Ha celebrado sus bodas de oro el
Club de Regatas Lima que fue fundado el 26 de Abril de 1875, por unos grupos de
distinguidos caballeros. Fueron muy pocos los que lanzaron la iniciativa, pero
muy pronto el club alcanzó una gran celebridad que contribuyó a aumentar el
colorido entusiasta de las temporadas chorrillanas, que hicieron de la villa de
los pescadores y de los chorrillanos a cuya vista solazábanse los tatarabuelos
coloniales. Un asunto admirable que se pareció a lo que ocurrió en las playas
europeas por aquella época.
Fueron precisamente aquellos años
sobre los que aún incidían el resplandor fastuoso y elegante de los días del
Imperio de Napoleón III los más brillantes de Chorrillos. De las antiguas
cabalgatas de los días virreinales y de los asomos de playa veraniega que quiso
implantar Santa Cruz se pasó, ya desde los días de Castilla y San Román, a la
característica vida del veraneo.
Famosos fueron algunos ranchos en
esos tiempos de las tertulias bien tenidas y de los rocambores en los que todos
los soles pudieron llamarse de oro, porque era el oro, el oro famoso del Perú
el que corría sobre las mesas de juego a las que no era extraño se sentaran
señoronas de amplias faldas lujosas.
Pero poniéndose de tono con la
época, sin que asomara todavía la posibilidad de una guerra fatídica, hubo en
Chorrillos además de las tertulias, de los paseos y de la hora plácida del
baño, la emoción de las regatas, que introdujeron los jóvenes que volvían de Europa con el fervor por todo lo que en
esos lugares vieran.
Chorrillos en tiempos antiguos.
Chorrillos en tiempos antiguos.
TAMBIEN LAS DAMAS
Sonadas fueron las disputas
caballerescas entre las tripulaciones del Club "Chorrillos" y el Club "Lima" y
entre las falúas de las embarcaciones de guerra que pronto se cubrirían de
gloria. En esos tiempos discutíase las probabilidades al punto de interesarse
en ellas las damas que formaban bandos que eran el mejor estímulo para los
bogas.
Todo era en esa época risueño y
fácil. No se veía en lontananza la nube cargada de infortunios que venía sobre
nosotros. Lima era la perla del Pacífico
y Chorrillos la playa señorial cuya fama trasponía las fronteras.
Dentro de ese ambiente, cinco
jóvenes acordaron fundar el Club “Lima”
y lo hicieron al siguiente día de haberse corrido aquella regata que fue
sonadísima entre “lilas” y “rosados”. Fueron los fundadores del Club Regatas
Lima, según acta de fundación, los señores José Vicente Oyague y Soyer,
Francisco Pérez de Velasco, Enrique Pérez de Velasco, Domingo García y
Francisco Rivero.
Mientras se organizaba el Club,
fueron nombrados Presidente Oyague y Soyer y Secretario Tesorero García. El
mismo día, dando pruebas de actividad entusiasta, resolvieron pedir a Europa un
bote de mar de cuatro remos y los fundadores ofrecieron contribuir cada uno con
la quinta parte del valor de la letra que era necesario mandar con ese fin.
SOCIOS
Los derechos en S/. 16 para la
inscripción y S/. 2 de cotización mensual.
Oyague y Soyer puso a disposición del Club su bote “Elvira” y una serie
de útiles por lo que se abrió una cuenta especial. Entre los primeros socios
que fueron aceptados estuvieron J. A. Arguedas, F. Muller, A.D. Reyna, A.
Lefevre, Eustaquio Martínez Ortiz, Oscar Elejalde, Octavio de Aramburú,
Napoleón Valdez, J. M. Ezcurra, Ricardo Herrera, M. Orellana, U.M. Martinez y
Ortiz, M. J. Bravo, P.A. Bravo, B. Bravo, J. P. Bravo, Carlos J. Basadre.
Y un grupo compuesto por los
señores Edilberto López Aliaga, Natalio Loza, Enrique L. Barrón, Fabio Ex
Helme, A. Martens y José Antonio Barrenechea, que propusieron pagar su
inscripción con la parte de propiedad que tenían en un bote que estaba
depositado en el famoso Hotel Terry.
La primera memoria fue presentada
el 11 de Junio de 1876 por Oyague y Soyer. Ese día se aprobaron los estatutos y
se eligió la primera Junta Directiva con el siguiente personal: Presidente,
José Vicente Oyague y Soyer, Vicepresidente, Francisco Pérez de Velasco,
Secretario Oscar Elejalde, Pro Secretario Daniel V. de Velasco, Tesorero,
Domingo García e inspectores Napoleón Valdez, Adrián Lefevre, Octavio de
Aramburu y José A. Barrenechea.
