Todo hace suponer, luego de las
elecciones primarias realizadas al interior de sus huestes, algo que de por sí resulta importante: la izquierda como expresión de avanzada y
progresismo calificada por sus dirigentes de moderna y democrática, participará
en el proceso electoral presidencial del 2016.
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Su candidata seria la actual
congresista, Verónica Mendoza, quien
se impuso en los comicios internos de
este sector al otro postulante: el cura
Marco Arana, el gran perdedor extremista de Tierra y Libertad, el partido que tiene la
inscripción electoral vigente.
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Hace bien a la democracia, y es
expresión de pluralidad, que grupos políticos de este tipo, y de otras
corrientes e ideologías, participen en
los actos de reafirmación de civismo que se realizan en el país. Así los
electores, de manera efectiva, pueden escoger a sus gobernantes que representan
pensamientos variados y de todo tipo.
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El problema está en que,
tratándose de la izquierda, poquísimo es lo que, actualmente, representa, porque precisamente ha dejado de ser, y de eso hace una punta de años, una efectiva fuerza popular aglutinante. Hasta la fecha aparecen en la encuestas con mucho menos del 2%, en el rubro otros. Es decir, casi nada.
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Ello significa, en buena cuenta,
que el apoyo, por parte del soberano que decide comicios, es ínfimo. Muchos entendidos, sin embargo, afirman que este grupo si podría pescar votos en ese difuso
electorado juvenil que algo representa, como expresión del antisistema y la rebeldía. Pero
nada más. La situación, de esa manera, la toman como la pura verdad de la milanesa electoral.
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Ahora bien, sus seguidores sostienen que Veronica sí puede golpear el panorama
electoral en los próximos meses, debido a que es una expresión de cambio. Para ellos, cada día que pasa se verá, con más claridad, lo que persiguen con convicción e ideología propia: si pueden
llegar al poder. Aunque la tarea se torna ardua, muy difícil y para muchos
imposible. Los detractores, frente a estas opiniones, recuerdan que la izquierda pasa por una de sus peores
crisis de la historia.
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Licenciada en Psicología con
maestrías en Ciencias Sociales y Educación a la Distancia, en París y España, es actual Congresista gracias a los votos del nacionalismo
humalista, con quien se unió y mantuvo amistad, tanto con Ollanta Humala como con Nadine Heredia, vínculo que se cortó a partir del 2012.
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Ello ocurrió con motivo del enfrentamiento en la provincia de Espinar
(Cusco) donde murieron dos campesinos y resultaron varios heridos, durante la
protesta antiminera en contra de las operaciones de la empresa Xtrata Tintaya y
temas concernientes al desarrollo local. La candidata protestó airadamente y se retiró de las filas del Nacionalismo.
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Para sus enemigos, Mendoza
tiene todas las características
que la izquierda muestra cuando nada son
y carecen de fuerza. Lo que hacen, en estos casos, es subirse al carro de otros que
si tienen fuerza para capturar el poder.
Ella lo hizo y por eso ahora la tenemos en el Congreso de la República.
No porque haya sido popular. Ni nada que se le parezca.
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Si nos atentemos a este
pensamiento, de la misma forma actuaron sus camaradas Javier Diez Canseco, Manuel Dammert Ego Aguirre, Rosa Mavila y
tantos otros. Ellos critican que, hoy en día, una de sus simpatizantes
y ayayeras sea Liliana Panizo.
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Si en efecto, la
viuda del primero de los nombrados, que apareció en los actos primarios,
dándole su apoyo incondicional incluso con declaraciones a la prensa. Cuando, para estas corrientes de critica, la señora no es nadie ni representativa. Sin haber ejercido, jamás
que se sepa, cargo político o público alguno. Ni menos dirigencia destacada.
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Ella fue, hace muchos años, tan sólo la secretaria privada de Diez Canseco
en el Congreso y, en tal condición, mantuvo una relación afectiva y amorosa que
terminó, para bien de la pareja, en un vínculo matrimonial.
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Eso resultó su único punto relacionado con la
política, sin ser mérito efectivo casarse con un político.
Ni dirigente, ni parlamentaria, ni ministra. Nada de eso. Entonces a nadie
representa. Sólo a su cónyuge que en paz descansa y que de Dios goza. Qué hace rodeando a Mendoza, dicen los detractores.
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Ese defecto de los progres de plegarse al ganador es histórico. Lo
han hecho, desde finales de los años 30 y comienzos de los 40 del siglo pasado, cuando llamaron al
conservador Presidente Manuel Prado, durante su
primer gobierno, “El Stalin Peruano”, en plena segunda guerra mundial y sacaron
tajada política en el Parlamento, con sus consiguientes cargos públicos.
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Actuaron, de igual manera, cuando
el Frente Democrático que llevó a la Presidencia de la República a José Luis Bustamante y Rivero, en 1945. A
la hora que las cosas se pusieron difíciles en términos sociales y políticos, abandonaron el barco y se fueron del poder,
negando y eludiendo sus garrafales errores.
