La calificación exacta de su
desempeño intelectual lindó con
precisión en ser, definitivamente, un personaje completamente especial. Enteramente vibrante, singular y,
sobre todo, brillante en cuanto a capacidades se refiere. Por eso mismo, un poeta de los más destacados de mediados del siglo XX para adelante,
perteneciente a la famosa e irrepetible “Generación del 60” de la Literatura peruana
integrada por indiscutibles vates como: César
Calvo, Javier Heraud, Reynaldo Naranjo, Mario Razzeto, entre otros. Multifacético,
entretenido, bohemio empedernido. Ganador de infinidad de premios a nivel
nacional e internacional. Talentoso profesor universitario. Un mérito impecable
e inigualable hasta ahora sin haber sido superado: el que más ha publicado y
uno de los más reconocidos y renombrados de este grupo realmente excepcional.
(En el archivo de este mismo blog pueden ver las semblanzas biográficas de
Calvo, Heraud y Razzeto de fechas 23 de Agosto del 2012, 13 de Octubre del 2011
y 26 de Diciembre del 2012, respectivamente).
Los grandes hombres nunca son olvidados y por
eso, precisamente, Antonio Alfonso
Cisneros Campoy, más conocido por
sus familiares y amigos como
“Toño”, vive para siempre en la inmensidad de su obra de gran valor. Lo llamaron,
con precisión y justicia, “el poeta que amaba la vida”. No obstante de que se fue
de este mundo, por una penosa enfermedad de cáncer pulmonar casi al cumplir los
70 años, un 6 de Octubre de 1912.
Antonio Cisneros poeta de la generacion del 60.
Antonio Cisneros poeta de la generacion del 60.
ADJETIVOS QUE CALZAN
Tenía una dicharachera bondad. Bebedor de
cerveza y “whisky doble para que parezca triple”, como decía socarronamente, a
cada rato y en toda ocasión. La fama
literaria le importaba un pepino. Lo
dijo, con desparpajo, infinidad de veces. Si le interesaba por entero su esposa, “la negra”
Nora Luna, sus hijos: Diego, Soledad y
Alejandra. Especialmente, sus nietos que se convirtieron en los más admirados y
engreídos por el corazón grande del abuelo con babero. Amante del futbol,
hincha acérrimo del Sporting Cristal y de la gastronomía cuando no estaba de
moda como ahora.
Hombre de humor imbatible y grandes
carcajadas. Lo veían constantemente en los bares limeños, o en los pasillos de
las universidades, presto a dictar
clases. Pero también en las redacciones de los periódicos donde, evidentemente, tuvo nombre propio.
Muchísimos
adjetivos le caen como anillo al dedo y lo definen exactamente. Extrovertido,
divertido, curioso, cariñoso, generoso, riguroso, religioso, amistoso,
familiar, pragmático, intuitivo, sensitivo, báquico, tabáquico, incansable,
elegante y, si era el caso, punzante. Además de cosmopolita y peruanísimo. Pues
conocía bien el ancho mundo y el diverso Perú.
Muy
sentimental, no sensiblero. Había pasado de las ilusiones de la “década
prodigiosa” a las desilusiones posteriores, con un estricto sentido de la
realidad, ángel, como diría Martín Adán, que lo guiaba de continuo.
CATEDRATICO
Figura
alta y esmirriada. Se le observaba, en su juventud, en la Plaza Francia, en el
Patio de Letras de la Católica. En los cines Clubes, en Punta Negra, el
balneario frente al mar intensamente
azul y de oleaje persistente. También en el Bar “Juanito” de Barranco. En el “Wantán”
y “El Palermo” del centro de Lima hablando, bebiendo, armando despelotes. De
esos, que al día siguiente, ninguno se acuerda por la cantidad exuberante de determinado líquido elemento.
