Precisamente Martín Belaúnde Lossio, en las actuales circunstancias de estar
prófugo de la justicia y darse el lujo de declarar ante la prensa desde la
clandestinidad, inspira desconfianza total
y parece ser uno de los grandes mafiosos
que comenzaron sus actividades ilícitas a fondo e inescrupulosamente, a partir del ascenso de Ollanta Humala al
poder.
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Mientras tanto y ante los hechos poco claros y muy
sospechosos, los nacionalistas tratan por todos los medios de probar que nada tienen que ver con el empresario chiclayano. No obstante
que si estuvo con ellos trabajando a fondo y con responsabilidades especificas,
en las campañas electorales del 2006 y el 2011.
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Lo que más lo acerca a la pareja
presidencial es, evidentemente, haber sido uno de los artífices de los pagos de
asesorías a Nadine Heredia con cifras exorbitantes que superan los 50 mil dólares y que incluyen
actividades relacionadas con especialidades capilares, para tratar todo tipo de
enfermedades del cabello y de la piel.
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Nadie sabía en el Perú que la esposa del actual Presidente de la
República era una experta en estas lides relacionadas con la salud. Obviamente que, de por sí,
el asunto suena a trafa y que algo raro, por decir los menos, ocurrió con estas
consultorías realizadas por la señora Humala antes de ser Primera Dama. Allá
por los años 2006 y 2008.
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Muchos sostienen que la plata
provenía de las arcas del gobierno de Hugo Chávez en aquel entonces muy
allegado a los Humala. Todo hace suponer que los intermediarios eran los Belaúnde,
el padre Arturo y el hijo Martín. Por ello, evidentemente, ambos habrían cobrado
la comisión correspondiente. No hay caso, de tal paso tal astilla. Ejemplar, muy ejemplar
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Así se aseguraban el bolsillo y
también la amistad con la que después sería la pareja presidencial. Hacían
méritos para que en el futuro, cuando lleguen al poder, se devuelvan los
favores correspondientes. Una cosa llevaba a la otra. Qué tales vivarachos.
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Obviamente que este capítulo de
la historia no aparece en ningún momento en
el insólito comunicado de lavado de
manos al estilo Pilatos que ha emitido, con cinismo, el Partido Nacionalista
que trata, a como de lugar, de alejarse y desmarcarse del supuesto pillo.
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El controvertido documento sostiene falazmente que las fechorías
registradas se hicieron fuera del ámbito del gobierno central y sus
influencias. Si con la anuencia y responsabilidad de los gobiernos regionales
de diferentes partes del país.
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Tal premisa, evidentemente, de
ninguna manera salva la responsabilidad del partido gobernante, en vista de que
está completamente probado que Belaúnde
Lossio y su hermano Arturo aprovecharon sus influencias en el Congreso.
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Lo hicieron, precisamente, con
los congresistas, Víctor Isla y Josué Gutiérrez, quienes estaban en
puestos claves como son la Presidencia del Parlamento y la Comisión de
Presupuesto para, obviamente, sacar
prebendas que les posibilite
ejecutar obras al interior del país.
Los humalistas, definitivamente, tienen responsabilidades que están en la
obligación de afrontar y esclarecer.
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Hay otro hecho controvertido que
enlaza directamente a Belaúnde con el nacionalismo y ese si que no se puede
negar. En la primera campaña electoral de este grupo político, el cuestionado hombre de negocios colaboró
con dinero, contante y sonante, ascendiente a
la suma de 66 mil 820 soles, según el reporte de la Oficina Nacional
de Procesos Electorales (ONPE).
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La cifra de contribución aumenta con otras operaciones realizadas
por el mismísimo contribuyente cuando entrega en especies 84 mil 800 soles
y tras la derrota de Humala, el 2006, da en efectivo 113 mil 400
soles.
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Es decir, en aquella campaña, el allegado a la
pareja Humala aportó al Partido Nacionalista 265 mil soles con 20
centavos. El nacionalismo y el propio
gobierno tiene la obligación inmediata de aclarar el por qué y la procedencia
de estas cifras.
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La historia del que sería el pez
gordo actual de la corrupción se remonta hacia el año 2000, es decir hace 14
años, cuando aparece conjuntamente con su padre, Arturo Belaúnde, apoyando a
Solidaridad Nacional y a su líder Luis
Castañeda Lossio.
