Dos individuos, dos personalidades y un mismísimo fin: el mal. Con todas sus expresiónes, con todas sus consecuencias. Uno era de Rusia, el otro del Perú. El primero, el precursor, actuó allá en el lejano Imperio Zarista que sucumbió hace más de 90 años. El segundo, el émulo, quien se desenvolvió políticamente en el Perú corrupto de Fujimori. A fines de la última década del siglo pasado, hasta el primer año de este milenio.
Cuando se desmoronaba el imperio para caer finalmente en manos del comunismo, el vil personaje de Europa se caracterizó por su truculencia innata, la picardía lindante en degradación y en la mismísima degeneración con el consiguiente caos moral que trajo abajo a todo un pueblo, dirigido por una monarquía mediocre e ignorante.
Rasputín: un personaje siniestro y malvado
El personajillo de América del Sur actuó de similar forma en este país lejanísimo a la Rusia europea, con el poder desenvainado y aliado a uniformados inescrupulosos de la Fuerza Armada durante 10 largos años, entre 1990 y el 2000.
CORRUPTOS
Hizo realmente lo que quiso y compró conciencias de una gran parte del conglomerado social: la del propio Presidente de la República, ministros, militares, empresarios, políticos, jueces, parlamentarios, autoridades, dueños de medios de comunicación e infinidad de gentes de mala entraña. Todos, corruptos como él.
Aún más grave: dominó enteramente y para provecho personal y su corte de adherentes el Poder Judicial, abusó, reabusó de la conciencia de los peruanos y se birló nada menos, según cálculos conservadores, la astronómica suma de 800 millones de dólares.
Uno se llamó Gregorio Efimotvich Rasputin y fue asesinado a mansalva, habiéndolo violado y cortado salvajemente el pene de cuya longitud de 35 centímetros se vanagloriaba con supina ignorancia y entera corrupción. Como varón efectivo en las consuetudinarias orgías que organizaba, en diferentes casas de placer, formadas por el mismo para fines protervos. Allí no había sexos definidos, no había moral, no existía ningún principio.
El otro, Vladimiro Montesinos Torres. Dos raros personajes que además vivieron en épocas distintas. Pero como se parecen. Ejemplos y males que nos da la historia y que definitivamente hay que combatir. Sus vidas, no sirven para nada.
Rasputín era un monje ruso nacido en Pokrovskoé (gobierno de Tobolsk) en 1872 y muerto en San Petersburgo en 1916. Uno de los personajes que más influyó en la corte rusa durante los últimos años del gobierno del Zar Nicolás II.
El demonio, a la derecha, con los que lo seguían
PRESOS
Montesinos es un truhán y delincuente que vino al mundo en la bella ciudad de Arequipa en 1945 del seno de una familia aristocrática venida a menos con bríos intelectuales y políticos, quien actualmente permanece preso en una cárcel que paradójicamente el mismo diseñó para combatir el terrorismo, en la Base Naval del Callao donde, si la justicia es efectiva, terminará sus días como un delincuente del montón.
Fue lugarteniente de uno de los presidentes más desprestigiados que ha tenido la historia del Perú: Alberto Fujimori Fujimori, quien también se guardó en sus arcas personales otros 800 millones de dólares, salió del país y cual traidor renunció vía fax, recorriendo el camino propio de un cobarde. Ahora también esta preso con una condena de 25 años.
Rasputín era hijo de un pobre mujik de Liberia y pasó tanto su infancia como su juventud sin recibir educación ni aprender como provecho oficio alguno, pues sus vicios y su pereza lo hacían poco apto para cualquier profesión. No obstante, en algún tiempo, fue jardinero y después cochero.
A los diecinueve años se casó con Proskovia Fiódorovna, de la que tuvo varios hijos, aunque tras un corto periodo abandonó a su familia para viajar por Grecia y Jerusalén. En esta peregrinación, Rasputín vivió de las donaciones de los campesinos que encontraba a su paso. Se le consideraba un místico y se le atribuía el poder de curar enfermedades y predecir el futuro.
MAGNETISMO
Era un hombre de mediana estatura, más bien de contextura delgada. Una poderosa fuerza emanaba de sus pupilas azules. Había cierto magnetismo personal que se neutralizaba por la suciedad que lo acompañaba en el cuerpo y en el grasiento pelo, unido por un moño tras la nuca.
Sin embargo, no se sabe cómo ni por qué muchas mujeres de todas las edades, caían rendidas a sus pies. El sexo, el dinero y la violencia se mezclaban por igual en una desordenada e incansable vida religiosa de impostor.
Cuenta la tradición que su primer contacto con la corte lo tuvo con el Príncipe Félix Yussopov. El noble sufría de depresión y nadie podía curarlo. Rasputín lo recibió en una audiencia especial. Lo mandó acostarse en un diván.