Nadie, absolutamente nadie lo cambió a
Cisneros y así fue durante su fructífera vida, mezclada con trabajo intenso y
responsable. No es paradójico, pura realidad. Tan sólo que vivió con intensidad
plena.
Nació en Lima el 27 de Diciembre de
1942. Poeta, periodista, cronista,
guionista, catedrático y traductor. Estudió en las universidades Católica y en
la de San Marcos. Se doctoró en Letras en 1974. Hizo sus estudios de postgrado
en Gran Bretaña y ejerció posteriormente la cátedra en las universidades de
Huamanga y la última del Perú que es la más antigua de América, con sede en
Lima.
También
en prestigiados centros superiores de afuera en Budapest, Hungría, Berkeley y
Virginia, Estados Unidos, Southampton de
Inglaterra y Niza en Italia. Simultáneamente
desarrolló una ardua labor periodística, habiendo dirigido varias
revistas y suplementos, entre ellos,” El Caballo Rojo” del diario de “Marka”, “30
días” y “El Buho”.
En plena juventud.
En plena juventud.
PREMIO
Cuando
apenas tuvo 26 años y su obra la formaban sólo tres libros de poesía, “Destierro”,“David” y Comentarios Reales,
recibió uno de los más preciados galardones en lengua castellana, el Premio
Casa de las Américas de Cuba, por su publicación “Canto Ceremonial contra un Oso Hormiguero” en 1968. A partir de
ese hecho, su difusión internacional y la consiguiente fama. De allí para acá
su obra creció a la par que su importancia literaria.
A
continuación el poema de dicho canto
sobre “Jonás y los Desalineados”: Si los
hombres viven en la barriga de una ballena/ sólo pueden sentir frio y hablar/de
las manadas periódicas de peces y de murallas/oscuras como una boca abierta y
de manadas/periódicas de peces y de murallas/oscuras como una boca abierta/y
sentir mucho frío.
Pero si los hombres no quieren hablar siempre de
lo mismo/trataran de construir un periscopio para saber/ como se desordenan las
islas del mar/ y las demás ballenas- si es que existe todo eso/ Y el aparato ha
de fabricarse con las cosas/que tenemos en la mano y entonces se producen/ las
molestias, por ejemplo/ si a nuestra casa le arrancamos unas
costillas/perderemos para siempre su amistad/ y si el hígado o las barbas es
capaz de matarnos/ Y estoy por creer que vivo en la barriga de alguna ballena/
con mi mujer, Diego y todos mis abuelos.
BECARIO
Fue
becario de la Fundación Guggenheim de Nueva York. Ganó el Premio Nacional de
Poesía del Perú “José Santos Chocano”.
Además el denominado “Rubén Darío” (Nicaragua, 1980), el “Parra del Riego” (Montevideo, 1990), el de
COSAPI de Lima Perú a la Innovación (1997).
Asimismo
el “Gabriela Mistral”, otorgado por la Organización de Estados Americanos
(2000), el Iberoamericano de Letras “José Donoso” (Chile, 2004) y el de Poetas
del Mundo Latino “Víctor Sandoval” (2009). El de Southern a poco de morir. Fue
distinguido con el grado de Caballero de la Orden de la Artes y las Letras de
la República Francesa (2004).
Sus obras
publicadas en inglés, francés, alemán, holandés y húngaro. Un gran
número de sus poemas traducidos al
italiano, portugués, sueco, danés, finlandés, rumano, turco, griego, japonés,
serbio, chino y ruso. Hizo periodismo en prensa escrita, radio y televisión.
Hasta que falleció Director del Centro
Cultural Inca Garcilaso del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú.
