jueves, 28 de septiembre de 2017

OQUENDO Y SUS 5 METROS DE POEMAS

Vida libre, vida de una sóla creación literaria. Vale decir un único libro y ningún otro más. En efecto, un poema de nada más y nada menos que cinco metros de extensión. Vida marcada por el sufrimiento. Vida intelectual mezclada con la política. Vida famosa y valiosa. El hombre era, sobre todo, sensible y profundo. Estos fueron, definitivamente, sus ángulos personales muy marcados y lo que predominó constantemente en su existencia. Una  autoridad en la Literatura que ha sido considerado como uno de los mejores escritores peruanos de todos los tiempos y  de los más sobresalientes exponentes de la poesía vanguardista en el Perú. A la misma y destacada altura  de José María Eguren , el gran Vallejo, Martín Adán y Cesar Moro. Hace muchos años vanagloriado por Mario Vargas Llosa. Era un intelectual de primera línea de esos que dejaron seña y huella y que merece, de todas maneras, ser nombrado por su valía: ayer, hoy y siempre.
Carlos Oquendo de Amat nació el 17 de Abril de 1905 en la ciudad de Puno, a orillas del Lago Titicaca en la zona sureste del Altiplano. Aproximadamente a unos 3 mil 900 metros sobre el nivel del mar. El destacado poeta  murió el 6 de Marzo de 1936 en Navacerrada (España). Su padre fue  Carlos Belisario Oquendo Alvarez, afamado médico, político y periodista. Mientras que su madre se llamaba Zoraida de Amat Machicao, dama proveniente de una de las familias más prestigiadas del departamento de Puno.
Cabe destacar que su progenitor graduado como galeno en la Universidad Sorbona de París, durante muchos años, libró campaña periodística por el progreso social del departamento lacustre. Tuvo que oponerse a inquisidores, caciques y encomenderos de mentalidad colonial y, en general, a grupos conservadores retrogados, según sus propias palabras.


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Oquendo de Amat: figura de la Literatura.

EDUCACION
El hijo recibió una esmerada educación de parte de sus progenitores. Esto le permitió adquirir una sólida formación intelectual. A raíz de los problemas de persecución política sufrida por su padre, la familia se instaló a vivir en Lima cuando el poeta, precisamente, tenía tres años de edad. Sus nombres y apellidos completos eran: Carlos Alberto Luis Humberto Oquendo de Amat.
La educación del vate se llevó a cabo íntegramente en la capital, volviendo al terruño del sur en esporádicas y breves ocasiones. Estudió la primaria en una escuela de Barrios Altos y la secundaria la hizo como alumno interno del Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe entre 1917 y 1921, considerado entonces como el centro escolar más importante del país.
A raíz de su ingreso a la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, logró vincularse con el ambiente literario limeño. Conoció a figuras como el narrador Manuel Beingolea, los hermanos poetas  Enrique Peña Barrenechea y Ricardo Peña Barrenechea, los vates Adalberto Varallanos su más intimo amigo e introductor de la prosa surrealista en el Perú, Xavier Abril y Rafael Mendez Dorich. 
LA TRAGEDIA
También fueron sus camaradas los escritores José Varallanos, hermano menor de Adalberto y posteriormente Senador de la República representando al departamento de Huánuco, Martín Adán, Armando Bazán, Jesús Burga de los Ríos, Carlos Schiaffino, Jorge Jiménez Monsalve, Ricardo Arbulú Vargas, el historiador Jorge Basadre y el dibujante Emilio Goyburu, autor del grabado que aparece en la carátula de 5 metros de poemas.
A pesar de su carácter alegre y de vivir más o menos inmerso en su mundo poético, su existencia estuvo jalonada  por momentos trágicos que lo marcaron para siempre. La muerte sorpresiva de su padre hizo que las falencias económicas se agudizasen por  completo.
Posteriormente falleció su madre, mujer de reconocida belleza, aunque sumida- en los últimos años- en las garras del alcoholismo y otras enfermedades. Este fue el golpe más duro que tuvo que pasar el poeta a lo largo de su vida.
Uno de sus poemas es “Cuarto de los espejos”: en esta media noche/con rejas de aire/se agitan las manos/¿Dónde estará la puerta?/¿Dónde estará la puerta? Y siempre nos damos de bruces/Con los espejos de la vida/ Con los espejos de la muerte
Su obra es de carácter claramente vanguardista. Los críticos y entendidos sostienen que inauguró esta corriente literaria en el Perú. El poemario lo publicó  muy joven, como obra maestra.  La hoja midió esa cantidad de metros desdoblada como un acordeón y al abrirse dejó ver el panorama de poemas que corren uno detrás de otro. Cada inspiración es una imagen onírica de un mundo extraño. Pero sugerente de una belleza incomparable.
IMPRESION
El fechado de los versos  va de 1923 a 1925. Sin embargo, la data de impresión es de 1929. Por lo menos esto es lo que indica una corrección de mano del ejemplar que posee la Biblioteca Nacional, pieza rara que antes le perteneció a Ricardo Peña Barrenechea.
Utiliza el recurso de los caligramas, que ilustran las imágenes poéticas que desea crear. Asimismo hace referencia a la tecnología y a la cultura de su tiempo. Sus poemas están influenciados por el creacionismo y el  ultraísmo. Pero también hay los de color y música, como si fuesen huaynos serranos
Dice en uno de ellos: “Tuve miedo y me regrese de la locura. En otro: “Se prohíbe estar triste”. No vacila en mostrarnos imágenes de esta parte del continente. El cielo de pie con su gorrita a cuadros/espera los pasajeros/de América.
Oquendo de Amat sorprendió a todos con una obra de peculiares características. Con símbolos que reflejaron nuevos caminos de una intención renovadora de avances y exploraciones, desde el punto de vista social y cultural. En la primera página de su poemario decía: “abra este libro como quien pela una fruta”.

