Por mucho tiempo, el más francés
de los peruanos y, al mismo tiempo, el más terco y eminente peruano entre los franceses. Una y
otra posición a la vez. Como contundente realidad y expresión genuina. Lo que
sencillamente pasa es que nació casualmente
en el París de luces permanentes y de belleza intensa, incomparable. Allí
vivió muchísimos años. Lo mismo que en Lima Perú, produciendo una vasta obra
literaria que lo convirtió en uno de los maestros del género de la crónica
narrativa. Además de poeta, analista y crítico literario eminente y admirable
autor de cuentos impecables. De la denominada generación del novecientos, el prosista por excelencia.
Pero pese a las circunstancias de
vida y permanencia territorial, Ventura
García Calderón Rey, perteneció definitivamente a una estirpe peruanista
impecable. Era hijo del recto jurista, hombre de letras y profesor
universitario, Francisco García Calderón
Tal ilustre personaje, en su vida,
demostró coraje y entrega sobre todo cuando se desempeñó como Presidente del
Perú, con sede en la hermosa y pequeña villa limeña de la Magdalena, en plena y
detestable invasión de los chilenos durante la infausta Guerra del Pacífico.
Lo apoyaron los principales contribuyentes del
país y formó un gobierno completamente independiente para tratar, con los jefes
de la ocupación, una conviviencia digna y pacífica en tanto se discutieran los
términos de paz con Chile.
LO DEPORTAN
El Gobierno de la Magdalena se negó
a discutir cualquier tratado de paz que significara pérdida del territorio. En
vista de esa negativa, el jefe de las fuerzas de ocupación invadió el bello
pueblito que forma parte de la capital peruana donde, precisamente, San Martín
y Bolívar tuvieron saludable refugio cuando gobernaron nuestra patria. En este
apacible lugar, impregnado de libertad y reinvindicación, apresaron al
Presidente García Calderón y lo deportaron
a Chile.
Poco antes del incalificable atropello,
don Francisco contrajo matrimonio con una
dama de Tacna peteneciente a una distinguida familia, Carmen Rey Basadre.
Con ella tuvo que partir al exterior en calidad de Presidente cautivo. Todo ello
fue contado por su hijo Ventura en un libro que publicó con el título de “Memorias del Cautiverio”.
Por esta razón, la forzada
residencia en el país del sur, su primer hijo
Francisco García Calderón Rey nació en Valparaiso el añó 1883. Como se
sabe, el primogénito sería, con el tiempo, uno de los más notables ensayistas
de su generación.
El Tratado de Ancón, firmado en 1883 por el General Miguel
Iglesias que se había apoderado de la Presidencia del Perú, provocó el rechazo
de don Francisco y el alzamiento del General Andrés Avelino Cáceres,
enarbolando la bandera de la integridad y la revancha.
García Calderón prefirió abstenerse de tomar
parte en aquella contienda civil y, ocurrido el derrocamiento del primero por el
Brujo de los Andes, viajó a París donde nació su segundo hijo llamado Ventura:
el 23 de febrero de 1886.
Ventura García Calderón
RECTOR
Don Francisco regresó al Perú y
fue electo Rector de la Universidad de San Marcos. Su hijo Ventura estudió en
ese centro superior siguiendo las carreras de Letras, Ciencias Políticas y
Administrativas y Derecho. Pero no llegó a culminar estas especialidades porque
a la muerte de su padre, la familia García Calderon Rey se fue a residir en
1905 a París.
En Lima se había fundado poco
después de la Guerra del Pacífico, un colegio de sacerdotes franceses de la
orden de los Sagrados Corazones, quienes abrieron su plantel en un vasto local
donde, durante el Virreinato, funcionó el lugar de retiro o recogimiento de los
frailes de la orden de la Recoleta de los Dominicos. Alli escribió, los
primeros años del siglo XVII, el padre Diego de Hojeda su celebre poema “La
Cristiada”, impreso en Sevilla el año de 1611.