Las Salinas: Yo nunca vi la nieve y sin embargo he
vivido entre la nieve toda mi juventud/ En las salinas donde el mar no termina
nunca y las olas eran dunas de sal/ en las salinas donde el mar no moja pero
pinta./Nieve de mi juventud prometedora como un árbol de mango/Veinte varas de
sal para cada familia de cristianos. Y aún más./ Sal que los arrieros nos
cambiaban por el agua de lluvia. Y aún más/ Sal que los arrieros nos cambiaban
por el agua de lluvia/ Y aún más/ Ni sólidos ni líquidos los blanquísimos
bordes de ese mar/Bajo el sol de Febrero destellaban más que el flanco de plata
del lenguado/
HUAMANGA
(Y quemaban las niñas de
los ojos)/ A veces las mareas-hora de sol hora de la luna- se alzaban como
lomos de caballo/Más siempre se volvían/Hasta que un mal verano y un invierno
las aguas afincaron para tiempos/Y ni rezos ni llantos/pudieron apartarlos de
los campos de sal/ Y ahora levanto techo. Ahora que ya enterré a mi padre y a
mi hermano mayor y mis hijos están pronto a enterrarme/han vuelto las salinas
altas y deslumbrantes bajo el sol/ Hay también unas grúas y unas torres
que separan los ácidos del cloro/ (ya
nada es del común).
Y yo salgo muy poco pero Luis el hijo de Julián me cuenta que los
perros no dejan acercarse./ Si parece mentira/Mala leche tuvieron los hijos de
los hijos de la sal/Puta madre/ Que de perros habrá para cuidar los
blanquísimos, los blanquísimos campos donde el mar/no termina y la tierra
tampoco/ Que de perros, Señor, que oscuridad.
Enseñó en la Universidad
San Cristóbal de Huamanga, reabierta en 1959, después de 80 años de clausura
total. La reapertura del centro estudiantil fue un verdadero acontecimiento
cultural, social, político.
Los poetas Cisneros, Sologuren, Sanchez Leon, Blanca Varela y otros,
Los poetas Cisneros, Sologuren, Sanchez Leon, Blanca Varela y otros,
PROFESORES
Contratados catedráticos
de primer nivel, tanto nacionales como extranjeros. Todas las provincias
ayacuchanas y buena parte de estudiantes provincianos radicados en Lima,
volvían a ver con mucha atención a Ayacucho.
Pasaron por sus aulas,
entre otros, Julio Ramón Ribeyro (escritor), Juan José Vega (historiador), Luis
Guillermo Lumbreras (arqueólogo), Oswaldo Reynoso (escritor), Miguel Gutiérrez
(escritor), Luis Millones Santa Gadea (sociólogo), Manuel Baquerizo (escritor)
Josafat Roel (etnomusicólogo), Hernando Cortés (director de teatro), Marco
Martos (poeta), Enrique Moya Bendezú (ingeniero), Jorge Acuña Paredes (mimo),
Maynor Freyre Bustamante (escritor periodista).
Asimismo Tom Zuidema
(historiador, antropólogo holandés), John Earls (científico, antropólogo,
lingüista australiano, gran guitarrista, cantor de huaynos en quechua que se
acompañaba en sus clases con un reloj despertador para no “perder ni ganar un
segundo” y vivía en una iglesia abandonada.
Cisneros llegó a Ayacucho
en 1964 junto con sus amigos del alma, Javier Montori y Hernando Núñez Carvallo,
para conocer la ciudad y admirar la
famosa Semana Santa. Enterados de la llegada del joven poeta limeño, algunos
catedráticos lo invitaron a la universidad y después de una amplia conversación
lo convencieron para enseñar en ella.
Después del Domingo de Resurrección,
el vate retornó a Lima para arreglar papeles e iniciar la actividad académica.
Regresó a Ayacucho y durante dos años
enseñó en la Universidad, con mucho ahínco.
DIVINIDAD
El dramaturgo, Hernando
Cortés, contó haber dirigido una pequeña obra de teatro escrita en esa ciudad
por el insigne visitante. El sainete estaba ambientado en Huamanga, la ciudad
que lo acogió con entero cariño de parte de sus habitantes.
