miércoles, 27 de febrero de 2013

TELLO: EL PADRE DE LA ARQUEOLOGIA

Como ninguno en su profesión escudriñó a la perfección el pasado histórico del Perú y por  lo enteramente valioso que consiguió, con justicia plena y precisión meridiana, se le llamó el padre de la arqueología en el país.  Evidentemente  que sus más preciados logros fueron descubrir las culturas Chavín y Paracas y crear infinidad de museos en esta especialidad.  Su labor tan trascendental e importante no quedó allí y pudo llegar inclusive más allá.  Lo que le permitió lanzar teorías de carácter científico sobre el origen de la cultura peruana, calificándola de enteramente autóctona, sin haber recibido ninguna influencia foránea. Estudioso a carta cabal, un científico social de renombre que contribuyó, con creces, a favor de lo que fuimos y lo que somos como expresión neta de peruanidad.
Julio César Tello Rojas, más conocido como Julio C. Tello vino a este mundo en la provincia limeña de Huarochirí el 11 de Abril de 1880 y murió, a los 67 años, en Lima el 3 de Junio de 1947.   Hijo de una modesta familia de agricultores. Sus padres fueron: Julián Tello García y María Asunción Rojas Erques.
Desde pequeño destacó en las actividades escolares. Era, según la apreciación de sus profesores, muy inteligente. Por ello mismo, le aseguraron éxito en la vida. Lo llamaban, cariñosamente, con el  apodo de “Sharuko”.


Julio C. Tello

CONSERVADOR DE LIBROS
Sus estudios primarios los hizo en su tierra natal y luego se trasladó a Lima para cursar la secundaria en el colegio dirigido por  Pedro A. Labarthe, concluyéndola en el famoso e histórico  Colegio Nacional de Guadalupe.
Ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad de San Marcos, donde fue condiscípulo de un hijo del ilustre tradicionista don Ricardo Palma. El muchacho estudioso, frecuentó su casa, ganándose el afecto del  escritor, quien, en su condición de director de la Biblioteca Nacional, le consiguió un puesto como conservador de libros en esa entidad del estado
 Fue allí donde le nació a Tello la inquietud por la ciencia y la investigación, especialmente la Arqueología y la Antropología Su acercamiento al mundo prehispánico se produjo a partir de la lectura de un estudio de las lenguas indígenas de Sebastián Barranca.
 Ofreció su primera conferencia en torno a unos cráneos prehistóricos desenterrados en tumbas prehispánicas de Yauyos. Pero antes que nada decidió culminar su carrera y se graduó de bachiller en Medicina, con su tesis  “La antigüedad de la sífilis en el Perú”, un original estudio sobre dicha enfermedad. Finalmente se recibió como Médico Cirujano en 1909.
MAESTRIAS
Realizó estudios de postgrado en la Universidad de Harvard, permaneciendo allí por tres años. Tuvo por maestros a celebridades del orbe científico, como  Alex  Hrdlicka y  Franz Boas. Obtuvo su maestría en Artes (1909) y en Antropología (1911), siendo el primer peruano en alcanzar tal grado académico en ese prestigiado centro superior a nivel mundial.
 A mérito de sus estudios, obtuvo una nueva beca que le permitió concurrir en Londres al XVIII Congreso Internacional de Americanistas y seguir estudios de especialización en el Seminario de Antropología de la Universidad de Berlín. Conoció por entonces a la dama inglesa Olive Chessman, con quien después se casó.
A su retorno al Perú, en 1913, comenzó su labor arqueológica acompañando a su maestro  Hrdlička en sus investigaciones por los valles de la costa central. Fue nombrado director de la sección arqueológica del Museo de Historia Nacional, cuya organización inicial orientó hasta verse obligado a renunciar en 1915.
Lo eligieron diputado por la provincia de Huarochirí, cargo que ejerció entre los años 1917 y 1929, período en el cual luchó indesmayablemente por la defensa del patrimonio histórico y arqueológico nacional
 Presentó proyectos de ley en favor de la Protección y Conservación de Monumentos Históricos y de  Reforma Universitaria, donde se buscó la investigación, la formación de docentes y la capacitación de profesionales a través de becas.
RECORRIO TODO EL PAIS
En la Facultad de Ciencias Naturales de San Marcos se graduó de bachiller  con la tesis “El uso de las cabezas humanas artificialmente momificadas y su representación en el antiguo arte peruano”. Posteriormente consiguió el grado de Doctor.
Empezó a recorrer todo el país y realizó importantes trabajos de campo, haciendo  investigaciones en torno a las culturas precolombinas. A él le debemos la identificación de la antigüedad y difusión de la Cultura Chavín  y el descubrimiento de la necrópolis de Paracas.
Asimismo, las excavaciones en el extenso valle del Santa y en el del alto Marañón donde están ubicadas las ruinas de Huánuco Viejo y Kotosh. Asimismo trabajó en el Urubamba  y en sitios diversos de los departamentos de Lima, Arequipa, Cuzco y Puno. Lo que le permitió formular su propia apreciación sobre el proceso de la civilización antigua.