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Los que conocen, en Chiclayo, a Arturo Belaúnde padre recuerdan que, antes de codearse con el poder y la ambición, era un hombre de carácter
entretenido, apacible, amistoso e incluso con dotes caballerescos. El se
dedicaba con cierto éxito a la actividad minera y tenía a su favor varios
denuncios de este tipo. La conversión
habría sido de caballero a gánster. Lamentable.
·
El duo Belaúnde era allegado
familiarmente con el elegido
burgomaestre de Lima, por el
lado Lossio. Cierto y cercano es el parentesco aunque de por sí, y sobre todo
por parte de Castañeda, había un rechazo a este grupo familiar. Los consideraba
de menos y evidentemente no gozaban de su simpatía total. Sin embargo, la
política los juntó.
·
Allí estos dos señores, desde
Chiclayo y con conexiones en la capital,
consiguieron financiamiento para diversas actividades partidarias de los
solidarios. El objetivo era el mismo:
después medrar y sacar dividendos.
·
Pero las cosas entre Castañeda,
sus seguidores y los Belaúnde se
fueron apagando, poco a poco, por esa desconfianza familiar existente. Las oportunidades
de los negocios posteriores parece ser que no se dieron.
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Algunos allegados, tanto al ex
alcalde como al clan familiar, aseguran que ello ocurrió sobre todo por el mal
carácter del líder de Solidaridad que cuando algo sale mal comienza a estallar y acusa como
culpables, a quien se le cruza en el camino.
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Los Belaúnde no tuvieron la paciencia de
aguantar las bravuconadas, sin ningún fundamento, del líder de Solidaridad
Nacional y decidieron dar un paso al
costado. Posteriormente, pusieron los
ojos en Humala y se fueron directamente a trabajar en las predios nacionalistas.
·
Como reforzamiento e instrumento de presión vino, por
decisión e iniciativa editorial de este par de sinvergüenzas, la fundación del
diario “La Primera” desde cuyas páginas y en una posición de izquierdista progresista
se apoyó, incondicionalmente, la figura
de Humala y de sus seguidores los
nacionalistas. Martin ha
desaparecido de la nomina de fundadores.
Hoy en día sólo está Arturo
padre.
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El joven Belaúnde también fue comprando, paulatinamente, una buena cantidad de radios en distintas
partes del norte del país, cuyos programas periodísticos los puso de
inmediato a disposición de las huestes
humalistas.
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La plata habría venido, otra vez, de la
Venezuela de Chávez con sus respectivas comisiones para el promotor
comunicativo. Nadie puede negar este
hecho que efectivamente se hizo en medio de la oscuridad financiera y sin
ningún ápice de transparencia
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El buen hijo se hizo especialista en regionalización y
entonces se dirigió a trabajar con otros corruptos de siete suelas encabezados
por César
Alvarez en la Región Ancash, cometiendo infinidad de tropelías y, por eso
mismo, es buscado por las autoridades judiciales.
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Por si acaso, los tentáculos llegaron hasta otros lugares lejanos como Madre de
Dios donde participó en licitaciones que, precisamente, no se les puede
llamar transparentes. Para los entendidos, aquí se registraron serias anomalías
que merecen investigación en una serie de obras que ni siquiera finalizaron y
se quedaron en medio camino.
·
Lo que requiere el Perú, para reforzar
la moral y la ética que es necesaria, es la
determinación de responsabilidades a aquellos que han actuado
inescrupulosamente y, a renglón seguido, tienen que venir las sanciones penales correspondientes.
·
Estamos cansados de tanta
corruptela. La de Fujimori durante
10 largos años, la de los apristas con Alan
Garcia a la cabeza, la de Toledo con sus compras inmobiliarias y
transacciones financieras oscuras y ahora está la del humalismo que huele a
podrido. El país tiene que cambiar. Hay que asegurar que a los culpables les caerá todo el peso de la ley. Hagamos política con honestidad. Ya es
hora.
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Fernando Berckemeyer Olaechea es el Director periodístico del
diario “El Comercio”, a partir de hoy 17 de Noviembre. Ha sido oleado y
sacramentado para tal cargo por la
familia propietaria, Miró Quesada. Se trata de un joven abogado que tenía a su
cargo la Pagina Editorial de tan prestigiado órgano de expresión masiva.
