jueves, 10 de diciembre de 2020

¿CUANDO CAMBIARA TORRE TAGLE?

 La política exterior, asunto profesional eminente de corte especializado y técnico que forma parte de la gobernabilidad tan necesaria para el país, se maneja de forma sesgada y con intereses determinados a favor de una cúpula o, si se quiere, una argolla de convenidos con mucho conocimiento de causa y de mediocres que aprovechan la oportunidad que se les presenta con suma facilidad. Por eso es que los diplomáticos honestos y conscientes se preguntan a cada rato y toda ocasión: ¿Cuándo cambiara Torre Tagle para cumplir con las necesidades que requiere la nación peruana?

Lo primero que hay que denunciar, sin tapujo alguno, es que Relaciones Exteriores es controlado a su regalado gusto por dos personajes de larga trayectoria: Allan Wagner Tizón, varias veces ministro tanto en su sector como en la cartera de Defensa y José Antonio García Belaunde, que batió el record de ser Canciller durante los cinco años del segundo gobierno de Alan García. En su primer periodo, también fue una figura destacada de ese régimen con el mismo cargo. Pero con menos tiempo

Actualmente, los dos diplomáticos tienen influencias mil que la desarrollan a carta cabal y con entereza particular envidiable. Por ejemplo, Wagner habría sido el que le propuso al Presidente Sagasti a la actual Canciller Esther Elizabeth Astete Rodríguez.  Lo que se asegura es que, en sus oportunidades, hizo lo mismo con Vizcarra y le recomendó para tan alto cargo a Gustavo Meza Cuadra Velásquez y a la Directora de Asuntos Legales del dicho sector, Ana Teresa Revilla Vergara.

Torre Tagle belleza, historia y argollas.

RECOMENDADOS

Tal era su fuerza con ese gobierno tildado por muchos de corrupto y nefasto que sus dos recomendados formaron parte, indistintamente, del gabinete ministerial. Ninguno brilló, ni tampoco destacó en el cargo. Pero eso no interesa para nada. Lo que se requiere, para beneficio de los tres, es llegar al poder y eso sí se consiguió con creces.

El caso de García Belaunde es de mamey con piña. Al igual que el resto de sus hermanos como Victor Andrés y Domingo, Joselo ha sabido navegar en los últimos 40 años. Con un denominador común: abusando del prestigio de su apellido tan ligado a la figura de su abuelo, Víctor Andrés Belaunde, maestro y conciliador por excelencia.

 Como forma parte de la argolla, él se ha colocado como Representante de la Corporación Andina de Fomento (CAF) en España y, con todo cuajo, ha creado esta oficina en España para el relacionamiento en Europa. La burocracia en su esplendor. Para esta labor, lo ha ayudado mucho el ex ministro de Economía del Apra, Luis Carranza, que preside ese organismo internacional. Todo queda entre los amigos. Qué duda cabe.

Evidentemente que Torre Tagle no necesita a estos personajes por un argumento de peso que esgrimen los diplomáticos que saben a plenitud de estos asuntos: la política exterior no puede ser manejada para la conveniencia propia. 

Wagner: cualquier parecido con Bismarck pura casualidad...

COMENTARIO

Un cazurro embajador ya en el retiro, pero en plena actividad intelectual impresionante, nos dijo algo que tiene mucho valor, efectividad e ironía. “Uno se cree Bismarck (Wagner) y el otro descendiente de Pizarro (García Belaunde). Hay que dejarlos de lado y sigamos por la senda de la responsabilidad y eficiencia que el Perú requiere”. En todo caso, lo que caber aquí es afirmar a los cuatro vientos:  ya es tiempo de dejar la maniobra política.  Ya es tiempo de la transformación para cambiar, por completo, a Relaciones Exteriores.

Cabe destacar que, por primera vez en la historia, en menos de cuatro meses, hay registrados cuatro cancilleres que son embajadores en actividad. Ellos son: Meza Cuadra, Mario López Chávarri, Franca Deza Ferreccio y Astete Rodríguez, conocidos en el argot de la diplomacia desafiante que no forma parte de la argolla y que es parte de la gran mayoría, como: “los cuatro jinetes del apocalipsis”.

