jueves, 29 de octubre de 2015

GRAN DESCUBRIMIENTO DE LAS VITAMINAS

Las vitaminas han sido uno de los hallazgos más sorprendentes del comienzo del siglo XX. El médico Casimir Funk abrió el camino por donde transitaron otros investigadores que aislaron los elementos indispensables para el metabolismo orgánico. En 1911 pudo determinar un principio activo proveniente de la cáscara del arroz que bloqueaba una grave enfermedad, el beriberi. Esta fue, desde entonces, la vitamina B. El estudio de este compuesto constituyó un polo de atracción para los científicos, quienes descubrieron nuevos antídotos que fueron sintetizados y purificados. Así aparecieron  las vitaminas H, llamada bietina. La K, filoquinona. La E, tocoferol, en huevos y vegetales frescos.
Los estragos que producía el beriberi en los ejércitos holandeses que operaban en las indias orientales, exigían el permanente estudio de los médicos, quienes no encontraban las causas determinantes de la terrible enfermedad.
Durante muchos años se buscó, aunque sin éxito, el microbio que producía el mal y los esfuerzos se reduplicaron en tal sentido. Había que hallarlo. Pero las investigaciones no daban resultado. Un día el doctor Christian Eijkman, llegado al lugar con una misión de médicos por recomendación de Koch, como se dedicaba a la cría de pollos, tuvo que dar a sus animales, por falta de otros alimentos, arroz blanco, limpio, completamente descascarado, tal como lo comían los seres humanos.

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AVES ENFERMAS
Un mes después de haber iniciado ese régimen de alimentación, Eijkman advirtió con desagradable sorpresa que sus pollos antes robustos, eran ahora aves enfermas que apenas podían mantenerse en pie.
De pronto, el cocinero se negó a seguir suministrando para los pollos el alimento que tenía destinado para los enfermos que se atendían en el hospital allí instalado.  Las aves volvieron al alimento ordinario y barato: el sucio y oscuro arroz sin descascarillar.
Con sorprendente rapidez recuperaron sus fuerzas. Se hicieron investigaciones sobre los  hombres. Los casos de beriberi eran mucho más frecuentes entre los que comían arroz limpio. Eijkman había encontrado por tan fortuitos medios, que la cascarilla de arroz prevenía o curaba el beriberi.
Cuando dejó las Indias, el encargado de continuar las investigaciones fue el joven doctor Gerrit Grijns, quien lanzó la teoría que el beriberi se originaba en la carencia de algunas sustancias que el cuerpo necesitaba.
La causa no estaba en lo que se comía, sino en lo que no se comía. Un día, invitado por el Instituto Lister de Londres, comenzó sus estudios otro joven facultativo, el doctor Casimir Funk, hijo de un dermatólogo polaco. 
PRIMER PASO
Esto ocurría en 1931 y ese mismo año, Funk que siguió investigando las causas determinantes  del beriberi y los análisis de la cascarilla de arroz, dio la nota sensacional. De 312 kilogramos de cascarilla de arroz, extrajo 186 gramos de cristales impuros, pero muy activos.
“Aquí está la sustancia que cura el beriberi, anunció. Un milésimo de onza puede curar en tres horas a una paloma paralítica. Era un compuesto de tipo amina. Podría llamarse Vital-amina que para simplificar sería vitamina”
Y agregó con tono sentencioso: “Creo que debe haber otras vitaminas capaces de curar otras enfermedades como el escorbuto, el raquitismo y la pelagra”. Se había dado el primer paso realmente importante de la fecunda investigación.
Puede decirse que ese fue el punto de partida que llevó, finalmente, a los más importantes descubrimientos en la lucha contra la muerte por medio de los alimentos. Comprobado que ciertas sustancias indispensables para el organismo se hallaban en los alimento, había que llegar al régimen dietético adecuado. Se lograría por medio de las  combinaciones químicas.
Centenares de estudiosos se dedicaron a la investigación. Así se encontró que la manteca y algunas grasas contienen la sustancia que se llamó Vitamina A, pasando a ser B la descubierta por Casimir Funk.
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Fortaleciéndose.

LA H
Una de las vitaminas descubiertas es la llamada biotina, la vitamina H. Su molécula forma un  sistema cíclico de dos anillos pentagonales. Se le suele encontrar en la yema de los huevos, en la sangre y en varios tejidos humanos.
Varias enfermedades cuyos orígenes se desconocen tuvieron su génesis en disturbios ocasionados por esta vitamina. Ciertos trastornos cutáneos, la caída del cabello, manifestaciones de cansancio, dolores musculares, carencia de apetito, son motivados, muchas veces, por deficiencias vitamínicas de este tipo.
La vitamina k-filoquinona- es antihemorrágica, un derivado de la naftoquinona. Puede ser extraída de la harina de pescado y también se le localiza en algunos vegetales como la alfalfa y en los intestinos se sintetiza. Su acción más intensa en su intervención en la síntesis de la protrombina y facilita la coagulación de la sangre.
Posteriormente se aisló la vitamina E, el tocoferol, la que es muy común hallarla en los vegetales frescos, pero también se le aísla de los aceites de las semillas de algodón y del maíz. Lo mismo que de la leche y de los huevos.

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Un niño cuidado por dentro y por fuera.

PROGRESOS
Las deficiencias vitamínicas de este tipo ocasionan alteraciones en la reproducción o degeneración de los conductos espermáticos, esterilidad y cambios de los espermatogénesis de las ratas macho, así como alteraciones musculares.
En el hombre no se manifiesta su carencia de forma ostensible, pero se le relaciona con el proceso de oxirreducción de los citocromos. Es necesario destacar el esfuerzo realizado por los bioquímicos en el hallazgo de nuevas vitaminas y en un conocimiento más amplio de las ya descubiertas.
Sobre las vitaminas D y D1 se hicieron notables progresos. La primera de origen animal hallada en el aceite de hígado de bacalao, en la yema de los huevos de las aves y entre los vegetales, en los hongos.  La D1 también es aislada de vegetales, aunque no siempre frecuentemente.
Se pudo determinar que su presencia es muy importante en el individuo porque interviene en el metabolismo del fósforo y del calcio, para facilitar la absorción de estos elementos en el intestino. Las deficiencias en la administración de la vitamina ocasionan  osteomalacia, transformaciones de los huesos y el raquitismo con todas las secuelas en las criaturas.
Mientras las investigaciones sobre el descubrimiento de nuevas vitaminas se acrecientan en todos los centros de estudio dedicados a este apasionante tema, ya no existe la  premiosa necesidad de extraerlas de los animales y vegetales para suplir el déficit parcial o carencial de estas sustancias en el organismo.
La química ha ido conociendo su composición molecular y las pudo reemplazar a tal punto que, elaboradas convenientemente en grageas o píldoras, o en soluciones, representan un vía muy útil y rápida para combatir las enfermedades ocasionadas por deficiencias en su formación en el organismo humano. He ahí el invalorable aporte que la ciencia presta para lograr generaciones liberadas de dolencias físicas.

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