El comunismo, con José Carlos Mariátegui, era
por esos tiempos una fuerza menor. La que trataba de conseguir masas que la
apoyen. A la punta derecha de este espectro tan variado estaban los que
pensaban de una manera muy especial y de forma corporativa. Completamente
autoritarios. Seguidores a pie juntillas de Il Duce, Benito Mussolini. Se trataba de los
fascistas peruanos que conformaron un partido llamado la Unión Revolucionaria y
tenían un líder de polendas y de peligros que usaba en sus actuaciones camisa
negra: Luis A Flores. Su nombre
completo era: Luis Alberto Flores Medina.
Los acontecimientos políticos se
desarrollaron inexorablemente. Leguía cayó por el golpe de estado en su contra
protagonizado por el Comandante Luis Miguel Sánchez Cerro, después de ser el
presidente del Perú que más tiempo desempeñó el cargo y en total con más de dos lustros continuados en el poder. Además de un periodo de cuatro años anteriormente. A
los tres primeros periodos consecutivos, de 1919 a 1930, se le conoció con el
nombre del oncenio.
Flores: el fascismo a la peruana
Flores: el fascismo a la peruana
SUBLEVACION
Hacia 1930 se sublevó Sánchez
Cerro en Arequipa. Los desórdenes y el vandalismo se presentaron de inmediato.
El manifiesto a la nación correspondiente fue escrito, impecablemente, por el
jurista arequipeño, José Luis Bustamante y Rivero. Una pieza de entera defensa a
la democracia. Había un tremendo descontento, por la comprobada corrupción
administrativa del gobierno leguiista. Muchos
de los allegados y amigos del Presidente se beneficiaron, indebidamente,
durante el desenvolvimiento de este régimen. La sobonería desenfrenada al mandatario se había convertido en una institución.
El movimiento de Sánchez Cerro
enarboló nuevas ideas y también contaba con apoyo popular. Pero al final fracasó,
convirtiéndose en una dictadura inaguantable. A Leguía no le quedó otra que
renunciar. Lo hizo y al poco tiempo murió en la cárcel, tras pasar la pena y miseria. El poder quedó en manos de una junta militar de gobierno,
presidida por el General Manuel María Ponce Brousset. A los dos días, el
mando fue entregado a Sánchez Cerro, quien arribó a la capital procedente de
Arequipa. La situación se convirtió de por sí en seria, difícil y convulsionada.
Hasta que vinieron las elecciones
de 1931. Dos candidatos. Haya y Sánchez Cerro. Ganó el segundo y a partir de ese
momento es que Luis A. Flores, el fascista, comienza a tener una fuerza política incontrolable. Fue uno de los líderes de la Unión Revolucionaria, el partido
precisamente, que llevó al poder a Sánchez Cerro.
Ministro de Gobierno y Policía y
Presidente del Consejo de Ministros en 1932, Titular de Marina y Aviación al
año siguiente. Tras la muerte de Sánchez Cerro asesinado por un militante
aprista, asumió el liderazgo de la UR que bajo su influjo adoptó el modelo del fascismo
italiano, entonces en auge.
El politico era piurano.
El politico era piurano.
DESTIERRO
Postuló a la Presidencia de la
República en las elecciones de 1936, las mismas que fueron anuladas por el
Presidente Oscar R. Benavides. Por oponerse a este gobernante, sufrió el
destierro fuera del país. Volvió al Perú luego de varios años de alejamiento y
logró ser elegido Senador por Piura en 1947. Pero su partido ya no volvió a
tener masivo apoyo popular. Luego de ser Embajador de Italia y Paraguay,
durante el segundo gobierno de Prado, se retiró de la vida política allá por el
año 1963.
Nació en Olleros, Ayabaca, Piura.
En octubre de 1899. Sus estudios escolares los realizó en su ciudad natal y en
la capital del departamento. Luego se trasladó a Lima y asistió como alumno de
la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde se graduó de abogado. Fue
enemigo del Gobierno de Leguía por lo que sufrió prisión, en el tramo final del
oncenio. El político salió libre, tras el pronunciamiento del caudillo militar
piurano.
Lo primero que hizo fue afiliarse
a la UR cuando lanzó la candidatura de Sánchez Cerro. Al caudillo lo acompañó
en su recorrido electoral por Ica, Arequipa, Cusco y Puno. Sánchez Cerro consiguió
la presidencia y Flores resultó elegido Diputado por Lima, ocupando un escaño
en el Congreso Constituyente de 1931
Allí destacó por sus desplantes
autoritarios y enfrentó, vehementemente, a la minoría aprista de
parlamentarios. No vaciló en apoyar la denominada “Ley de Emergencia”,
promulgada el 9 de enero de 1932, por la cual el gobierno quedaba autorizado a
imponer las medidas que creyera conveniente en salvaguarda de la seguridad
nacional. Todo estaba permitido a la autoridad. Era el abuso, en su mayor
expresión.