El comentario existente es que Astete, cuando era Directora de América de RREEE y al momento de asumir la Presidencia Manuel Merino de Lama, habría llamado a cada uno de los embajadores del Perú. Les pidió el reconocimiento respectivo. De tal manera, la Organización de Estados Americanos pudo haber consolidado a este mandatario golpista que duró, exactamente, seis días en el poder.  Esta decisión, de haberse realizado, se convertía- de frentón- en un craso error antidemocrático.










Garcia Belaunde y la inmensidad de Pizarro...

CIRCULAR

Lo que sí existe al respecto para afirmar ello-y eso es lo grave- es una circular enviada por la Cancillería, solicitando a nuestros representantes del exterior que expliquen a los países de la región que lo que sucedía en el país era constitucional. Es decir, lo de Merino y su brevedad gubernamental que fue un desastre con muertos de por medio. ¡Qué barbaridad! Hasta se señala que los responsables de ello fueron: la Canciller Deza y el Viceministro de Relaciones Exteriores, Manuel Gerardo Talavera Espinar.

Tanto el nombramiento, de Franca Deza como el de Elizabeth Astete, tuvieron características individuales. Pero también aspectos en común. La Embajadora Deza es ahora famosa no solo por haber sido la segunda mujer que se convierte en canciller como diplomática de carrera de la historia peruana, sino por su fugacidad en el cargo: apenas tres días. Sin duda, un verdadero record de records.

La primera mujer como Ministra de Relaciones Exteriores fue Ana María Sánchez, quien ni siquiera se imaginaba con desempeñar tal responsabilidad. Ella iba a asumir la Embajada de Francia para lo cual estaba incluso nombrada.

 El Embajador, Gonzalo Gutiérrez, pensaba que iba a ser ratificado en el cargo. Cuando el Presidente Humala llamó, de un momento a otro, a la diplomática que estaba en la ceremonia de juramentación y le ofreció la panacea. Ella aceptó evidentemente, aunque muy sorprendida. El acto fue organizado para que jurase Gutiérrez. Pero quien lo hizo fue Sánchez. Una por otro. 










Cuando todo era felicidad entre Gutierrez, Nadine y Humala

TRAICION

Lo que había pasado es que Humala descubrió que Gutiérrez, siendo Canciller, lo traicionó en diferentes aspectos de la diplomacia peruana. Conjuntamente con otros tres embajadores y la colaboración de los responsables del diario “El Comercio”. Había de por medio, según se aseguró en su momento, cuestiones relacionadas con Chile. La respuesta de venganza presidencial fue sacarlo de la Cancillería y poner allí a la que iba ir a Europa.

La Embajadora Astete resultó ser más sagaz porque se supo que, cuando se le ofreció el cargo de Ministra en tiempos de Merino, percibió con claridad la inestabilidad del régimen y reculó. De tal manera, ella se resguardó. Cuando si reinaba la seguridad, aceptó lo que le ofrecían y ahora la tenemos a cargo de Torre Tagle.

 Ella está al borde de la jubilación, aunque no se sabe en base a qué milagro quirúrgico mantiene un aspecto de jovencita. Pero su inminente paso al retiro no la afecta, porque el puesto que tiene es político y no diplomático. Entonces, la seguridad es que sí puede seguir siendo Canciller hasta que el Presidente de la República lo permita.

Aparte de sus peculiaridades, lo que tienen las embajadoras Deza y Astete es que forman parte del actual grupo de poder de la Cancillería. La idea era aferrarse al régimen imperante a como diera lugar. Aunque su presidente fuera Satanás. 












General de la Flor: un estilo muy peculiar.

PAPELES 

Es razonable imaginar que los diplomáticos curtidos que forman este grupo, y la propia embajadora Deza, hayan al menos tenido alguna duda sobre la solidez del régimen usurpador que había llegado desde el Congreso. 

