serrano huanuqueño, cercano a la provincia
de Ambo, donde se practica mucho la brujería.
Allí llegó
a vivir procedente de Lima y allí
incluso falleció. Luego de procear infinidad de hijos, con la compañera de sus encantos y ensueños. Su padre fue un conocido médico capitalino del
mismo nombre que trajo el primer automóvil a la capital del Perú.
Cabe eso si dejar claramente establecido que
el autor nunca reconoció que escribió sobre la existencia de Flores, quien se
dedicó, además, a la enseñanza del Arte
en el Colegio Industrial de Huánuco. Pero hay tantas similitudes que pareciera
que efectivamente fue así. Hasta en el
nombre del personaje principal de la obra que se llama Ricardo Andraca. Cierto
es que no Flores.
La producción literaria del
abogado y literato incluyen libros tales como: “Miniaturas” (1895), semblanzas de
bellezas limeñas. “De mi casona”
(1924), especie de memoria de un criollo tropical. “Calderonadas” (1930), greguerías como versión personal y
humorística de intención satírica. “Los
Caballeros del Delito” (1937).” De
la Tierra Brava” (1938), poesías.” Las
Caridades de la Señora Tordoya” (1950), la vida de una mujer que se hacía
pasar por virtuosa cuando era todo lo contrario.
Una de sus famosas frases
Una de sus famosas frases
HISTORIAS
También se le debe el drama en un
acto titulado “Desolación” (1916).
Obtuvo el Premio Nacional de Cultura en 1950. Entre sus últimos libros
destacaron sus Memorias publicadas en 1966 y la segunda parte del ensayo “De Mi Casona”, salido a luz el mismo
año.
En sus relatos centrados en las
vida de los indígenas narra muchas veces historias violentas influidas por el
realismo y no exentos de prejuicios, dando a conocer al indio como primer
personaje. Sin el tratamiento
paternalista como había ocurrido en el pasado, sino como verdadero ser humano. Resaltando sus virtudes, sus vicios y sobre
todo su humanidad.
En ese sentido se diferenció del indigenismo
anterior. Por ejemplo, el de Narciso Aréstegui y la cusqueña Clorinda Matto de
Turner. Los escritores posteriores, como José María Arguedas, le achacaron
tener una visión deformada del juez que
sólo conoce a los indios sentado en el banquillo de los acusados.
A su favor está el hecho que esa
visión parte de la realidad que conocía y escribió libremente con bríos y con mucha imaginación. Hay un trasfondo
psicólogo en su obra que merece destacarse. Lo mismo que la naturaleza de los
indios con su tragedia de
acontecimientos. En eso es impecable.
CARTA
Las virtudes se repiten cuando trata otra temática y se
puede ver claramente en la novela “Matalaché”, cuya trama nos sitúa en
una hacienda productora de jabón en
Piura al norte de esta ciudad y en pleno siglo XIX. Aquí adquiere gran
relevancia la representación del personaje afro peruano.
La obra denuncia el esclavismo y a
propósito del tórrido romance de una
criolla y un esclavo en las postrimerías
de la colonia, propone la tesis interesante que solo la pasión amorosa puede
sobrepasar las barreras de las diferencias sociales. Que aporta, claro que
aporta y con creces.
En una carta de gratitud dirigida
al renombrado escritor español Miguel de Unamuno se define de la siguiente
manera: “Yo no soy solo un cuentista,
sino un perpetuo inadaptado, un rebelde y por contraposición, un encadenado a
la prosaica labor de hacer justicia a los hombres. Vivo, pues, en continuo
vaivén entre el arte y la magistratura, inhibiéndose o desinhibiéndome,
saltando del papel sellado a la cuartilla, del proceso al libro, de la dura y
desconsoladora realidad a las ficciones de mi fantasía. Este es mi drama”.
Amigo de Miguel de Unamuno
Amigo de Miguel de Unamuno
FAMILIA
Casado con Lucila Trint y procreó
con ella varios hijos, producto de un hogar feliz. Entre ellos un varón y dos
mujeres que permanecieron solteras y sin prole a lo largo de su vida. El
primero militar de profesión y general de división del Ejército del Perú que
llegó a ser Ministro de Defensa, durante el gobierno aprista de Alan García. Luego Comandante General del instituto armado
al que perteneció. Lo asesinaron a
mansalva los terroristas del MRTA, convirtiéndose en un mártir de la
pacificación nacional.
Juez, maestro, periodista,
idealista, escritor. Un hombre que marcó época y vivió destacando en diferentes
campos de sus especialidades, a pesar de que tuvo detractores. Lo hizo constantemente
y la Literatura lo cuenta, evidentemente, como uno de sus valiosos exponentes. (EdeN)
En 1920, con "Cuentos andinos", Enrique López Albújar inicia el indigenismo en la literatura peruana. Con "Matalaché" enfoca el problema racista de los afroperuanos en las haciendas del norte. "Las aventuras de la señora Tordoya" ocurren en Lima. Solo le falto escribir sobre nuestra Amazonía.
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