La vida de Gustavo Adolfo Bécquer transcurrió en el siglo XIX, entre 1836 y
1870. Su obra célebre al mismo tiempo
que muy conocida es “Rimas y Leyendas”, un
conjunto de poemas dispersos que incluyen relatos reunidos en uno de los libros
más populares de la expresión creativa hispana.
La crítica lo juzga como el iniciador
de la poesía española contemporánea. Evidentemente que lo considera un poeta
vivo, popular en todos los sentidos de la palabra, cuyos versos, entre
conmovidos y bellos, han gozado y siguen gozando de millones de lectores.
Nació en Sevilla el 17 de febrero
de 1836. Hijo del pintor José Domínguez Insausti, el mismo que firmaba sus
cuadros con el apellido de sus antepasados como José Dominguez Becquer. Su
madre fue Joaquina Bastida Vargas. Por el lado paterno descendía de una noble
familia de comerciantes de origen flamenco, los Bécquer establecida en la
capital andaluza en el siglo XVI.
Bécker poeta de la gloria y la inmortalidad
Bécker poeta de la gloria y la inmortalidad
HERMANOS
Tano Gustavo Adolfo, como su
hermano el pintor Valeriano, adoptaron Bécquer como primer apellido en la firma
de sus obras. Sus parientes poseían, en la región donde vivían, capilla y
lugares de sepultura en la Iglesia Catedral de Sevilla.
Besa el aura que gime blandamente/las leves hondas que jugando riza, /el
besa a la nube en occidente/y de purpura y oro la matiza/la llama en derredor
del tronco ardiente/por besar a otra llama se desliza;/y hasta el sauce,
inclinándose a su peso, /al río que le besa, vuelve un beso ( Rima IX)
Fue bautizado en la parroquia de
San Lorenzo Mártir. Sus antepasados más directos, empezando por su mismo padre,
fueron pintores de costumbres andaluzas y el mismo estuvo dotado para el
dibujo. El progenitor murió cuando contaba el poeta con cuatro años y, esa
vocación pictórica, perdió el principal de sus apoyos.
Gustavo Adolfo, a los 10 años,
ingresó al Real Colegio de Humanidades de San Telmo de Sevilla donde recibe
clases de un discípulo del gran poeta Alberto Lista, Francisco Rodriguez
Zapata. Allí conoce a su amigo y compañero de desvelos Narciso Campillo,
huérfano de padre también.
Campillo le enseño a nadar en el
río Guadalquivir y a manejar la espada. Incluso, a edad temprana, ambos
empiezan a escribir juntos el drama “Los
Conjurados” y la novela jocosa “El
Bujarrón en el Desierto”. Una tarde, además, quemaron miles de versos que
habían compuesto. Los hermanos Bécquer quedaron huérfanos también de madre y
fueron adoptados por su tía materna, María Bastida, quien se hizo cargo de sus
siete sobrinos.
AFICION
Suprimido por la reina Isabel II
el Colegio de San Telmo donde estudiaba, Gustavo Adolfo quedó desorientado.
Entonces fue a vivir con su madrina, Manuela Monnehay Moreno, joven de origen
francés y acomodada comerciante, cuyos medios y sensibilidad literaria le
permitían disponer de una mediana, pero selecta biblioteca.
En esta biblioteca comenzó
Bécquer a aficionarse por la lectura. Paralelamente inició estudios de Pintura
en los talleres de Antonio Cabral Bejarano y más tarde en el de su
perfeccionista tío Joaquín Dominguez Bécquer. Lo estímuló a los estudios y pagó
los de Latín. El joven era un aficionado a la ópera italiana y se sabía de
memoria numerosas arias de Gaetano Donizetti y Guiseppe Bellini
Los invisibles átomos del aire/en rededor palpitan y se inflaman, /el
cielo se deshace en rayos de oro, /la tierra se estremece alborozada/oigo
flotando en olas de armonía/rumor de besos y batir de alas; mis párpados se
cierran… ¿Qué sucede? / ¡Es el amorque pasa! (Rima X)
Tras ciertos escarceos literarios, escribe en
los periódicos” El Trono” y “La Nobleza” de Madrid. También en las revistas
sevillanas “La Aurora” y “El Porvenir”. En 1854, marchó a Madrid con el deseo
de triunfar en la Literatura.
