Esta es, definitivamente, poesia social y política. Con la
cual se puede estar de acuerdo o no. Pero lo que no se puede negar es que hay,
en estas magistrales creaciones, incommovible fuerza que linda en la belleza
impecable del contenido admirable de unos
versos completamente singulares.
El autor es Gustavo
Valcárcel, poeta de compromiso total que se jugó la vida por los ideales, el
sentimiento a los demás, por el incontenible amor a su compañera de toda una
vida, Violeta Carnero y, definitivamente,
por el Perú al cual se dio enteramente. Con todo y por todo. Entero
sacrificio, ejemplar consecuencia
.
Hemos seleccionado algunos versos del poeta. Alli están
inconfundibles con la sensibilidad que
corroe por todas los poros, la que podria llamarse dedicatoria de pobreza a sus
cuatro hijos y que emocionan al máximo. Vale recordar,de todas maneras, el
largo grito hecho de tierra.
Asimismo cuando esta
entre los muertos y le es posible expresar sentimientos. El concepto y la necesidad de la Paz.
Mientras el asesinato a un ser humano prosigue salvajamente. No podia faltar la
Carta a Violeta tan sublime, tan humana, tan consecuente de amor. Cerramos con
el homenaje a Heraud que, siguiendo sus palabras, “ tu muerte ha llevado vida a
todas partes… y ya nadie podrá volver a asesinarte”.
·
I)
A mis hijos: Gustavo,
Rosina, Xavier y Marcel
Cuento del uno al diez enloquecido
en el Distrito Federal de mis angustias.
Las ocho de la noche y ni un cigarro.
Viernes de setiembre y ni un centavo
Siglo XX contra Cristo y ni un mendrugo.
Cuento del uno al diez enloquecido
y lloro en el mayusculo cuatro de mis hijos.
Trabajo hasta ignorar el ocio de las lágrimas
camino hasta el gemir insomne del zapato
tropiezo al mundo hasta sentirme bipedo
mastico hasta la última miga del recuerdo…
todo en vano, humanamente en vano.
Ha de llegar el séptimo día de setiembre
de un año cualquiera de dolor
y hállome en pleno corazón de México
al margen del pan y del centavo
contando del uno al diez enloquecido
hasta llorar en el mayúsculo cuatro de mis hijos.
·
II)
Nada queda de mi excepto un largo grito
hecho de tierra
de material ánimo y
mortal.
Así lo siento tras las ratas
que se cobran mi vida en cortos plazos
como un retazo de tela miserable.
Hoy mi voz no hiere a nadie
porque va herida de sí cojeando mucho.
Hoy no puedo ser otro
ni siquiera el mismo de siempre.
Todo ha caído por su peso maldito
todo, menos tú, camarada universal.
Por eso, portate bien sobre mis huesos,
por eso, portate bien sobre mi grito,
y antes después de mi gran muerte,
perdoname, perdoname.
Te lo pido entre sollozos.
·
III)
En el panteon de San Fernando
Triste y desolado
como el último crepúsculo del mundo
estoy entre los muertos
para no verme en el traspié del hombre
que cabalga su egoísmo.
Los huesos son signo, lo corporeo lágrima,
saber morir es más alegre que la aurora.
Muramos, pues, sobre los frutos
de la raíz más honda
muramos haciendo tumba propia
del corazón del pueblo
muramos exclamando
paso a la vida, camaradas.
Nada es posible sin
el hombre,
todo es posible con la paz.
Leyenda del héroe de la paz
Esposado hasta las venas
Lleváronle a la cárcel
¡Viva la paz! Pudo decir
a tiempo que el verdugo flagelaba
su espalda hasta el martirio.
Vaciados sus dos ojos
Sobre un horizonte de tinieblas
a la paz volvió a mirar.
Amputados tus dos brazos.
Sangrante su vida y sus muñones
a la paz volvió a abrazar.
Quemados sus dos labios
con voz ronca hechas cenizas
a la paz volvió a cantar
Cercenadas sus dos piernas
puesto en pie su corazón
a la paz volvió a llegar.
Silenciados a golpes sus oídos
en la sangre que perdía
a la paz volvio a escuchar.
Exalalado el último suspiro
caído de bruces el cadáver
a la paz volvio a besar
Cuando echaron sus restos a la tierra
vino la paz entre palomas
y corono a su tumba de universo.
·
IV)
Carta a Violeta
Te escribo desde tu propio hogar
Ciudad de México, 19 de noviembre,
Enfermo como estoy en nuestra cama vieja
Sintiendo despeñárseme la sangre
en pos de ti, río inacabable.
Sobre la almohada, a mi lado,
Tibio yace tu último sueño
ahora en cambio la ciudad acoge
tu vehemencia de ola, tu vigilia de amor,
recorriendo el pan nuestro
que hoy día te lo debemos todos.
Antes yo te escribía desde mi juventud
Convertida en un gran reloj de cárcel
en romance de piedra, en pasto policial,
en tristeza y tristeza de mis ojos proscritos.