Colocó sus manos inmundas sobre la frente del noble ruso y fijó sus ojos magnéticos en los del visitante. Estaba aplicando una hipnosis rudimentaria que daba ciertos efectos. Pero para el paciente eso lo curaba porque sentía tranquilidad y la mente ligera. Pura coincidencia y creencia, aunque el malestar efectivamente lo superó definitivamente pero por otras razones que decididamente no quiso analizar. No hay peor ciego que el no quiere ver.
El Príncipe fue el vocero de Rasputín en la Corte. No se cansaba de pregonar sus supuestas cualidades. Esto hizo que otra integrante de la nobleza lo visitase, la Condesa Vera Shukovskaya con quien sostuvo una relación durante tiempo cargada de sexo y violencia. La Condesa sólo decía que este hombre la curaba…
Los nobles rusos con el impostor de barba larga
DISOLUTO
La Emperatriz Alexandra era la más ferviente admiradora de Rasputín, tras la salvación de su hijo. De allí para adelante se convirtió en una fanática de sus enseñanzas. El monje se trasladó a la Corte Imperial. Sus deseos eran órdenes. Se le reconocía el rango de Ministro, aún cuando carecía de ninguna denominación oficial.
En más de una circunstancia tuvo que mezclarse con él la justicia y mereció con razón el calificativo de disoluto. Algo después cambió hasta cierto punto de vida y se hizo monje del Monasterio de Verkhoturé, a pesar de estar casado y ser padre de dos niñas.
El superior de aquel convento le dio una carta de recomendación para el Arzobispo Teófanes, Rector de la Academia Eclesiástica de San Petersburgo. De ese modo, abandonó Rasputín La Liberia para establecerse en la capital rusa de aquel entonces, en donde se le tuvo por santo y por hombre dotado por los favores del cielo.
Algunos salones aristocráticos le abrieron sus puertas lo cual causó la extrañeza de las gentes, pues el monje se presentaba siempre con poco aseo y era además ignorante, no sabía leer ni escribir.
Pero su fama como exorcista y como médico de pasiones voluptuosas, explican sus éxitos en San Petersburgo. Era el llamado a socorrer a la mísera humanidad y el que andaba en busca de Dios, sin tener necesidad de lecturas místicas. A nombre del creador, enseñó una forma rudimentaria de paganismo.
SANTO
Pregonaba que podía hallarse al ser supremo, partiendo de un objeto inanimado cualquiera. Doctrina para él muy viable porque se prestaba a toda suerte de extravagancias. Además de prácticas hipnóticas y magnéticas, de las cuales se creía especialista.
Vladimiro Montesinos Torres juzgado en los tribunales
Teófanes lo presentó a los zares que manifestaron al principio cierta repugnancia en recibirlo, pues conocían su vida anterior. El prelado les aseguró que el hombre disoluto de antes, se había convertido en un verdadero santo.
A partir de ese momento llegó a ejercer una influencia decisiva sobre la emperatriz Alejandra Feodornovna y, por consiguiente, llegó a dominar al Zar Nicolás II. El amor entrañable que los soberanos profesaban a su hijo, el príncipe heredero, cuya salud era muy delicada y sufría de hemofilia, sirvió de base a la pujanza de Rasputín en las cortes. Lo cierto es que ellos se pusieron por completo a sus órdenes, con una creencia tonta en el don de los milagros.
Como hace notar M. V. Rodzianko, político y escritor Presidente de la Duma (especie de parlamento ruso), este laico analfabeto triunfante ante los obispos y los monjes se convierte en un ser todopoderoso en la Iglesia Ortodoxa. En 1911 se embarcó en Odessa para la Tierra Santa y en 1915 publicó la narración de su peregrinación con reflexiones sobre asuntos religiosos.
RUTINA
Rasputin, por su personalidad tan controvertida y por su inclinación a como de lugar hacia el poder, tuvo muchos enemigos. En julio de 1914, una mujer quiso matarlo, hiriéndole gravemente. Pero este atentado aumentó más aún su fama porque se dijo que no moría, por poderes sobrehumanos. Que tenía siete vidas. Todo lo que la ignorancia podía aceptar.
Al estallar poco después la primera guerra mundial, su poderío no tuvo límites y empleó su influencia en favorecer la política germánica en Rusia. Pero ya se había hecho de muchos enemigos.
La viuda de Alejandro II riñó con su nuera a causa de Rasputín y en una entrevista que tuvo con Nicolás II pidió el alejamiento del favorito. Aunque el Zar detestaba a Rasputín, aquella petición de la anciana emperatriz no fue atendida por razones que se desconocen. Más pudo la rutina y el temor a que el hijo del Zar enferme gravemente.
Tampoco causaron efecto las denuncias hechas en la Duma ante el Consejo del Imperio contra el susodicho. Fue entonces cuando se tramó el complot para asesinarlo. En efecto, el 30 de diciembre de 1916, los conjurados le dieron muerte al dirigirse al Palacio del Príncipe Yussopov. Su cadáver fue encontrado dos días después debajo de un puente. Acabó la hechicería.
