El martes 23 de Marzo de 1971, el
pueblo de la Argentina asistió sin asombro a la liquidación, en pocas horas, de
un proceso institucional que se había gestado 277 días atrás, es decir el 18 de
junio del año anterior, cuando la Junta de Comandantes en Jefe había ungido
como Presidente de la Nación al General Roberto Marcelo Levingston, en
reemplazo del Teniente General Juan Carlos Onganía.
Los titulares del Ejército
Teniente General Alejandro Agustín
Lanusse: de la Armada Almirante Pedro Gnavi, y de la Fuerza Aérea, Brigadier
General Carlos Rey, reasumían-por segunda vez en 5 años- el poder político del
país luego de la situación de tensión provocada por el relevo del Jefe del
Estado Mayor Conjunto, Brigadier Mayor Ezequiel Martínez, dispuesto el viernes
anterior por el Presidente Levingston.
A partir de allí todo sucedió con
ritmo vertiginoso. Pese a la pausa del fin de semana y a la ausencia del
Brigadier General Rey que se encontraba
de visita oficial en Chile, las reuniones en distintas jefaturas de los
comandos de las tres fuerzas se sucedieron ininterrumpidamente hasta llegar a
la entrevista- calificada luego de clave- mantenida entre el Presidente de la
Nación y los comandantes en jefe.
Ese día, a las 20.22, mediante
sendos comunicados, dirigidos a los comandos y unidades del Ejército y al
pueblo, el General Levingston informó
sobre el relevo del General Lanusse, aduciendo el incumplimiento de una orden
impartida en enero de 1971 que “facilitó la consecución de hechos sediciosos
que ocurrieron en la ciudad de Córdoba, con serio agravio para los intereses de
la Nación”.
El General Lanusse llego al poder entre desmentidos y crisis politica.
El General Lanusse llego al poder entre desmentidos y crisis politica.
UNIDAD
Consecuentemente se designó
interinamente al General Jorge Esteban Cáceres Monié, Jefe de la Policía
Federal, como Comandante General del Ejército, quien al asumir sus funciones
comunicó que lo hacía para reponer en el cargo a su antecesor.
Tanto el Almirante Gnavi como el
Brigadier Rey desmintieron luego oficialmente haber refrendado el decreto
presidencial del relevo del General Lanusse. La unidad de las tres fuerzas
armadas era evidente y la situación del General
Levingston se hacía insostenible.
Después, tras una serie de
sucesivas reuniones y consultas, llegó su destitución como Presidente de la
Nación por la misma junta que lo había nombrado en el cargo y, como final
del proceso, su dimisión
El General Levingston se despidió
en el Salón de Invierno de la Casa Rosada de los periodistas a quienes reveló
que “por esta noche dormiré en la residencia presidencial de Olivos”. En una
ceremonia realizada en el Salón Blanco de la sede gubernamental, la Junta de
Comandantes en Jefe reasumía el poder político de la Nación.
Con el Presidente de Chile, Salvador Allende.
Con el Presidente de Chile, Salvador Allende.
PRESIDENTE
Así ratificaba su objetivo de “crear las
condiciones indispensables para el pleno restablecimiento de las instituciones
democráticas en libertad progreso y justicia”. Dos días después,
Lanusse-titular de la junta- era designado Presidente de la Nación, según las
modificaciones del Estatuto de la
Revolución Argentina en el que se establecía-ahora- un sistema de rotación para
desempeñar la titularidad del Poder Ejecutivo.
En las últimas horas del viernes
26 de Marzo de 1971, Lanusse juraba como nuevo Presidente de la Nación,
oportunidad en la que reiteró el propósito de “entregar el gobierno
constitucional en 1973 a las autoridades que surjan de comicios libres”.
Luego del juramento de estilo
practicado por Lanusse, hicieron los propios Arturo Mor Roig, como Ministro del
Interior, Francisco Manrique, como Ministro de Bienestar Social, y Rubens
San Sebastián, como Secretario de Estado
de Trabajo. Así se iniciaba la tercera y última etapa de la denominada
Revolución Argentina.
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