En razón del lugar donde
funcionaba el colegio que fundaron los padres franceses se le dio el nombre de
“La Recoleta”. Francisco y Ventura García Calderón pertenecieron a la primera
promoción recoletana.
La integraban también José de la
Riva Agüero y Osma con los años celebre escritor y benefactor de la Universidad
Católica, el diplomático Juan Bautista de Lavalle, el destacado abogado y
político Manuel Gallagher Canaval, el profesor universitario de renombre
Raymundo Morales de la Torre y el más tarde gran novelista chileno Eduardo
Barrios Hudwalcker, autor de “El Hermano Asno”.
José de la Riva Aguero
A FRANCIA
Este grupo sería el núcleo de la
generación del 900 a la que se unieron los poetas José Gálvez Barrenechea,
Felipe Sassone, el chiclayano José Lora y Lora y el inquieto ensayista
arequipeño Víctor Andrés Belaúnde.
Ventura Garcia Calderón se fue a
vivir a Francia cuando iba a cumplir 20 años. De acuerdo a la descripción que
hace el escritor y político, Luis Alberto Sánchez, en el prólogo de las “Obras
Escogidas” del primero era “un hombre explosivo de personalidad exuberante,
alto de casi un metro 80, de incipiente calvicie. Hablaba con rapidez y tenía
una curiosidad ferviente por las cosas y sobre todo por las mujeres”.
A los 20 años se fue a París, la ciudad luz
Luego añade: “Con anteojos
pesados, sonrisa fácil, nariz corta, voz sonora que hablaba con volubilidad y
casi con afecto. Amigo de casi toda la intelectualidad francesa. Como por
ejemplo, del pensador Andre Malraux posterior Ministro de Cultura del General
De Gaulle y del historiador Paul Rivet, tan ligado al Perú por sus estudios de
historia”.
El escritor tenía una estupenda
biblioteca en su departamento de la calle Souflett de París. Según el escritor
aprista: “arbitrario como todo artista,
violento como todo sentimental. Fino y exigente en cuya personalidad predominó
el sentido estético”.
VENUS DEL MILO
Su retorno a la ciudad de su
nacimiento fue como una revelación. Lo demuestra claramente su primer libro
juvenil “Frivolamente”, editado por
Garnier de París en 1908, en el que ya se revela,de acuerdo a la opinión de
LAS, el carácter esteticista y perspicaz del que sería, sin duda, un cronista
ejemplar en el idioma.
Sánchez va más allá en su
interpretación y dice que alli aparece
un modernista cabal afrancesado de frase
corta, musical redonda. El joven de 21 años subrayará en su “Elegía” pequeñas páginas
autobiográficas que evocarán su juventud.
Incluso, especifica LAS, que “hay
una pequeña crónica sobre el Museo del Louvre y su primera visión de la Venus
del Milo, esa mujer maciza en piedra oscura, manca y admirable que preside y
presidirá muchos sueños, muchas evocaciones y muchas perspectivas. El joven
voraz termina la página con una herejía antiestética pero vital: “Oh, bien
amada Venus ¿por qué no eres de carne?”
La Venus del Milo
En 1910, reviviendo experiencias
peruanas, publica el libro del “Romanticismo
al Modernismo”, colección de prólogos críticos a sendas antologías
genéricas que revelan un fino instinto literario. En cierto modo, la
publicación constituye una prolongación y una respuesta al “Carácter de la Literatura del Perú Independiente”, que escribió su
amigo José de la Riva Agüero y Osma.
Los capítulos sobre los satíricos
y muy probablemente el titulado “Un
ensayista” que enfoca a González
Prada, son presentaciones muy bien escritas y mejor pensadas sobre estos temas.
Con este material y después de un viaje al Perú en 1911 escribirá “La Literatura Peruana” (1535-1914).
