¡Cuidado con las obras de arte falsificadas! En Lima y en todo el mundo empiezan a proliferar los falsarios que logran vender cuadros sin méritos por valor de millones de dólares. Sin exageración, esta es una realidad y por eso museos, galerías y coleccionistas están sobresaltados por este tráfico ilícito.
En nuestra capital ocurre algo inaudito: en tiendas céntricas muy conocidas se venden cuadros burdamente adulterados, atribuyéndoles gran valor artístico, atribuyéndoles gran valor artístico y vendiéndolos en ingentes cantidades de dinero.
Casi siempre, los falsificadores usan tres técnicas diferentes: la simple copia, la atribución de la obra de un desconocido a un maestro famoso, la imitación de los temas y el estilo del artista inspirándose en una o más obras.
Estas últimas, indudablemente, son las más difíciles de descubrir, sobre todo cuando el cuadro s le atribuye a un contemporáneo. Específicamente, ello ha ocurrido con cuadros de Van Gogh. Entre ellos El Hombre con el Sombrero de Paja que fue adulterado, juntando tres telas auténticas del talentoso autor.
Hace poco un coleccionista norteamericano fue estafado al comprar cuatro cuadros que se atribuían a Renoir, Monet, Picasso y Signac. Las pinturas iban acompañadas de un certificado también falso.
LA ESTATUILLA
Tal ha sido la audacia de los traficantes de la cultura que en el Museo Metropolitano de Nueva York lograron introducir una estatuilla de bronce con una supuesta antigüedad de dos mil años cuando en realidad provenía de falsificadores de hace 60 años.
Una noticia que también se ha registrado últimamente da cuenta de que un estafador parisiense vendió obras falsas a un magnate tejano por medio millón de dólares en un acto de audacia que, felizmente, fue descubierto.
Lo más difícil para un adulterador es darle la rajadura que todo cuadro aantiguo posee. Sin embargo, ello se consigue exponiendo al sol las pinturas, usando dos barnices que se secan en tiempos diversos y empleando una aguja.
En lo que se refiere al Perú, los estafadores se han especializado sobre todo en obras de Baca Flor, Merino, Servulo Gutiérrez y los cuadros coloniales que casi siempre son de autores anónimos.
El método que usan va desde la firma apócrifa que está bastante bien imitada hasta la atribución falsa, aplicando una serie de cambios. Sin embargo, para tranquilidad de los amantes del arte, es muy difícil imitar a los grandes maestros, sobre todo por su estilo que es único. Rembrandt, por ejemplo, es difícil de copiarlo. Hay eso si obras de grandes maestros que no contienen signos distintivos tan evidentes por lo que son fáciles de falsificarlas.
A LA DEFENSIVA
Frente a todos estos procedimientos falsarios, el arte se ha tenido que poner a la defensiva para verificar la autenticidad de una obra. Se han combinado el estudio del estilo con los avances de la Física y de la Química.
Mediante estos procedimientos científicos, la obra de arte se convierte en un espécimen del mundo natural y se descubren detalles que de otro modo quedarían invisibles: la pincelada del pintor, la edad de la tela, la composición química de los colores.
Todo esto se hace con la ayuda de los rayos X, lámparas monocromáticas al sodio, macro y micro fotografía, luz infrarroja y luz ultravioleta entre otros métodos que ayudan notablemente y con mucha precisión. Los resultados tienen que ser interpretados por un entendido. De ahí que este no es un acto mecánico, sino la combinación del estudio del estilo con los procedimientos químicos.
Las únicas obras que no han podido ser conocidas en su profundidad son las de Leonardo da Vinci, debido a que su materia pictórica se resiste a los rayos X. Además el peso atómico de sus colores es tan bajo que al aplicarse dicha técnica sólo se logran imágenes muy borrosas.
Para los entendidos, no hay obras falsificadas perfectas porque se trata de copiar el estilo. Esto es imposible. El estilo surge como una cosa inconciente en el mundo formal de la obra.. Obviamente que existen falsificaciones pero tarde o temprano son descubiertas. Se puede engañar por una época, pero no toda la vida.
Ejemplo de esto es lo que paso con el imitador Fernegn. Logró por más de 20 años montar un engaño a base de una obra y el cuadro pasó como del pintor Vermeer, hasta que un crítico se dio cuenta que era una simple y vulgar copia.
En Bruselas, una tabla de San Jerónimo atribuida al pintor flamenco Van Eick pasaba como una de las reliquias de un conocido museo. Sometida a un examen para probar su autenticidad dio resultados negativos. La obra era falsa.
Hace unos cuarenta años o más se descubrieron mistificaciones en muestras de oro precolombino. Después de revisarlas minuciosamente se dieron cuenta que la patina que se forma en toda obra antigua, estaba hecha de goma arábiga.
Otro caso muy curioso fue el que se descubrió con un cuadro colonial en que lo único falso era la firma. La obra en si era de gran valor. En el Perú, a Baca Flor es el que mas falsifican. Siempre le ponen su firma o juntan telas antiguas y pintan sobre ellas.
La labor de los técnicos especializados es una necesidad para acabar con las falsificaciones y el mercado que efectivamente existe cuyas actividades ilícitas por el bien del arte y la historia de todas maneras debe terminar.
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