Poco a poco, sin mayores
pretensiones, este cronista fue haciendo cuadritos como parte de su dura y cotidiana
labor de aquel entonces ya un poco remoto, lleno de angustias, pero también
henchido desesperanzas, don Ricardo Palma, a quien aquel libro fue dedicado
unido al del santo recuerdo de la madre del cronista, había obsequiado a éste
su pluma, su mágica pluma de Las Tradiciones, y así como el mejor prólogo, se
ostenta en la primera edición de “Una Lima que se va”.
Los intelectuales, los
estudiantes, los periodistas, los obreros, hace muchos años, pidieron al
Municipio de Lima publicara aquellas crónicas, Alejandro Ureta, Antonio
Garland, Luis Ernesto Denegri, Darío Cjhumpitazi, encabezaron entonces el
movimiento, pero como se advierte en “Una Lima que se va”, el expediente
formado en ausencia del poeta, se extravió nadie sabe cómo. ¿Descuido, envidia?
Tal vez…En todo caso están perdonados.
Hubo este poeta, el año 1921, de
hacer por su cuenta el libro, tan cordialmente recibido por el público y la crítica y obtuvo un éxito de
librería sin precedente y hasta ahora, acaso sin secuencia. El folklore, la
menuda historia de los apodos, el conjunto de las frases hechas y de los
modismos callejeros tomaron algo de aquel libro afortunado.
Estampa impecable de la Lima antigua
Estampa impecable de la Lima antigua
HUSMEADOR
Desde entonces, definitivamente, quedó
consagrado el espontáneo y devoto limeñísimo del poeta, sin poder amenguarlo
olvidos oficiales y edilicios. La crítica y el público así lo confirmaron. Y el
poeta lo agradeció y procuró reconocer siempre.
Hecha carne la vocación comenzada
en los patios del colegio, en las aulas graves universitarias, en las tertulias
de las plazuelas y de esquinas. Estimulado el cronista por la sombra egregia
del gran tradicionista con lo que se abre y debe cerrarse este libro. Iluminado
por la remembranza dulcísima y triste del pobre y buen hogar lejano con la
mujer maravillosa de quien recogió de niño, tan bellas cosas de la ciudad
amada. Colaborado por una compañera comprensiva, flor y seña vivas de
limeñísimo auténtico, siguió el poeta su camino de husmeador de la vida
capitalina.
Surgieron, así, muchísimas
crónicas nuevas, parte de las cuales se agrupan en esta serie. Algunas fueron
publicadas en las ediciones dominicales de “La Prensa” de Buenos Aires, cuantas
veces con ilustraciones magníficas. Otras en “El Comercio”, “La Crónica”,
“Variedades”, “Mundial”, “Luces de la Ciudad”, “El Bombero”, “La Noche”. Otras
son nuevas. Todas han sido remozadas y pulidas y algunas, como decían los
viejos libros de texto, corregidas y aumentadas.
Forman, como pasa con “Una Lima
Que se Va” con dos admirables dibujos del maestro Sabogal, un todo más o menos
variado, más o menos colorido continuador de la serie de cuadros histórico
sociológico como los calificó don Ricardo Palma.
Otro ángulo de belleza impecable
Otro ángulo de belleza impecable
ESTIMULO
Al celebrarse el cuarto
centenario de la fundación de la ciudad, recibe por vez primera este poeta un
estímulo oficial y quiere hacerlo notar muy especialmente con su gratitud, aquí
prendida, como presea del alma, para el actual Ministro y ara el
Presiente-antiguo compañero de estudios- de la Comisión del Centenario, doctor
Diómedes Arias Schereiber, quien con espíritu cordial sembró e hizo madurar la
generosa iniciativa de un patrocinio por el cual este libro puede aparecer. La hora
y el ambiente en que tal obra se ha cumplido, la hacen aún más noble y su
espontaneidad, porque el poeta nunca anduvo tras oficialismos, la esclarece
tanto como a sus autores
Con el mismo espíritu
fraternalmente amistoso de Arias Schereiber, con la misma distinción puesta en
todo, Enrique Bustamante y Ballivian, gran señor, gran poeta, ha ayudado al
cronista con el fin ansiado del libro como decorosa muestra de lo que pueden
llegar a ser las publicaciones en Lima, cuando las dirigen hombres con el
señorío de la cultura, del corazón, del buen gusto, del desinterés…
Estampa costumbrista.
Estampa costumbrista.
LOS HIJOS
Con simplicidad, sin presunción,
llevada por el amor, la hija del poeta, Amparito Gálvez Ayarza, ha hecho las
ilustraciones. Todo comentario huelga. Son como unas cuantas flores que el
tiempo no habrá desecare nunca, puestas aquí y allá del libro. Se ennoblece y aniña
con este puro hechizo, con esta dulcísima magia, tan henchida de sencillez y de
ternura.
Los linotipistas Víctor
Bacigalupo y Víctor Serra, José Gálvez Ayarza, quien con amor filial ayudó en
la corrección de pruebas, los maquinista e impresores César Soria y Julio
Vásquez y sus ayudantes hermanos Soria, el regente José Dávalos, el armador
Melquiades Gamboa y los encuadernadores hermanos Ruales, también han puesto con
la gracia de su arte, lo mejor de sus voluntades y por eso, sus nombres los
hinca el poerta al recuerdo y lo desea perpetuar
Todos quienes han colaborado con
el cronista han puesto esa gran simpatía que, al margen de toda sonoridad
teatral, encontró, agradece y procura merecer este poeta quien, en su lirismo,
quiere unirlos a la suerte y mejoría del libro. Ojalá halle la propia acogida
cordial como segura correspondencia a la buena fe que marcha por la vida
Y aquí paz y gloria y perdón para
el autor y para todos…
LAUS DEO (Páginas seleccionadas de las "Obras Completas" que pertenecen
como autor al consagrado escritor y político, José Gálvez Barrenechea)
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