Muchas facetas en la que destacó impecablemente como abogado, antropólogo político y diplomático. Pero una sola vocación: la de escritor en el que toma, muy en cuenta, los ritos propios profundamente arraigados en su país. Más aún en las tradiciones indígenas de las tierras de este continente, honrando definitivamente a America Latina.
Miguel Angel Asturias Rosales fue un poeta y novelista del realismo mágico que nació en Guatemala el 19 de octubre de 1899. Para los entendidos, la calidad de su prosa es enteramente destacable en la literatura castellana del siglo XX.
La afirmación tiene un respaldo contundente en vista de que tan distinguido intelectual ganó nada más y nada menos que el Premio Nobel de Literatura concedido en 1967. Un año antes, lo galardonaron con el Lenin de la Paz, por su obra de contenido fuertemente antiimperialista.
Asturias estudió Derecho en universidades de su país y Antropología en La Sorbona de Paris, ciudad en la que recibió la influencia del poeta surrealista francés André Breton. En 1942 fue elegido diputado en Guatemala y a partir de 1946, se desempeñó como Embajador en México, Argentina, El Salvador y Francia.
Miguel Angel Asturias
La muerte le sobrevino, tras una penosa enfermedad, en 1974, cuando se encontraba en Madrid, España. Pero sus restos reposan en el cementerio de Pere Lachaise en la capital francesa.
En su obra, casi siempre, el mito se hace presente. El primero de sus libros se llama “Leyendas de Guatemala" que, en buena cuenta, es una colección de cuentos mayas. Lo escribió en 1930.
EL SEÑOR PRESIDENTE
El más conocida y popular es “El señor Presidente”, aparecido en 1946, cuando retrata a un típico dictador latinoamericano. Aquí utiliza lo grotesco y la burla constante en la descripción de la brutalidad y la opresión social ejercidas en su país, por los gobiernos autoritarios de este tipo.
El retrato del dictador lo traza de una manera caricaturesca y esperpéntica, siguiendo una estructura regida por la lucha entre las fuerzas de la luz (el bien, el pueblo) y las fuerzas de las tinieblas (el mal, el dictador), según los ritos latinoamericanos.
Otro libro de denuncia que sacó a luz en 1949 es “Hombres de maíz”, donde nuevamente aparecen las voces y los rostros del oprobio y la injusticia para denunciar la explotación colonialista.
En esta obra, la luz está representada por los indígenas y las tinieblas por los hombres de maíz, los colonizadores que llegan a explotar las tierras de los campesinos en beneficio propio. Una hermandad armoniosa entre lo mítico-maravilloso con la dura realidad de la vida indígena.
Tapa de de su famoso libro.
En esta misma línea se encuentran otras dos de sus principales obras: “Mulata de tal” y "Tres de cuatro soles", donde da a conocer sus profundos conocimientos antropológicos sobre la cultura maya.
Los dioses mayas recuperan su lugar en el mundo contemporáneo y son brutalmente reemplazados por nuevas deidades traídas e impuestas por las distintas potencias imperiales. Hay una constante en estas obras, la defensa de los pobres y explotados.
Asturias después escribió novelas y relatos entre los que destacan “Viento fuerte” (1950), “El Papa verde” (1954) y “Los ojos de los enterrados” (1960). Otras de sus producciones son: “Mulata de tal”, aparecida en 1963; y Malandrón, seis años después. Su producción teatral es poco conocida y trata los mismos temas en "Chantaje" o "Dique Seco" de 1964.
Una de sus caricaturas.
El escritor ejerció el periodismo al fundar “El diario del aire”, primer radio periódico de Guatemala. Como poeta lírico ha dejado constancia de sus ricas posibilidades en variedad de momentos, algunos de temas íntimos, Otros vinculados al folklore y la política, con sugestiones de sorprendente fuerza imaginativa.
Multifacético autor literario que hay que recordarlo siempre por una sencilla razón: tiene valor innegable que persiste siempre y deja huella.
Soy lector infatigable de Asturias y realmente que se pasa. Una vida entregada a la literatura y a las causas democráticas. Lei El Señor Presidente hace muchos años y me impresionó realmente
ResponderEliminarLeí en mis años mozos El Señor Presidente. Aqui en el Perú se vivía la dictadura implacable de Odria que perseguía a apristas y comunistas. Yo era estudiante universitario.Ni aprista ni comunista. Demócrata al cien por ciento. Que bien me cayó el libro. Por su denuncia implacable. Por retratar a los dictadores como seres anormales. Posteriormente fui a Madrid y alli escuché una conferencia de Asturias. Impecable. Culto, claro, coherente. Un señor escritor
ResponderEliminarNunca hay que olvidar que Asturias es un símbolo para Guatemala y América Latina. Se entregó por completo en la denuncia de las dictaduras. Han hecho bien en recordarlo. Vale
ResponderEliminar