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El letrado
convertido en periodista es hijo de Fernando
Berckemeyer Conroy y descendiente de los que fueron dueños de Leche Gloria,
hoy en manos de la familia arequipeña Rodríguez Banda. Entre ellos su abuelo
José y sus tíos Luis, Gustavo, Fernando,
muchos años inamovible Embajador del Perú en Estados Unidos, y otros que en sus
tiempos de esplendor conformaban una de las familias más influyentes y
poderosas del país.
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Por el lado materno, el Director
de “El Comercio” está emparentado cercanamente con los Olaechea que desde hace más
de 130 años dirigen y conducen el estudio del mismo nombre, considerado como
uno de los principales bufetes profesionales de letrados en el medio.
·
Su progenitor, Fernando, de ideas ultraconservadoras
protagonizó uno de los escándalos que más se recuerda en la Facultad de Derecho
de la Universidad Católica alla por los años 60 y 70, De un lado y enfrentados
estaban Berckemeyer, secundado por
un hombre estrafalario y raro que en
tiempos del invierno limeño usaba un abrigo muy largo de color negro propio de
climas muy severos que no es el de Lima, llamado René Porras Melgar. Los apoyaba, evidentemente, un sector numeroso
de reaccionarios totales.
·
Del otro, los abogados en aquella
época muy jóvenes. Entre ellos: Jorge
Avendaño. Jorge Santistevan, Baldo Kresalja, Javier de Belaúnde López de Romaña, Lorenzo Zolezzi,
Luis Pásara Eduardo Ferrero, Domingo
García Beláunde, Mario Roggero y Miguel de Althaus.
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Ambos bandos enfrentados por la reforma total de la Facultad de Derecho
de dicho centro superior de estudios. Los reformistas habían realizado estudios
de perfeccionamiento en la Universidad de Wisconsin. Estados Unidos.
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El lío fue tan grande que a los
jóvenes docentes se les calificó como
neo marxistas, comunistas y seguidores de las reformas económicas y sociales de
la dictadura de Velasco. Hecho que, evidentemente, no era real ni cierto en su totalidad. Al único que se le podía señalar como rojimio era a Pásara.
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La reforma planteaba
exclusivamente mejorar la enseñanza del Derecho que contemplaba-eso si- un cambio y un compromiso que tenia que
enlazar, fuertemente y de forma directa, las leyes con la sociedad. Cosa
factible y completamente acertada.
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La oposición recalcitrante de Berckemeyer y Porras fue constante,
insolente, apasionada y total. A tal punto que los dos fueron expulsados de las
aulas de la Católica por haber excedido, según las autoridades, en actitudes
vejatorias inaceptables y fuera de la ley.
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Lo que se hizo es un cambio profundo en la forma de la
enseñanza y se logró una nueva concepción del derecho, sustentado no,
precisamente, en un mero ordenamiento formal contenido en códigos más o menos organizados
lógicamente.
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Los Wisconsin consiguieron que el Derecho no puede entenderse aisladamente
de los demás aspectos de la vida. La reforma introdujo el método de los
casos en el estudio de la Ciencia Jurídica con sustento técnico y doctrinario, buscando
planteamientos originarios, sin sujetarse o limitarse a las normas legales de
los códigos y las leyes. Ir mas allá. No les faltaba razón.
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Eso era lo correcto porque así se se desterraba la memorización y se dejaba de
lado la formación legalista de los abogados y codiguera para dar paso a una
visión integral. Que tal revolución,
merece recordarla de todas maneras.
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Por aquel entonces, uno de los
Wisconsin, Javier de Belaúnde,
se preguntaba y decía de inmediato lo siguiente: ” Para que enseñar? Para
contribuir al cambio social. ¿Qué enseñar? Nuevos contenidos Es decir, cursos que
vinculen al Derecho con la sociedad. ¡Cómo enseñar? Con el método de los
casos”. Tal era el resumen de la reforma que, decididamente, pasó a la historia
y hoy mismo se perfecciona con el aporte de las nuevas generaciones. Vale,
definitivamente. (Noé)
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