Para ganar algún dinero, el poeta
escribe-en colaboración con sus amigos y bajo el seudónimo de Gustavo García-
comedias y zarzuelas como “La Novia” y “El Pantalón (1856), en la que satiriza
el ambiente burgués y antiartístico que le rodea. Ese año fue a Toledo, un
lugar de amor y de peregrinación para ´él, a fin de inspirarse para su futuro
libro “Historia de los Templos de España”.
En el lecho de la muerte
En el lecho de la muerte
PROYECTO
Fue precisamente, al año
siguiente, cuando apareció la tuberculosis que lo habría de enviar a la tumba.
Tuvo un modesto empleo dentro de la Dirección de Bienes Nacionales y perdió el
puesto. Su pesimismo crecía día a día. Hasta que superó la crisis con el apoyo
de algunos amigos.
Empezó un ambicioso proyecto
inspirado por el genio del cristianismo de Chateteaubriand: estudiar el arte
cristiano español uniendo el pensamiento religioso, la arquitectura y la
historia. Quería hacer varios libros sobre el tema. Pero solo salió el primer
tomo de su Historia de los Templos de España, con ilustraciones de su hermano
Valeriano.
Hacia 1858 conoció a Josefina
Espín, una bella señorita de ojos azules y de entrada comenzó a cortejarla. Sin
embargo, se fijó en la que sería su musa irremediable: la hermana de Josefina y
hermosa cantante de ópera: Julia Espín.
Tu pupila es azul y cuando ríes/su claridad suave me recuerda/el
trémulo fulgor de la mañana/que en el mar se refleja. /Tu pupila es azul y
cuando lloras/las aparentes lágrimas en ellas/seme figuran gotas de rocío/sobre
una violeta. /Tu pupila es azul y si en su fondo/como un punto de luz radia una
idea/me parece en el cielo de la tarde/una perdida estrella (Rima XIII)
En la tertulia que se
desarrollaba en la casa del padre de las dos hermanas, el músico Joaquín Espín
y Guillén, maestro director de la Universidad Central, profesor de solfeo y
organista, Gustavo se enamoró de Julia., Decía que el amor era su única
felicidad y empezó a escribir las primeras rimas como Tu Pupila es Azul.
Uno de sus libros.
Uno de sus libros.
ADMIRACION
Pero la relación no se consolidó porque ella
tenía otras miras y no le gustaba la vida bohemia de Bécquer que aún no era
famoso. Julia le dio el nombre a una de las hijas de su hermano Valeriano.
Durante esta época, el poeta comenzó a admirar cada vez más a Chopin,
compositor musical de sus grandes preferencias.
Entre 1858 y 1860 amó con pasión
a Elisa Guillen, una dama definida por él como de “rumbo y añejo”. Resulta que
el personaje nunca existía. Solo estaba en la menta del poeta y nada más. Por
esta época se desempeñaba como crítico de arte del diario conservador “La
Época”.
Publicó “Cartas Literarias a una
Mujer” donde explica la esencia de sus Rimas que aluden lo inefable. En la casa
del médico que lo trataba de una enfermedad venérea, Francis Esteban, conoció a
la que sería su esposa, Casta Esteban y Navarro.
Asomaba a sus ojos una lagrima/ y a mi labio una frase de perdón;/
habló el orgullo y se enjugó su llanto/ y la frase en mis labios expiró. Yo voy
por un camino; ella por otro;/pero al pensar en nuestro mutuo amor, /yo digo
aún, ¿por qué calle aquel día? Y ella dirá, ¿Por qué no lloré yo? (Rima XXX)
Contrajeron matrimonio en la
Iglesia de San Sebastián de Madrid el 19 de mayo de 1861 y con ella tuvo tres
hijos. La Unión Liberal de O’Donnell gobernaba España y Gonzalo Bravo, con el
apoyo del Marqués de Salamanca, funda el diario “El Contemporáneo”, dirigido
por José Luis Albareda, en la que participaban redactores de la talla de Juan
Valera.
Con su hermano.
Con su hermano.
PRIMER HIJO
El gran amigo de Bécquer,
Rodríguez Correa redactor del periódico consiguió un puesto similar para el
poeta sevillano. Allí hizo crónicas de política, literatura y salones sociales.