Busto de homenaje al gran arqueólogo
Fundó el Museo de Arqueología y Etnología de la Universidad de San Marcos, el 21 de octubre de 1919, cuya dirección ejerció hasta su muerte. Al mismo tiempo y teniendo como base la colección Larco Herrera, adquirida por el Estado en 1924, formó el Museo de Arqueología Peruana, que dirigió hasta 1930. Lo reemplazó Luis E. Valcárcel. 
SUS DISCIPULOS
Entre 1931 y 1938, dirigió el Instituto de Investigaciones Antropológicas dependiente de dicha organización, organización que por iniciativa suya se convirtió en el Museo Nacional de Antropología, con sede en  Magdalena.
 Luego, por decreto supremo del 30 de enero de 1945, el establecimiento se transformó en el Museo Nacional de Arqueología y Antropología, concentrando todas las colecciones arqueológicas que el Estado tenía en Lima.
 Tello fue su primer director y reunió allí todo el material acumulado a lo largo de tres décadas de exploraciones con la colaboración de sus discípulos Rebeca Carrión y Toribio Mejía.
Su gran vocación humanística lo llevó también a dictar cátedras de Arqueología en su alma mater, la Universidad de San Marcos Cuando ésta fue clausurada en 1931, pasó a la   Católica  donde fue catedrático de Antropología de 1931 a 1933. Enseñó también Historia del Perú Antiguo en el Colegio Antonio Raimondi.
 Como docente universitario fue considerado por sus alumnos un abnegado maestro. Lo cierto y admirable es que renovó la cátedra con nuevos cursos como Antropología General,  Antropología Física, Arqueología de América y del Perú.


Homenaje por el 125 aniversario de su nacimiento
FALLECIMIENTO
 Sus clases eran prácticas y acostumbraba llevar a sus alumnos a los museos y sitios arqueológicos. Para ayudar a sus estudiantes escribió obras generales de visión sintética y panorámica de las culturas prehispánicas.
A los 67 años de edad, se le detectó cáncer a los ganglios, falleciendo en el hospital Arzobispo Loayza, dejando un valioso legado cultural. Fue sepultado, según su propia voluntad, en los jardines del Museo Nacional de Arqueología y Antropología de Magdalena,
Tello hizo su aparición en el panorama científico del Perú defendiendo la tesis del autoctonismo de la cultura peruana precolombina y refutando la teoría de la procedencia  de México y Centroamérica, sostenida por el arqueólogo alemán Max Uhle
Por autoctonismo cultural se entiende cuando una cultura es originaria del mismo territorio en el que se ha desarrollado. El arqueólogo sostuvo que la cultura más antigua del Perú fue la de Chavín, surgida hace 3 mil años en la sierra oriental del departamento de Ancash.

Libro de homenaje al arqueólogo.

De allí se había irradiado hacia la costa y a otras regiones del área andina. Contradecía así a la teoría inmigracionista de Uhle, quien sostenía que los elementos culturales arribaron a la costa peruana, procedentes del exterior, para irradiarse luego a la sierra.
Afirmó también que los iniciadores de cultura Chavín fueron  procedentes de la selva amazónica, portadores de una cultura rudimentaria. Pero que con el tiempo forjaron una civilización, sin recibir ninguna influencia foránea. 
ORIGEN AMAZONICO
 Para respaldar esta tesis del origen amazónico, señaló la aparente representación de animales amazónicos en el arte Chavín, en particular el caimán y el otorongo. En épocas prehistóricas, grupos de hombres primitivos procedentes del norte llegaron a la selva amazónica. Esta gente vivía de la caza, pesca y recolección.
Estos grupos fueron ascendiendo por el flanco oriental de los Andes y se establecieron en la ceja de selva o selva alta, zona que es muy favorable para la vida. Allí descubrieron la agricultura y aprendieron a cultivar maíz, yuca, camote, frijoles, maní y árboles frutales como papaya, chirimoya, palta, piña, guanábana, lúcuma, pacae y granadilla. Con la agricultura surgió la vida sedentaria, la construcción de viviendas, la fabricación de utensilios, tejido y cestos.
 Prosiguiendo su ascenso, ellos llegaron  a la sierra interandina, donde perfeccionaron la agricultura. Explotaron la papa, la cañigua, la quinua, la oca, el olluco y domesticaron animales como la llama y la alpaca. Estos antiguos peruanos desarrollaron enormemente la textilería, la cerámica, la arquitectura de piedra, etc.
 Posteriormente los hombre  bajaron a la costa y formaron las culturas costeñas. Por cerca de 30 años, Tello recorrió en todas direcciones el territorio peruano, haciendo notables excavaciones
 Los estudios fueron realizados en la cuenca de los ríos Huallaga y Marañón, en Chavín de Huantar, en el río Grande de Nazca, en la Península de Paracas, en Pachacámac, Casma y Nepeña, en Moche, Puno, Cuzco y otros lugares.

