·
Lo primero, evidentemente, porque dejará al
país en la estacada de la indecisión
total. Y lo segundo-qué duda cabe- porque contribuirá a crear una inestabilidad política sin precedentes
que dará lugar a infinidad de problemas para todos los peruanos. Hay situaciones que deben solucionarse de
inmediato a nivel gubernamental.
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Por ejemplo, estamos en la
obligación de combatir la anemia infantil, la inseguridad ciudadana e impulsar
el crecimiento de la economía para traer inversiones que multipliquen nuestros
recursos y poder progresar. Lo que es básico y elemental. Todo esto no se
conseguirá en vista de que no hay ni habrá una presidencia estable. El panorama se vislumbra como enteramente
dubitativo.
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Existen dudas incluso con
respecto al cumplimiento de los anuncios
y propuestas que hizo el mandatario en su mensaje presidencial de Fiestas Patrias.
Todo, por efecto de la crisis en sí, estará centrado en la turbulencia que
implica los comicios y los otros eventos anunciados. Aquí se presentarán, definitivamente,
postergaciones de todo tipo.
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Para muchos, lo que ha motivado el mal actuar
del mandatario es una lectura sui
generis y especial del entrampamiento que se vive hoy en el que el
ejercicio regular del poder se hace duro e inviable. Manteniéndose dentro de
los cauces constitucionales, el Presidente ha aprovechado al máximo el
desprestigio total del Congreso, frente a la ciudadanía.
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A renglón seguido, zuacate mandó su decisión
que agarró por sorpresa a todos que, parece ser, la guardaba casi en secreto. Esto no es serio ni tampoco aplaudible. Si
es una equivocación con consecuencias impredecibles.
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Vizcarra dejó de dar pase al cierre del Congreso que muchos
sectores lo pedían a gritos porque, de lo que se puede analizar, él dejó de tener a la mano justificaciones
de peso para ello. Había, de a verdad, algunas muy blandas y poco
efectivas.
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En efecto, el cierra puertas del
Parlamento no lo podía hacer basado en un supuesto rechazo de la segunda
cuestión de confianza planteada, a raíz de la reforma política. Frente a ello existía
otra incomodidad relacionada a la negativa del Congreso a adoptar los
principios de cambio de la inmunidad parlamentaria, solicitada-en su momento-
por el Ejecutivo. Tal rechazo dejaba en
pésima posición política al mandatario. Si se quiere, completamente
descolocado.
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De ahí que la iniciativa de
adelantar las elecciones toma fuerza inusitada y por eso se dio, aprovechando
el mensaje presidencial. La oposición,
sobre todo el fujimorato, se durmió en sus laureles y hasta ahora no sabe qué hacer.
Como capear el temporal. Mientras tanto
Vizcarra, definitivamente, ha dado pasos que implican cierta legitimidad en sus
actos.
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Pero lo que no se da cuenta el
mandatario es que, conforme pase el tiempo,
vendrán los problemas y, si se quiere, las turbulencias de carácter político
mayores que las actuales. La primera de ellas tiene que ver con la propia
decisión que tome el Congreso, frente al adelanto de las elecciones.
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Aquí, en primer lugar, se requiere celeridad en la próxima legislatura,
para llevar adelante los comicios y cumplir con la Ley Orgánica de Elecciones, a
fin de convocar a un referéndum con una anticipación no menor a 60 días.
Mientras que las de las elecciones implican unos 250 días por lo menos.
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Todo esto supone que el Ejecutivo
realice un cronograma ad hoc, a ser
incluido en la reforma constitucional que se propondrá, como una especia de
disposición transitoria. Pero el paso a darse implica ponerse de acuerdo con el Congreso. Lograr consensos y allí sí que
no sabemos qué pasará. Los desacuerdos, precisamente, han dado lugar a la
crisis política que arrastramos desde el 2016.
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Tampoco se sabe cuál será, exactamente, la reacción del
Congreso frente al pedido del Ejecutivo. Varios parlamentarios-sobre todo del fujimorismo-ya han expresado su oposición total y
han acusado a Vizcarra, indebidamente, de “dictador”. Por si acaso, no lo
es. Ni sus actos son de fuerza bruta, como la de los tiranos. Si son
equivocados y eso es, precisamente, lo que hay que combatir.
·
En el embrollo presentado existe
la posibilidad de una eventual renuncia
del Presidente Vizcarra y de la Vicepresidenta Mercedes Araoz, en caso de
que los congresistas rechacen el acortamiento del plazo de sus funciones.
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Una situación tal daría lugar a
que el Presidente del Congreso, Pedro Olaechea
Alvarez Calderón, asuma la Presidencia de la República y convoque a nuevas
elecciones. Lo que no se sabe con
precisión, según la opinión de los expertos, si dichos comicios serían tanto
presidenciales como congresales o sólo para elegir a un nuevo jefe del estado.
·
La Vicepresidente Araoz, por su lado, está en desacuerdo con Vizcarra.
Ella ha recordado que fueron elegidos para gobernar hasta el 2021 y así debe cumplirse,
sin ningún recorte de por medio. La congresista ni siquiera sabía que el
Presidente iba tomar tal decisión.