Pero lo que si fue realidad es que todos estos hechos poco creíbles pero reales sirvieron directamente para el desprestigio y caída de la monarquía zarista y se dio paso a diferentes etapas históricas hasta llegar a la Revolución que encabezó triunfante, a partir de l917, Vladimir Illich Ulianov, Lenín.
El santón con los hijos de los zares.
MONTESINOS
Por su admiración a este personaje del marxismo internacional, Francisco Montesinos y Montesinos, al final de la segunda guerra mundial, muchos años después de la caída de Rasputin, le puso el nombre de Vladimiro a su hijo mayor.
Sin saber por supuesto que años después este hombre iba a dar que hablar en el Perú más que cualquiera. Primero como un militar del montón que apoya a la Revolución, trabajando como asistente de dos ministros: el Canciller y después Ministro de Guerra, General Edgardo Mercado Jarrín; y el de Agricultura, General Enrique Gallegos Venero.
Por aquel entonces se le atribuía conexiones con la CIA, la Central de Inteligencia Americana. Después, como abanderado del poder oculto y principal asesor del Presidente Fujimori.
Lo cierto es que a Mercado le robó documentos secretos del escritorio de su despacho ministerial. Siempre en el camino tenebroso y para muchos como un peligroso espía. Pero años después no había ninguna duda. Era un perfecto y vulgar ladrón. Un delincuente complicado con el narcotráfico, con una astucia y capacidad pocas veces vista.
Con su socio Fujimori impecablemente vestidos
MIRADOR
Los Montesinos en Arequipa estaban catalogados como extraños. El abuelo de Vladimiro, Guillermo, un amante empedernido de la música clásica, violonchelista y animador de una orquesta de cámara. Sobre el techo de su casa, ubicada en la calle San Juan de Dios de la blanca ciudad, mandó construir un elevado mirador de madera al que subía, a las 12 del día, para ejecutar largos solos con el instrumento musical.
Eso llamaba mucho la atención a la gente. Mas aún, cuando Guillermo, por afición, fotografiaba nubes del cielo arequipeño. Incluso tenía un asistente en estas raras lides. Los tíos carnales del truhán también fueron famosos. Uno de ellos Benito, Médico y fundador del Partido Comunista. Alfonso destacado abogado Senador de la Republica. Adela, poetisa y madre de dos políticos también de izquierda como ella, Guillermo Herrera Montesinos y Gustavo Espinoza, ellos sí de conducta intachable.
A su primo Sergio Cardenal Montesinos, le pidió compartir bufete profesional cuando estaba en situación económica dificultosa recién graduado de abogado. Años después cuando ya se asentó le clavó la puñalada, se peleó a muerte con él, lo mandó a la cárcel acusado de estafa y como si fuera poco inició una relación amorosa con Grace Riggs, la mujer del propio Cardenal con quien, posteriormente, tuvo una hija. La antítesis total de la consecuencia.
Su primo Sergio Cardenal: una víctima del truhán
FRACASOS
Grace fue una de sus tantas amantes que también era abogada, a quien hizo participe de sus fechorías regalándole grandes cantidades de dinero y dándole casos legales con suculentos honorarios, los mismos que eran vistos por el Poder Judicial que dominaba como quería. ¡Qué tal parejita!
Raro y mediocre este Francisco Montesinos y Montesinos, padre de Vladimiro y nacido en 1917. Era el menor de los hermanos, hijos de primos hermanos, y bueno para nada. Borrachín consuetudinario, desde muy joven. Un irresponsable de cuentas.
Fracaso tras fracaso y golpes duros. Su padre Guillermo murió cuando tenía siete años. Se enamoró de una mujer mayor que él con quien se casó, siendo menor de edad con un documento falsificado. Con ella tuvo un hijo. Su madre nunca aceptó la unión. Por las irregularidades, el matrimonio se anuló. Pancho bajo, cetrino, cejón, fue un descarriado.
El conoció a Elsa Torres que tenía su misma edad, a mediados de los 40. Era una muchacha de otro mundo social, nacida en la Punta de Bombón, al final del Valle de Tambo en Arequipa. Una mujer discreta, hacendosa, siempre empeñada en mantener limpios a los niños. Era casi una campesina arequipeña.
MILITAR
Vladimiro resultó el mayor de cinco hermanos, dos varones y tres mujeres. Su ultima hermana nació cuando el tenía siete años. Estudió la primaria en el Colegio Experimental de Arequipa. Los dos primeros años de la secundaria los hizo en el de la Independencia. Tercero y cuarto de media en el Militar Francisco Bolognesi. Montesinos pasó por estos lugares sin ninguna distinción, ni para bien ni para mal, en notas y conducta.
