jueves, 16 de mayo de 2013

FLAUBERT: LA VIDA LO HIZO ESCRITOR

Muy tímido pero extremadamente sensible. Lo primero lo aisló muchas veces en un mundo de soledad y retraimiento donde podía pasar del silencio a una verborrea incontrolable. Retraído por naturaleza y, para colmo de males, inclinado a las  depresiones. Algunas veces vital, otras desubicado, obsesionado e incluso neurótico. Lleno de males corporales. Matices, condiciones de vida y de sentimientos que lo convirtieron en un valioso escritor y uno de los mejores novelistas occidentales de su tiempo.
Gustavo Flaubert, nacido el 12 de diciembre de 1821 en Ruán Francia, se hizo muy conocido por una novela publicada bajo el titulo de Madame Bovary,  publicación que fue acogida de inmediato por la crítica y los lectores por su profundo análisis de la humanidad y un ataque a las costumbres burguesas y la monotonía donde la mujer hace, efectivamente, lo que siente.
Sin embargo, la obra, que salió primero por partes como folletín en la Revista de París y después bajo las condiciones de un libro, le causó serios problemas al autor  porque incluso  lo enjuiciaron legalmente acusado, él y su editor, de nada más y nada menos, que de inmorales. Hipócrita sociedad de convencionalismos falsos.
 En el proceso judicial ambos, felizmente, fueron absueltos. Los obtusos jueces ni siquiera se dieron cuenta de que la novela que querían empañar había sido, cabalmente, una obra maestra del realismo universal.

Gustavo Flaubert.

DAMA ESPECIAL
La figura principal de esta creación literaria es Emma Bovary, una dama especial que siente la vida intensamente con amoríos prohibidos y movimientos controversiales. Se trata de una proverbial historia de adulterio que logra convertirse en un profundo análisis de la humanidad  y, en concreto,  un ataque a la monotonía y a las desilusiones de la existencia.
Ella, con  la imaginación repleta de románticas ilusiones sobre el amor y la pasión, se topa con la realidad de un insípido matrimonio que la ahoga. Entonces, la mujer busca las sensaciones sobre las que ha leído en los libros a través de una serie de aventuras amorosas que desea ver como grandes pasiones.
 Pero que no son, en realidad, más interesantes que su vida matrimonial. En un ataque de desesperación, Emma se quita la vida. El autor refleja, con gran acierto, la tragedia de este personaje.
Hijo de un célebre médico cirujano, Achille Cléophass y de Anne Justine. Tuvo cinco hermanos, pero sólo sobrevieron dos de ellos: Achille, nacido en 1813 y Caroline que vino al mundo en 1824, compartiendo su pasión por las letras. A los trece años fundó el periódico manuscrito “Art de Progrés”.
EPILEPTICO
Curso estudios de Derecho en Paris, aunque su delicada salud le obligó a abandonarlos. Sufrió sus primeros ataques epilépticos en 1843.  Flaubert tenía entonces 22 años. Era de suponer que estas crisis influyeron, de forma evidente,  en el equilibrio interior y en la conducta social del escritor. Por eso es que dijo en una oportunidad: “Mi vida activa acabó muy joven. Tengo mis nervios que no me dan reposo”.
Conoció a Victor Hugo y a la poetisa Louise  Colet, quien posteriormente sería su amante. Ella tenía 11 años más que él. Entre 1846 y 1855 le escribió centenares de cartas. Cuando su musa  murió en 1876, se sumió en una desesperación que empeoró por completo su estado de salud.
De 1849 a 1851, se dedicó a viajar por Grecia y el Oriente junto a su amigo Máxime du Camp. El mayor aporte de la travesía lo concretó con creces en su novela “Salammbó”, narrativa histórica ambientada en la antigua Cartago.
Durante la guerra franco-prusiana, ocurrida entre los años 1870-1871, fue movilizado como Teniente de la Guardia Nacional. El escritor tuvo que refugiar a sus parientes en Croisset y luego terminó alojado en la casa familiar del marido de su sobrina en Rúan. Ocupada esta ciudad por los prusianos, Flaubert fue obligado por éstos a servir como secretario y criado.
Posteriormente se retiró a una finca familiar en el pueblo de Croisset cercano a Ruán para vivir con su madre y su pequeña sobrina y con una promesa que hizo y la cumplió al pie de la letra: dedicarse por completo  a la Literatura.

La mas famosa de sus obras.