Lo más probable es que estos temores hayan asomado. Pero, entre la preservación de la dignidad institucional de la Cancillería, de un lado, y la posibilidad de apartarse del “candelero” del poder, de otro, simplemente no lo dudaron. 

 Alguien tenía que inmolarse. Desde este punto de vista, tanto Deza como Astete cumplían el mismo papel de “garfios de abordaje” de un buque que buscaba no separarse, por motivo alguno, de la embarcación mayor que representaba el poder. Solo que la operación que llevó a cabo Astete fue mucho más cómoda y segura que la que intentó de manera audaz, y con no poca agonía, su predecesora. 

¿Y por qué ocurrió esto en ambos casos? Lo que vimos con Merino y, después, con Sagasti, fue una operación que ha sido realizada, con diferentes variantes y matices, por todos los grupos de poder, o “argollas”, que han dominado de manera temporal en la Cancillería casi desde los orígenes de la historia institucional. 

Por citar uno entre decenas de ejemplos, los viejos diplomáticos recuerdan que, durante sus primeros meses en el cargo, el canciller del dictador militar Velasco, General Miguel Angel De la Flor Valle, trataba a gritos a los embajadores, como si fueran coroneles y hasta tenientes. Esta situación duró algún tiempo. 










El que preside la reunion es el famoso Canciller Luna

ALTIVO 

No obstante, luego de haberse dado cuenta de que la diplomacia es bastante más que tomar pisco sour y montar de mesas con cubiertos de plata, y que además estaba inerme ante tantos temas que desconocía, el altivo De la Flor terminó siendo “domesticado” por los más viejos y cazurros embajadores de Torre Tagle. Fue algo así como el paso de un gorila mordedor al de una vaca que pastaba apacible y a la que se ordeñaba con regularidad. 

En el lenguaje de la Ciencia Política, esto tiene nombre técnico: se llama cooptación. La que se aplicó con De la Flor, y después con el general Edgardo Mercado Jarrín, no fue la única modalidad. Por ejemplo, en los tiempos del “medio pelo” que hoy nos abruma, que brotó en todo esplendor durante el régimen de Ollanta Humala, Nadine Heredia fue cooptada a punta de almuercitos, comidazas y de carteritas y zapatitos de 1,000 dólares, por la embajadora Ana María Sánchez, quien llegó así a ser Canciller. 

Una de las consecuencias nefastas de esta situación para la marcha institucional, fue el ascenso de Embajadores que terminaron siendo acusados de acoso sexual y que hablaban como Cantinflas o que eran abiertamente trastornados, como uno que fue enviado a la India, al Brasil y a Honduras No faltó el caso de un ministro ascendido a embajador por “churro”, pese a que en su récord había una captura en Europa por narcotráfico. 








Popolizio y de Zela: fujimoristas, aunque lo nieguen

CHARM 

Otro político de ese tiempo, aunque de diverso ámbito, empleó la expresión “luz verde” frente a la trepadora esposa del presidente). Lo mismo hizo Ricardo Luna con Pedro Pablo Kuczynski; Néstor Popolizio, Meza Cuadra y Mario López con Vizcarra. Y ahora, Astete con Sagasti. 

 Y, sin duda, apelando a su indudable charm, lo habría intentado también Franca Deza con el usurpador Merino (por más repulsión que le hubiera inspirado hacia sus adentros). En todos estos casos la figura fue (y ahora es) la misma: hay que imaginar a estos cancilleres, en su primer contacto con el mandatario de turno, diciéndole untuosos: “Señor, a sus órdenes. 

Toda la maquinaria unificada y sólida de Torre Tagle” está a su servicio. Como si ellos no fueran sino solamente un grupo de diez líderes con cincuenta peones, en una institución que reúne más de ochocientos diplomáticos de carrera en actividad y con un presupuesto, para el 2021, de más de 800 millones de soles. 