El Club fue fundado en Lima y se
autorizó al Presidente para que tratase la posibilidad de alquilar la famosa
huerta del Noviciado que era muy grande, pedían por ella sólo S/. 80 y dejaba
al margen de los subarriendos a que se prestaba su gran extensión.
El malecón del histórico balneario.
El malecón del histórico balneario.
DESAFIO
En cuanto al local de Chorrillos
funcionaba el Club en uno de los salones del Hotel Terry en el que estaba
también el Club Chorrillos, pero para lograr un arrendamiento hubo una serie de
debates y discusiones entre las juntas directivas de ambos centros rivales.
El 20 de Mayo de 1877, el Club
“Chorrillos” desafió al Club Lima, el que rehusó proponiendo que el encuentro se realizara el 29 de Junio, el día
de San Pedro que fuera otrora tan celebrado en Chorrillos.
Ya en las anteriores regatas del
mismo día de 1876 había salido vencedor el club veterano. Por la prensa de
entonces representada por “El Comercio” y “La Opinión Nacional” se discutieron
mucho aquellas regatas que apasionaban y dividían al público. El bote
“Josefina” de los de “Lima”, había sido derrotado por el “Nereida” del
Chorrillos. Fue, por eso, que se encargó otro guig que pudiese competir con el
de los rivales.
Los botes llevaban nombres de
damas de Lima. De los que quedan de esos tiempos muchos podrían tal vez decir
el secreto romántico por el cual los botes se llamaron “Josefina”, “Natalia”,
Carolina”, “María Luisa”, “Elvira”, “Mercedes”.
ENTRENADOR
El maestro de los bogas del
“Lima” fue Tomás Dallas, miembro del Club que adiestró a los principiantes. Por
fin en 1878 los del “Lima” obtuvieron la
revancha. Los botes “Josefina” y “María Isabel ganaron a los contrincantes. Los
bogas vencedores del “Josefina” fueron
J. A. Barrenechea, J. B. Oyague y Soyer, A. Naylor, N. Valdez y como timonel
Domingo Valle Riestra. La misma tripulación
tuvo el “María Isabel, del que, dicho sea de paso, había sido madrina la
bellísima María Isabel Argote.
En 1879 el Club había progresado tanto que poseía 5 botes de
los cuales 4 habían sido construidos en Inglaterra y tenía 145 socios. En ese estado,
la gran tragedia de la guerra cuyas consecuencias aún nos alcanzan se precipita
sobre el Perú.
Declarada la conflagración con
Chile, todo cambió en el Perú. A las horas alegres sucedieron las graves y
penosas de las catástrofes y de los infortunios gloriosos. La mayor parte de
los socios se alistaron para combatir por la patria, unos se incorporaron al
Ejército del Sur, otros a la Armada.
Un derrotero famoso sigue sus
nombres. El club, ante los bombardeos con que amenazaba la escuadra chilena, se
ocupa en tomar medidas para salvar sus enseres y ponerlos a cubierto del
vencedor. A pesar de los desastres no se sospechaba todavía que las cosas
llegarían a los espantosos extremos del incendio de Chorrillos.
Carlos F. Basadre presentó una
proposición para que se exonerase de todo pago de cotizaciones a los socios que
estaban sirviendo en el Ejército y la Marina, lo fue aprobado por unanimidad.
Todavía quedaban esperanzas.
El ferrocarril de aquella epoca.
El ferrocarril de aquella epoca.
RECESO
Un día llegó la noticia de la
muerte heroica de Ernesto Plascencia que conmovió a todos. Poco a poco se fue
sabiendo de que de los miembros del Club que se incorporaron en los primeros
ejércitos, unos habían muerto, otros estaban heridos, otros prisioneros.
El Club prácticamente estaba en
receso, hasta que llegaron los días trágicos en Chorrillos y Miraflores. Las
precauciones que se tomaron fueron inútiles. El vencedor no satisfecho incendió
la villa después de haberla hecho saquear por la soldadesca enfurecida. De los
clubes de regatas nada quedó. El Hotel Terry fue incendiado.
Debió ser realmente solemne la
sesión que con sólo 18 socios celebró el Club el 6 de Marzo de 1880. En ella el
Vicepresidente, Francisco Pérez de Velasco leyó su memoria que era el resumen
doloroso de los desastres que con la patria había sufrido la institución.