DIATRIBAS
Aquella síntesis que Ventura hizo
fue recibida con aplausos pero tambien con diatribas. En la rebelde revista “Colonida”
que Abraham Valdelomar lanzó en 1916, uno de sus principales redactores,
Federico More, compuso dos violentos artículos titulados despectivamente “La Hora
Undecima del señor Ventura García Calderón”. Para Sánchez, la critica fue
“excesivamente negativa”. Por su parte el autor
contestó duramente, reafirmándose en sus apreciaciones.
El año 1911 representó en la vida
de Ventura un remecimiento vernacular. En efecto, volvió al Perú y viajó por la
sierra del centro. El intelectual visitó
una serie de pueblos peruanos. Lo que le permitió mirar, curiosa y
anecdóticamente, la vida del indio. Incluso se asomó a las inquietudes peruanas
menos oficiales. El paso siguiente fue tomar apuntes y escribir una novela
titulada “1911” sobre estos temas.
Hay que aclarar que para García
Calderón, el nativo es allí figurativo y no social. Una entera decoración genuina. El indio problema,
en nuestras letras, aparece a consecuencia de las prédicas de González Prada, con
“Aves sin Nido” de Clorinda Matto de Turner y se exacerba en los “Cuentos
Andinos” de Enrique López Albujar
DUELO
París al año siguiente era una
ciudad cosmopolita en la que campeaban el tango argentino y los últimos rezagos
de la poesía simbolista y es por aquel
entonces en que los hermanos García Calderón, Francisco y Ventura, fundan la “Revista de América”, contando con la colaboración de los escritores
Gonzalo Zaldumbide y Hugo D. Barbagelata, de nacionalidades ecuatoriana y uruguaya, respectivamente.
Ventura rindió homenaje al duelo
al batirse a espada con un hijo del General Iglesias, con quien tuvo una
discusión ruidosa sobre la forma de liquidar la Guerra del Pacífico. Pareciera
que los ex presidentes muertos empujaban a sus hijos a proseguir la contienda
civil.
Posteriormente se dirigió a España
donde escribió sus dos libros de crónicas “Bajo
el Clamor de las Sirenas” y “La
Verbena de Madrid”, ambos publicados en 1920 y escritos cuando la Primera Guerra Mundial empezaba a dejar
sentir su peso en el mundo entero.
Su hermano José García Calderón
Rey, arquitecto, pintor y escritor, se enroló en el ejército francés y murió en
Verdún donde el General Petain, más tarde en la siguiente guerra considerado
traidor, creó la lapidaria frase: “No pasarán”.
Los alemanes no pasaron, en efecto, y José se
transformó en la guerrera gloria de los
soldados que cumplen su deber hasta la muerte. De esta experiencia extrajo
Ventura material para un pequeño libro de reportajes titulado, “Don Quijote en las Trincheras”.
Según Sánchez, había en el
escribir de Ventura un aire poético indudable Mucha imaginación, entera
sensibilidad. Por eso salió su obra “Parnaso
peruano”. Alli aparece un poeta desconocido, Jaime Landa. Este era el
apellido materno de Francisco García Calderón,
padre.
RUBEN DARIO
Jaime Landa era el mismo Ventura
que parecía tener rubor de sus versos como el peor de los pecados, con
inspiracion simbolista y neo romántica.
Dentro de esta tónica lanzó un volumen de “Paginas Escogidas” sobre Rubén Dario, precedidas de un estupendo
prólogo interpretativo.
El poeta había muerto en 1916
destrozado por el alcohol y la nostalgia de París. Ventura lo conoció y trató
ampliamente. Le había dado la calificación del genio y lo fue. En el prólogo
GarcÍa Calderón asienta una tesis brillante y profunda: Dario resultó un auténtico
poeta americano pero que soñaba estar en Paris, conquistar París, perdurar en
Paris, no salir de París.
Rubén Darío
Sánchez dice al respecto que “toda aquella
generación de poetas-Herrera, Valencia, Nervo, los García Calderón, Zaldumbide,
Lora, Reyes y otros- vivió de Paris y
para Paris, no para Francia quien más, quien menos pero todos soñaban en
francés. Ventura fue como un escritor parisiense amamantado por leche peruana.
