La tremenda corrupción, ocurrida hace algunos años en los países de América Latina, tiene características similares en lo que se refiere a su desarrollo y expansión. El principal protagonista es, casi siempre, el Presidente de la República. Lo acompañan sus familiares, los amigos más cercanos. En ese entorno íntimo, nunca falta actuando, una selecta elite de empresarios y banqueros de mucho poder económico que aunque no roba participa directa o indirectamente, en los actos ilícitos que tanto daño hacen.
Eso es, precisamente, lo que ocurrió en México durante la nefasta época de Carlos Salinas de Gortari. Allí él dejó robar a su grupo incluido a su hermano Raúl, quien se birló cerca de 700 millones de dólares. Varios empresarios de nota avalaron “las mordidas” de los políticos inescrupulosos que detentaron el poder con la camiseta del desprestigiado Partido Revolucionario Institucional (PRI), durante décadas de décadas hasta que llegó Fox y los defenestró, por la fuerza del voto popular que lo eligió.
Idéntica situación se presentó en la Argentina con Carlos Saúl Menem otrora seguidor del líder de los descamisados argentinos Juan Domingo Perón, quien tras una impecable carrera política de gobernador y parlamentario, llegó a la Presidencia de la Republica y su tarea principal fue saquear el estado, con la mirada cómplice de los hombres de negocios y la intervención de instituciones bancarias tanto nacionales como extranjeras. Por eso es que en ambos países estuvieron implicados en los tremendos escándalos empresas de mucho prestigio, como la transnacional norteamericana IBM y el mismísimo First Nacional City Bank.
Carlos Saúl Menem: para muchos, saqueó a su país.
El Perú no fue una excepción en la nefasta época de los gobiernos consecutivos de Fujimori que duraron diez largos años con el Rasputín Montesinos, afianzado en el poder. Ellos se robaron la astronómica suma, según los analistas más ponderados, de 1,000 millones de dólares, sin dejar de lado que el ciudadano que escondía su nacionalidad japonesa para blindarse de un posible castigo fugó del país, llegó a un congreso internacional y renunció cobardemente a la distancia.
El país quedó sumido en tremenda crisis social, política y económica. Después ocurrió la ida al Japón, el retorno a Chile y la extradición al Perú. Actualmente, el japonés está en prisión con una pena de 25 años en su contra por infinidad de delitos, inclusive los de lesa humanidad.
Aquí también la constante de la corrupción fue la misma. Los empresarios y banqueros participaron en el despelote. Entre los principales actores, evidentemente, está Dionisio Romero Seminario. El principal dueño de la más grande institución financiera del país: el Banco de Crédito del Perú, entre muchos otros negocios. Hoy retirado en sus cuarteles de invierno, habiéndole dado la posta a su hijo, Dionisio Romero Paoletti.
Romero Seminario pertenece a una estirpe familiar aristócrata de agricultores y comerciantes que a punta de trabajo consiguieron expectantes situaciones económicas en su tierra natal: la bella y calida Piura, ciudad y emprendedora ubicada a unos 1200 kilómetros de Lima, cerca de la frontera con el Ecuador.
Allí el padre de Dionisio, el español don Calixto Romero, desde los años 20, se afincó en ese lugar, procedente de España y se dedicó a las actividades de la agricultura y el comercio. Fue un latifundista que labró con tesón la tierra y posteriormente se dedicó a fortalecer su casa comercial donde se vendían abarrotes, aceites y artículos de pan llevar. El español afianzó su situación social y económica con un buen matrimonio, pues joven aún se casó con una dama de la sociedad piurana de apellido rimbombante para la zona, Seminario.
Dionisio Romero Seminario: pactó con Montesinos.
Los Romero perdieron las tierras en la nefasta época de Velasco, pero ya habían diversificado sus actividades. Inclusive se habían vuelto industriales textiles y reforzando aún más el rubro de los alimentos. La primera actividad con empresas como Textil Piura, que sacó innumerables préstamos de parte de las entidades financieras allá por los años 70 y 80. Mientras que en la segunda se convierten en los líderes con Alicorp, hoy la número uno en la industria alimentaria.