“A todas las epopeyas de la
guerra actual se encuentra unido el nombre
de alguno de lso miembros del Club”. En la desigual lucha del Huáscar
heroico contra la escuadra enemiga encontramos herido a Domingo Valle Riestra,
acaso el más joven de nuestros compañeros, un niño todavía.
PERDIDA TOTAL
En Tarapacá Alfonso Pezet recibió igualmente
gloriosa herida con la satisfacción de
haber contribuido a la consolidación de
nuestra victoria en aquel memorable día. Ernesto Plascencia sucumbió en la
Batalla de Tacna y en igual ocasión fue herido gravemente José Antonio
Barrenechea
Más tarde en las batallas de San
Juan y de Chorrillos desaparecieron cubiertos de gloria Hernando de Lavalle,
Alberto del Campo y Felipe Valle Riestra. Perdimos a Carlos González fusilado
cruelmente en Chorrillos y a Manuel Dañino, Armando Castañeda y Gaspar Petrone,
muertos en las trincheras de Miraflores.
La memoria hace constar que de
109 socios que tenía el club al declararse la guerra, 70 formaron parte del
Ejército y la Armada. En ese documento, el Vicepresidente también hace constar
que el Club ha perdido todo, habiendo sido llevado los botes al transporte
chileno “Tolten"
El 7 de Agosto de 1882, a
propuesta de Miguel Delgado, se acordó levantar un mausoleo en el Cementerio
General a los socios muertos en la guerra y se nombró una comisión compuesta
por los señores Delgado, Basadre y Souza Ferreyra para tal objeto.
El pequeño mausoleo se elevó en
el cuartel de Nuestra Señora de Lourdes y se invitó a varias personas para que
presentasen un proyecto de epitafio breve y revelador. Se adoptó el propuesto
por Enrique Basadre que contenía esta sola palabra de sentido espartano:
¡Imitadlos!
COLUMNA DE MARMOL
Todo el que vaya al cementerio
antiguo verá pasando la capilla en la pequeña y estrecha avenida que va al
cementerio nuevo, una sencilla columna de mármol que ostenta los nombres de
Ernesto R. Plascencia, Hernando de Lavalle, Alberto del Campo, Felipe Valle
Riestra, Carlos González, Armando Castañeda, Manuel Dañino, Gaspar Petrone y
Melecio Casós.
En sesión del 22 de Octubre de
1882, Francisco Pérez de Velasco propuso que en vista de las circunstancias que
atravesaba el país se declarase en receso el club, nombrándose por unanimidad
como representante del mismo a Carlos F. Basadre.
El 26 de Octubre de ese mismo año
se acordó nombrar guardador perpetuo del mausoleo a J. M Ezcurra en lugar de J.
A. del Campo que acababa de fallecer y se declaró disuelto el club regatas
“Lima”.
Poco más de 10 años después un
grupo de caballeros acordaron hacer renacer el club regatas “Lima”. El 7 de
Agosto de 1894 se reunieron Vicente y Leopoldo Oyague y Soyer, Alberto de Souza
Ferreyra, Julio Normand, Enrique Delboy, Lisdoro Benavides y Carlos F. Basadre,
todos antiguos socios con el objeto de cambiar ideas a cerca de la conveniencia
de dar nueva vida a ese centro social y
así se acordó, declarándose que el club contaba con 53 socios sobrevivientes.
Imponente casa chorrillana.
Imponente casa chorrillana.
DIRECTIVA
La primera junta directiva estuvo
compuesta por: José Vicente Oyague
(Presidente) C. E. Dawkins (Vicepresidente), Carlos F. Basadre (Secretario), A
de Souza Ferreyra (Pro Seceretario), Pedro Larrañaga (Tesorero), Napoleón
Valdez (Inspector de Regatas) y Julio
Normand (Inspector del Interior). Los nuevos estatutos quedaron aprobados.
Apenas se instaló el club regatas
“Lima” tomó la iniciativa para la celebración de juegos atléticos organizando
unas fiestas que fueron sumamente elogiadas y que alcanzaron un éxito
extraordinario.
Volvieron los viejos tiempos para
Chorrillos. Las regatas eran un atractivo más de las temporadas en las que algo
renacían del antiguo esplendor, aunque siempre bajo la sombra triste de los
recuerdos trágicos.
Es la época de los famosos botes
“Manuelita” e “Isabel”, de los concursos y de las tremendas competencias con
los chalacos. Pero al mismo tiempo renacieron las retretas y los paseos en el
Malecón y aquellas claras y floridas cabalgatas a Villa y a San Juan, mientras
los ranchos reabrían la auspiciadora posibilidad de las tertulias vinculadoras
a la manera antigua. Y en todo el amor tornaba a tejer, como antaño, los hilos
sutiles de sus redes.