Pero vertido expresamente al francés”.
DIPLOMATICO
Hay dos libros contradictorios de
Garcia Calderón y, sin embargo complementarios. “Semblanzas de América” en Madrid y “Cantinelas” en Paris. El primero reune su prólogo a Dario, un
estudio sobre Gónzalez Prada, otro sobre Chocano entre muchos autores. Con crítica literaria impecable.
El segundo constituye una
revelación de forma y fondo con prosa y verso hecha de frases melódicas, de
recuerdos, de proyecciones. Entre sus poemas sobresale el titulado “La Carta que no Escribí” y entre sus
prosas el trozo autobiográfico Elegía.
Presentó interesantes publicaciones como: “Las
Mejores Tradiciones de Ricardo Palma” y una selección del Inca
Garcilaso.
Retomó su carrera diplomática
como Segundo Secretario de la Legación del Perú en Madrid entre 1914 y 1916.
Pasó a Bélgica como Encargado de Negocios durante cinco años. Al poco tiempo de
ser nombrado Jefe de la Oficina de Propaganda del Perú en París, renunció a ese
cargo por divergencias con el Gobierno de Leguia.
En la capital de Francia se dedicó
exclusivamente a las tareas literarias y a ser colaborador de publicaciones en
Argentina, Venezuela y MÉxico. La pasó mal económicamente, pero logró salir
adelante, a persar de las frustraciones.
Tras el derrocamiento de Leguía
en 1930 fue designado Delegado del Perú
ante la Sociedad de Naciones, cargo que desempeñó durante ocho años. Ocupó,
asimismo, puestos diplomáticos en Polonia, Bélgica, Portugal y Suiza.
En febrero de 1949 regresó al
Perú por última vez. Pero en diciembre del mismo año retornó a París tras ser
designado delegado permanente del Perú ante la Unesco,agencia de Naciones
Unidas para la educación y la cultura. Esta mision la ejerció hasta su
fallecimiento.
ZELMIRA
Salió a la luz una obra
importante narrativa “Dolorosa” y “Desnuda Realidad”, colección de cuentos
que mezcla cierto cinismo lujurioso a un
sentimental de recuerdos de melancolía y sensualidad.
Por ejemplo resalta los recuerdos
de Zelmira, una criolla tentadora cuyas ancas no tienen un solo pliegue según
una de las frases del relato. Posteriormente lanzó al público como un reto al
indigenismo que entonces florecía en el Perú, la colección de cuentos titulada:
“La Venganza del Cóndor”, que inmediatamente se reprodujo al francés.
En 1930, derrocado Leguía, García
Calderón fue nombrado para un cargo diplomático como Ministro del Perú en Rio
Janeiro por el Gobierno de Sánchez Cerro
y por ello se produjo un rompimiento de amistad con los apristas, sobre todo
con Haya de la Torre y Luis Alberto Sánchez.
Luis Alberto Sánchez.
BRECHA
Los que lo criticaban decian que
su labor diplomática la ejercia de forma excesivamente bohemia. Conducia los
manejos que debian ser reservado referente al armamento y la estrategia del
país, cuando precisamentre habia una guerra entre Perú y Colombia a causa de la
cuestión de Leticia. Nada de eso realmente se probó.
Sin embargo, Sánchez con cierto
desdén lo dice en su Testimonio Personal”: “A causa de la pasión con que
Ventura asumió la representacion de los regimenes castrenses y dictatoriales de Sánchez Cerro y Benavides, se abrió una
brecha entre él y nuestra generación
incluyendo a Porras, aunque no a Basadre que era su pariente”.
En las polémicas de los años
treinta, Manuel Seoane, apuntalado por Sánchez, escribió en el diario aprista
“La Tribuna” un artículo sin firma en apariencia demoledor titulado: “Filtrando
a los García Calderón”.