Gracias a esta remuneración vivieron los recién casados.
Nació su primer hijo Gregorio]Gustavo Adolfo
en Noviercas (Soria), donde poseía bienes la familia de Casta y donde Bécquer
tuvo una casita para su descanso y recreo. Empezó a escribir más para alimentar
a su pequeña familia y fruto de este intenso trabajo nacieron varias de sus
obras.
Padeció una grave recaída de su
enfermedad. Para recuperarse, se trasladó con su hermano a vivir al Monasterio
de Veruela (Zaragoza) cuyo aire puro era conocido para el tratamiento de la
tuberculosis. Este antiguo monasterio poseía un gran encanto romántico y fue un
lugar de inspiración para ambos hermanos.
¡No me admiró tu olvido! /Aunque de un día, /me admiró tu cariño mucho
más;/ porque lo que hay en mí que valgo algo/ eso… no lo pudiste sospechar
(Rima XXXV)
Gustavo Adolfo escribió allí las
cartas agrupadas después en “Desde mi celda” y también varias de sus leyendas
están ambientadas en El Moncayo. A pesar de la breve estancia de casi un año,
esta etapa constituye una parte fundamental de la producción artística de los
hermanos Bécquer.
Foto de muchacho.
Foto de muchacho.
CENSOR
Tras su recuperación, ambos se
marcharon a Sevilla con su familia. De esa época es el retrato hecho por su
hermano que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Trabaja con
Valeriano, cuya relación con Casta no es muy buena debido a que ella no
soportaba su mal carácter y su constante presencia en casa.
Gonzales Bravo, amigo y mecenas de Gustavo, le nombra Censor de
novelas y el escritor vuelve a Madrid donde desempeña este trabajo. En 1867
nace su segundo hijo llamado Jorge. Al poco tiempo Casta le es infiel, su libro
de poemas desaparece en los disturbios revolucionarios y ara huir de ellos
marcha a Toledo. Nace su tercer hijo Emilio Eusebio y lo que se sostiene que el
verdadero padre del niño es el amante de Casta
Valeriano discute con Casta
continuamente. Mientras que los esposos siguen relacionados y se escriben.
Parte a Madrid donde dirige “La Ilustración” que acaba de fundar Eduardo
Gasset. La intención era que el hermano pintor sea dibujante. Pero muere de un
momento a otro. Bécquer entra en tristeza y depresión.
Posteriormente fue nombrado
director de una nueva publicación “El Entreacto” en la que apenas llegó a
publicar la primera parte de un inconcluso relato. Su ya precario estado de
salud se agrava y muere el 22 de diciembre de 1870, a los 34 años.
Monumento de homenaje por lo que valió
Monumento de homenaje por lo que valió
PEDIDOS
Volverán las oscuras golondrinas/en tu balcón sus nidos a colgar/y otra
vez con el ala a sus cristales/jugando llamaran/Pero aquellas que el fuego
refrenaban/tu hermosura y mi dicha a contemplar/aquellas que aprendieron
nuestros nombres/esas…no volverán/Volverán las tupidas madreselvas/de tu jardín
las tapias a escalar/y otra vez a la tarde aún más hermosas/sus flores se
abrirán/Pero aquellas cuajadas de rocío/cuyas gotas mirábamos temblar/y caer
como lágrimas del día… esas no volverán/Volverán del amor en tus oídos/las
palabras ardientes a sonar,/tú corazón de su profundo sueño tal vez
despertará/Pero mudo y absortó y de rodillas/como se adora a Dios ante su
altar,…/como yo te he querido…; desengáñate,/así no te querrán (Rima LIII)
En los días de su agonía pidió a
su amigo, el poeta Augusto Ferrán que quemase sus cartas porque serían su
deshonra y que publicasen su obra con sus versos. “Tengo la impresión que
muerto seré más y mejor conocido que vivo”, decía y así precisamente fue.
Fue enterrado al día siguiente en
el nicho 470 del Patio de Cristo del Cementerio Sacramental San Lorenzo y San
José de Madrid. Más adelante los restos de los dos hermanos, Gustavo y
Valeriano, fueron trasladados a Sevilla, reposando primero en la antigua
capilla de la Universidad y desde 1972 en el Panteón de Sevillanos Ilustres.