 Y los mandatarios, ignorantes de lo que pasa en el Ministerio de Relaciones Exteriores, abrumados también por otros problemas más grandes e importantes del Estado, se lo creen todo y caen como palomitas. Como el presidente maneja la política exterior de acuerdo con la Constitución, controlarlo a él equivale a enseñorearse como señores feudales en Torre Tagle. 

El caso más sonado, bochornoso y lamentable de esta modalidad de cooptación fue la alianza que, en la década de 1990, hicieron diplomáticos como Ricardo Luna y entonces jóvenes funcionarios como Néstor Popolizio, Gonzalo Gutiérrez, Claudio de la Puente (sobrino carnal de Oscar de la Puente Raygada entonces Primer Ministro y Ministro de Relaciones Exteriores quien reconoció ante Notario Público su gran error y donde están guardadas las actas del cese) y Hugo de Zela, con el régimen de Fujimori.











Carcajada al estilo García Belaunde: si se parece a Pizarrro...

CESE

 Ojalá este apoyo se hubiera traducido solamente en respaldar la renovación económica que llevó a cabo el régimen, o la solución del problema limítrofe con el Ecuador. Esa fue solo una parte de la historia. 

 La otra fue el respaldo de aberraciones como la expulsión (llamada eufemísticamente “cese”) de 117 diplomáticos en 1992 bajo cargos informales (porque nunca fueron presentados en una corte) de deshonestidad, ineficiencia y de otras aficiones que más vale ni siquiera nombrarlas.

Se trató de uno de los acontecimientos más paradójicos de la historia de Torre Tagle porque, con el tiempo, disipada la calumnia y reincorporados en el servicio, al menos tres de ellos -Allan Wagner, Manuel Rodríguez (independiente de cualquier argolla siendo hoy el más lúcido de los diplomáticos autor de la carta Democrática y gestor del acuerdo marítimo con Chile) y José Antonio García Belaúnde- llegaron a ser nada menos que cancilleres. 

 Algunos diplomáticos como-Luna, Popolizio y de Zela- colaboraron abiertamente con Vladimiro Montesinos, quien se refería a este último como su “Canciller favorito”. Ellos defendieron, a capa y espada, los comicios de 1995 y el intento, por suerte fallido, de Fujimori y de sus partidarios de perpetuarse en el poder en el año 2000. 

Esta es la norma, pero no dejó de haber excepciones, también de distinto matiz. Durante el régimen de Alejandro Toledo, los anales de Torre Tagle registran un episodio que, en su momento, hizo temblar a los diplomáticos fujimoristas que entonces pretendían controlar Torre Tagle. 









La argolla en el poder. En este caso, Meza Cuadra.

INDIGNACION 

En pleno gabinete ministerial, el entonces ministro Fernando Rospigliosi-durante un Consejo de Ministros-se levantó indignado de su asiento cuando supo que se pretendía nombrar como Embajador, en un alto puesto en el exterior, a Jorge Valdez (hoy fallecido), a quien se recuerda como uno de los diplomáticos que fue más servil frente a Fujimori y que más daño hizo a sus colegas. Fue el segundo de Luna en la Embajada de Washington, durante la elaboración de la lista de los cesados. 

Dicen que, durante su segundo gobierno inaugurado en 2006, Alan García declaró en confidencia que “no quería saber nada de esos viejos enemigos del APRA” que habían sido los miembros del establishment torretaglino. 

Por tanto, le dijo a su amigo Joselo García Belaúnde (quien vivía con el síndrome de Estocolmo aliándose durante cinco años con el Fujimorismo, al permitir el APRA que la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso sea presidida por el fujimorato) quien fue nombrado canciller: “Tú ocúpate de ellos y yo dirigiré la política exterior a través tuyo”. El resultado fue un modus vivendi entre Joselo y la argolla fujimorista que, por esta razón, solo pudo operar “a media máquina”.  Con el intempestivo retorno de Luna de mano de Kuczynski en 2016 

Los fujimoristas retomaron, de manera inesperada, el poder. Pactaron con la estrafalaria mafia humalista de Ana María Sánchez (a la que no barrieron, pero si condenaron a la “congeladora” y, desde hace un par de años, Embajadora en Irlanda tratando de pasar piola) Así dieron inicio a otro ciclo de su historia.











