viernes, 17 de enero de 2014

LOPEZ ALBUJAR: INDIGENISMO Y BRILLANTEZ

Longevo y por ende de larguísima vida. Habiendo estado en este mundo 93 extensos y fructíferos años.  Creativo y brillante como intelectual. Amante empedernido del  Derecho. Creía a pie juntillas en la equidad y la proporcionalidad. Por eso  abogado e infinidad de años juez, administrador de justicia para bien de la humanidad. Lo decía y repetía a cada rato cuando se definía. Muy sensitivo y con mérito propio porque fue, en la Literatura,  el creador de la corriente indigenista en el Perú del siglo XX. Aún más, un autor de cuentos diversos enteramente lúcidos y de los que  destacan, como pocos,  con contundente originalidad.
Enrique López Albujar, nacido en la hacienda Pátapo de Chiclayo el 23 de Noviembre de 1872 y muerto en Lima el 6 de marzo de 1966, retrató de cuerpo entero  el variado mundo del indio peruano con sus situaciones tan injustas, múltiples. Sobre todo, humanas y de carne y hueso. Lo que hasta ahora no se reconoce a plenitud, con creencias tan diversas. Y su componente mágico de frustraciones  como realidades palpables, dentro de un panorama que, evidentemente, marcan contrastes sociales aún no resueltos.
Creció en Piura y se sentía oriundo de esa cálida ciudad donde vivió al igual que en Morropón, la provincia del mismo ámbito geográfico. Hizo sus  primeros estudios en la tierra piurana de Grau y los secundarios en Lima, tanto en el Liceo Preparatorio Marticorena como en el  Colegio Nuestra Señora de Guadalupe.


Enrique López Albujar: abogado y literato

CON DURAND
 Luego ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Allí se recibió de abogado y también fue profesor y periodista. Una de sus tesis universitarias, “La Injusticia de la Propiedad del Suelo”, la rechazaron indebidamente y la calificaron erróneamente de subversiva. Cuando se trataba de un análisis profundo, polémico y concienzudo sobre el tema. La de Derecho trató sobre asuntos constitucionales.
La política le interesó en determinados momentos de su vida y actuó decididamente con plena honestidad en su condición de militante del Partido Liberal, agrupación que lideró el caudillo huanuqueño, Augusto Durand, con quien le unía  una profunda simpatía y amistad de años.
Fue hijo de Manuel López  Vilela, trabajador de Pátapo. Su madre, Manuela Albujar Bravo. Muchas sangres corrían por sus venas. Entre ellas: la española, la indígena y la africana. Ejerciendo la pluma escribió contra el militarismo imperante allá por los años de 1890, criticando duramente a Remigio Morales Bermúdez y al héroe de la Guerra con Chile que ejerció la Presidencia de la República, Andrés Avelino Cáceres. 
PRESO
Junto con  el poeta  José Santos Chocano y el jurista  de origen arequipeño y puneño, Mariano H. Cornejo, editó el semanario titulado “La Cachiporra”. También colaboró en “La Tunda”, dirigida por el periodista Belisario Barriga, donde publicó unos versos contra Cáceres del que le trajo como consecuencia un juicio en los tribunales de justicia. Pero, felizmente y, en ejercicio efectivo de libertad de expresión, salió absuelto. En periódicos usaba al escribir dos seudónimos: Sansón Carrasco y León Cobas.
Persistió en sus artículos y escritos. Entonces varias osadías creativas, mordaces y duras ocurrieron en contra de sus adversarios.  Le significó caer en la cárcel por cerca de dos meses, de donde salió gracias a las preocupaciones de su padre que logró  su liberación para beneplácito de él y su familia. En 1895, escribió su primera obra literaria “Miniaturas: Libro de Poemas”
Conocer al líder radical Manuel Gonzalez Prada, le significó mucho en su pensamiento y enfoque de vida. En efecto, por tales influencias, mostró gran afecto por lo indígena y el rechazo, total y contundente, por el caciquismo y el feudalismo.
Tras retornar a vivir a  Piura, editó el semanario “El Amigo del Pueblo” en cuyas páginas hizo una  campaña total en contra del latifundismo y el gamonalismo. Para combatir  esta predica el Prefecto de ese departamento, Germán Leguía y Martínez, fundó el  “El Sol” de corte conservador, medio que ni siquiera alcanzó la neutralización y menos opacar al rival periodístico. Eran los años de 1904 a 1908, en tiempos del gobierno civil de José Pardo y Barreda.


En la plenitud de la adultez.