En “El
Libro de Dios y de los Húngaros” (1978), torna sus pasos desde la simplicidad cotidiana a un
abrupto encuentro con la divinidad. En su poesía se trenzan grandes
interrogantes y las más elementales situaciones mundanas. Así lo señalan los
conocedores y entendidos.
1974. Llueve sobre
Budapest. El poeta, con los ojos alfilereteados por la humedad, debe optar
entre una cantina y el magnífico templo que asoma a la distancia. Por alguna
extraña razón que no logra precisar, penetra en el recinto sagrado.
La misa es oficiada en
húngaro. El escritor no la entiende y no necesita entenderla porque,
insospechadamente, advierte de la presencia de Dios que lo invade como una
iluminación sin palabras.
En reunión de amigos.
En reunión de amigos.
INQUIETUD
En apariencia y con los
modos y giros propios, Cisneros fue objeto, a confesión propia, de una suerte
de arrobamiento sobrecogedor. A distancias de la simbología y la experiencia
religiosa de Teresa de Avila y de San Juan de la Cruz, el poeta, sin las
cumbres de la devoción de aquellos, tocó el tema religioso como una inquietud.
En dicho libro nos
aproxima a aquel viejo encuentro en la Budapest de su reconversión: Toño
describe el ambiente de aquella noche y los goterones que lo asaltan en medio
de una calzada: “Llueve entre los
duraznos y las peras/ las cáscaras brillantes sobre el río/ como cascos romanos
en sus jabas/ Las frutas son la ofrenda que el extraño recoge para su
consagración religiosa y la lluvia el elemento purificador que lo lava”.
Luego es determinado a ir
tras aquella sutil luminiscencia que lo llama. En realidad, el poeta,
confundido entre vocablos extraños que lo perturban, ha abandonado por entonces
la escritura. Escribe apenas versos en los boletos de tranvías y en papeles
menudos.
Sólo cuatro años más
tarde, recordando aquella “revelación” en Hungría trazará los siguientes
versos: “El sacerdote lleva el verde de
Adviento y un micrófono/ignoro su lenguaje como ignoro/ el siglo en que
fundaron este templo/Pero sé que el Señor está en su boca”.
PRETEXTO
Varios años después,
Cisneros dirá que su fe no era la del carbonero ni la del religioso deslumbrado,
“sino un pretexto para expresar su
relación con el mundo”. Sin embargo, el poema rebasa tales explicaciones
ulteriores, pues el poeta rompe el cerco de la incomunicación y el
anonadamiento, bate el idioma y torna aquel instante en una experiencia
trascendental, mística, única. Quebrada la barrera lingüística percibe a la
divinidad en la boca del sacerdote. La alusión al pentecostés sobresalta hasta
al menos crédulo.
La súbita exaltación de
aquel día de 1974 operó en unos versos que lindan con la oración más
concentrada: “Porque fui muerto y soy
resucitado,/ loado sea el nombre del Señor/sea, el nombre que sea bajo esta
lluvia buena”.
En “Las Inmensas Preguntas Celestes”, según los entendidos y críticos
literarios, Cisneros se detiene en una atmosfera que le es familiar, desciende
desde las encumbradas certidumbres hasta las más elementales dudas y los más
disimulados “quites”, a aquellas exploraciones que le resulten incomodas.
Tapa de uno de sus famosos libros.
Tapa de uno de sus famosos libros.
METAFISICA
No se crispa, evade: “A las inmensas preguntas celestes/ no
tengo más respuesta/que comentarios simples y sin gracia/sobre las
muchachas/que viven por mi casa/cerca del faro y el malecón Cisneros./ Y no
pretendan ver/ en la cháchara tonta esa humildad/ de los antiguos griegos. Ocurre
apenas/ que las inmensas preguntas celestes/ sacan a flote/ mi desencanto y mis
aburrimientos […]”.