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Con las dictaduras también
coquetearon. Tan es así que consiguieron curules parlamentarias en tiempos de
Odría y sus dirigentes sindicales eran
comprados, como el pan de todos los días, por unas cuantas pesetas. Ni que decir con Velasco donde estuvieron gran parte de ellos, con excepción de los ultras, apoyando y medrando a este gobierno autoritario y peligroso que se convirtió en uno de los peores de la Historia del Perú.
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A Fujimori, por ese prurito de
oponerse a Vargas Llosa y al
Fredemo, le sacaron cuatro ministerios y después, como si no tuviesen responsabilidades, se
alejaron a la oposición. Actuaron como chicles con Humala y el
antisistema. Poco después, so pretexto de diferencias ideológicas, muy lejos y
criticando a mansalva.
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Los izquierdistas consecuencia no
tienen. Línea política recta, tampoco. Juegan al zigzag y a ganador. Ojalá que Mendoza haga algo que sea,
efectivamente, diferente. La oportunidad se le ha presentado para que lo demuestre. Le damos, como debe ser, el beneficio de la duda.
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Estos
grupos, sin representatividad, se han dedicado, en los últimos tiempos, a irse
contra la corriente sin lógica alguna y paralizar,
por quítame estas pajas, una serie de importantes proyectos mineros como el de Conga en Cajamarca y Tía
María en el Valle de Tambo de Arequipa.
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No obstante de que tales obras, de realizarse y
caminar efectivamente, significan progreso y bienestar para todos los peruanos.
Mendoza está en la obligación de pronunciarse
sobre estos asuntos de vital importancia para el desarrollo del país.
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Cabe sin embargo reconocer que ella podría convertirse en la rival generacional de Keiko Fujimori, la
representante de la corrupción, en el pleito electoral. Contando la historia, de por si interesante, de su madre mochilera y su
padre campesino originario del Cusco.
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Pero, políticamente, tiene sus bemoles y ataduras que la pueden tumbar.
Su aliado, Tierra y Libertad, es un partido ideologizado al máximo que se opondrá
a que vire hacia el centro, el punto exitoso de una elección, Tampoco definir
aspectos de medio ambiente, economía e inversiones. En buena cuenta, encontrar
coincidencias será muy difícil.
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Veronica, si quiere triunfar, requiere de la participación de los
otros grupos de izquierda que hasta ahora, que se sepa, no se ponen de acuerdo.
Desde el Partido Comunista Ortodoxo,
Patria Roja, el Socialista, Ciudadanos
por el Cambio y otros grupúsculos. Aquí
se necesita sumar por más chicos que sean. Si no se hace, las simpatías electorales se van para otro lado.
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La propia Mendoza, conforme pasan
los meses hasta llegar al último de ellos del acto electoral de abril, tendrá que definirse más. No lo ha
hecho hasta ahora en temas que son
claves. Ella se resiste, por ejemplo, en calificar al chavismo y el
régimen venezolano de Maduro de dictatorial. Cuando, efectivamente lo es, y no hay duda de ello. Salvo que seamos ciegos u obcecados.
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Evidentemente que definiciones,
muchas definiciones se necesitan si se quiere progresar. La izquierda chilena y uruguaya que ya fueron y son gobierno debe ser su ejemplo en lo bueno, destacando
evidentemente como paradigmas a Michelle
Bachellet y José “Pepe” Mujica, con todas sus virtudes y defectos. A los dos, nadie les puede quitar sus condiciones de lideres continentales.
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No obstante de que su candidatura
ya esta aprobada y ganada, el gran reto de Verónica es posicionar a la izquierda como una opción real y viable en las próximas
elecciones, teniendo en cuenta que uno de los principales pasivos de este grupo
sea su falta de unidad.
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No hay que olvidar que, dentro de
esta ideología, ya existen otros pre-candidatos. Allí están el Congresista Jehude Simon del Partido Humanista que
no es visto con buenos ojos por Tierra y Libertad, por su apoyo al Apra, el ex
Premier Salomón Lerner Ghitis, Gregorio Santos que esta preso por
corrupto representando al MAS y Sergio
Tejada, del Bloque Popular.
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Ahora bien un hecho comprobado es
que cuantos más candidatos haya de la
izquierda, menos probabilidades tendrá que triunfar. Para muchos analistas,
Mendoza es lo mejor de los
grupúsculos y ella debe aglutinar. Si no hay unidad, los progres se atomizarán
por completo.
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Ella goza de una imagen de discreción y de honestidad que
constituye un elemento de valor, en el contexto de la política nacional. Pero ahora debe demostrar que está en
condiciones de gobernar, sin extravíos ni tampoco barbaridades.
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La candidata tiene la
obligación de dar a conocer, exactamente, qué es lo que se quiere y hacia donde conducirá al país con los cambios
que propugna. En buena cuenta: qué se
quiere hacer con la economía, la minería, el empleo y tantos otros tópicos muy
importantes para la conducción del aparato del Estado. Que las cosas sean
claras y el chocolate espeso.
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Muy costoso puede resultar la
llegada al poder de una de estas aventuras, sin planes definidos de antemano
para gobernar. Los proyectos de acción enteramente definidos, en que no haya
sorpresas de ningún tipo. No es mucho
pedir. Tan sólo responsabilidad y consecuencia. (Noé).
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