JUEZ
Los cargos que desempeñó  por este periodo López Albujar en la ciudad de sus preferencias y amores fueron los siguientes: Juez Interino de la Corte Superior de Piura y Tumbes, Profesor de Historia del  Colegio Nacional de San Miguel y abogado defensor de los  trabajadores petroleros huelguistas de Talara y Negritos.
Retornó a Lima y comenzó a trabajar en el diario “La Prensa”, cuyo propietario era Augusto Durand. Laboró de redactor-jefe, cargo de mucha responsabilidad que cumplió durante seis meses.
A renglón seguido le pidió al Presidente Pardo un puesto judicial que le fue concedido.  La magistratura la ejerció en forma cabal y honesta en distintos distritos judiciales del Perú. Fue Juez  de Primera Instancia en Huánuco entre los años 1916 y 1923.  Luego en Piura cinco años para pasar a Chiclayo y, finalmente, a  la ciudad fronteriza de Tacna donde se jubiló como Vocal de la Corte Superior con sede en la capital del mismo nombre. 
EXPLICACIONES
De su experiencia en el primer  departamento ubicada  entre la sierra y ceja de selva, tierra de Micaela Villegas “La Perricholi”, Mariano Ignacio y Leoncio Prado, padre e hijo,  salió de su pluma la obra cumbre “Cuentos Andinos”, libro que alcanzó una segunda edición en poco tiempo y marcó el inicio del indigenismo en el Perú.  Hubo, posteriormente, otra creación de su pluma denominada “Nuevos Cuentos Andinos”, de la misma tónica
Vivió intensamente como juez y administrador de justicia. En tal cargo durante el año 1917, la Corte Suprema lo suspendió de sus funciones durante  tres meses por haber dictado una sentencia de absolución en un caso de doble adulterio, aduciendo que el amor era  completamente libre y que, por ello precisamente, no podía castigar a nadie.
El explica su decisión cuando cuenta en sus memorias: “Si el fin de la penalidad es el restablecimiento del orden social perturbado, cuando el hecho que se juzga no lo perturba en realidad, la aplicación de la pena carece de objeto y se torna injusta: que como en el presente caso que se trata de un adulterio, hecho que por su naturaleza pertenece a un orden privado e intimo”.
LEYENDA
Luego añade y puntualiza: “Preferí ser hombre a juez. Preferí desdoblarme para dejar a un lado al juez y hacer que el hombre con un poco de humanismo salvará los fueros del ideal. Y aunque el sentido común-ese escudero inoportuno de lo que llevamos un pedazo de Quijote en el alma- me declamó por varios días sobre los riesgos que iba a correr en la aventura judicial, opté por taparme lo oídos y  seguir los impulsos del corazón. ¿Hice bien? Don Quijote diría que sí. Sancho Panza diría que no”
De acuerdo a la opinión de los críticos literarios, su identificación con las víctimas de la injusticia social lo llevó a trazar cuadros de evidente valor con fuerte penetración psicológica. En la misma línea construyó la novela Matalaché (1929), sobre la dura existencia de los negros en las grandes haciendas.
“Cuentos Andinos” es una colección de diez narraciones breves en las cuales el autor vierte principalmente su experiencia como juez de Huánuco y cuyos personajes son generalmente los indígenas de aquella región.
La primera de  ellas, titulada “Las Tres Jircas”, transcribe la leyenda popular sobre el origen de las tres montañas que rodean la referida  localidad. En la segunda “La Soberbia del Piojo”,   a través de las palabras de un anciano, se compara al hombre con ese parásito y se concluye afirmando la necesidad de respetarle la vida.


Una de sus obras más conocidas.

RICARDO FLORES
Por su parte la tercera y la cuarta, “El Campeón de la Muerte” y “Ushanan Jampi”, describen con fuerte acento dramático las modalidades del crimen y la justicia popular de los indios. La quinta, “El Hombre y la Bandera”,  es de índole patriótica refiriendo a un suceso ocurrido durante la  Guerra con Chile en tierras huanuqueñas.
En cambio relatos, que en la nómina  son la sexta, séptima, octava y novena, como “El Licenciado Aponte”, “El Caso de Julio Zimmens”, “Cachorro de Tigre” y “La Mula de Taita Ramun”, tratan problemas sociales penetrados con hondura y transmitidos al lector con singular poder expresivo. La décima, Como Habla la Coca”, relata las reflexiones de un masticador que pretende rebelarse contra  el  vicio, pero a la postre sucumbe  a él.
 Del conjunto destacan todos los cuentos que muestran el misterioso y a la vez feroz espíritu de los quechuas, a los cuales el autor ha conocido a plenitud, a lo largo de su dilatada carrera de  magistrado.
Otra obra suya es, “El Hechizo de Tomayquichua”, que al parecer  relata la vida de un famoso pintor impresionista amante del cubismo de origen aristocrático que  se enamora de una mujer muy bella y humilde, oriunda del referido lugar.  Muchos aseguran al respecto que al artista existió en la vida real y se llamó Ricardo Flores Gutiérrez de Quintanilla, tío carnal del  que fue hoy extinto Arzobispo del Callao, Ricardo Durand Flores.
BRUJERIA
 Lo cierto de este asunto  es que el personaje efectivamente vivió en Tomaycuicha, bello paraje andino y serrano huanuqueño, cercano a la provincia de Ambo, donde se practica mucho la brujería.
 Allí llegó  a vivir procedente de Lima y  allí incluso falleció. Luego de procear infinidad de hijos, con la compañera  de sus encantos y ensueños.  Su padre fue un conocido médico capitalino del mismo nombre que trajo el primer automóvil a la capital del Perú.
 Cabe eso si dejar claramente establecido que el autor nunca reconoció que escribió sobre la existencia de Flores, quien se dedicó, además, a la enseñanza del  Arte en el Colegio Industrial de Huánuco. Pero hay tantas similitudes que pareciera que efectivamente fue así.  Hasta en el nombre del personaje principal de la obra que se llama Ricardo Andraca. Cierto es que no Flores.
La producción literaria del abogado  y literato  incluyen libros tales como: “Miniaturas” (1895), semblanzas de bellezas limeñas. “De mi casona” (1924), especie de memoria de un criollo tropical. “Calderonadas” (1930), greguerías como versión personal y humorística de intención satírica. “Los Caballeros del Delito” (1937).” De la Tierra Brava” (1938), poesías.” Las Caridades de la Señora Tordoya” (1950), la vida de una mujer que se hacía pasar por virtuosa cuando era todo lo contrario.