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Carátula de su único libro que es impecable.

HOMENAJE
Vale la pena destacar la delicada sensibilidad de su composición titulada “Madre”, poema cumbre de Oquendo. “Junto a esa mujer bella que la pobreza derrotó, que la soledad y la incomprensión marchitaron”, vivió Oquendo años de angustia, momentos dramáticos y humillantes.
Sin embargo, en su homenaje a la madre, no hay ningún tipo de protesta. “Tu nombre viene lento como las músicas humildes/y de tus manos vuelan palomas blancas”. En la madre se reúne la ternura, la humildad la divina paz simbolizada en esas aves. Ella los es todo. Por eso afirma: “Mi recuerdo te viste de blanco/como un recuerdo de niños que los hombres miran desde aquí distante”. Blanco significa pureza, quietud, serenidad, comprensión.
Otro poema de mucha calidad: Eterna juventud, vejez eterna: Ser siempre el mismo espejo que le damos la vuelta/se agitan las manos amarillas/ y se pierden las otras manos/y en este todo-nada de espejos/ser de madera/y sentir lo negro/hachazos de tiempo
Oquendo de Amat viajo en 1929 a La Paz (Bolivia) en donde fue encarcelado y expulsado por sus ideas marxistas. En 1934, en la ciudad de Arequipa, fue responsable del Partido Comunista fundado por José Carlos Mariátegui. Sin embargo, nunca dejó de lado la poesía.
Lo desterraron a Panamá. Pero antes combatió las dictaduras de Sánchez Cerro y Benavides. También estuvo en Costa Rica y México, en su itinerario de ciudadano del mundo rumbo a  Francia y España.  En este último país, falleció atacado por la tuberculosis el 6 de Marzo de 1936, a la corta edad de 30 años. Poco antes de iniciarse la Guerra Civil, conflagración sangrienta que cobró un millón de muertos.
Oquendo era un personaje singular e inconfundible. El escritor Alberto Tauro del Pino lo recuerda  de mediana estatura, delgado. Sus hombres caídos afectaban una compleja actitud que por igual trasuntaba cansancio y timidez. Siempre lucía pulcramente, aunque su atuendo mostraba las huellas del uso.
Los que lo conocían pensaban que su vida cotidiana trasncurría entre dificultades, Muchos la reputaban desordenada y más o menos envuelto en los delirios de la bohemia. Otros se limitaban a juzgar que había algún misterio en su falta de ubicación precisa, con sus apariciones y ausencias.
Su amigo Enrique Peña Barrenechea recordó al poeta con unos versos que posteriormente fueron añadidos a la lápida de su tumba:  “Oquendo, tan pálido tan triste/tan débil que hasta el peso/de una flor te rendía.
Poema del manicomio:  Tuve miedo/y me regresé de la locura/Tuve miedo de ser una rueda/un color/un paso/ Porque mis ojos eran niños/Y mi corazón un botón/mas/de/mi camisa defuerza/Pero hoy que mis ojos visten pantalones largos/veo a la calle que está mendiga de pasos.