¿Qué faltaba para cerrar el círculo? La compra del Banco de Crédito del Perú, el principal del país, que le de a todas las empresas económicas el empuje necesario de dinero a bajos costos. Así se hizo y se trabajó como grupo económico fuerte, compacto. Dionisio dio el salto, a finales de los 70, sacando de la conducción bancaria a varios empresarios.
Dionisio ya era un potentado. Se sentó, desde un principio, como Presidente del Directorio y trajo a su numerosa familia a los puestos claves. Los Onrubia allí estaban hasta en las peores épocas cuando un grupo terrorista, el MRTA, raptó a uno de sus familiares y lo tuvo aprisionado con vida, meses de meses, en un container de exportación. Los Woodman íntimos y parientes lejanos. Es más, el grupo contrató a los mejores tecnócratas del medio. Con todo este conglomerado, la institución se convirtió en el principal banco del país.
El grupo Romero reemplazó nada más y nada menos que a la familia Prado. Dionisio fue el Mariano Ignacio Prado de los años 40 50 y 60 del siglo pasado. A ambos en sus épocas de esplendor máximo, los consideraron como los principales contribuyentes y los hombres más ricos del país.
A Dionisio nunca le gustó participar en la vida política. Pasaba siempre desapercibido. Modesto, tranquilo, amante de su tierra natal. Pero en el Gobierno de Fujimori cambió por completo. Se juntó con el poder oculto. Con la mafia, representada por Vladimiro Montesinos.
En los círculos políticos se conocía y rumoreaba que Romero era amigo de Vladimiro. No sólo eso, sino que asistía cotidianamente a las reuniones del SIN. Le hacía, por lo bajo, favores a Montesinos. Es que para muchos los banqueros tienen una psicología especial. Su función principal es captar dinero. Eso es lo que hacen, no interesándole cuál es el origen. Dentro de este original pensamiento, quienes se preocupan de eso son los abogados que para ellos siempre complican todo.
Por eso, los Wiese en su banco le tenían guardada la plata a Montesinos. Allí estuvieron, durante mucho tiempo, una parte del dinero hurtado al erario nacional. La cosa se complicó cuando la Comisión Waisman, en sus investigaciones parlamentarias del 2001, comprobó que en el Banco de Crédito también había cuentas del “Doc”, por un monto que superaba los 2 millones de dólares. Evidentemente que el grueso de la fortuna mal habida estaba fuera del país, en los famosos “paraísos financieros” de distintos países y continentes, conforme se supo posteriormente.
Lo cierto es que el buen Dionisio si que dialogaba con Montesinos. Lo muestran, en plena acción, varios videos. Que salieron a la luz, posteriormente. Definitivamente, el Doc, lo utilizó al banquero. En efecto, una vez lo llamó para hacer un operativo comunicativo y generar noticias para impactar ante la opinión publica. El empresario, del perfil bajo, no tuvo ningún empacho y salió para hablar públicamente a favor de la reelección de Fujimori como una necesidad. Las primeras planas de los medios escritos y los noticieros de la radio y la televisión, no se cansaron en repetir que había que votar por Fujimori. Lo dijo el principal empresario del país. Golazo psicosocial.
Montesinos y Fujimori: par de sinvergüenzas
¿Por qué hizo eso Romero? ¡Cual era el otro yo del doctor Merengue? Evidentemente para sacar algo conveniente. Y la tajada estaba en la principal empresa pesquera de este país en aquel tiempo, Hayduk, cuyos propietarios eran los empresarios Luka Baraka y Eudocio Martínez.