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 Una de sus famosas frases
HISTORIAS
También se le debe el drama en un acto titulado “Desolación” (1916). Obtuvo el Premio Nacional de Cultura en 1950. Entre sus últimos libros destacaron  sus Memorias publicadas en 1966 y la segunda parte del ensayo “De Mi Casona”, salido a luz el mismo año.
En sus relatos centrados en las vida de los indígenas narra muchas veces historias violentas influidas por el realismo y no exentos de prejuicios, dando a conocer al indio como primer personaje.  Sin el tratamiento paternalista como había ocurrido en el pasado, sino como verdadero ser humano.  Resaltando sus virtudes, sus vicios y sobre todo su humanidad.
En  ese sentido se diferenció del indigenismo anterior. Por ejemplo, el de Narciso Aréstegui y la cusqueña Clorinda Matto de Turner. Los escritores posteriores, como José María Arguedas, le achacaron tener una visión deformada del juez  que sólo conoce a los indios sentado en el banquillo de los acusados.
A su favor está el hecho que esa visión parte de la realidad que conocía y escribió libremente con bríos  y con mucha imaginación. Hay un trasfondo psicólogo en su obra que merece destacarse. Lo mismo que la naturaleza de los indios con su tragedia  de acontecimientos. En eso es impecable.
CARTA
Las virtudes  se repiten cuando trata otra temática y se puede ver claramente en  la novela “Matalaché”, cuya trama nos sitúa en una hacienda  productora de jabón en Piura al norte de esta ciudad y en pleno siglo XIX. Aquí adquiere gran relevancia la representación del personaje afro peruano.
 La obra denuncia el esclavismo y a propósito  del tórrido romance de una criolla y un  esclavo en las postrimerías de la colonia, propone la tesis interesante que solo la pasión amorosa puede sobrepasar las barreras de las diferencias sociales. Que aporta, claro que aporta y con creces.
En una carta de gratitud dirigida al renombrado escritor español Miguel de Unamuno se define de la siguiente manera: “Yo no soy solo un cuentista, sino un perpetuo inadaptado, un rebelde y por contraposición, un encadenado a la prosaica labor de hacer justicia a los hombres. Vivo, pues, en continuo vaivén entre el arte y la magistratura, inhibiéndose o desinhibiéndome, saltando del papel sellado a la cuartilla, del proceso al libro, de la dura y desconsoladora realidad a las ficciones de mi fantasía. Este es mi drama”.


Amigo de Miguel de Unamuno

FAMILIA
Casado con Lucila Trint y procreó con ella varios hijos, producto de un hogar feliz. Entre ellos un varón y dos mujeres que permanecieron solteras y sin prole a lo largo de su vida. El primero militar de profesión y general de división del Ejército del Perú que llegó a ser Ministro de Defensa, durante el gobierno aprista de Alan García.  Luego Comandante General del instituto armado al que perteneció.  Lo asesinaron a mansalva los terroristas del MRTA, convirtiéndose en un mártir de la pacificación nacional.

Juez, maestro, periodista, idealista, escritor. Un hombre que marcó época y vivió destacando en diferentes campos de sus especialidades, a pesar de que tuvo detractores. Lo hizo constantemente y la Literatura lo cuenta, evidentemente, como uno de sus valiosos exponentes. (EdeN)

1 comentario:

  1. En 1920, con "Cuentos andinos", Enrique López Albújar inicia el indigenismo en la literatura peruana. Con "Matalaché" enfoca el problema racista de los afroperuanos en las haciendas del norte. "Las aventuras de la señora Tordoya" ocurren en Lima. Solo le falto escribir sobre nuestra Amazonía.

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