Cuando el 16 de Junio de 1955
aviones rebeldes atacaron la Casa de Gobierno y el edificio central del
Ejército, donde se había refugiado Juan Domingo Perón, aunque fracaso el golpe
por falta de apoyo y sincronización en tierra, estaba dada la punta del
ultimátum para un gobierno que no podía tardar mucho en caer.
El país se fue poblando de
rumores. Mientras el régimen, presidido por el militar vigente en la política argentina por muchos años, parecía
transitar a ciegas por un camino de errores. Un conflicto planteado desde el
plano de la Iglesia, después de haberse dictado la ley del divorcio, desembocó
en medidas que significaron una verdadera guerra abierta contra las autoridades
eclesiásticas y las manifestaciones religiosas.
Así es como el 5 de Mayo de 1955
entra al Congreso el proyecto de separación de la Iglesia del Estado, con la
secuela de agitaciones callejeras, incidentes y detención de sacerdotes en
distintos lugares del país.
El 13 de ese mes es derogada la
enseñanza religiosa en las escuelas y 7 días después el Senado convierte en
ley la separación estatal de
catolicismo, derogando la Cámara de Diputados la exención de impuestos a entidades
religiosas.
CRISIS
Un libro, el día de la caída y Perón con uniforme militar.
Un libro, el día de la caída y Perón con uniforme militar.
Acrece la crisis, el desgobierno
se hace manifiesto y tras otros hechos del oficialismo, los acontecimientos se
precipitan a partir del 11 de Junio, cuando se prohíbe la procesión del Corpus
Christi y hay represión policial contra los manifestantes católicos que llegan
hasta el Congreso en actitud de protesta.
Perón exonera por decreto al
provisor y vicario general, obispo auxiliar y canónigo dignidad, Monseñor
Manuel Tato y al canónigo diácono, Monseñor Ramón Pablo Novoa, quienes deben
abandonar el país.
Dos días después se produce el
bombardeo que mencionamos al comienzo. Pero los aviones rebeldes se ven
precisados a refugiarse en el Uruguay, postergando el objetivo revolucionario.
Perón levanta el estado de sitio y parece tomar un rumbo de rectificaciones,
pero en medio de confusas situaciones.
Ofrece su renuncia, más la retira
ante una concentración popular en Plaza de Mayo promovida por un paro
general resuelto por la Central General
de Trabajadores (CGT). En ese acto, Perón dice a la muchedumbre: “Por cada uno
de los nuestros que caiga, caerán cinco de ellos”. Lejos de fortalecerlo, esa
actitud lo debilita y el 16 de Septiembre estalla el golpe victorioso que se
hace fuerte en Córdova con el General Eduardo Lonardi, apoyado por la Flota de
Mar.
El General Lonardi asume la presidencia pero renuncia después
El General Lonardi asume la presidencia pero renuncia después
RENUNCIA
Esta última estaba a cargo del Contralmirante
Isaac Rojas y los efectivos de Cuyo encabezados por el General Lagos. Perón
ofrece su renuncia y una Junta Militar se la acepta. Era el 19 de septiembre de
1955.
El Presidente depuesto así, se
asila horas después en la Embajada de Paraguay y más tarde en una cañonera de
se país fondeada en Puerto Nuevo. Lonardi llega a la capital federal y una multitud al
grito de “libertad” lo aclama en la Plaza de Mayo, asumiendo la presidencia
después.
Sin embargo, disidencias internas
abren fisuras en el nuevo gobierno. El 3 de Octubre, Perón vuela en un avión paraguayo rumbo a Asunción,
escoltado por dos aparatos militares argentinos. El 4 de Noviembre pasa por Caracas
y se instala en Panamá.
El 13 del mismo mes renuncia
Lonardi y asume el General Pedro Eugenio Aramburu, confirmándose al
Contralmirante Isaac Rojas como Vicepresidente provisional, afirmándose así
políticamente y doctrinariamente lo que se denominó la Revolución Libertadora.
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