Volvieron los días de San Pedro,
la procesión del Viernes Santo, todo lo que comenzó a languidecer y a irse
cuando se acabaron los trenes sociales y nuevos balnearios disputaron su centro
al plácido y aristocrático Chorrillos.
PROGRESO
Una racha de progreso hizo
ascender al club regatas “Lima”. Tuvo lo que había tenido antes, local propio y
un partido único entre las muchachas de Lima. Las regatas dominicales eran
concurridas por lo mejorcito. Cabotín ha pintado con gracia y estilo
inimitables mucho del Chorrillos de esos días.
Fueron Napoleón Valdez y Leopoldo
Oyague y Soyer los que idearon la operación de crédito para construir, mediante
emisión de bonos, el local. Ya en 1895 estaba en el poder Piérola
que se hizo presentar como socio y se consiguieron los permisos de la Municipalidad
y del gobierno. En 1896 algunos jóvenes del Perené desafiaron al club Lima.. No
cuenta la historia si los bravos perenenses vinieron desde la selva para
agarrarse con los chorrillanos.
El nuevo local fue una realidad y
se contó con la ayuda eficacísima de Teodoro Elmore que prestó su contingente
como ingeniero.. Muy pronto el club tuvo magníficos botes, una esplendida
situación económica y una gran reputación.
Un bote con cinco deportistas en la inmensidad del mar.
Un bote con cinco deportistas en la inmensidad del mar.
LOS DEPORTISTAS
Cuantas veces vimos a los
Zevallos, a los Oyague, los Ballén, los Mujica, los Miró Quesada, los Dammert,
los Cabieses, los Aguirre, los Rodríguez, los Aramburú, los Althaus, los
Irigoyen con sus camisetas pintorescas alzando con gracia uniforme las palas en
la guig que hacía ganar el rumbo o en la llegada bulliciosa cuando la resonante
victoria o la derrota honrosa hacían estallar los aplausos cálidos y las
miradas prometedoras
Un grupo de mozos del club
regatas “Lima” consumó la empresa de ir en un bote de carrera hasta Ancón.
Salieron a las 4 y media de la mañana en el bote “Rosina” los siguientes bogas:
Hillman, Carlos Granda, Carlos Escudero, Alberto León Porta y como timonel
Carlos Cabieses.
Llegaron los excursionistas a las
12.30 del día y como el mar se embraveciera no pudieron retornar en la fecha
fijada que era el 18 de Abril de 1920 y
tuvieron que postergar la vuelta para mayo. El 30 de ese mes lo hicieron. El
regreso se hizo desde Ancón a Chorrillos en 8 horas a remo limpio.
El comité de 1924 fue presidido por Hernán C. Bellido
que es uno de los más entusiastas socios al que ha pertenecido desde la
categoría de “niño”. Ha tomado parte en infinidad de regatas. Durante su
periodo se ha dado en el club una serie de brillantes fiestas de carácter
social, cocktails danzantes, almuerzos, etc. que han obtenido un gran éxito.
Zona donde se desarrollaban las competencias.
Zona donde se desarrollaban las competencias.
50 AÑOS
Han sido presidentes del club
Manuel Ortiz de Zevallos, Francisco Dammert, Julio Carrillo, Alfredo Alvarez
Calderón, Juan Bautista de Lavalle, Manuel Montero y Tirado, Ricardo Barreda,
Alberto Ayulo, Demetrio Olavegoya, Francisco Ballén y Hernán C. Bellido.
Celebrando su cincuentenario, la
institución preparó una fiesta en la que se evocó a los que crearon esta organización. Alli el socio Julio
Salinas Cossío obsequió una yola que declinando el honoer que se le hiciera
para que llevase su nombre, ha pedido que sea bautizado con el nombre del club.
No debemos olvidar que el club
regatas tuvo tal vez un carácter mas limeño que inglés no obstante el origen
sajón de los deportes que se practicaban y su local sirvió no pocas veces para
que en él se escondiera el tocador de clarinete que en las piezas con eco
respondía a los finales de compases de la retreta que arriba suspendía a los
paseantes, no poco de los cuales se descolgaban admirados para ver lo bien que
lo hacía el incognito ejecutante. (Páginas
seleccionadas de las "Obras Completas" que pertenecen como autor al
consagrado escritor y político, José Gálvez Barrenechea.)
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