La fecha exacta es el mes de enero de 1933. El lugar una España en la que gobierna Manuel
Azaña, desde 1931, en un periodo llamado el bienio progresista que supuso un
gran avance en materia social con la aprobación de una nueva constitución en
1931 moderna y justa. Además de la aplicación de varias leyes que situaban a la
madre patria como uno de los países socialmente más desarrollados del mundo.
Sin embargo, tal bienio
progresista tuvo un gran problema al igual que
todo el periodo que duró la II República. Es decir, la inestabilidad
social que por un lado causaban los sectores más reaccionarios de la sociedad y
por otro la extrema izquierda, sobre todo el anarquismo que apostaba por la vía
insurreccional contra el gobierno republicano.
Uno de los datos más
determinantes del periodo republicano que demuestra la verdadera conflictividad
social que había es que tan sólo en cinco años, entre 1931 y 1936, se declaró
el estado de prevención 21 veces, el estado de alarma 23 veces y el estado de
guerra 18 veces.
Si lo comparamos con el periodo
constitucional actual (1978-2014) sólo ha sido declarado una sola vez el estado
de alarma durante la huelga de controladores del 2010 y una vez el estado de
excepción en Valencia por Miláns de
Bosh, durante el intento de golpe de estado del 23 F.
Los Sucesos de Casas Viejas
ocurrieron en el marco de la Revolución Anarquista de 1933. El Gobierno estuvo
bien preparado para dicha insurrección por lo que las respuestas en las
diferentes zonas donde esta fue más fuerte,
contundentes y adelantadas a los insurrectos. Por lo que el alcance de
dicho movimiento fue muy limitado.
Levantamientos en 1933
Levantamientos en 1933
EMPUÑAN LAS ARMAS
Sin embargo, en esta
relativamente insignificante revolución, sucedió un hecho de gran importancia
que sería una de las causas de la caída del gobierno republicano de Manuel Azaña que precedió a un
régimen de derechas.
En cuanto a los sucesos de la
revolución de Enero de 1933, la revolución comenzaría en las ciudades para
después extenderse por el ámbito rural. La revolución fracasó en las primeras
por el buen desempeño de la Guardia Civil y de la Guardia de Asalto. En el
segundo sector no se llevaron a cabo acciones destacadas.
Sin embargo, y ante la falta de
noticias en Casas Viejas, una localidad de apenas 2 mil habitantes de la
provincia de Cadiz, varios campesinos empuñaron las armas y ocuparon el pueblo
cercano a la Guardia Civil. Luego allí se proclamó el comunismo libertario de
la zona.
Los campesinos pronto
intercambiaron disparos con el cuartel de la benemérita, en el que se
refugiaban un sargento y tres guardias,
matando a dos e hiriendo levemente a los otros que quedaron.
Muerte, tristeza, desolación.
Muerte, tristeza, desolación.
REFUERZOS
Los refuerzos de la Guardia Civil
llegaron a Casas Viejas con un destacamento de 12 efectivos que rápidamente y
ante la superioridad de armamento tomaron el pueblo y liberaron a los retenidos
por el anarquismo, matando a uno de ellos e hiriendo a otro de gravedad.
Los revolucionarios huyeron a la
sierra. Sin embargo, la Guardia Civil quiso responsables y recorrió las casas
de todo el pueblo, en busca de los revoltosos . A su vez llegó otro grupo de 12
guardias de asalto que se unieron a las labores de búsqueda, deteniendo a un
vecino, Manuel Quijada.
Las fuerzas del orden llegaron a
la casa de un conocido sindicalista que lo llaman el “seis dedos” y que es ya
un anciano y no había participado en la revolución. A la puerta de su casa es
herido, por los ocupantes, un guardia de asalto que se acercó a mediar en el
conflicto y lo retuvieron como rehén.
Por su parte, Quijada consiguió
escapar y reunirse con los sitiados en la choza de seis dedos. La choza seguía
siendo vigilada. Llegó un grupo de 40 Guardias Civiles que portaban granadas.
Tambien arribó al lugar el Delegado del
Gobernador de Cadiz, Fernando Arrinaga Martin-Barbadillo, que espetó lo
siguiente: “ Es orden terminante del Ministro de la Gobernación se arrase la
casa donde se ha hecho fuerte el revoltoso”.
BARBARIE
La choza de seis dedos fue
incendiada resultando muertos, tiroteados o carbonizados sus hijos Pedro ,
Francisco y Manuel Quijada Pino, Josefa
Franca Moya y su hijo Francisco, Jerónimo Silva González, Manuela Lago
Estudillo y el guardia de asalto Ignacio Martín Diaz.
Tan sólo pudieron escapar de la
choza una mujer que salió con su niño en los brazos, algo que los guardias
respetaron. Acabado este episodio se decidió dar un escarmiento al pueblo, llevando a cabo una salvaje
represión.
De esta forma, los guardias de
asalto y los guardias civiles recorrieron el pueblo casa por casa deteniendo
hasta a 12 personas. Durante los registros, las fuerzas del orden mataron al
anciano Antonio Barberán Castellar cuando al ver a las fuerzas del orden, éste cerró asustado la puerta al grito de ¡No
Disparéis! ¡No soy anarquista! Las 12 personas detenidas fueron desarmadas,
esposadas y cobardemente fusiladas en el corral de la choza de Seis Dedos.
Fueron finalmente 26 las personas
que resultaron muertas entre los fusilados, los muertos en combate y los
quemados en la choza de Seis Dedos. En esta cifra se incluye dos mujeres, un
niño y tres guardias de asalto.
Además dos personas más
fallecieron por causas de infartos durante dichos sucesos. Los sucesos de Casas
Viejas escandalizaron a la opinión pública. El Capitán Rojas, máximo
responsable de los hechos tan lamentables fue condenado a 21 años de cárcel,
acusado del asesinato a 14 personas. Lo pequeño de la guerra. Pero también lo
salvaje. La humanidad no quiere, de repetición, estos episodios.
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