El primero, ciudadano croata. El segundo, originario de la sierra de la Libertad, convertidos en los magnates de la pesca desde los años 85, quienes a punta de trabajo y sacrificio se hicieron de abajo hacia arriba. Hoy están ambos en proceso de separarse de la conjunta vida de negocios de tantos años. Lourdes Flores Nano defiende a los Baraka y Gonzalo de las Casas a los Martínez.
Resulta que, en una operación de comercio de harina de pescado, Hayduk contactó con unos empresarios colombianos que presentaron papeles en regla, cuentas bancarias expectantes y respaldo financiero. Ellos querían comprar un lote de harina de pescado. El negocio se hizo. Primero se realizaría una exportación FOB que consistía en dejar el producto en un puerto colombiano. Los compradores decidieron, al final, otra forma. Que lo que comprasen, la empresa lo dejase en un puerto peruano y ellos se encargaban de llevarlo a su país. Así se hizo. En Huacho. Pero en el cargamento, manos desconocidas pusieron paquetes de cocaína, valorizados en unos 65 millones de dólares.
Los empresarios colombianos no eran eso, sino narcotraficantes. Formaban parte de una banda internacional, conocida en el mundo del hampa, como “Los Viejitos”. Cayeron en manos de la policía, después de que los dueños de Hayduk y los agentes de aduana, denunciaron el delito. “Los viejitos” fueron juzgados y condenados. Era el año 1992. Allí quedó el asunto por un buen tiempo.
Hasta que los ojos siniestros de Montesinos miraron el expediente y exclamó a sus cómplices: “acá tenemos un magnifico negocio”. Metamos a los Martínez y los Baraka en la colada. Pedimos primero 50 mil dólares. Y después, más y más. Los contactos se hicieron. Intervinieron abogados inescrupulosos como Edgar Chirinos, Javier Corrochano y otros delincuentes. Los pesqueros se pusieron en sus trece y dijeron nones a la extorsión.
Javier Corochano: amigo del "Doc"
Entonces, Montesinos les soltó a los perros del Poder Judicial en pleno, capitaneados por su mastín Alejandro Rodríguez Medrano Y de la noche a la mañana, los Baraka y los Martínez pasaron de denunciantes, a acusados. Llana y sencillamente, traficantes de cocaína y, para variar, lavadores de dinero ilícito hecho que también es penado por la ley.
No hay pago de extorsión, si hay castigo. Muchos de ellos fueron hasta a la cárcel. Inclusive las hermanas Martínez, hijas de Eudosio, que nada tenían que ver en el asunto. Montesinos actuaba con todo. Los juicios penales contra los Baraka y los miembros de la otra familia prosiguieron durante muchos años y hasta hace poco. Pero, felizmente, todos salieron absueltos. Como tenía que ser.
Por el asunto de las Martínez se armó un lío tremendo, desde el punto de vista político. Montesinos estuvo a punto de caer. En efecto, ellas recibieron apoyo de la hija del Presidente Fujimori, Keiko Sofía, quien a partir de ese momento se convirtió en la enemiga acérrima del “Doc” No obstante, de que el truhán era apoyado por su padre. A las víctimas se les logró conseguir el derecho de gracia y salieron libres, como debieron estar siempre. Mucho se comentó, en diferentes círculos bien informados, que aquí actuaron a favor de ellas tanto el Cardenal del Perú, Monseñor Juan Luis Cipriani, como el entonces Obispo de Chimbote, Luis Bambarén Gastelumendi.
Por todo esto lo que ocurría Romero estaba muy preocupado. Tenía que estarlo. Hayduk era la principal acreedora del Banco con préstamos que superaban los mil millones de dólares. Si caía la empresa, caía el banco. ¿Qué se hace? Se recurre al viejo amigo. No importa que sea un delincuente.
Entonces Romero fue a buscar a Montesinos y trató el problema de fondo. No sólo eso, le pidió garantías para que la empresa no cayese. Montesinos da la salida Lanza una intervención judicial a Hayduk, nombrando a un grupo de interventores financieros. ¿Quién dio el nombre de los auditores? Dionisio Romero. Favor con favor se paga.