Uno de los ultimos cancilleres : López Chávarri

COMPARACION 

El fujimorismo de la Cancillería puede compararse a la mutación genética del dinosaurio: sigue siendo reptil, pero adaptado, como habría dicho Darwin, a las cambiantes circunstancias del medio ambiente. 

 Ya no estamos hablando, pues, de la “derecha achorada” que regía, con fuete de gamonal, los destinos del Perú. Atrás ha quedado el fanatismo liberal y privatizador. Y también, por supuesto, el hacerse de la vista gorda frente a los abusos criminales contra los derechos humanos. 

 Los nuevos fujimoristas -y aquí incluimos lo que ahora se enseñorean en la Cancillería- supuestamente creen en la democracia, en la conservación del medio ambiente, y ya no azuzan a meter palo a ciegas como antes. Digamos que se han modernizado. Por eso, en laepidermis, encandilados por la prensa (que es otro instrumento que les encanta controlar) los peruanos vieron a Popolizio y a de Zela como una especie de héroes latinoamericanos luchando por la presencia y la imagen del Perú como líder del Grupo de Lima, contra el dictador Maduro de Venezuela. 

 Cuando lo que querían no era sino atornillarse y legitimarse en el poder torretaglino para saquearlo mejor, y para ganarse el favor de los Estados Unidos. en un vano intento de colocar a uno de ellos (el embajador de Zela) en el soñado puesto de Secretario General de la OEA. 

Popolizio: digno representante de los grupos privilegiados.

INCONDICIONALES 

 No en la epidermis, sino en el interior, ello implicó el montaje (al más puro estilo de la década de 1990) de una red de incondicionales totales, constituida por jóvenes embajadores nombrados a puestos claves. Fue el caso de Roberto Rodríguez Arnillas en Canadá, Javier Yépez en Brasil, Peter Camino en la Argentina y de José Boza primero en la OEA y después en Bolivia. A ellos hay que añadir embajadores más antiguos, como Eric Anderson, actualmente acusado de hostilizar de manera cobarde a la Ministra Consejera Marcela Andía, de nuestra embajada en Viena. 

 Como el reptil que muda de piel, al círculo de Popolizio se han incorporado otros dos mini círculos: el de los ex cancilleres Meza Cuadra y López (este último ostenta también un récord de tres meses en el cargo además de una res nullius de logros). 

 Estos trepadores y sus ayudantes han sido bien recibidos como “sangre nueva”. Allí está, como ejemplo, el último proceso de ascensos, donde al menos cuatro de ellos, llegaron a ascender a embajadores con el mayor desparpajo. Claramente promovidos por el actual círculo en el poder. Este, pues, es el contexto en el que tanto Deza como Astete dieron sus respectivos “saltos triples” como cancilleres. Solo que una cayó en un charco sucio, y la otra salió ilesa. 

La argolla tiene confianza en Astete. Sin duda es muy inteligente y trabajadora. Pero varios la sindican como operadora de la vieja mafia que tramitó el infame “cese” de 1992, como secretaria de actas de la reunión en la que se tomaron tales decisiones, 

CLAMOR

 La actual Canciller trabajó, en este entonces, con Beatriz Ramacciotti, Representante ante la OEA. Era amiga de un fujimorista connotado, Victor Joy Way, que fue a parar a la cárcel, con ocho años de prisión, por diversos delitos contra el patrimonio que cometió. Han pasado los años y ahora este político está libre. 

 Por otro lado, Astete tiene orígenes provincianos de raíz andina. No en vano se la ha visto bailando, debidamente ataviada con colores característicos, en la Fiesta de la Virgen de la Candelaria de su natal Puno. Ello habla muy bien de ella, siendo consecuente con su origen. Mientras tanto Torre Tagle cruje, Torre Tagle hay que cambiarlo por completo. Clamor de la ciudadanía. (El Observador Diplomático)

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