Moscú en la mañana del 22 de
Enero de 1924. Casi al medio día de intenso frio, las voces discrepantes se
acallan en aras de las ambiciones de los hombres. Rusia olvida, por un
instante, la lucha desatada entre el nacionalismo stalinista y el
internacionalismo trotskista. Lenin ha muerto.
El creador del primer estado
socialista, Vladimir Illich Ulianov, ejercía aún ese enorme ascendiente como
para tender un manto de silencio sobre el coloso soviético con la sola noticia
de su muerte. Cuatro días duró el duelo nacional.
Cuatro días de silenciosas
columnas de hombres, mujeres y niños, pasando ante el catafalco erigido en la
Plaza Roja, escenario de sus días de 1917. Los trabajadores de todo el mundo le
rindieron homenaje al hombre que con
perfiles de tan extraña personalidad gravitara en el siglo XX.
De una residencia de los
alrededores de Washington, en la mañana del 3 de Febrero del mismo año, se puso en marcha un pequeño cortejo tras un
furgón fúnebre, Woodrow Wilson, Presidente de los Estados Unidos, hasta 1921,
iba a recibir en la Casa Blanca el póstumo
homenaje de sus conciudadanos.
Discutido por amigos y adversarios,
el desplazado de la vida política, el semi inválido a raíz de un ataque
cerebral, afrontaba el juicio de la posteridad. Pero nadie podía discutirle que
fue el primer mandatario que sacó a su país del
aislacionismo, en los días difíciles de 1917.
El funeral de Lenin
El funeral de Lenin
IDEAL DE PAZ
Un ideal de paz animó sus últimos
años y sí la Sociedad de Naciones que inspirara no fue, como tampoco le fue el
Tratado de Versalles, el fin de los males de la vieja Europa, esto ha de
achacársele, más que a él, a la ambición de los hombres.
Ciudadano honorario de diez
naciones, vencedor de la gran conflagración en el 18, el mundo se inclinó
reverente en la hora de su muerte y una multitud consternada y dolorida se sumó
luego al humilde cortejo integrado por su familia y unos pocos amigos.
El 10 de Julio de 1924 otro
acontecimiento conmovió a la opinión universal. A cien metros de su domicilio
fue secuestrado Giacomo Matteoti, diputado socialista de 40 años y días después
apareció su cadáver.
Diez días antes, había
pronunciado uno de sus últimos discursos, denunciando el fraude en las
elecciones que ganara el fascismo. El debate hizo tambalear al régimen. Se
aguardaban nuevas pruebas.
Pero el atentado puso fin a la
vida de Matteoti y a la democracia italiana. El automóvil del secuestro fue
facilitado por Felipe Felipeli, Director del “Corriere d´Italia, a un grupo de maleantes a sueldo
que ultimaron a Matteoti a golpes en el interior del vehículo. Mussolini
prometió que se haría justicia y para hacerla inicio encarnizada campaña contra
los opositores.
Presidente Wilson: ciudadano honorario de diez naciones.
Presidente Wilson: ciudadano honorario de diez naciones.
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