Pancho mostró una atención casi obsesiva hacia Vladimiro, al que tempranamente le señaló un destino: sería militar. Los dos años que pasó en el internado apenas alcanzó el rango de soldado, mientras sus compañeros llegaban a cabos o sargentos.
Como tantas familias de las provincias del Perú, los Montesinos se mudaron a Lima a mediados del siglo 20. A Pancho le había ido mal en su oficio de Escribano. Quería enmendar rumbos y seguir de cerca la educación de sus hijos, sobre todo la de Vladimiro en la Escuela Militar de Chorrillos.
El cadete Montesinos Torres no destacó, pero años tras año aprobó todos los cursos, entre 1961 y 1966. El capitán instructor de los primeros años lo recuerda como un muchacho endeble, pasivo, educado, pulcro, respetuoso, carente por completo de esa cualidad que a los militares les importa tanto, lo que ellos llaman “porte”. Al llegar al tercer año, eligió el arma de Artillería.
GRADUADO
Llevaba un libro en la mano permanentemente y casi sin discriminación leía novelas de aventuras, libros de historia, memorias. Su punto más débil probablemente era el ejercicio físico tan importante en la carrera militar. No había ni aptitud, ni voluntad. Se graduó en 1966 sin mayores brillos. Entre 14 artilleros, ocupó el octavo puesto.
Conversando con Abimael Guzmán.
Los primeros años como Alférez los pasó en el cuartel Arias Arajuez en Tingo, Arequipa. Precisamente en la tierra que nació y creció. Como oficial cumplió servicio y vivió en el cuartel.
Dispuso de no pocas horas al día para frecuentar a un grupo amplio de amigos, muchos de ellos conocidos de la infancia y la primera juventud. Se recuerdan almuerzos en casas de familia, fines de semana en Mollendo e innumerables mañanas y tardes en el Club Hípico de Arequipa.
En aquella época se inscribió en la Universidad de San Agustín para iniciar sus estudios de Derecho y en la Santa María para seguir Sociología, además de llevar cursos de Relaciones Públicas y Administración de Empresas. Había un hecho constante: siempre estaba con problemas de dinero. Nunca pudo organizar su economía.
ESTRATEGICO
En 1968, ascendió a Teniente y fue trasladado a Lima. Jamás, en los ocho años de carrera militar que registró, volvió a servir fuera de Lima. Tampoco tuvo mando, constante, ante la tropa. La única que dirigió fue en Tingo al ser jefe de una sección de 30 hombres. Trasladó su matricula a San Marcos y regresó a vivir bajo el mismo techo que su padre y sus hermanos, en una modesta casa del jirón Cañete en el centro antiguo de la capital.
Muy joven lo agarró el golpe militar de Velasco. Su acceso al General Mercado, uno de los hombres claves de la Revolución, Canciller de la República y posteriormente Primer Ministro, lo consiguió con sus peculiares estrategias. Lo fue a buscar a su casa de playa en Punta Hermosa. Lo esperó horas de horas.
Cuando lo ubicó, le entregó libros de actualidad como la estrategia geopolítica de Pinochet en Chile por quien Velasco sentía una enemistad instintiva. Hasta que logró ser su asistente.
En 1973 se casó con María Trinidad Becerra Ramírez, hija de un militar con quien tuvo dos hijas y un hogar constituido con todas las apariencias formales, aunque no existiera vida en común. Los padrinos de la boda fueron el General Mercado y su esposa Gladys Neumann. El día del matrimonio le cortaron una pierna a Velasco.
Al General Edgardo Mercado Jarrín logró engañarlo
SUICIDIO
En l975, su último año en el Ejército, Montesinos pasó a trabajar a órdenes del General Enrique Gallegos Venero. Por esta época ocurrió el suicidio de su padre. Vladimiro propagó el rumor de que había sido un asesinato. Pancho se quitó la vida en una habitación alquilada del sector de Balconcillo. No usó arma de fuego, ni soga sino alguna sustancia. Sus últimos años fueron tristes y desesperados. No había llegado a los 60 años.
Famosa y enfermiza fue la frase interrogativa que lanzó al ver el cadáver de su padre, de acuerdo a la versión de Francisco Loayza, al preguntarle a éste sin ninguna vacilación: “¿crees que lo que ha hecho este hijo de puta arruinará mi carrera?
La secreta identidad del espía va emergiendo en Montesinos. en realidad-muchos afirman- a eso se dedicaba desde la Escuela Militar y allí residía el núcleo de su verdadera personalidad. Pero jamás hizo el curso de Inteligencia.
La afición a hurgar y satisfacer su curiosidad fue iniciada desde muy joven. Por eso confeccionó libretas con información de los jefes militares, sus posibles ascensos, movimientos y viajes. La relación de sus compañeros con infinidad de datos incluido el nacimiento, nombre de sus padres, sus fortalezas y debilidades. Todo eso lo escribía.
