Una figura controvertida de la
Historia del Perú. Militar y político que ocupó la Presidencia de la República
y fue el que, precisamente, abrió paso a las negociaciones de paz, durante la
Guerra del Pacífico, con la tremenda equivocación de otorgar cesiones
territoriales que resultaron implacablemente criticadas unánimemente por la
ciudadanía de este país y cuyos efectos significaron, a la larga
y definitivamente de la manera más injusta, el pase de las ciudades enteramente peruanas, Arica y Tarapacá,
al dominio total e implacable de Chile.
Miguel Iglesias Pino de Arce, nacido en Celendín (Cajamarca) el 11
de Junio de 1830, es conocido, sobre todo, por ser el ser autor del Grito de
Montán que implicó evidentemente tantos daños en contra de la patria, so
pretexto de arreglar con el enemigo los asuntos derivados de la conflagración
en que el abuso, la desidia y la ambición chilena se impusieron por completo.
Fue hijo del noble español
Lorenzo Iglesias Espinach y de Rosa Pino de Arce. Desde joven, el personaje se
dedicó a la administración de las propiedades de su familia ubicadas en el
departamento de Cajamarca.
Allá por 1865, lo designaron
Prefecto de esa jurisdicción geográfica ubicada al norte del país. Durante el
conflicto con España al año siguiente, Iglesias encabezó un batallón que marchó
hacia Lima y luchó valientemente contra
el yugo colonial. Por sus acciones militares,
se le concedió el grado de Coronel. En 1872, fue nuevamente Prefecto de
Cajamarca.
Miguel Iglesis uniformado y con la banda presidencial.
Miguel Iglesis uniformado y con la banda presidencial.
LUCHADOR
Tras la declaratoria de guerra en
1879, Iglesias organizó un grupo de 3 mil hombres luchadores y luego se trasladaron
a Lima. En la madrugada del 22 de Diciembre de dicho año, este puñado de
valientes se unió a los batallones que secundaron a Nicolás de Piérola tras
deponer al Vicepresidente La Puerta y juntos tomaron el puerto del Callao.
Inmediatamente después, el militar cajamarquino fue designado Ministro de
Guerra por el Califa.
Participó, posteriormente, en
la Batalla de San Juan. En la noche del
12 de Enero de 1881, el primero de los cuerpos del ejército, bajo su jefatura, cubrió
las calles de Lurín, proyectándose sobre
Chorrillos, Villa y Santa Teresa.
Recuperó las posiciones del cerro
que había en este último lugar. Pero se dio cuenta que estaba rodeado por la
retaguardia. Por lo que tuvo que retroceder para abrirse hacia el malecón. Allí
fue tomado prisionero.
Luego de desatarse una tremenda y
desesperada resistencia cumplida en el balneario de Chorrillos, en la que
lucharon indesmayablemente Guillermo Bhillinghurst, después Presidente del
Perú, Carlos de Piérola y Miguel Valle Riestra. Entre los muertos por el enfrentamiento, desafortunadamente, estuvo su
hijo: Alejandro Iglesias.
BATALLA
Tras la ocupación de Lima, el
Coronel Iglesias fue puesto en libertad y regresó a Cajamarca. Autorizado a
retirarse a su hacienda Montán, lo hizo bajo el compromiso de apartarse de la
actividad política. La promesa la cumplió todo el año 1881.
Al año siguiente, el militar se
enfrentó a las tropas chilenas en las cercanías de su hacienda y allí se
desarrolló la Batalla de San Pablo, donde resultó triunfador con las tropas
peruanas envalentonadas por completo.
Más adelante, asumió el mando de
los departamentos del norte y estableció un gobierno en Trujillo en Julio de
1882. Al mes siguiente, el 31 de Agosto del mismo año, emitió el célebre
Manifiesto de Montan, exigiendo la paz.
Autorizo el inicio de las
conversaciones con el enemigo y convocó a una asamblea en el norte para obtener
su respaldo. Por ley del 30 de Diciembre de 1882, la Asamblea estableció el
Poder Ejecutivo bajo la dirección de un jefe al que se denominó Presidente
Regenerador de la República. El cargo
fue ocupado por Iglesias.
El 5 de de Enero de 1883, la Asamblea
le dio plenos poderes para tratar la paz con el enemigo. El hecho en sí, de
ninguna manera, fue reconocido ´por Nicolás de Piérola que llegó al país, procedente de Europa. Lo
mismo, indignado y firme, hizo Andres Avelino Cáceres, el luchador infatigable que
nunca se rindió a los chilenos. También discrepó Lizardo Montero, uno de los 4
ases de la Marina de Guerra del Perú, conjuntamente con Grau y otros más.
