Allá por el año 1934, es decir
hace más de 80 años, apareció una novela escrita de forma impecable con evidente narrativa ágil y acumulativa que se convertía en una
denuncia satírica y corrosiva de carácter social, tratando dos temas puntuales :
las costumbres de la oligarquía limeña y la situación de la burguesía
capitalina en aquellos lejanos tiempos controversiales. Llenos de
convencionalismos y proclives a una vida enteramente conservadora de prejuicios y también de valores falsos.
Mucho más y con más fuerza desbordante, evidentemente, que ahora en la
actualidad del mismísimo siglo XXI
En la obra de por si novedosa había
de por medio un lenguaje sencillo, la descripción exacta del mundo de las drogas como peligro eminente.
Mucho sexo del fuerte y truculento, como
realidad desgarrante y atractiva . A
manera de regalo singular, la trama novelística
incluía asuntos directos que estaban relacionadas a distintos asuntos controvertidos de la existencia diaria.
Por ejemplo: las relaciones íntimas
y homosexuales del novio con el padre de la novia. La novia, a pesar del compromiso sentimental con cama de por medio, con el mejor amigo de su
pretendiente.
La madre, de la misma forma, con el intimo
compañero del hijo. Un culebrón largo de perversiones muy bien escritas que
llamaron la atención por completo de los lectores. En buena cuenta, todo un
best seller que se convirtió, realmente, en un libro precursor de la época.
José Diez Canseco: figura eminente de la Literatura
José Diez Canseco: figura eminente de la Literatura
EL AUTOR
La novela, cuyo título era “Duque” y el autor un escritor de
polendas llamado José Diez Canseco,
salió bajo el sello prestigioso de la Editorial Ercilla de Santiago de Chile,
con prólogo de un intelectual por sus cuatro costados y famoso político: Luis
Alberto Sánchez.
Para los entendidos y los
críticos literarios, esta obra trascendió
su época de referente histórico para captar el interés de los lectores
contemporáneos y lo logró porque tenía una prosa eminentemente artística
Por eso es que, precisamente, se
afirmaba que no era un best seller
cualquiera, por si caso. Sino que lograba trascender el chisme, lo efímero y el
facilismo. Es decir, una pieza literaria de valor intrínseco que había logrado
convertirse, con su aparición, en la novela inicial del realismo peruano. Nada
más pero tampoco nada menos.
Hasta se dijo que la obra
trascendió su época de referente histórico donde la lectura es un placer, un
goce que nos remiten a configurar imágenes muy realistas. Tan realistas como
sentir auténticamente el perfume de una rosa en un día matinal soleado de una
Lima eterna. Un vanguardismo total con un mundo de variedades artísticas.
PIONERA
Los críticos concluyeron que “Duque” era parte
fundamental de la Literatura peruana que debe reconocérsele como pionera de la
narración moderna que posteriormente desarrollaron autores de la talla de Julio
Ramón Ribeyro y el propio Mario Vargas Llosa, el único peruano que ostenta el título
de Nobel en este campo de la creatividad plena.
Sin embargo, Diez Canseco dedicó
casi toda su vida al periodismo llegando a convertirse, a partir de 1940, en
el columnista más leído del desaparecido
diario “La Prensa”. Al momento de su temprana muerte, el 6 de Marzo de 1949,
sólo había publicado dos libros de narrativa: “Estampas Mulatas” y “Duque”,
dejando material inédito o disperso en muchos periódicos y revistas. Con motivo
de su centenario, celebrado el 2014, la Universidad Católica reunió toda su
obra en dos tomos bajo el titulo: “José
Diez Canseco”. Narrativa Completa”.
Antes de cumplir los 20 años, el
autor comenzó a publicar una serie de cuentos en la revista “Variedades” y a frecuentar a los principales intelectuales
y artistas de la Lima de entonces: César Vallejo, José Gálvez, Luis Alberto
Sánchez, José Carlos Mariátegui, José Sabogal y muchos otros más.
Como la mayoría de escritores de
su generación- la de Martin Adán y Carlos Oquendo de Amat- publicó su primera
obra importante, el cuento “El Gaviota”, pieza corta que algunos consideran de temática genial,
en la revista Amauta dirigida por Mariátegui. Este relato y otro similar
titulado “El Kilómetro 83” conformarían
la primera entrega de sus “Estampas
Mulatas”.
El libro de la Universidad Católica.
El libro de la Universidad Católica.
NUEVE ESTAMPAS
A estas dos estampas iniciales,
Diez Canseco iría sumando otras a lo largo de su vida. En la edición de la Católica
se han reunido nueve de ellas. Las que en conjunto han sido consideradas como
referentes primordiales del realismo urbano en el país.
Mucho tienen de la vocación descriptiva
y del lenguaje de los cuentos criollos de Abraham Valdelomar. Lo diferencia porque en sus páginas se aborda
una temática novedosa para la época, la azarosa vida de los limeños más pobres
y hasta marginales
Por eso como señala Valentino
Giannuzi, en el prólogo de la edición de la Católica, “las Estampas Mulatas”
están signadas por lo violento, en lenguaje de la calle, la aventura y el afianzamiento
de la identidad masculina. Los títulos como “Jijuna” y “Gaína que come
huevo” resultan bastante expresivos.
Hay muchos relatos de Diez Canseco ambientados en
Barranco donde el autor vivió su infancia y adolescencia. Ahí suceden “Las Acciones de Lucy”, escrita en
1930, novela corta que cuenta la experiencia del primer amor entre dos niños.
NACIMIENTO
También hay otras novelas
destacados del autor “El Mirador de los
Angeles”, una aproximación al universo femenino y “Las Urrutia”, una historia de relato fácil y ameno. Ambas quedaron
inconclusas y recién fueron publicadas en 1974 por el crítico Tomás Escajadillo,
el más empeñoso investigador y difusor del autor.