Imagen de la Cultura Chavin estudiada por Tello
INVESTIGACIONES
Como resultado de sus investigaciones, el arqueólogo señaló a la cultura Chavín, cuyo centro es el santuario de Chavín de Huántar, situado en la sierra de Ancash, como la madre o matriz de la civilización peruana. Es decir de la que se originaron el resto de las culturas. Tello calculó su antigüedad en 1,000 a 1,500 años antes de Cristo.
Las teorías del estudioso nacido en Huarochirí dominaron la arqueología peruana durante décadas, pero investigaciones posteriores han demostrado una evolución cultural en territorio peruano muy anterior al santuario de Chavín de Huántar.
 Se ha probado que algunos monumentos de la costa son más antiguos, como es el caso de Cupisnique y Sechín. El arqueólogo Rafael Larco Hoyle sostuvo incluso que la alta cultura peruana se había originado en la costa norte y que de allí se había irradiado a la sierra.
 Sin embargo, es evidente la existencia de afinidades entre Chavín de Huántar y las diversas expresiones culturales, tanto costeñas como cordilleranas, anteriores, contemporáneas y posteriores a ese monumento, por lo que es muy fundado sostener la existencia de un horizonte cultural, que ha tomado precisamente el nombre de Chavín. 
CARACTER AUTOCTONO
De los planteamientos de Tello ha sobrevivido la tesis del carácter autóctono de las culturas prehispánicas en suelo peruano, a pesar de los intentos de algunos arqueólogos de insistir en el origen foráneo de la alta cultura peruana
Tuvo el mérito encomiable de ser uno de los primeros científicos sociales en “romper la idea dominante” de la inferioridad de los antiguos pueblos del Perú. En este sentido, acumuló ingentes testimonios de la grandeza del pueblo peruano, en contra de los que se avergonzaban de lo genuinamente indígena.
 Hizo brotar literalmente de las llanuras costeñas, innumerables tumbas, templos y ciudades deslumbradoras, imágenes de dioses en oro, piedra y barro, e infinidad de evidencias de la realidad sociocultural y económica del antiguo poblador andino. También interpretó la relación entre el desarrollo étnico-cultural y el medio ambiente, mostrando la heterogeneidad del peruano pre y post-hispánico.
Antes de morir, donó su inmenso archivo personal a la Universidad de San Marcos, mencionando en su testamento a sus discípulos,  Carrión  y  Mejía, a quienes consideraba los más idóneos para continuar su trabajo.
Así pues, ellos fueron designados por la Universidad para compilar, ordenar y en algunos casos complementar las anotaciones y libretas de campo hasta concluir algunas de las obras que Tello dejó en proceso de preparación.
 Fue gracias a la labor de Mejía Xesspe que se dio a luz dos obras fundamentales: Chavín, cultura matriz de la civilización andina (1960) y Paracas (2 vols. 1959 y 1979). Además: Arqueología del Valle de Casma. Culturas Chavín, Santa o Huaylas Yunga y Sub Chimú (1956) e Historia de los museos nacionales del Perú. 1822-1946 (1967).
Pese a esta gran labor de recopilación, mucha de la documentación inmensa permanece aún archivada en el Museo de Pueblo Libre y en San Marcos. En esta última existen 130 mil  documentos, entre folios, dibujos, calcos, ilustraciones, divididos por los temas Paracas, Nazca y, Chimú.  Asi como correspondencia epistolar, además de apuntes de sus trabajos de campo, sus resúmenes e interpretaciones.
Una vida dedicada por entero a la historia del Perú. Una vida valiosa, enteramente  fructífera Tello definitivamente se convirtió en uno de los mejores exponentes de nuestra cultura milenaria. Le debemos, de todas maneras, homenaje, gratitud y recuerdo imperecedero. (EdeNM)

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