Lo cierto es que a la fecha Hayduk es una empresa floreciente que ocupa los primeros lugares en esta actividad extractiva, no obstante de que los socios se estén separando para proseguir cada uno por su cuenta. El hecho primordial es que es una de las principales exportadoras de harina de pescado del país.
¿Que quedó de todo esto? Juicios en la vía penal a Romero por sus relaciones con Montesinos hasta que todo terminó, sin ninguna condena de por medio El prestigio por los suelos si, Pero nada más. Negocios son negocios. Con quien se haga, no importa. Si hay ganancias aunque alquile el avión de su propiedad, para llevar a Montesinos huido a Panamá. En fin, había que cumplir con el amigo en aprietos. Si intervinieron en ello el Presidente de la República, los Ministros de Estado, la Embajada de Estados Unidos y hasta la Organización de Estados Americanos. ¿Por qué no Romero, uno de los millonarios de este país?
viernes, 9 de julio de 2010
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No olviden las acciones de Salinas de Gortari, Menen y Fujimori Ellos deben ser declarados enemigos de América Latina por todo lo que hicieron.
ResponderEliminarCon forme salimos a las calles a gritar para que saliera de la carsel ahora vamos a salir para que nos pague lo que nos a robado a los pescadores estamos coordinando ir a lima para si a dar a saver al gobierno peruano que nos un reintegre del 2007 al 2010 en el precio de la tonelada de anchoveta.Es el desconcierto de los pescadores de Consorcio Pesquero Hayduk.
ResponderEliminarHayduk unas de las de las empresa floreciente ocupa unos de los primeros lugares en esta actividad extractiva.....Dígame usted ¿Por qué no cumple con el reintegro que nos aqueja des los años 2007,2008,2009 y 2010 ?...Con el precio de tonelada de anchoveta y somos marginando por Don Eudocio Martines Torre a los pescadores de Hayduk.
ResponderEliminarPor lo tanto hicimos una manifestación el día 13 y 14 del mes de julio del 2010 y no llegando a ningún dialogo con los pescadores de Hayduk y somos los pescadores menos pagados de todas las empresas a nivel Nacional.
Hayduk, una empresa que explota a los Pescadores indiscriminadamente, pagandoles $1.80 la tonelada de anchoveta a los pescadores, debiendoles en realidad a pagar $5.60 la tonelada.
ResponderEliminarTamos coordinando para ir a la oficina de Hayduk en Lima(San Isidro)para que así nos escuche nuestra vos de protesta, ya que somos 2 mil pescadores que sufren estas circunstancias y nos movilizaremos para que nos puedan pagar al precio justo.
ResponderEliminarEn este continente de "Banana Republics" mientras la mentalidad de nuestros gobernantes y poder judicial no cambie y piense la mayoria de ellos, que ocupar un cargo o el poder es tan solo llenerse los bolsillos, seremos y continuaremos siendo Paise del Tercer Mundo, a pesar de tener un crecimiento promedio de 6.5%. Creceremos como "crece la bestia" como muy acertadamente lo dice Berkemeyer un su columna.
ResponderEliminarpesquera hayduk preparate q ya te caemos a lima y vamos hacer ver al mundo entero lo explotadores q son y vamos aver quien te compra tu harina de pescado paganos sinverguenzas y reconoce el 22.4
ResponderEliminarBueno , hay un error , si bien la imagen de Dionisio Romero es similar a la de Mariano Prado Heudebert , es decir es el empresario más poderoso de país , lo cierto es que Romero , a diferencia de Prado no es el más rico del Perú , ni en principal contrubuyente. Los más ricos son los Brescia (unos $7.000 millones ) , los Benavides ( 6.000 millones ) , Hochschild (2.600) y Romero( 2.400) . La razón fundamental es que no está en minería que es la que da más plata y que su participación en Credicorp es de apenas el 16% . Eso si , es el más poderoso.
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