El órgano de prensa de la UR.
El órgano de prensa de la UR.
CAMBIOS
El 29 de enero de 1932 ocurrieron
cambios en el gabinete ministerial y uno de los ministros nombrados fue Flores
en el portafolio de Gobierno y Policía (hoy Interior). Por aquel entonces, el
controvertido político tenía 32 años. Resultó ser el más joven en esa cartera,
a lo largo de muchos años.
En el Congreso apoyó,
decididamente, el desafuero de los 22 constituyentes apristas, más un
descentralista, acusados de conspiración subversiva. Los 23 diputados fueron
apresados y deportados. Los partidarios y simpatizantes de Haya de la Torre
también sufrieron persecución.
Un joven aprista, José Melgar Márquez, atentó
contra la vida de Sánchez Cerro, cuando éste asistía al templo parroquial de
Miraflores. Era el 6 de marzo de 1932. El Presidente se salvó de milagro. La
represión recrudeció. En el complot estuvo comprometido Juan Seoane Corrales,
hermano del N° 2 del Apra, Manuel “Cachorro” Seoane Corrales.
Tras la renuncia del Primer
Ministro, Francisco Lanatta, Flores asumió el premierato el 13 de abril de
1932. Le correspondió sofocar un motín de la marinería, en los cruceros “Almirante
Grau” y “Francisco Bolognesi” de la rada del Callao. La rebelión era de origen
aprista y ocurrió el 7 de mayo de 1932.
Sánchez Cerro y los militares en el poder.
Sánchez Cerro y los militares en el poder.
CRUEL
La Corte Marcial, existente por
esos tiempos para administrar justicia, condenó a muerte a los instigadores de
la revuelta. La Guardia Republicana resultó autorizada para ejecutar la
sentencia. Pero al rumorearse que las fuerzas del orden se iban a negar a
hacerlo en el momento dado, Flores se apersonó a la Isla de San Lorenzo para
que la sentencia fuera cumplida. Lo acompañaba el Ministro de Marina, Alfredo
Benavides Diez Canseco.
Los ocho marineros, todos ellos
de origen humilde y entre ellos un menor de edad, fueron fusilados el 14 de
mayo. Se dijo que cada uno cavó su propia tumba y que los cuatro primeros
presenciaron el fusilamiento de los otros cuatro. Desde entonces, Flores se
hizo conocer por su forma cruel y enteramente violenta
Poco después, el Congreso-presidido
por Luis Antonio Eguiguren-aprobó un voto de censura contra Flores que prosperó
debido a que gran cantidad de diputados gobiernistas estaban ausentes. El dirigente
urrista, entonces, renunció a sus cargos y se formó un nuevo gabinete,
presidido por Ricardo Rivadeneira Barnuevo. Poco tiempo después, el piurano
controvertido se batió a duelo con Eguiguren
Después del asesinato de Sánchez
Cerro ocurrido el 30 de abril de 1933, Flores fue designado Ministro de Marina
y Aviación, por el nuevo gobierno presidido por el General Oscar R. Benavides.
Lo designaron, a su vez, Jefe de la Unión Revolucionaria.
El Comercio informa sobre el asesinato de Sánchez Cerro
El Comercio informa sobre el asesinato de Sánchez Cerro
PELEA
Pronunció un discurso durante el
sepelio del mandatario caído. Pero a raíz de la absolución de los presuntos autores
del asesinato de Sánchez Cerro, renunció a su cargo de ministro e increpó
directamente al Presidente Benavides, diciéndole: “Me marcho del Ministerio,
pero voy a combatirlo, porque tengo una cualidad sobre todos mis defectos, soy un
hombre leal
Durante la celebración que
organizó su partido por el quinto aniversario de la Revolución de Arequipa de
1930, dio un discurso donde supuestamente llegó a afirmar que “el asesino del
30 de abril está en Palacio” Contribuía así a alimentar el rumor de que
Benavides habría estado involucrado en el crimen de Sánchez Cerro.
El Primer Ministro, Manuel E.
Rodríguez, junto con los miembros de su gabinete, se presentó ante el Congreso
Constituyente exigiendo el desafuero de Flores, por desacato y calumnia. El
urrista se defendió negando haber dicho lo anterior pues, según él, no era
estilo suyo usar el arma de la difamación contra sus adversarios.