Al mando de sus tropas en plena guerra.
Al mando de sus tropas en plena guerra.
TRATADO
La base del Tratado de Ancón
estuvo listo y acordado por Iglesias, representando al Perú y por Patricio Lynch,
el jefe de los invasores. El primero firmó el convenio inicial, desde la ciudad
de Cajamarca.
La discusión terminó en la
reunión, realizada en el balneario de Ancón, el 20 de Octubre de 1883. El
tratado correspondiente lo firmaron recién el 11 de Marzo de 1884. Luego
Iglesias marchó hacia Lima y asumió el gobierno del país. La Asamblea
Constituyente aprobó el documento de paz.
Iglesias enarboló el bicolor
nacional e ingresó a Palacio de Gobierno,
donde pronunció las siguientes palabras:”
Los peruanos necesitamos los valores necesarios para sostener dignamente la
desgracia, evitando, a como de lugar, rendir la vida en un acto de desesperación”.
Aún cuando el Presidente Iglesias
ostentaba el cargo de manera constitucional, el mandatario, en ningún momento, consiguió
el apoyo de lo que quedó de la elite peruana, quienes trataban de acercase, a
como de lugar, a Cáceres.
De acuerdo a la Asamblea
Constituyente de 1884, Iglesias debió retirarse del Gobierno y llamar a
elecciones. Sin embargo, el militar prefirió proseguir en el poder y exigir el
sometimiento total de Cáceres. Craso error
GUERRA CIVIL
El Brujo de los Andes, fiel a sus
principios y su causa beligerante, procedió a proclamarse Presidente del Perú,
el 16 de Julio de 1884, argumentando lo que él llamó el quiebre del orden
constitucional.
Las fuerzas de Iglesias y Cáceres
en un primer momento se enfrentaron en Lima y después en Trujillo, durante una
sangrienta guerra civil indesmayable. Ante las derrotas en la costa norte, el
militar ayacuchano se retiró al sur. Estuvo entre Cusco, Arequipa, Apurímac y
Ayacucho hasta que reorganizo su ejército y volvió a atacar.
Para 1885, después de un
enfrentamiento en la sierra central y otra derrota en Lima, Iglesias renunció a
la Presidencia de la República. Antonio Arenas, Presidente del Consejo de
Ministros, asumió el poder. Así se dio paso a una transición constitucional.
Luego convocó a las elecciones y
salió electo Presidente de la República, Andrés Avelino Cáceres, líder del Partido
Constitucional, con el apoyo unánime de los civilistas. Mientras tanto, Iglesias
partió al exilio en España, retornando al Perú cuando fue elegido Senador por Cajamarca,
cargo que no pudo ejercer porque la muerte lo sorprendió en Lima, el 7 de Julio
de 1909.
En digno porte militar.
En digno porte militar.
CRITICAS INDEBIDAS
Sus restos reposan en la Cripta de los Héroes
del Cementerio Presbitero Maestro por decisión del gobierno aprista de Alan Garcia en su segundo periodo, siendo
Ministro de Defensa, Jaime Thorne León.
Tal decisión fue criticada en los
círculos políticos e intelectuales, quienes discutieron, a fondo, sobre las
acciones de este personaje de la Historia del Perú. Incluso se escucharon
indebidamente calificativos de traidor.
Ello sin fundamento histórico. Ni
prueba alguna de por medio. Una cosa es equivocarse y ser responsable de
determinados actos y otra, muy distinta, es dejar de reconocer la condición
luchadora de un héroe que si arriesgó su pellejo valientamente por la patria.
El accionar guerrero de Iglesias está
comprobado con pruebas determinantes. Controvertido si, héroe de todas maneras. No hay razón para
echarlo a la hoguera del olvido. Si hay motivos suficientes para admirarlo y
ponerlo en su exacta dimensión. (EdeN)
Fue un hombre que dio todo por su patria, su integridad humana y su fortuna, a parte que esa cruenta guerra le quitó a su hijo y a su hermano. No saco provecho personal del país. Puso el pecho por su patria y hoy unos advenedizos critican lo que no vivieron. Las mujeres de nuestro país eran violadas y sus riquezas saqueadas. Querían que eso continuara? Hasta cuando ?
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