El poeta
se percibe al final, ante la
descomunal metafísica religiosa, no más que como “el zancudo en las postrimerías de la tarde, haciendo
tiempo mientras “llega la hora de oficiar sus pompas funerarias”. Cisneros cede,
abierta y confesamente, ante los abrumadores enigmas.
Más adelante, en “Un Crucero a las islas Galápagos”, el poeta tiene algunas
exaltaciones marianas, ávido de una vejez “sabia y serena repleta de gaviotas”
clama, con expresión terrestre, a la madre del crucificado: “Tan sólo que te fuiste en cuerpo y alma al
reino de los cielos/. Muerto tu hijo Jesús, la historia dejó de registrarte/.
La gárgola, que todo lo devora,/ te cobra media entrada en los teatros/ y te
concede algunos privilegios en el bar”.
El artista tocó la sencillez de lo rústico y lo sublime de las alturas de una inefable devoción. Su poesía estaba emparentaba con la vida que le tocó, una diversidad de perspectivas, voces y aspiraciones terrenas y no terrenas.
En distintas épocas y años.
BUENA GENTE
Era tal como, hace algunas décadas manifestó que esperaba que lo recuerden: “una persona buena gente que sabía hacer un poco de todo”. Para quien, desde algunas generaciones detrás, esculpe versos disparando ciegamente al mañana. Por eso es que los críticos sostienen, con precisión, que Cisneros fue aquel vate magistral que marcó la ruta a seguir, entre el lauro del poeta y el Olimpo literario.
En una oportunidad afirmó sin ambages: Yo siempre fui una persona religiosa. En una época tuve escepticismo, fui agnóstico, pero de pronto quise volver. Pero nunca tuve tampoco vocación mística ni de catequesis.
En cuanto a política, el poeta jamás ocultó sus apreciaciones de izquierda, definiciones e inclinaciones de este tipo. Sin embargo, no vaciló en decir, con claridad meridiana, lo siguiente en una oportunidad sobre un hecho de por sí controvertido: “ El caso con Cuba no sé si llamarlo ruptura, salvo que digamos que es ruptura cuestionar que una persona permanezca 50 años en el gobierno, que sus publicaciones solo sean “Juventud Rebelde” y “Gramma”, que da vergüenza. Yo no rompí con Cuba. Lo que pasó fue que no pude mentirme a mí mismo.
POESIA
Hizo periodismo de calidad en prensa escrita, radio y televisión. Cabe recordar que e RPP tenía un espacio diario muy sintonizado, el mismo que se transmitía al medio día con sus sesudos comentarios.
Otra de sus apreciaciones de carácter literario dadas por él mismo: “La poesía es uno de los pocos géneros en donde el objeto y el sujeto son el propio autor (…) En la narrativa tú puedes esconderte detrás de cualquier personaje.
Por ejemplo, en “Pantaleón y las Visitadoras,” tú no crees que Mario Vargas Llosa es Pantaleón, ni que es una visitadora, pero si tú lees “Poemas Humanos” de Vallejo no vas a decir: “es un señor que escribe sobre un señor que sufre”. Objeto y sujeto son lo mismo en la poesía y es esa intensidad la que me hizo descartar los otros géneros a los que yo, desde niño, pretendía ingresar. Y me quedé con la poesía”.
Para recordarlo intensamente, leamos, a manera de colofón y final, Requiem que también es de su intensa inspiración: A las inmensas preguntas celestes/ no tengo más respuesta que comentarios simples y sin gracia/ sobre las muchachas que viven por mi casa cerca del faro y el malecón Cisneros./ Y no pretendan ver en la cháchara tonta esa humildad de los antiguos griegos/. Ocurre apenas que las inmensas preguntas celestes sacan a flote mi desencanto y mis aburrimientos/. Que a la larga me tienen dando vueltas como un zancudo/ al final de la tarde/. Haciendo tiempo, mientras llega la hora de oficiar mis pompas funerarias,/ que no serán gran cosa por supuesto. En estos tiempos malos bastará con una mula vieja y un ánfora de palo brillante/ y negra como el lomo mojado de un delfín. ¡Ah las preguntas celestes!/ Las inmensas. (Edgardo de Noriega)
El artista tocó la sencillez de lo rústico y lo sublime de las alturas de una inefable devoción. Su poesía estaba emparentaba con la vida que le tocó, una diversidad de perspectivas, voces y aspiraciones terrenas y no terrenas.
