En esta riesgosa edad de nuestra
aviación que empleaba monoplanos de lona y madera, rindieron el tributo de sus
vidas hombres como: Octavio Espinoza, Carlos Huguet, Carlos Augusto Hildebrandt,
el intrépido aviador cuzqueño Alejandro
Velasco Astete, César Cossío, el mayor Guillermo Protzel, Luis Garland Higginson, entre los ases
peruanos y los aviadores extranjeros Paul de Beaudiez, Walter Pack y José
Romanet, fueron los primeros promotores, héroes militares y civiles que sembraron
el cielo que antes sólo habían tramontado águilas y cóndores de raids y hazañas de ruta y conquistas.
Esa es la época de los primeros
aviones Curtiss. Son los años de los improvisados campos de aterrizaje en
Bellavista, Santa Beatriz, Maranga y Las Palmas. Son los años en que se funda
la Escuela de Aviación Civil y en la que llegan a ella instructores y mecánicos
expertos técnicos extranjeros. Son los años inaugurales de los gringos Lloyd R.
Moore, fundador de Panagra y de Elmer J. Faucett, el notable pionero de la
aviación comercial cuyo apellido fue conocido en todo el Perú como las alas de
sus aviones.
INTREPIDO
Elmer J. Faucett, intrépido
aviador y empresario norteamericano, no solamente probó con sus raids iniciales
que la aviación era el medio de transporte más adecuado para la compleja y
terrible geografía peruana, sino que su
propia compañía por más de 60 años, recorrió diariamente con sus más modernos
aparatos cada rincón del territorio peruano.
“La forma más práctica de unir a
los pueblos del país, a todos, aún a los más distantes, es mediante la
aviación”, decía frecuentemente Elmer J Faucett, a quien sus camaradas y viejos
amigos llamaban sencillamente “Slim”
Elmer J Faucett pertenecía a una
familia de granjeros a quienes el afán de conquista trasladó a las cercanías de
Nueva York. Allí nació el 15 de Marzo de 1891, en el pueblo de Savona. Abandona
su vida apacible de campesino y cuando cumple 24 años entra a trabajar en la
fábrica de aviones Curtiss, cercana a Hammondspot, como mecánico.
Elmer J Faucett
Elmer J Faucett
En 1916 sirvió como soldado de
infantería a las órdenes del General Pershing, en la frontera con México.
Durante la Primera Guerra Mundial,
Faucett se enroló en la Armada y fue destacado a la fábrica de Curtiss, donde
había hecho su aprendizaje inicial. Estaba feliz entre sus máquinas voladoras.
Precisamente es durante este periodo que empieza a volar, teniendo entre sus
maestros al célebre piloto de autogiro Jim Ray y el experimentado experto de
pruebas, Jim Benett.
MECANICO
La fábrica de aviones donde
siguió trabajando después de la guerra, estaba dirigida por uno de los grandes
pioneros de la aeronáutica mundial: Glen Curtiss, el primer hombre que voló más
de un kilómetro en un avión. En 1920 Faucett llegó a ser mecánico-jefe en el
campo Roosevelt de la Curtiss. Allí cometió una
falta de disciplina; sin autorización para volar, tomó una maquina y se
lanzó en su primer vuelo solo. Lo despidieron de inmediato.
Aquí llegó sólo como mecánico, pero quería ser
piloto y lo consiguió. El primer brevete (N° 1) que entonces entregó la Escuela
Civil de Aviación fue conquistado por “Slim”, en su primer vuelo solitario,
realizado del 5 de Mayo de 1921, en el campo de la Mar Brava, entre Bellavista
y el Callao.
Pero él quería pilotear su propio
avión y es así, según cuenta el periodista Martín Garay en amena crónica sobre
los raids de Faucett, como asociándose con Curtiss Dillon, contratista del ferrocarril tanto en el Perú como en
Bolivia, alquiló un viejo biplano “Oriole” que éste no podía pilotear. El
alquiler lo pagó con sus pocos ahorros. Y con ese mismo “ Oriole” que reparó
con sus propias manos y puso a punto, inició una serie de vuelos a ras de la
costa, llevando correspondencia entre Lima y las principales ciudades norteñas.