RENTISTA
Su posición de pequeño rentista, que le permitía cubrir sus necesidades y mantener a su familia, le permitió hacerlo. Su primera novela “Madame Bovary”. En una ocasión preguntado Flaubert por cómo había logrado la minuciosidad de este personaje, respondió, como nunca, muy seguro de sí mismo: “Madame Bovary soy yo”.
Escribió otras novelas como “La Tentación de San Antonio” (1874) que logró un fabuloso éxito por parte de los críticos literarios quienes llegaron a compararla, por su importancia, con el “Fausto” de Goethe. Como casi en todas las obras de Flaubert, allí se combinan tanto elementos románticos como naturalistas.
En sus cartas publicadas póstumamente entre 1887 y 1893, “Correspondance”, de cuatro volúmenes, calificó su trabajo de “agonías del arte”. Entre otras obras de Flaubert, donde destacan constantemente la gran precisión de los detalles, cabe destacar la novela “La Educación Sentimental” (1869), tres narraciones cortas publicadas con el título de “Tres Cuentos” (1877) y dos trabajos editados póstumamente, la inacabada novela Bouvard y Pécuchet (1881) y “Diccionario de Lugares Comunes” (1913). 
PENURIA
Muchos años vivió, como tantos otros escritores, en la penuria económica que se alivió un tanto cuando consiguió una pensión oficial de mil francos. Hasta que falleció en  Croisset, Baja  Normandia Francia, el 8 de Mayo de 1880. A su funeral asistieron los más distinguidos literatos de aquel entonces.
Pero mucho antes, allá por 1832, ingresó al Colegio Real de Ruan donde curso sus estudios sin mucho entusiasmo. Era considerado un vago. Sin embargo, consiguió la licenciatura. Logrando aprobar el bachillerato, aunque sin pena ni gloria.
En el sorteo para el servicio militar resultó exento y entonces inició, sin demasiada  convicción, sus estudios de Derecho en París. Sin embargo, su juventud estaba lleno de vigor y, a pesar de su timidez, poseía cierta gracia. Era muy entusiasta e individualista. Pero, aparentemente, no tenía ninguna ambición.
A finales de 1840 viajó por Los Pirineos y Córcega. A su retorno a París perdió el tiempo soñando despierto, viviendo de las rentas que le proporcionaba su patrimonio. Amaba el campo y detestaba la ciudad. Por eso mismo dejó los estudios de Derecho so pretexto de reponerse de un acceso de epilepsia, mal que siempre se esforzó en  ocultarlo.
Abandonó París y regresó a Croisset  donde vivió con su madre, emparentada con algunas de las familias más antiguas de Normandía.  Más tarde con su sobrina. Allí tenía una casa a orillas del río Sena. Su hogar hasta el final de sus días. Aquí es también donde comenzó sus primeras producciones literarias.


Manuscrito de Madame Bobary

RELACION
En 1846 murieron su padre y su hermana, dos meses después de que se enfermaran. Se hizo cargo de su sobrina.  Por aquel entonces es que comenzó la tormentosa relación con la poetisa. Parece ser que esta relación es el único episodio sentimental importante del escritor. Nunca se casó.
En París asistió a la Revolución de 1848 que observó con una mirada muy crítica. Durante el Segundo Imperio Francés frecuentó los salones parisinos más influyentes y entre otros se relacionó con George Sand, escritora francesa de padre aristocrático y madre de clase media, con infinidad de novelas exitosas como: “Indiana”, ”Leyla” y “El Compañero de Francia”.
Otro de sus amigos fue Maxim du Camp, escritor y fotógrafo miembro de la Academia Francesa con quien visito la región de Bretaña. Recorrió durante dos años Italia, Grecia, Egipto, Jerusalén y Costantinopla. Este viaje causó una gran impresión en la imaginación de Flaubert.De regreso a su viaje a Oriente comenzó a escribir Madame Bovary. Para ello necesito 56 meses. Es decir, 4 años y 8 meses. 


Su escritorio donde escribió tantos libros valiosos.

AMIGOS
La muerte y la  incomprensión lo alejaron de su familia y de sus amistades. En 1872 perdió a su madre y hasta entonces su buena situación económica aminoró por completo. Su sobrina Mme. Commonville cuidaba, cariñosamente, de él. De vez en cuando se veía con sus amigos los intelectuales:  Emile Zola, escritor; Edmond Rostand, dramaturgo; y Jules de Goncourt, literato.
En 1874 sufrió un gran desengaño a causa del fracaso de su gran obra de teatro cuyo título era “El Candidato”. Sin embargo, a renglón seguido, pasó sus días trabajando incansablemente en una sátira de la futilidad del conocimiento humano y la omnipresencia de la mediocridad  que la abandonó para luego retomarla. Hasta que, finalmente, dejó sin acabarla. La publicaron póstumamente bajo el nombre de “Bouvard y Pécuchet”.
Flaubert envejeció rápidamente a partir de 1870 y parecía un anciano cuando falleció. No obstante de que tan sólo tenía 58 años. El intelectual, firmemente, despreció la vulgaridad y la mediocridad. La falta de inteligencia.
Definitivamente, este personaje ocupó una posición clave en la Literatura del siglo XIX. En su época fue rechazado por razones morales falsas y admirado, siempre, por su fuerza literaria. Se sitúa entre la generación romántica y la realista. La estética de sus obras, una realidad contundente. No olvidemos que sometía a prueba sus textos leyéndolos en voz alta. Que tal escritor. Que buen escritor. (Edgardo de Noriega)

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