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No se le consultó absolutamente
nada. La desavenencia entre ambos personajes se hizo notar en los actos oficiales
de Fiestas Patrias, donde se saludaron
muy fríamente y a duras penas. Ellos se hicieron los desentendidos. Cero de
comunicación entre ambos
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La decisión de Vizcarra implica, a como dé lugar una desconfianza total de parte del
empresariado y de la propia inversión privada. Muy difícil será que, en
condiciones de inestabilidad, se arriesgue capital o se hagan transacciones de
este tipo que el país requiere a gritos. Los indicadores económicos nos lo darán
a conocer en el futuro. Más temprano que tarde. Y esto para mal y no para bien
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La pésima relación entre el Congreso
y el Ejecutivo es un hecho innegable y la agenda política, de los últimos tres
años, ha girado alrededor del conflicto. Hasta
ahora no se sabe cómo se desbloqueará la situación tan espinosa. Veamos lo
que pasa en los próximos meses.
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Cierto es que los legisladores de
todos los lados políticos se aferran a sus curules y que la población no quiere
saber nada de ellos. Los acusan de hechos vergonzosos como proteger, a como dé
lugar a la corrupción. De todo hay en
ese antro llamado Parlamento
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Cabe recordar además que el nivel de cada parlamentario es bajo y
realmente mediocre. Salvo, eso sí, algunas excepciones tanto de la oposición
como del oficialismo. El Perù requiere
resolver esta encrucijada.
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Como se extrañan las épocas de un
Congreso dirigido y representado por figuras de gran nivel de la talla de Luis Alberto Sánchez, Armando Villanueva
del Campo, Andrés Townsend Ezcurra, Héctor Cornejo Chávez, Mario Polar, Felipe
Osterling Parodi, Roberto Ramírez del Villar, entre muchos otros.
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Este sí
que era un parlamento de lujo que, a su vez, mereció el aplauso general por
su alta capacidad y gran proyección. Otras épocas que merecen recordarse. No
por el lema de que el tiempo pasado era mejor, sino por la brillantez innata de sus componentes.
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Evidentemente que la actitud de
Vizcarra, si queremos ser proporcionales y justos, tiene aspectos que llaman la
atención. Uno de ellos es el gesto
político de dejar el poder. De esta manera está dejando. en claro, que está
dispuesto a irse. Una actitud que
implica desprendimiento.
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Loa diversos sectores de la
izquierda caviar apoyan la actitud de Vizcarra y en ese sentido los
congresistas Marco Arana, Maritza Glave,
Richard Arce, Indira Huilca entre otros, dirigen sus discursos y estrategias.
Cuidado, cuidado que por aquí siempre
nos encontraremos con las farsas y las traiciones.
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Mientras tanto, Fuerza Popular
tiene que revisar a profundidad su posición de futuro. Muy probable es que, en un adelanto de elecciones, sacarán un numero
bajo de congresistas. Ellos, actualmente, arrastran procesos judiciales y
están golpeados por diferentes temas de corrupción.
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Clave es la actuación del
Presidente del Congreso, Pedro Olaechea
Alvarez Calderón, que ha sido elegido con los votos del fujimorismo y tiene
una buena relación con ellos. Se trata
de un conservador que es decente. Ya es mucho pedir estos atributos en
estos tiempos dominados por todo lo contrario a ello.
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Por primera vez desde que asumió
el cargo de Arzobispo de Lima, en reemplazo del Cardenal Juan Luis Cipriani,
Monseñor Carlos Castillo Mattasoglio
presidió la tradicional Misa y Te Deum de Fiestas Patrias en la Catedral capitalina y allí pronuncio un discurso de hondo contenido
político y, sobre todo, progresista. No lo olvidemos y tengámoslo presente. “Vivimos tiempos de oscuridad, dijo
ante las autoridades.
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Cabe explicar que comenzó el santo oficio haciendo un llamado a todos los peruanos para que
seamos capaces de “convertir nuestra libertad en más responsable, madura y
socialmente eficaz”. Tras ello se pronunció sobre la situación política del
país y la corrupción a la que definió “como uno de los problemas más
graves que nos aquejan en los últimos tiempos”. En esto último tiene toda la
razón
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Luego añadió: Hoy no podemos
celebrar sin preguntarnos todos, hondamente, ¿qué pasa con la dirigencia nacional y con los grupos implicados? ¿Y qué
nos pasa a los peruanos que los elegimos y nos dejamos guiar por ellos?
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Que se sepa es la primera vez que
un sacerdote con alto rango que habla, ante el público incluidas las autoridades, de pensadores de la talla de
Julio Cotler y Gonzalo Portocarrero. Estos son intelectuales ya muertos que, en
sus mejores tiempos, tuvieron marcada inclinación marxista.
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No
sería mejor que Monseñor Castillo se dedique a los asuntos del clero y la feligresía
que hay mucho por hacer en la Iglesia, que a los de la política tan lejana a
sus actividades. Honestamente y con el mayor de los respetos, creemos que, si
debe cumplir con exclusividad, sus funciones inherentes de Arzobispo. Nada más
pero tampoco nada menos.
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A propósito, cabe señalar que el distinguido
sacerdote es uno de los más cotizados discípulos
del autor de la Teología de la
Liberación, R. P. Gustavo Gutiérrez. No hay puntada sin hilo. Aunque mejor
digamos el famoso lema popular, desde tiempos inmemoriales: zapatero a tus zapatos. (Noé)
Gracias, Edgardo, por compatir MISCELANEA con tus sabias reflexiones y sentido crítico, sobre todo en los temas de nuestra actualidad política nacional, que ojalá pudieran leerlas y ponerlas en práctica nuestro Presidente Vizcarra y autoridades de los poderes políticos.
ResponderEliminarFelicitaciones, mi amigo.
Pablo Rubianes
Gracias Pablo por tus elogiosos comentarios.
ResponderEliminarCordiales saludos,
Edgardo de Noriega