Esto ocurría en 1921.
“Slim” tenía los ojos azules
puestos en la conquista de la selva por el aire. Quería unir en un solo vuelo
Lima con Iquitos. Entonces la ruta terrestre era una verdadera proeza caminera
que duraba casi un mes. Las rutas marítimas y las rutas fluviales eran
igualmente largas y tediosas.
IQUITOS
Fue entonces cuando Elmer J.
Faucett se propuso cubrir aquella distancia de miles de kilómetros en su “Oriole”,
mediante el empleo de dos etapas: Lima- Chiclayo y Chiclayo-Iquitos. El 11 de
Setiembre de 1922, Faucett se puso la
gorra de cuero, los lentes de aviador, el terno de corduroy y las botas con
pasadores y, desde el antiguo Hipódromo de Santa Beatriz, emprendió vuelo
a Chiclayo. Allí aterrizó el mismo día.
Tuvo un gran recibimiento, pero comprobó que no podía seguir hacia la selva, porque su avión no estaba en buenas
condiciones. Se quedó en Chiclayo en espera del segundo vuelo.
Faucett surcó el cielo partiendo
de Chiclayo el 15 de Octubre de 1922 a las siete de la mañana, en un avión con
el que remontó los Andes a la altura de 10 mil pies, enfiló hacia el Abra de
Porculla. Siguió el río Marañón hacia la meseta del Amazonas, tomó las selvas
nororientes y cuando estaba a la desembocadura del río Tigre, muy cerca de
Nauta, un feroz temporal lo obligó a un aterrizaje de emergencia a orillas del
río.
Hasta entonces había volado ya
900 kilómetros. Al aterrizar de emergencia cayó sobre un banco de arena y la
hélice de su nave se rompió, habiéndose quedado a sólo 129 kilómetros de Iquitos.
Fue rescatado por la embarcación “Melita” y tras una breve travesía llegó a
Iquitos y después regresó en busca de su avión, para luego transportarlo a la
capital de Loreto en una balsa especialmente construida. El raid prácticamente
había sido realizado, la proeza se había
cumplido.
Uno de los aviones Faucett
Uno de los aviones Faucett
PREMIO
Por esa época el diario
norteamericano The Aeronautical Digest publicó esta información: “Este es uno
de los vuelos más notables que se hayan registrado en el mundo y que confirma
cuanto se ha dicho a cerca de las posibilidades de comunicación entre la costa
del Pacífico y la meseta amazónica.
Hasta antes de la hazaña de
Faucett, la ruta más cómoda y directa
entre Lima e Iquitos era a través del Istmo
de Panamá. El Presidente Leguía lo congratuló y lo premió con 5 mil soles.
Tras una serie de arriesgados
vuelos que asombraron el continente, Faucett formó una pequeña empresa de transporte
de pasajeros y correo denominada “Aerolineas”W, en la cual permaneció hasta
1925. Un “Oriole” de 150 caballos de fuerza y un “Fairchild” componían toda la
flota.
Fue entonces que” Slim” Faucett se lanzó a la búsqueda de capitales
peruanos para crear una nueva empresa. En 1928 un dilecto grupo de amigos apoyó
su iniciativa. Arreglados los pormenores, el primero de mayo los señores Santiago Acuña,
Armando Fabbri, Manuel Gallagher, P. Winder y Ernesto Ayulo, solicitaron al Gobierno la
autorización para operar “un servicio aéreo de carga y pasajeros”.
LOS “STINSON”
El 4 de Junio de ese mismo año
salió la Resolución Suprema N° 736 que autorizaba dichas actividades. El
capital inicial de la compañía fue de
cien mil soles. Las primeras unidades con que se iniciaron las operaciones
fueron dos pequeños “Stinson” Detroiters equipados con motores Curtiss Wright
de 220 caballos de fuerza y cabina con seis asientos. Dicen que en los años iniciales
de esta empresa, el propio “Slim” solía ir al aeropuerto de Santa Cruz y al de
Corpac, para revisar el motor de sus aviones y el estado general de los aparatos.