Hay un monumento en recuerdo de Gustavo Adolfo enel centro de Sevilla.
Caricatura precisa
Caricatura precisa
PROPUESTA
A la salida del funeral de Bécquer,
él pintor Casado del Alisal propuso a varios de los asistentes la publicación
de las obras del malogrado. El artista propuso una suscripción publica para
recdaudar fondos. Así se honraba al amigo fallecido y por otro ayudar
económicamente a la mujer y los hijos. Esto es precisamente lo que se hizo y,
de esa manera, le vino la gloria literaria a Bécquer. Las obras completas del
poeta salieron en 1872, en dos volúmenes. Fueron añadidos otros escritos en
sucesivas ediciones.
Becker, con su obra demuestra ser
un prosista de los mejores de su siglo. Pero es de superior admiración e
imaginación en el terreno de la lírica donde es verdaderamente un maestro. Bécquer y sus
Rimas son el umbral de la lírica en español del siglo xx. Rubén Darío, Miguel de Unamuno,
los hermanos Antonio y Manuel Machado, Juan
Ramón Jiménez Rafael Alberti Federico García Lorca, Luis Cernuda Vicente
Aleixandre, Dámaso Alonso y otros lo han considerado como figura fundacional,
descubridora de nuevos mundos para la sensibilidad y la forma expresiva.
Las Rimas, tal y como han llegado hasta nosotros, suman un
total de ochenta y seis composiciones. De ellas, setenta y seis se publicaron
por vez primera en 1871 a cargo de los amigos del poeta, que introdujeron
algunas correcciones en el texto, suprimieron algunos poemas y alteraron el
orden del manuscrito original (el llamado Libro de los gorriones,
hoy custodiado en la Biblioteca Nacional de Madrid).
Reunión de literatos que analizan las rimas
Reunión de literatos que analizan las rimas
MUESTRAS
El contenido de las rimas ha sido dividido en cuatro grupos:
el primero (rimas I a XI) es una reflexión sobre la poesía y la creación
literaria; el segundo (XII a XXIX), trata del amor y de sus efectos en el alma
del poeta; en los poemas del tercer grupo (XXX a LI) predominan el desamor y el
desengaño; y los del cuarto (LII a LXXXVI) muestran al poeta enfrentado a la
muerte, decepcionado del amor y del mundo. Las Rimas se
presentan habitualmente precedidas de la "Introducción sinfónica"
que, probablemente, Bécquer preparó como prólogo a toda su obra.
Su
prosa destaca, al igual que su poesía, por la gran musicalidad y la sencillez
de la expresión, cargada de sensibilidad; siguiendo los pasos de E.T.A.
Hoffmann y Edgar Allan Poe sus
leyendas recrean ambientes fantásticos y envueltos en una
atmósfera sobrenatural y misteriosa
Destacan
por ese ambiente de irrealidad, de misterio, situado siempre sobre un plano
real que deforma y desbarata. Así, en La Corza blanca,
donde la protagonista se transforma de noche en el citado animal.
Podrá nublarse el sol eternamente; Podrá
secarse en un instante el mar; Podrá romperse el eje de la tierra/Como un débil
cristal/ ¡todo sucederá! Podrá la muerte/Cubrirme con su fúnebre crespón;/ero
jamás en mi podrá apagarse/la llama de tu amor (Amor Eterno)
En El monte de las ánimas el mismo
escenario de un paseo amoroso se transforma en el campo del horror fantasmal y
en la que el terror llega hasta la alcoba mejor defendida y adornada. O, por
fin, en “Los ojos verdes” y, sobre
todo, “El Rayo de Luna”, donde lo
irreal, enfrentado a la realidad, hace optar a los protagonistas por el sueño,
por la locura en la que quieren vivir lo que la realidad les niega.
Son logradas las descripciones de ambientes: el barullo de la
entrada en la catedral en Maese Pérez, el organista,
el silencio del claustro en El rayo de luna las
procesiones fantasmales de “La Ajorca
de Oro” y “El
Miserere”. Poeta de la eternidad.
Poeta del amor. Poeta universal, definitivamente. (Edgardo de Noriega)
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