VIAJE
Una vez, ya cuando era asistente de Mercado Jarrín, se perdieron varios documentos oficiales de importancia. La lista de ascensos del Ejército, instrucciones del general Velasco sobre estos movimientos, una nota protocolar firmada por Fidel Castro y una carta personal del Presidente de Colombia, López Michelsen para el Ministro. Antes que las cosas llegasen a más, Vladimiro le confesó, entre lágrimas, a su jefe que tenía los documentos. Fue perdonado La vida continuó sin novedad.
Hacía 1976 la caída de su superior Gallegos Venero afectó seriamente a Montesinos. A los oficiales de menor rango que estuvieron cerca de los antiguos jefes sacados, en pleno poder de Morales Bermúdez y cuando la revolución viraba hacia la derecha, los mandaban fuera de Lima. A Vladimiro lo asignaron al cuartel de El Algarrobo, en la semidesértica y caliente costa norte.
Precisamente por ese momento aparece el viaje a Estados Unidos que termina en la prisión. Este viaje duró apenas 16 días. Era inusual que una beca de este tipo se la dieran a un oficial de tan bajo rango.
Además se volvió a rumorear que Montesinos era agente de la Central de Inteligencia Americana (CIA). Se dijo inclusive que había vendido a ese país las características del armamento comprado por el Perú, en tiempos de Velasco, a la Unión Soviética.
Cínica sonrisa
PRESO
Todo se desploma para Montesinos cuando sus superiores del Ejército descubren el viaje. Fue el general Miguel Angel de la Flor, enviado a la Junta Interamericana de Defensa, el que supo que el capitán estaba por esos lares.
Inmediatamente llamó a la Embajada para averiguar. Allí tampoco se sabía. No se tardó mucho en averiguar que asistía a una conferencia de la Fundación Rand, actividad que se vinculaba directamente con la CIA.
El avión que lo trasladaba de regreso a Lima aterrizó, en el aeropuerto Jorge Chávez del Callao, el 24 de setiembre de 1976, a las 11 de la mañana. Vladimiro fue arrestado en ese momento. Permaneció en prisión durante más de un año. Su suerte estuvo suspendida de un hilo. Tendría que encarar la perspectiva de una condena de muchos años e inclusive el fusilamiento.
La corte militar deliberó si incluir o no el cargo de traición a la patria en el juicio inminente. Pero acá hubo presiones. Se dice, aunque nunca se aceptó públicamente, de la Embajada de Estados Unidos y del propio Cardenal del Perú Monseñor Juan Landázuri, con una gestión clemente y cristiana pero también animada por remotos vínculos familiares.
Como era previsible, la Corte decidió no incluir la acusación por traición a la patria y de inmediato procedió a realizar el juicio sumario por abandono de puesto y falsedad. La sentencia fue de 4 años de prisión pero al apelar se redujo a dos. Montesinos pasó encerrado en la prisión del cuartel militar de Pueblo Libre.
ABOGADO
Fue un encarcelamiento de l5 meses. Salió libre en 1978. Comenzó por hacer de taxista durante un corto tiempo. El asunto del dinero era abrumador. El primer escalón que enfrentó fue el graduarse de abogado. Habían pasado 11años desde que comenzaron sus estudios. En seis meses se convirtió en abogado.
Ingresó a trabajar en el estudio de su primo, el defensor en el juicio militar, Sergio Cardenal Montesinos. Se trataba casi de un favor al familiar caído. Un frágil tabique de madera dividió provisionalmente la oficina en el séptimo piso de un edificio ubicado en la esquina de Paseo de la Republica con la Avenida Grau. En adelante, siempre tendría su estudio allí.
Convirtió los atestados tribunales del Callao en su sede constante de trabajo, especializándose en juicios de contrabando y pequeños casos de narcotráfico. Rápidamente comenzó a orientarse en la jungla judicial, a conocer nombres y debilidades de los jueces, a frecuentar fiscales y hacerse amigo de los miembros de la mafia en general.
Su carrera iba en ascenso y no le interesaba como. Uno de los casos importantes que agarró fue el del narcotraficante Evaristo Porras Ardiles, gran representante del Cártel de Cali.
Este es el famoso narcotraficante Evaristo Porras Ardiles.
PROGRESA
La caída de este delincuente ocurrió de un momento a otro cuando ni siquiera tenía los fondos disponibles para encarar la situación. Montesinos asumió su defensa, lo puso en un hospital y lo ayudó a escapar, tras sobornar a medio mundo entre jueces, policías y personal de salud.
Poco después recibió una invitación de Porras que lo aguardaba en Italia. El delincuente lo recibió como a un amigo, le llenó los bolsillos de dinero en efectivo y le propuso que se paseara por Europa durante un mes. A su vuelta a Roma, lo estaría esperando con sus honorarios listos. Cumplió con todo. Vladimiro recibió una fortuna de pago que podía contarse por centenares de miles de dólares.