Un año después de su fundación, el capital de la compañía
Faucett se incrementó a una suma fabulosa para la época: 450 mil soles. Esto se
produjo con la integración al Directorio del señor CM Keys, de la fábrica
norteamericana de aviones Curtiss. Con el concurso de otros distinguidos
empresarios peruanos como Antonio Bentín Mujica, Eduardo Dibos Dammert, Eduardo
Aspíllaga y el legendario aviador militar, General Armando Revoredo Iglesias,
la empresa fue incrementando el número de sus aviones, extendiendo sus rutas y
modernizando sus servicios. En 1935, las acciones que se encontraban en Estados
Unidos fueron transferidas a peruanos.
BASE AEREA
Las primeras oficinas de Faucett
estaban ubicadas en la calle Baquijano, frente al Palais Concert, en los altos
de la peluquería Lugo. Luego se trasladaron a la calle La Rifa. Por el año de
1929, “Slim” dejó su campo de la Mar Brava-donde empezó sus operaciones- para trasladarse
al de Santa Cruz, a corta distancia del Country Club de Lima, a mitad del
camino a Miraflores. Ahí la compañía construyó una base aérea altamente
eficiente y autoabastecida para su funcionamiento En esta fase, Faucett instaló
su oficina principal en la planta baja del Hotel Bolívar, frente a la Plaza San
Martín. De tarde en tarde, “Slim” salía al Bar “Colonial” a saborear su pisco
favorito, en amenas tertulias con sus amigos y clientes.
Aeropuerto de Limatambo donde aterrizaron los aviones de Faucett.
Aeropuerto de Limatambo donde aterrizaron los aviones de Faucett.
En 1932, al producirse el
conflicto del Nor Oriente, Faucett ofreció sus servicios al Perú presentando
sus aviones y pilotos para el transporte de personal militar y de carga. Durante
el periodo de apoyo, los “Stinson” de Faucett hicieron 150 viajes redondos y
transportaron unas 100 toneladas de carga. Los pilotos de aquellas maquinas
fueron Ray Williams, Dan Tobin y el Capitán Martínez de Pinillos. Frente a dicha emergencias, Faucett suspendió
sus operaciones comerciales hasta el primero de Julio de 1933.
La creatividad y el ingenio
mecánico de Faucett rindieron sus frutos cuando en 1934, un 20 de Septiembre,
un avión “Stinson” (el N° 5) con colores
amarillo y naranja, rediseñado completamente en el país, emprendió su máxima de
fuego: volar evolucionando y maniobrando con facilidad. Así permanecieron
durante una hora, los pilotos Gale Alexander y Elmer Faucett, probando todos
los instrumentos y controles de vuelo. Al cabo de ese tiempo y de un aterrizaje perfecto, había culminado otra
hazaña del aguilucho norteamericano.
CONDECORACIONES
Uno de estos aviones construidos
por Faucett en el Perú, el “Stinson”
N° 17, fue el que utilizó Armando
Revoredo para realizar su triunfal raid
Lima- Buenos Aires.
Recogiendo la admiración
ciudadana, el 1° de Junio de 1935, Elmer J. Faucett, recibió del Gobierno
peruano la “Cruz de Aviación” en Primer Grado. Dos años después obtuvo la
“Orden del Sol” y luego muchas otras condecoraciones.
Los cuarenta años que pasó en
nuestra patria enraizaron profundamente
su corazón a esta tierra. Cuentan que próximo a su muerte, pidió ser enterrado
en Lima. En su casa de San Isidro, falleció serenamente el 10 de Abril de 1960.
Dejó su dinero para la fundación
Faucett, entidad destinada a fomentar entre nuestra juventud su vocación y su
amor por la aviación y para ayudar a todos los muchachos que quieran ser
aviadores.
Personalmente lo recordamos en una
conferencia de prensa ofrecida en el Bolívar. Bebió dos o tres piscos sours con
especial deleite de buen catador. Dijo algunos chistes como los que cuentan los
gringos. Y cuando los caídos párpados que siempre parecían tenerlo al borde del
sueño, se cerraron un poco mas, dijo: “Chau. Me voy porque ya estoy con los
motores apagados”. (Jorge Donayre
Belaúnde)
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