En distintas épocas y años.
BUENA GENTE
Era tal como, hace algunas décadas manifestó que esperaba que lo recuerden: “una persona buena gente que sabía hacer un poco de todo”. Para quien, desde algunas generaciones detrás, esculpe versos disparando ciegamente al mañana. Por eso es que los críticos sostienen, con precisión, que Cisneros fue aquel vate magistral que marcó la ruta a seguir, entre el lauro del poeta y el Olimpo literario.
En una oportunidad afirmó sin ambages: Yo siempre fui una persona religiosa. En una época tuve escepticismo, fui agnóstico, pero de pronto quise volver. Pero nunca tuve tampoco vocación mística ni de catequesis.
En cuanto a política, el poeta jamás ocultó sus apreciaciones de izquierda, definiciones e inclinaciones de este tipo. Sin embargo, no vaciló en decir, con claridad meridiana, lo siguiente en una oportunidad sobre un hecho de por sí controvertido: “ El caso con Cuba no sé si llamarlo ruptura, salvo que digamos que es ruptura cuestionar que una persona permanezca 50 años en el gobierno, que sus publicaciones solo sean “Juventud Rebelde” y “Gramma”, que da vergüenza. Yo no rompí con Cuba. Lo que pasó fue que no pude mentirme a mí mismo.
POESIA
Hizo periodismo de calidad en prensa escrita, radio y televisión. Cabe recordar que e RPP tenía un espacio diario muy sintonizado, el mismo que se transmitía al medio día con sus sesudos comentarios.
Otra de sus apreciaciones de carácter literario dadas por él mismo: “La poesía es uno de los pocos géneros en donde el objeto y el sujeto son el propio autor (…) En la narrativa tú puedes esconderte detrás de cualquier personaje.
Por ejemplo, en “Pantaleón y las Visitadoras,” tú no crees que Mario Vargas Llosa es Pantaleón, ni que es una visitadora, pero si tú lees “Poemas Humanos” de Vallejo no vas a decir: “es un señor que escribe sobre un señor que sufre”. Objeto y sujeto son lo mismo en la poesía y es esa intensidad la que me hizo descartar los otros géneros a los que yo, desde niño, pretendía ingresar. Y me quedé con la poesía”.
Para recordarlo intensamente, leamos, a manera de colofón y final, Requiem que también es de su intensa inspiración: A las inmensas preguntas celestes/ no tengo más respuesta que comentarios simples y sin gracia/ sobre las muchachas que viven por mi casa cerca del faro y el malecón Cisneros./ Y no pretendan ver en la cháchara tonta esa humildad de los antiguos griegos/. Ocurre apenas que las inmensas preguntas celestes sacan a flote mi desencanto y mis aburrimientos/. Que a la larga me tienen dando vueltas como un zancudo/ al final de la tarde/. Haciendo tiempo, mientras llega la hora de oficiar mis pompas funerarias,/ que no serán gran cosa por supuesto. En estos tiempos malos bastará con una mula vieja y un ánfora de palo brillante/ y negra como el lomo mojado de un delfín. ¡Ah las preguntas celestes!/ Las inmensas. (Edgardo de Noriega)
Poeta de los sabios. Poeta de multidudes. Honra del Peru. Antonio Cisneros tiene su lugar: el de los mejores escritores del Peru. ¡Cuanto se le extraña!. Arnoldo Juárez
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