Incomunicado, entonces te escribía
desde una celda o cueva
donde tu nombre era lo unico viviente.
Luego seguí escribiéndote
Desde Antofagasta, frente al Mar Pacífico,
desde Puerto Barrios, frente al Mar Atlántico
desde Oaxaca frente al tiempo,
desde ti frente al
cielo, en la orilla del mundo.
Y aún cuando te miran mis hijos fijamente
me parecen que son frases sus miradas
de un alfabeto que fui incapaz de escribir.
Después de tantos meses de silencio
sentí esta mañana el deseo de escribirte
de escribirte una cosa muy sencilla:
para tanto amor, hemos sufrido poco
para tanto amor, hemos hablado poco
para tanto amor, no hemos hablado nada.
Vivir-¿me oyes?-,
vivir un día nuevo
En el que nadie nos persiga
Ni nadie nos embarque
Ni se nos corte la luz por unos pesos
Ni se nos acuse de extranjeros.
Vivir un dia nuevo
en que trabajemos sin lágrimas ni odios
pudiendo sentirnos camaradas de todos
y en el que por fin nos sea devuelto
el Perú de tus entrañas, nuestro Perú del llanto.
Vivir-¿me oyes?-,
vivir un dia nuevo
En el que la vergüenza no nos astille el ojo
como cuando se enteran nuestros hijos
de esta paternal orfandad de dos monedas
Vivir un día nuevo. Un día, en suma,
en el que podamos cantar todos los hombres
después de sentarnos en la yerba
a jugar a la comidita
-como dice nuestra hija-
Sin que a nadie le falte que comer.
Sobre esta nueva vida deseaba escribirte
Ahora que marchaste temprano a rescatar
Nuestros libros del camarada Lenín
Nuestros cuadros de Flores y Gutiérrez
Y tu reloj y mi reloj embargados por los mercaderes.
Desde la calle me llega
El gorjeo de nuestros pequeños peregrinos
La sinfonía de la clase obrera
el clamor del mundo
Estoy enfermo, solo, y este quinto piso
Parece un subterraneo sin ustedes.
¿No demorarás?.
Sobre la almohada, a mi lado,
tibio yace tu ultimo sueño.
Encargo a mis versos
una rosa para él
pero hasta la flor de
la palabra
cuando quedo solo
no puede olvidar la espina
del tiempo que sufrí.
Ven pronto, cielo juinto al cielo
Surca calles, vuela plazas
Sube corriendo los pisos de nuestra altísima pobreza.
Aquí te espero, en esta cama vieja,
que tanto tiene de mi,
de tus sueños cercanos, de tus cartas lejanas,
de nuestros desvelos por los compañeros
los presos del Perú y el mundo
los explotados del Perú y el mundo
Ven pronto estrella y mar, música terrestre
Aquí te espero y mientras llegas
Empezaré a armar el porvenir
hecho luz entre tus ojos
pan en las manos de los niños
leche en tus senos, ala en tu voz,
verso en tu cuerpo, rayo en tus labios
eternidad en tu grito de gran madre
rosa roja en tu pasión de comunista
y alba en todo lo tuyo que me estoy llevando al sueño
Escribiéndote duermo, camarada,
Seguro de que al despertarme, juntos
Gozaremos el resto de
la lucha
tomados de la mano hasta que caiga yo
hasta que quepan mis huesos en la tierra nuestra
hasta que mii sangre se despeñe en ti
río inacabable, vida,vida
de Poesia Extremista, Lima Peru 1967
·
V)
JAVIER HERAUD
Javier te observo frente a mi
En la Plaza Mayakovski de Moscú
Sonríes tiernamente cara al cielo
en un retrato de
pureza interminable.
Te observo frente a mi y ya percibo
El rugido terrible de los ríos
Que inundan tu vida en un zarpazo
Y te dejan boca abajo perforado
Estoy en deuda con tu anverso
Y las balas demás que te callaron
Llevo también a cuestas tu reverso
donde nació el poema acribillado.
Javier si elegías, te diré
La casa en que solias verme,
En que tomabamos un trago por la vida,
ya no existe
Ahora andamos por un sitio
donde los árboles, ay los árboles
me llevan a tu sangre de la mano
te cuento que Arturo parte a Europa
y César se ríe de todo como siempre;
yo mientras tanto estiro la existencia
para que tenga mas sitio tu recuerdo.
Otra cosa he de decirte:
la muerte ha llevado tu vida a todas partes,
curioso ¿verdad?, pero hoy estás
metido en el Perú hasta el cogollo
y ya nadie podra volver a asesinarte.
Javier, sin elegía, voy callando
Y me duela la linea que concluyo
Como el brindís de ayer y el verso de esta noche.
Sin embargo,, de golpe me compongo
Y me da airetu edad inacabable
Cuando te observo
frente a mí
En la Plaza Mayakovsky de Moscú
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