Al poco tiempo continuó ganando dinero proveniente del narcotráfico y asumió un estilo de vida diferente. Autos nuevos, almuerzos en restaurantes de lujo y ropa cara, como distintivo de esa nueva vida de ricos.
Vendió la casa modesta adquirida cuando se casó en un lugar popular y compró un departamento en el piso once de un edificio de lujo ubicado en San Isidro. Al llegar a los años 80, Montesinos era un abogado rico que había acumulado, por la mafia, su primer millón de dólares.
La coima era su principal arma. Quedaba un segundo recurso tan expeditivo como el anterior: desaparecer los atestados del juicio mediante la compra de secretarios o alguna sustracción nocturna, utilizando cualquiera de su infinidad de contactos en los juzgados.
ESCAPE
A principios de los ochenta, comenzó otra de sus actividades truculentas dando a conocer secretos militares en un diario de nombre “Kausachum” (“Viva”, en quechua) dirigido por el periodista velasquista Augusto Zimmermann Zavala, pariente lejano de Montesinos.
En una oportunidad, los documentos que se publicaron en el periódico los había conseguido Vladimiro. La bomba informativa tuvo efecto completo. Mientras que la polémica se generalizó.
El Comandante General del Ejército, General Pedro Richter Prada, cometió la torpeza de analizar los documentos y decir que eran fraguados. Precisamente lo que quería Montesinos para seguir porque las pruebas eran verdaderas y en ese sentido escribió, sin firmarlo, un artículo en la referida publicación.
Hasta que vino la reacción de los militares por todo lo que había hecho el truhán, un pelotón allanó su casa y procedieron a hacer un registro. Era la notificación del juicio militar que los generales le reabrieron intempestivamente, a pesar de haber sido expulsado del Ejército. La acusación, traición a la patria. No le quedaba otro camino que escapar. Se fue al Ecuador y luego a la Argentina.
En el primer país, según algunas versiones, la pasó mal. Fue perseguido y torturado por los militares. Según su propia versión, los militares ecuatorianos lo consideraban un “súper espía” y creían que el juicio por “traición a la patria” se convertía en una estratagema para “sembrarlo” en su territorio.
RETORNO
Para suerte de él, la policía ecuatoriana lo dejó partir rumbo a tierras gauchas. Muchos señalan que su salida la logró por tratos que tuvo con los ecuatorianos, a quienes les dio información secreta del Perú. Vaya a uno saber si ello fue cierto.
En Buenos Aires permaneció casi todo el año l984. Al principio pidió la condición de refugiado, pero luego se contentó con un carné de residencia. No tenía necesidad de trabajar. Sus ahorros le permitían llevar una vida holgada. Mientras tanto en Lima había presentado acciones de amparo y otras demandas a su favor. En esto lo había ayudado mucho Grace Riggs.
El juicio militar contra Montesinos, según opiniones de carácter legal, fue completamente irregular. El juicio se suspendió y Vladimiro pudo regresar a Lima los primeros días de 1985. Comenzaron otra vez sus andanzas de abogado de narcotraficantes.
En esta oportunidad, en un caso grande de drogas donde estaban involucrados varios generales de la policía. Se le bautizó como “Villa Coca”. Montesinos luchó por ser el abogado y lo consiguió sin figurar por dos razones de peso: había mucho dinero de por medio, lo que garantizaba magníficos honorarios que los concretó; y la oportunidad, lo acercaba a círculos militares para volver a tener-con fines perversos-magníficas relaciones.
Quiso cambiar de facciones con la barba.
CONTACTOS
El método lo perfeccionó cuando defendió, por las mismas razones, a un general del Ejército acusado de violar los derechos humanos. Los hechos ocurrieron en Cayara. Allí los terroristas mataron a cuatro soldados. Como reacción, tropas militares ingresaron al pueblo y mataron a 28 campesinos. En los meses siguientes, uno a uno los cinco testigos murieron en circunstancias nunca esclarecidas. La impunidad ganó otra vez.
A Montesinos si que le sirvió lo de Cayara al conseguir volver a tener contactos con el Ejército que cerraban filas frente a la horrible masacre. Quedó abolida, en la práctica, la prohibición estricta de su paso a los cuarteles con cartelones que llevaba su foto. La puerta que se le abrió resultó aún más efectiva, posteriormente.
Por esa época, Vladimiro tenía más plata, influencias y camaraderías con muchos amigos entre los generales y algunas civiles como el Fiscal de la Nación, Hugo Denegri. Además había dado otro gran paso: ingresar al Servicio de Inteligencia Nacional en un oscuro pero efectivo puesto. Se dice que desechó el sueldo. Lo único que exigió fue un carnet con su fotografía.