Gianuzzi, responsable de la
edición de la Católica, ha incluido una sección de primeros cuentos escritos en
la década del 20 y otra de relatos de la década del 40, además de las primeras
ediciones de algunas estampas y otros textos testimoniales. Como complemento se
incluyó una cronología del autor y una galería de fotos, retratos y
reproducciones de las primeras ediciones de sus trabajos
Nació en Lima el 6 de Octubre de
1904. Se educó en el Colegio San José de Cluny y después donde los padres jesuitas de la Inmaculada, plantel que
abandonó antes de terminar sus estudios secundarios. Inició su carrera
literaria en Barranco, ciudad donde vivió varios años trabajando como empleado
de la oficina All American Cables, ubicada en ese balneario.
Comenzó a colaborar como periodista en la publicación
“La Provincia”, insertando artículos bajo el seudónimo de Edmundo de Rienzi. También
trabajó en las afamadas y prestigiosas revistas "Variedades", "Mundial" y "Amauta".
El lapiz a carbon artístico lo retrata perfectamente.
El lapiz a carbon artístico lo retrata perfectamente.
COMO ERA
Luis Alberto Sánchez lo recordó
en una oportunidad de la siguiente manera: “Un joven bohemio, aristocrático
pero sin dinero. Mezcla de dandy y de bohemio, de hombre de bar y de academia,
lleno de inquietud social, aunque sometido a gustos sibaríticos”.
Involucrado en conspiraciones políticas, viajó a Europa
donde hizo un periplo de aprendizaje por diversas ciudades del viejo
continente. Regresó al país e ingresó a la redacción del diario “El Tiempo”,
donde destacó por tener una pluma fina.
En 1929 logró viajar en el
crucero de verano de un barco de la Armada, experiencia que lo puso en contacto
con los hombres de mar. De este viaje nació su famoso personaje “Gaviota”, hermoso relato costumbrista
cuya publicación lo situó entre los más veraces escritores de su generación.
A la caída de Leguía viajó a Europa
donde residió tres años. En diciembre de 1932 lo sorprendió en París la noticia
de que el diario “La Prensa” de Buenos Aires premió uno de sus cuentos, “Jijuna”, entre 13 mil concursantes.
Póstumamente apareció un libro
del autor, “Lima Coplas y Guitarras”,
publicado por su viuda el 6 de Octubre de 1949, el día que cumplía 49 años. Son artículos y poemas de diversas fechas que antes
habían aparecido en diversos periódicos.
APRISTA
Las notas impecables están
dedicadas a diversos personajes de la historia como Santa Rosa de Lima, Fray
Martín de Porres, José de San Martín y Ricardo Palma. Hay uno interesante titulado
“Clérigos Ideas y Aventuras”, donde
hace un recuento de las ideas libertarias del Perú. Allí, precisamente, hace
una adhesión al socialismo de José Carlos Mariátegui.
“El último que agitó su
pensamiento fue Mariátegui el grande, el
querido, el fraterno amigo. El apóstol auténtico de una aspiración y una idea.
No transigió nunca y afirmó contra todas las amarguras y todas las calumnias su
fe como escritor proletario. Su revista Amauta fue el faro de América”,
sentenció
En este libro se puede leer las
andanzas de Alejandro Ayarza, más conocido como “Karamanduka”, a quien le dedicó
unas líneas por su cumpleaños como representante genuino de la vieja ciudad.
Aquí se encuentran reflexiones propias sobre el criollismo como reconocimiento
del saber popular. El intelectual Cesar Miró lo calificó como “el gran señor
del buen vivir criollo”.
Militó por una época en el Apra,
situado por esos tiempos a la izquierda del espectro político. Fue redactor del
diario de ese partido, “La Tribuna”. Cuando arreció la persecución a los
militantes de dicha agrupación, viajó otra vez a Europa donde residió un buen
tiempo.En esta oportunidad. acogido por el prestigiado diario “ABC” de Madrid.
Por sus interesantes artículos publicados en ese periódico, ganó el premio periodístico
Antonio Zozaya.
Otro de sus libros impecables.
Otro de sus libros impecables.
PERIODISTA
Regresó al Perú en 1935 y participó
vehemente en el periodismo, acaso con perjuicio de su verdadera vocación
novelística. Fue hijo de Alfredo Diez Canseco Coloma y de María Pereyra Patrón.
Entre 1940 y 1945 estudió Letras y Derecho en la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos, pero no logró graduarse.
En el campo periodístico hizo
famosa varias secciones, destacando por su lenguaje criollo lleno de picardía y
colorido. Corresponsal del diario “La Prensa” en Colombia y de “El Universal”
en Santiago de Chile. Fue también fundador de “Jornada”, el seminario
de propiedad de los hermanos Benavides, que apoyó la candidatura presidencial
de José Luis Bustamante y Rivero, en tiempos del “Frente Democrático” de 1945.
Por tercera vez viajó a Francia,
de octubre a diciembre de 1945, y a otros países europeos. De regreso al Perú
se sumó a la redacción del diario “La Prensa” de Lima, donde su sección se
convirtió en la más leída del público. Ya dominaba los elementos de una técnica simple, pero vigorosa y planeaba sus
verdaderas obras. A mitad de su libro “El
Mirador de los Angeles”, la muerte lo sorprendió una mañana de verano en
1949. Tenía tan sólo 45 años.
La Literatura
y el periodismo habían perdido, definitivamente, a uno de sus más grandes
puntales, cuya obra merece recordársele por su evidente calidad irradiada y
dada a conocer con ahínco y con fuerza inagotable. Valoremos, en su verdadera
dimensión, a Diez Canseco. (Noé)
gracias, excelente
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