Las vitaminas han sido uno de los
hallazgos más sorprendentes del comienzo del siglo XX. El médico Casimir Funk
abrió el camino por donde transitaron otros investigadores que aislaron los elementos indispensables para el metabolismo orgánico. En 1911 pudo determinar
un principio activo proveniente de la cáscara del arroz que bloqueaba una grave
enfermedad, el beriberi. Esta fue, desde entonces, la vitamina B. El estudio de
este compuesto constituyó un polo de atracción para los científicos, quienes
descubrieron nuevos antídotos que fueron sintetizados y purificados. Así
aparecieron las vitaminas H, llamada
bietina. La K, filoquinona. La E, tocoferol, en huevos y vegetales frescos.
Los estragos que producía el
beriberi en los ejércitos holandeses que operaban en las indias orientales,
exigían el permanente estudio de los médicos, quienes no encontraban las causas
determinantes de la terrible enfermedad.
Durante muchos años se buscó,
aunque sin éxito, el microbio que producía el mal y los esfuerzos se reduplicaron
en tal sentido. Había que hallarlo. Pero las investigaciones no daban resultado.
Un día el doctor Christian Eijkman, llegado al lugar con una misión de médicos
por recomendación de Koch, como se dedicaba a la cría de pollos, tuvo que dar a
sus animales, por falta de otros alimentos, arroz blanco, limpio, completamente
descascarado, tal como lo comían los seres humanos.
AVES ENFERMAS
Un mes después de haber iniciado
ese régimen de alimentación, Eijkman advirtió con desagradable sorpresa que sus
pollos antes robustos, eran ahora aves enfermas que apenas podían mantenerse en
pie.
De pronto, el cocinero se negó a
seguir suministrando para los pollos el alimento que tenía destinado para los
enfermos que se atendían en el hospital allí instalado. Las aves volvieron al alimento ordinario y
barato: el sucio y oscuro arroz sin descascarillar.
Con sorprendente rapidez
recuperaron sus fuerzas. Se hicieron investigaciones sobre los hombres. Los casos de beriberi eran mucho más
frecuentes entre los que comían arroz limpio. Eijkman había encontrado por tan
fortuitos medios, que la cascarilla de arroz prevenía o curaba el beriberi.
Cuando dejó las Indias, el
encargado de continuar las investigaciones fue el joven doctor Gerrit Grijns,
quien lanzó la teoría que el beriberi se originaba en la carencia de algunas
sustancias que el cuerpo necesitaba.
La causa no estaba en lo que se
comía, sino en lo que no se comía. Un día, invitado por el Instituto Lister de
Londres, comenzó sus estudios otro joven
facultativo, el doctor Casimir Funk, hijo de un dermatólogo polaco.
PRIMER PASO
Esto ocurría en 1931 y ese mismo
año, Funk que siguió investigando las causas determinantes del beriberi y los análisis de la cascarilla
de arroz, dio la nota sensacional. De 312 kilogramos de cascarilla de arroz,
extrajo 186 gramos de cristales impuros, pero muy activos.
“Aquí está la sustancia que cura
el beriberi, anunció. Un milésimo de onza puede curar en tres horas a una
paloma paralítica. Era un compuesto de tipo amina. Podría llamarse Vital-amina
que para simplificar sería vitamina”
Y agregó con tono sentencioso:
“Creo que debe haber otras vitaminas capaces de curar otras enfermedades como
el escorbuto, el raquitismo y la pelagra”. Se había dado el primer paso
realmente importante de la fecunda investigación.
Puede decirse que ese fue el
punto de partida que llevó, finalmente, a los más importantes descubrimientos en
la lucha contra la muerte por medio de los alimentos. Comprobado que ciertas
sustancias indispensables para el organismo se hallaban en los alimento, había
que llegar al régimen dietético adecuado. Se lograría por medio de las combinaciones químicas.
Centenares de estudiosos se
dedicaron a la investigación. Así se encontró que la manteca y algunas grasas
contienen la sustancia que se llamó Vitamina A, pasando a ser B la descubierta
por Casimir Funk.
Fortaleciéndose.
Fortaleciéndose.
LA H
Una de las vitaminas descubiertas
es la llamada biotina, la vitamina H. Su molécula forma un sistema cíclico de dos anillos pentagonales.
Se le suele encontrar en la yema de los huevos, en la sangre y en varios
tejidos humanos.
Varias enfermedades cuyos
orígenes se desconocen tuvieron su génesis en disturbios ocasionados por esta
vitamina. Ciertos trastornos cutáneos, la caída del cabello, manifestaciones de
cansancio, dolores musculares, carencia de apetito, son motivados, muchas veces, por deficiencias vitamínicas de este tipo.
La vitamina k-filoquinona- es
antihemorrágica, un derivado de la naftoquinona. Puede ser extraída de la
harina de pescado y también se le localiza en algunos vegetales como la alfalfa
y en los intestinos se sintetiza. Su acción más intensa en su intervención en
la síntesis de la protrombina y facilita la coagulación de la sangre.
Posteriormente se aisló la
vitamina E, el tocoferol, la que es muy común hallarla en los vegetales
frescos, pero también se le aísla de los aceites de las semillas de algodón y
del maíz. Lo mismo que de la leche y de los huevos.
Un niño cuidado por dentro y por fuera.
Un niño cuidado por dentro y por fuera.
PROGRESOS
Las deficiencias vitamínicas de
este tipo ocasionan alteraciones en la reproducción o degeneración de los
conductos espermáticos, esterilidad y cambios de los espermatogénesis de las
ratas macho, así como alteraciones musculares.
En el hombre no se manifiesta su
carencia de forma ostensible, pero se le relaciona con el proceso de
oxirreducción de los citocromos. Es necesario destacar el esfuerzo realizado
por los bioquímicos en el hallazgo de nuevas vitaminas y en un conocimiento más
amplio de las ya descubiertas.
Sobre las vitaminas D y D1 se
hicieron notables progresos. La primera de origen animal hallada en el aceite
de hígado de bacalao, en la yema de los huevos de las aves y entre los
vegetales, en los hongos. La D1 también
es aislada de vegetales, aunque no siempre frecuentemente.
Se pudo determinar que su
presencia es muy importante en el individuo porque interviene en el metabolismo
del fósforo y del calcio, para facilitar la absorción de estos elementos en el
intestino. Las deficiencias en la administración de la vitamina ocasionan osteomalacia, transformaciones de los huesos
y el raquitismo con todas las secuelas en las criaturas.
Mientras las investigaciones
sobre el descubrimiento de nuevas vitaminas se acrecientan en todos los centros
de estudio dedicados a este apasionante tema, ya no existe la premiosa necesidad de extraerlas de los animales
y vegetales para suplir el déficit parcial o carencial de estas sustancias en
el organismo.
La química ha ido conociendo su
composición molecular y las pudo reemplazar a tal punto que, elaboradas
convenientemente en grageas o píldoras, o en soluciones, representan un vía muy
útil y rápida para combatir las enfermedades ocasionadas por deficiencias en su
formación en el organismo humano. He ahí el invalorable aporte que la ciencia
presta para lograr generaciones liberadas de dolencias físicas.
Muy buena información pero es Funk no Fuk
ResponderEliminarGracias. Hemos hecho la corrección correspondiente.
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