El pedido de desafuero no prosperó. Muchos
años después, en una entrevista que dio al diario “Expreso” en 1961, Flores esbozó
la teoría de que el leguísmo habría estado detrás del crimen de Sánchez Cerro.
Como líder de la Unión Revolucionaria,
orientó a este partido hacia el fascismo de estilo italiano, adoptando la
camisa negra, el saludo con el brazo en alto y una política extremadamente
intolerante, frente al aprismo y el comunismo. Participó en las elecciones
generales de 1936 donde alcanzó cerca del 21.9% de los votos frente al 37.1%
obtenido por Luis Antonio Eguiguren, quien fue apoyado desde la clandestinidad
por el Apra.
Eguiguren ganó, pero anularon las elecciones.
Eguiguren ganó, pero anularon las elecciones.
PROLONGACION
Fue este el momento cumbre de la
carrera política de Flores. Ganó en departamentos como Piura, su tierra natal,
Moquegua, Ica, Ancash y Loreto. En Lima, reunió 80 mil votos sobre un total de
200 mil. Tuvo la desventaja que el voto antiaprista se repartiera entre las
candidaturas conservadoras de Jorge Prado Ugarteche y la de Manuel Vicente
Villarán.
Sin embargo, el Presidente
Benavides anuló las elecciones aduciendo el argumento de que la victoria de
Eguiguren era ilegítima porque sus votos provenían del aprismo, un partido
considerado internacional y como tal proscrito por la Constitución
El Congreso Constituyente,
subordinado a las decisiones de Benavides, ratificó esta medida y decidió prolongar
el gobierno del militar hasta 1939. Luego el mismo Congreso se autodisolvió.
Los militantes de la UR intentaron, entonces, una revuelta contra el gobierno,
apoyados por algunos oficiales jóvenes del Ejército. Pero esta conspiración fue
descubierta y el Gobierno respondió con una dura represión. Flores y otros líderes
fueron exiliados a Chile
Flores regresó al Perú en 1944 y
participó en las negociaciones iniciales del Frente Democrático Nacional,
alianza de partidos con miras a las elecciones generales de 1945. Pero,
rápidamente, entró en discrepancias con los líderes frentistas, quienes vetaron
la inclusión de la UR a dicho conglomerado. El Frente lanzó la candidatura de
José Luis Bustamante y Rivero, quien resultó el ganador de los comicios.
Ceremonia del Congreso Constituyente de 1931
Ceremonia del Congreso Constituyente de 1931
DIVISION
El líder de la UR se dedicó a
reorganizar a su partido al que encontró dividido. Una fracción, encabezada por
el General (r) Cirilo Ortega, le había mermado partidarios, No obstante, el
nuevo impulso que le dio a la organización, su propuesta tuvo poca acogida a
nivel nacional, debido a la derrota de los regímenes fascistas en la Segunda
Guerra Mundial y el auge de las democracias en el mundo.
Sin embargo, el dirigente piurano
tuvo un último despliegue de audacia coronado por un triunfo. Para cubrir las
vacantes del Congreso, el Ejecutivo llamó a elecciones complementarias que se
celebraron el 30 de junio de 1947, Flores decidió postular por Piura,
departamento que tenía una senaduría vacante por el fallecimiento de
Hildebrando Castro Pozo.
El candidato reavivó entre los
piuranos la vieja identificación del urrismo sanchecerrista y triunfó por
amplio margen sobre los candidatos apristas y socialistas, defendiendo a balazos su
victoria. Pero al poco tiempo se produjo la interrupción democrática, por el
golpe de estado de Odría.
Al principio apoyó a los
militares golpistas y se le nombró Embajador del Perú en Italia. Pero no estuvo
con la forma de que Odría postuló a la presidencia en 1950 y, entonces, se
plegó a la candidatura del opositor Ernesto Montagne. Tras reprimir a los
revolucionarios de Arequipa y apresar a Montagne, Odría triunfó en esos fraudulentos y controvertidos comicios.
Al producirse el retorno a la
democracia en 1956, el Presidente Prado, desplegando su política de
reconciliación nacional entre los peruanos, le ofreció a Flores la Embajada del
Perú en Venezuela o la de Paraguay.
El curtido político escogió la segunda, donde
permaneció hasta 1962. De vuelta al Perú, vivió varios años en el retiro. Hasta
que murió en 1969. Se había ido el representante de ideas controvertidas y
confusas que animó varios años la política peruana. El fascismo
había perdido a su más connotado animador. (Edgardo
de Noriega)
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