Uno o dos días por semana, se presentaba en las oficinas del SIN con una gran ruma de papeles. Eran los legajos de casos por terrorismo que su amigo Denegri le permitía revisar en busca de nombres. La década de los 80 estaba terminando.
La de los noventa, seria clave para el malhechor. Porque por esos años consigue como pocos poder político. Se convierte en el personaje clandestino mas importante del país y durante diez años
comienza a ser todo un magnate del robo. El poder oculto, el poder maligno.
El Fiscal amigo del Doc: Hugo Denegri
FUJIMORI
Todo empezó por su amistad con el sociólogo Francisco Loayza. A él le servia de chofer por su conexión directa de asesor de Fujimori. Montesinos, a como de lugar, quería llegar al futuro presidente. Sabía que allí estaba la llave del éxito.
La oportunidad se presentó por una denuncia por evasión de impuestos de unas casas que Fujimori y su esposa habían vendido, a nombre de una empresa semi informal. La noticia afectaba seriamente al candidato cuando precisamente estaba en ascenso en las encuestas. Necesitaban un personaje que arreglase el asunto. Loayza recomendó al felón.
Resolvió el problema rápidamente. A la tercera noche el candidato respiró aliviado. Su esposa llamó a Montesinos “el mejor abogado del mundo”. El doctor se dio cuenta de inmediato el distanciamiento conyugal existente. Era su olfato, lo que mejor tenía en muchas oportunidades para montar sus estratagemas.
El siguiente paso fue explotar al máximo sus conocimientos de seguridad. El candidato requiere estar resguardado para triunfar. Todo es posible en la dimensión del espionaje. A Fujimori se le erizó la piel, pero agradeció el aviso.
PODER
Inmediatamente se estableció un sistema de registro para ingresar a la vivienda, se habló de micrófonos del tamaño de un alfiler. Allí comenzó todo: la gran sociedad de Fujimori y Montesinos, con una duración de 10 largos años.
Por supuesto que Loayza fue dejado de lado. Le hacía sombra al “Doc” y lo más práctico era sacarlo de la lista de asesores. La intriga contra su amigo hizo efecto. Fujimori nunca más lo recibió.
En el corto plazo, Vladimiro pasó a actuar como un jefe de seguridad y comenzó a controlar uno de los accesos al poder. Encontró para sí, en los primeros días del gobierno, el cargo de asesor de la alta dirección del SIN. Esta vez iba a ser el verdadero jefe de la casa. Montesinos iba a Palacio todas las noches.
El Presidente y el Asesor tenían el mismo horario: dormían de tres de la tarde a siete de la noche y se reunían desde la media noche hasta las cuatro de la mañana. Ambos entendían la política como una guerra. Los micrófonos y las cámaras escondidas se multiplicaron como herramientas de trabajo, apenas menos comunes que los lapiceros.
Muy joven en una fiesta con uniforme militar, su pareja y amigos
El golpe de abril de 1992 que cerró el Parlamento y reformó el Poder Judicial dio como ganador a Montesinos. A partir de esa fecha, su influencia aumentó considerablemente. El expulsado del Ejército, el que no podía entrar a los cuarteles porque estaba prohibido se convirtió en el asesor para su relación con el poder militar. Una especie de bisagra. Fue el operador político del Presidente con los jefes militares. Su dominio llegó a ser total entre los uniformados.
FILMACIONES
A lo largo de los 10 años, Montesinos perfeccionó sus actividades ilícitas. Primero se convirtió en el primer asesor de Fujimori. Luego aplicó medidas de inteligencia y se puso a filmar, filmar y filmar.
En l996, Vladimiro abrió nueva casa para él y su amante Jacqueline Beltrán. Por fuera, los murallones de ladrillo y el portón desteñido anticipaban una tosca instalación industrial. Adentro, aunque los acabados de ladrillo y cemento apenas se atenuaban, el lugar seguía engañando. En realidad no había un lote sino siete, que totalizaban 2,300 metros cuadrados, casi el 70 por ciento de la manzana.
Cinco casas que por fuera parecían completamente independientes, intercomunicadas por cuatro túneles subterráneos, puertas de acero y pasadizos secretos. Piscina temperada y techada con toldo eléctrico. Montesinos fue comprando las casas de uno en uno, con ofertas que los propietarios no podían rechazar.
DESTAPE
Era la persona más ocupada, famosa e invisible del país, pero su poderío acabo el jueves l4 de setiembre del 2000. Se había citado, a las 6 de la tarde, a una conferencia de prensa en el Hotel Bolívar. Comentarios sobre un acontecimiento inminente, pero no se decía específicamente de que se trataba Ni tampoco que se iba a revelar. Los organizadores: el Frente Independiente Moralizador (FIM), con Fernando Olivera Vega a la cabeza.
