El doctor Luis Sáenz Peña asume el gobierno el 12 de Octubre
de 1892. Es un hombre de 76 años alejado de las luchas electorales y aspira a
gobernar sin partido Y sustraído a sus imposiciones. Tiene en virtud de
esta aspiración, frecuentes
discrepancias con sus ministros, pero no se molesta en pedirles la renuncia,
cuando juzga necesario su separación. Se limita a enviarles una carta al domicilio
particular, informándoles que han dejado de pertenecer al gabinete. Estas
cartas se hacen famosas con el nombre de cedulones. Las crisis de gabinete son
frecuentes y alarmantes. Los acuerdistas abren fuego contra el Presidente de la
República.
Mientras tanto, los radicales conspiran en la sombra. Hay
ruido de armas en la provincia de Buenos Aires. El Presidente lo percibe y concibe el plan de neutralizar a la Unión
Cívica Radical, llamando a uno de sus dirigentes más calificados, el doctor
Aristóbulo del Valle para que forme el gabinete.
Del Valle consulta con las principales figuras del partido,
la actitud que debe asumir, y a tal efecto se reúne el comité nacional. Hipólito
Irigoyen en su seno asume una actitud de de absoluta intransigencia, expresando
claramente al que se le ofreció el cargo que el radicalismo no debe colaborar a
ningún precio con la oligarquía.
El comité nacional hace suya la intransigencia de Irigoyen,
pero la seducción del poder puede más que el consejo de sus correligionarios. Aritóbulo del
Valle acepta la misión que se la había confiado hábilmente Sáenz Peña.
Luis Saenz Peña quiso gobernar sin partido.
Luis Saenz Peña quiso gobernar sin partido.
DEMARIA
Entra el gabinete llevando a la cartera de Hacienda a su
amigo y correligionario el doctor Demaría, e inmediatamente se propone
desarrollar un plan en virtud del cual en poco tiempo el radicalismo podría
tener el control político en todo el país.
Es la revolución desde arriba a la que oponía Hipólito
Irigoyen sosteniendo que debía hacerse desde abajo. La gestión política del
flamante ministro despierta recelos en el presidente, sobre todo cuando el
doctor Demaría, en su carácter de titular de la cartera de Hacienda, dispone
una investigación de todos los actos administrativos de los gobiernos anteriores.
La alarma cunde en el
oficialismo, que denuncia fines meramente políticos y no de moral
administrativa en la solicitud del doctor Demaría. Pellegrini, que se encuentra
en Mar del Plata, toma el tren con urgencia para Buenos Aires y al despedirse
de sus amigos en el andén de la estación les dice: “Voy a echar de un puntapié
a ese zonzo.
Conversa con el Presidente y no le resulta muy difícil
convencerlo de que debía terminar la
aventura de los radicales. Cae el gabinete de Aristóbulo del Valle y lo
reorganiza, en su reemplazo, Manuel Quintana.
REVUELTAS
Hipólito Irigoyen tenía razón. A la Unión Cívica Radical no le quedaba otro
remedio que la revolución desde abajo. El plan revolucionario había sido
pacientemente preparado. A fines de Julio estallan revueltas en distintos
puntos del país, caracterizándose el levantamiento de los santafecinos que
deponen al gobernador asumiendo el poder el doctor Mariano R. Candiotti con un
grupo de correligionarios, entre los que se encuentra el doctor Lisandro de la
Torre.
Pero el principal núcleo rebelde está en la provincia de
Buenos Aires, donde Irigoyen había organizado el golpe hasta en sus menores
detalles y con la participación activa del pueblo a fin de que la revolución del 93 no constituyera una
asonada más, de las que tan triste memoria tenía el país.
El día 30 de Julio, a las 4 de la mañana, estalla la revolución
simultáneamente en 88 localidades
distintas de la provincia de Buenos Aires. Irigoyen encabeza la acción en las Rosas,
Alvear en Temperley y otros dirigentes cumplen
con su misión en los restantes y numerosos distritos, todos bajo el comando del
Coronel Martín Irigoyen, que es el jefe militar designado para asumir el
control de las tropas sublevadas en distintas unidades.
Las fuerzas rebeldes triunfan rápidamente en todas las
provincias menos en La Plata, donde se hace fuerte el gobierno, a pesar de lo
cual se ven en la necesidad de presentar sus renuncias el gobernador Costa y el
vice del Carril.
Los revolucionarios de aquella época
Los revolucionarios de aquella época
INSURRECTOS
Los insurrectos congregan cerca de 8 mil hombres en
Témperley, junto al doctor Marcelo T.
Alvear y deciden convocar la convención del partido en Lomas de Zamora. Se
reúne la convención y elige gobernador provisorio a Irigoyen, pero como éste
renuncia en forma indeclinable, debe designarse en su remplazo a Juan Carlos
Belgrano, quien se rodea con hombres
como José de Apellániz y Marcelo T. de Alvear.
El Presidente Sáenz Peña y sus amigos no encuentran medios
adecuados para sofocar la revolución en la provincia de Buenos Aires, hasta que
Pellegrini, a quien los revolucionarios habían tomado prisionero, poniéndolo
luego en libertad por orden de Irigoyen,
llega con el recurso salvador. Irigoyen tuvo motivo más tarde para arrepentirse
de su arrebato de hidalguía.
El radical Aristóbulo del Valle.
El radical Aristóbulo del Valle.
El Presidente Sáenz Peña resuelve abandonar la lucha
entregando el gobierno a las autoridades elegidas por la convención radical de
Lomas de Zamora. El día 8 cesan, de este modo, las hostilidades. El 9, las
tropas sublevadas para acompañar la revolución radical hacen su entrada
triunfal en La Plata., junto con el gobierno provisorio que se instala en la
Casa de Gobierno, ordenando al día siguiente el desarme de todas las fuerzas
para encausar la situación por las vías de la normalidad.
SANCION
Pero de inmediato el Congreso Nacional, controlado por el
oficialismo, sanciona la intervención a la provincia que se hace cargo del
gobierno, sin lucha, al frente de las tropas de línea. La revolución había fracasado
en la provincia de Buenos Aires.
Y aunque quedaban todavía algunos núcleos rebeldes de cierta
importancia, en el interior del país, que tenía
reservado al General Roca una tarea represiva digna de consideración, se
cerraba con el fracaso de la revolución en Buenos Aires, un nuevo capítulo de
la lucha del radicalismo por la conquista del poder
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