El texto presentaba a Francisco y
Ventura como encarnación del Partido Civil. Lo que se sostenia era lo
siguiente: “si buscaramos la diferencia entre la generación de 1905 y la de
1920, habríamos de afirmar que consiste en el sentido individual de la primera
y el sentido social de la segunda. La generación de 1905 amó el adjetivo y la
frase. La de 1920 cultiva la estadística.
No era exacto lo referente a la
primera, puesto que generalizaba en demasía. No es lo mismo la prosa rica en
adjetivos de José de la Riva Agüero y el estilo sobrio de Francisco García
Calderón. O el preciso, como un estilete, de Ventura. Por lo demás, la
estadística es sólo un instrumento. La verdad existió antes de que se inventara
la estadística.
“NOSOTROS”
Ventura leyó ya en París las diatribas de los
apristas y escribió como respuesta su panfleto titulado “Nosotros” que sólo vería a luz en 1938, rompiendo lanzas sobre
todo contra Sánchez como una cerrada defensa de su generación. La amistad con este
último y su grupo político volvió a
partir de 1946.
Bajo el gobierno de Benavides de
quien era amigo personal y con quien
compartió horas de juvenil bohemia en París, publicó seguidamente los libros “Instantes del Perú, “Vale un Perú”, “La
Perichole” y una colección de La
Biblioteca de Cultura Peruana, con verdadero alarde de conocimientos al
mismo tiempo que sagacidad crítica y antológica.
Sin embargo, algunos entendidos
sostuvieron que se registraron voluntarios vacíos y omisiones a Valdelomar, Aguirre Morales,
Percy Gibson, José María Eguren y César
Vallejo. También se habló de un retaceo incalificable a González Prada, de
quien sólo se reprodujo unos versos satíricos contra Pieróla, como si no
hubiesen existido “Páginas Libres”, “Minusculas” “Exóticas”, “Horas de Lucha” y “Trozos de
Vida.”
PORRAS
Fue el maestro y escritor, Raúl
Porras Barrenechea, entonces en París, quien exigió a García Calderón incluir
al lider del radicalismo y, de acuerdo a la versión de Sánchez, el propio General Benavides, mediante un
cable del Canciller Carlos Concha, le expresó a Ventura que no se oponía a
considerar a González Prada, autor de un duro ataque al Presidente en el año
1914, 24 años atrás. De ello arrancaría una deplorable enemistad literaria
entre Porras y García Calderón, de
dolorosas resonancias epistolares.
Raúl Porras Barrenechea
Lo cierto es que la Biblioteca de
Cultura Peruana se destaca sobre todo por sus diversas notas informativas, en
especial, las referidas a los poetas coloniales, el tradicionalista Ricardo
Palma y el vate José Santos Chocano. Casi al final de su vida sufrió una
hemiplejia que le impedió caminar. Se
manejaba en una silla de ruedas. Murió en París el 27 de Octubre de
1959.
Su última obra podria considerarse
su epitafio, su pastoral y su elegía: apareció en francés bajo el título de “Le France que nous aimons”, libro para
los criticos rebosante de inspiración y amor por su patria geográfica. En esa
obra pone al desnudo las razones por las que cinco generaciones de
latinoamericanos vivieron entregadas al mismo culto, al amor de Francia.
Sus razones se llamaban
Montaigne, Rabelais, Juana de Arco, Bayardo, Moliere, Pascal, Descartes,
Voltaire y muchos otros más que son efectivamente grandes hombres. La historia
de la cultura francesa vista por un latinoamercano es el transfondo de esta
publicación.
Un intelectual brillante y
exponente cabal de su generación. Literariamente destacable con un peruanismo
esencial. Fino y elegante. Un excelente narrador. De ello dan prueba efectiva
sus libros. Cada uno de ellos enteramente valiosos. Constante habitante de
París, constante habitante del Perú. (EdeNM)
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