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SOLEDAD
Su vida de soledad, pobreza y miseria motivo al escritor Mario Vargas Llosa a tomarlo como el poeta modelo en su discurso oficial pronunciado en Caracas, tras ser distinguido con el Premio Rómulo Gallegos, el 4 de Agosto de 1967.
Allí dijo: “Hace aproximadamente 30 años, un joven que había leído con fervor los primeros escritos de André Breton moría en las sierras de Castilla, en un hospital de caridad, enloquecido de furor. Dejaba en el mundo una camisa colorada y “Cinco metros de poemas” de una delicadeza visionaria singular. Tenía un nombre sonoro y cortesano de virrey, pero su vida había sido tenazmente oscura, tercamente infeliz.
Luego añadió:  En Lima, fue  un provinciano hambriento y soñador que vivía en el barrio del cercado, en una cueva sin luz y cuando viajaba a Europa en Centro América, nadie sabe por qué, había sido desembarcado, encarcelado, torturado convertido en una ruina febril. Luego de muerto, su infortunio pertinaz, en lugar de cesar, alcanzaría una apoteosis: los cañones de la guerra civil española borraron su tumba de la tierra y en todos estos años, el tiempo ha ido borrando su recuerdo en la memoria de las gentes
El posterior Nobel también señaló: “No me extrañaría que las alimañas hayan dado cuenta de los ejemplares de su único libro enterrado en bibliotecas que nadie visita, y que sus poemas que ya nadie lee, terminen muy pronto transmutados en humo, viento, en nada como la insolente camisa colorada que compro para morir”.
CREADOR
A continuación afirmó: “Y sin embargo, este compatriota mío había sido un hechicero consumado, un brujo de la palabra, un osado arquitecto de imágenes, un fulgurante explorador del sueño, un creador cabal y empecinado que tuvo la lucidez, la locura necesaria para asumir su vocación de escritor como hay que hacerlo: como diaria y furiosa inmolación”.
El único libro de Oquendo de Amat se abre con esta dedicatoria “Estos poemas inseguros, dedico a mi madre”. El colofón dice: “Tengo 19 años y una mujer parecida a un canto”. Parece ser que la fémina era un amor callado. Los versos dan la ubicación de una muchacha de aldea:  “Aldeanita de seda/ataré mi corazón/como una cinta a tus trenzas/Porque en una mañanita de cartón/(a este bueno aventurero de emociones)/Le diste el vaso de agua de tu cuerpo/y los dos reales de tus ojos nuevos”
Eduardo Calvo, que lo conoció a finales de los años 20, contó algunas aventuras terribles del grupo barranquino que formaron parte Oquendo de Amat y  otros poetas. Se trataba del círculo en que figuraban Xavier Abril, Juan José Lora, Francis Sandoval y Rafael Méndez Dorich
Era un hombre de contextura frágil, tez morena y ojos vivaces, dice Luis de Rodrigo. Lima, revela, lo envenenó con todas sus tentaciones hedonistas. Fue un bohemio impenitente y cayó en las garras de los paraísos artificiales. Parece ser que dichos edenes consistían en el consumo de opio.

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Adalberto Varallanos (de pie) y Oquendo de Amat

CAMBIOS
Después a través de  la revista Amauta, dirigida por José Carlos Mariátegui, el poeta empezó a cambiar. Así surgió el revolucionario. Para muchos críticos, el mérito de Oquendo es que, siendo de los más puneños, no cayó en las tentaciones de cierto indigenismo. Siendo político y de los más activos, no rebajó su arte a la altura del grito en el tumulto. Méritos innegables
Dice del vate, Luis Alberto Sánchez, en “Indice de la Poesía Peruana Contemporánea” (Santiago de Chile.1936): “Nació en Puno. Poeta que se dio a conocer en Amauta. Mezcla de indigenismo y surreralismo. Se afilió al Partido Comunista. Sufrió persecución y destierro”
Después de muerto Mariátegui, su maestro, Oquendo de Amat se convirtió en un artífice de la lucha social. En Lima se reunía con los obreros. En Arequipa recolectaba fondos. En Juliaca arengaba a los indígenas.
“5 metros de poemas" (1927)-junto con "Trilce" de César Vallejo (1922) y "La Casa de Cartón" (1928) de Martin Adán-, son los libros fundamentales de la vanguardia latinoamericana de la década del veinte.
Imagen relacionada
La familia del poeta.

REIVINDICACION
En estos tiempos tan fructíferos se publicaron varios otros títulos que no lograron sobrevivir y que hoy deberían ser reeditados y leídos (ver, por ejemplo, "9 libros vanguardistas". Ediciones El Virrey,Lima2001).
 En "5 metros de poemas" la exploración del yo poético transita entre lo melancólico, lo cosmopolita y una bella intensidad de imágenes: son versos frescos, escritos de forma horizontal, vertical y oblicua, en recuadros y de manera peculiar en cuanto a la distribución y tipografía de las palabras. Ellos, evidentemente, dan una idea de su carácter vanguardista.
Hay versiones contradictorias sobre la causa de su muerte. Algunos de sus biógrafos aseveran que fue fusilado, en tanto que otros le atribuyen el estado precario de su salud que hizo crisis a causa de la tuberculosis. Poeta de esos que son buenos y que merecen ser conocidos a plenitud. Ya es tiempo de hacerlo para reivindicarlo por siempre. (Edgardo de Noriega)

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