El Consejo de Ministros estaba citado para las 3.30 pm. Pasadas las 6 de la tarde, salió al público Olivera y la cinta comenzó a correr. En una sala de oficina con sofá y un sillón de cuero, una mesa de centro, lámparas y una pintura de tema marino en la pared. Eran los detalles de un soborno de l5 mil dólares a un congresista electo por la oposición, el regateo y el preciso instante que Montesinos se lleva la mano al bolsillo con los que cancela la operación.
Vladimiro estaba en su oficina rodeado de pantallas como siempre. Veía con atención con las manos entrecruzadas que movía pausadamente. Inmediatamente reunió a todos para ver quien lo había traicionado. No se registró una respuesta. Parece ser que el video se perdió días antes de viajar a Rusia con su amante Jacqueline Beltrán y Matilde Pinchi Pinchi.
MANIA
Mucho tiempo después se supo que esta última es quien lo entregó porque estaba harta de la corrupción de Montesinos. Al menos, eso es lo que declaró ante las autoridades judiciales Aquí prácticamente, para bien de todos, se acaba la dictadura de los 10 años de Fujimori y el poder de Montesinos.
Atrás quedaron los diez años de poder. Lo mismo que su malicia para convertirse en experto en asuntos de terrorismo y de narcotráfico. Cuando de lo primero nada sabía y otros militares con capacidad y experiencia, resolvían este tipo de problemas. Incluso tenía el cinismo de atribuirse el trabajo efectivo de capturar a Abimael Guzmán, uno de los más sanguinarios terroristas del país.
De lo segundo era evidentemente todo lo contrario: un abusivo y pícaro abogado de narcotraficantes, comprometido a fondo en estos delitos. Pero nadie quiso ver tan vergonzosa situación. Ni siquiera Fujimori que se la daba de astuto y desconfiado ¿Qué compartían? Sin duda, el dinero que robaron durante una larga década.
Con un militar, fajos de dinero y corrupción de por medio
Dejó para la posteridad miles de videos. Por esa manía de filmar todo, de corromper a quien se le acercaba .Las coimas se registraban día a día. Pero también filmaba al Presidente en Palacio de Gobierno. Y Fujimori lo hacia con los demás. Que dúo de truhanes.
Esas acciones eran, definitivamente, enfermizas. Como desviadas eran sus aficiones sexuales. Inclusive se habló de su inclinación homosexual. Que trató de conquistar al narcotraficante Demetrio Chávez Peñaherrera (a) Vaticano, a quien le agarró una pierna en una noche de licor y placer, en una casa ubicada en la inmensidad de la selva. Le había ido a cobrarle cupos para dejarlo traficar con cocaína.
PERVERSIONES
Montesinos mandaba a filmar las escenas de amor con su amante Jacqueline Beltrán. No solo eso, sino que a la guardia de seguridad la ponía volteada en los bordes de la piscina ubicada en la casa de Playa Arica. Mientras retozaba con la joven. Parece ser de que si alguno volteaba y cruzaba una mirada con él, allí estaba el placer.
Con Jacqueline le gustaba, además, hacer el amor acompañados de otras parejas. Por eso es que invitaron constantemente a unos artistas negros que hacían sexo en vivo en clubes nocturnos de Nueva York. En uno de los viajes, los vieron por primera vez. Luego los trajeron al Perú. Ni ellos se salvaron de ser filmados por órdenes del “Doc”.
Descubierto el video del soborno a Alberto Kouri vino, al poco tiempo, la huida a Panamá. Ningún país acogió al felón. Su estadía por allá, la famosa foto ataviado con el polo huachafo de intensos colores, leyendo. El retorno a suelo peruano. La salida clandestina con el velero Karisma. La captura en Venezuela donde se dice recibió ayuda del Presidente Chávez.
Llegó al Perú rumbo a la cárcel donde expía la infinidad de delitos que cometió. El poder acabó. Por el video del soborno. Desafortunado para él, magnífico para todos los peruanos por los efectos políticos que causó: la caída de un gobierno depredador y corrupto. Uno de los peores de la Historia del Perú. (Edgardo de Noriega)
Ingresé de casualidad a este blog y me encuentro con esta crónica de muchisima calidad, realmente. Que tales truhanes estos señores de Rasputín y Mointesinos. Las caracteristicas de ambos estan delineadas con amplitud y sobre todo con calidad. Fotografiados en palabras al máximo. Personajes detestables que hacen mal a la humanidad. Juan Gallardo Puertas
ResponderEliminarMontesinos es un hombre de la peor especie. Felizmente está en la cárcel. Ni que decir de Rasputín, el de la Rusia zarista. Una nota historica de importancia es ésta y merece destarse por todo lo que denuncia Alberto Gerardo
ResponderEliminarQue tal Montesinos
ResponderEliminarQue siga en la cárcel de por vida
Kelly Hernández
esto si me dio una mejor manera de pensar sobre la situación peruana , bueno como joven de 19 años seguiré investigando quien sabe si algún día puedo tomar el poder :V
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