LA HISTORIA DE ZANNI Y CATTANEO

La primera guerra europea promovió el acelerado progreso de la aviación, impulso que como es natural, tuvo repercusión total en la Argentina y otras partes del mundo. Buenos Aires se había asombrado con el vuelo de Marcel Paillete, el as francés que salió de Villa Lugano cruzando por primera vez la capital en avión para llegar a la Sportiva, luego de volar sobre Villa Soldati, el Riachuelo, Barracas, la Boca, Casa Amarilla, San Telmo y el puerto.

Después de esa hazaña, la visita de otros aviadores europeos sirvió de estimulo a los pilotos de esta parte del continente. Cattáneo había volado cabeza abajo, ante el estupor de los porteños. Ese gesto arriesgado influyó en gran número de jóvenes que se dedicaron a la aviación.

Son los mártires que todas las empresas requieren, pero fueron más los que siguieron. En 1914, la caída de Jorge Newberry marcó uno de los más luctuosos sucesos de nuestra incipiente aeronáutica de aquella época.


Pedro Zanni establece un triple record volando por el cielo.

AVIADORA

Sin embargo ese mismo año-el 18 de Julio- el Teniente Pedro Zanni establecía un triple record sudamericano de duración, distancia y velocidad. Voló 700 kilómetros desde el Palomar a Villa Mercedes, en 4 horas, 41 minutos, a un promedio horario de 150 kilómetros, utilizando un aparato Nueuport de 100 HP.

Meses después, El 1° de Octubre, recibía su brevete la primera aviadora argentina: Amalia Figueredo. Luego, la aviación continuó en la senda de constante progreso y puede decirse que en 1915 alcanzó su mayoría de edad.

Fue el mismo año en que Cattáneo realizó su viaje a ChIle Ida y vuelta, asombrando a Buenos Aires con sus vuelos acrobáticos. La población porteña, que nunca había visto hazañas semejantes, las glorificó en  sus canciones populares.

Toda la ciudad habló de Cattáneo y de otros aviadores italianos y franceses que dibujaron arabescos inverosímiles en el cielo.


Foto y avión de la época.