A las 14.18 del día 1° de Octubre
de 1946, el Presidente del Tribunal Interaliado de Nüremberg, Sir Geoffrey Lawrence, declara abierta la audiencia. Un clima de tensa
expectativa sucede al anuncio. Durante semanas han desfilado a través de
relatos escalofriantes, escenas terribles. Hombres y mujeres que morían por
hambre, frío y falta de atención.
Cámaras letales, suicidios
forzados. Fusilamientos. Los nombres trágicos de los campos de Flossemburg y
Buchenwald han sido pronunciados muchas veces, casi en voz baja. El terrible
panorama de la Segunda Guerra Mundial, con millones de vidas sacrificadas, de
pueblos desplazados, es descrito por el Fiscal General David Maxwell Hyfe.
Todo indica que esta vez nadie
escapará al castigo. Que no ocurrirá lo de 1918 expresado en la respuesta dada
por un alemán a esta pregunta: “Si pierden la guerra, ¿qué harán? “Organizaremos
la simpatía”. La compasión es una palabra sin sentido en Nüremberg. Y la justicia tiene acentos inexorables.
En la tarima de los acusados ya
no hay conversaciones, ni furiosas anotaciones. Solamente el Fiscal, con su
tenaz mascar de un chicle de goma, rompe la tensión y la seriedad con que todos
aguardan el fallo.
Otros acusados, que antes
parecían despreciar al magistrado, considerándolo un intermediario de segundo
orden, ahora lo esquivan agachando la cabeza. Todos están considerablemente más
compuestos.
Bancada de acusados. Adelante: Goering, Hess, von Ribbentrop.
Bancada de acusados. Adelante: Goering, Hess, von Ribbentrop.
LOS CRIMINALES
Goering inclinado y sombrío.
Speer, con el cetrino rostro enrojecido, mira al acusador de hito en hito,
parece calmo e interesado sin apasionamiento. Esta falta de emoción, salvo el
rubor, duró hasta que se mencionó que él era el amo del campo de concentración
de Mauthausen y de las guaridas de esclavos en Krupp.
Entonces bajó los ojos por un
instante, pero se rehízo. Kaltenbrunner también mira al suelo y toma notas de
vez en cuando. Hess se inclina hacia adelante, apoya el codo en la barandilla y
se sostiene la cabeza con una mano, con el aspecto de sufrir náuseas.
Y sobre todos los procesados se
cierne la sombra de la horca, que la sentencia confirma. En silencio abandonan
los condenados la sala del tribunal mientras la noticia del veredicto final se
expande, repercutiendo en todo el mundo.
A las 22.55 del 15 de Octubre de
ese mismo año, víspera de la ejecución de los condenados, el centinela que
custodiaba a Goering lo vio retorcerse
en la cama. Llamó al cabo de guardia que, a su vez, hizo otro tanto con el
médico de la prisión y el capellán.
CIANURO
Todos ellos eran testigos del estertor
de la muerte. Junto al suicida se encontró un sobre rasgado por la parte
superior, con la anotación “H. W. Goering” en lápiz y que contenía tres
escritos y un receptáculo de bronce hecho con una cápsula de bala.
El examen de los restos reveló la
presencia de fragmentos de vidrio en la boca y un olor que para los médicos
indicaban la existencia del cianuro de potasio. Ese potente tóxico formaba
parte del equipo habitual de los jerarcas nazis y uno similar le quitaron a
Goering al llegar a Mondorf, en Luxemburgo. Jamás se pudo establecer como,
estando en la prisión, este hombre había obtenido la segunda cápsula.
Al día siguiente por la mañana,
16 de Octubre, marcharon los condenados al cadalso. Ribbenttrop fue el primero
de ser sacado de la celda, en el gran salón donde imperaba el presentimiento de
la muerte, hasta el vecino gimnasio donde se levantaban tres horcas.
Una leve brisa agitó su cabello
despeinado. Le quitaron las esposas y le ataron las manos a la espalda.
Después, precedido por un coronel y escoltado por soldados, caminó con firmeza
hacia el patíbulo.
Al pie de los 13 escalones, al terminar los cuales pendía
la soga, un oficial le dijo: “”Declare su nombre”. El requerimiento formulado
en inglés fue traducido al alemán. Pero siguió en silencio. Le fue repetido y
entonces contestó: “Joachim von Ribbenttrop”.
Otros acusados.
Otros acusados.
PALABRAS
El oficial ascendió primero. Lentamente y entre dos
guardias, subió el ex Canciller del Reich ¿Quiere decir sus últimas palabras?
Ribbenttrop no mira al interpelante, pero sigue con la vista fija en un punto
remoto y con voz penetrante exclama, acentuando con énfasis la frase: “Dios
proteja a Alemania”.
Una extraña quietud desciende
sobre la sala al terminar el ruido de la ejecución y la soga de 13 enlazaduras
cuelga tirante para la trampa. Dos horas después otros nueve siguen la misma
suerte. Ha bajado el telón sobre el último drama al que dio lugar la Segunda
Guerra Mundial.
Los Juicios de Núremberg fueron
un conjunto de procesos judiciales emprendidos por iniciativa de los países
aliados, vencedores de dicha conflagración, en los que se determinaron y
sancionaron las responsabilidades de los nazis alemanes colaboradores directos
de Adolfo Hitler.
Ellos cometieron diferentes
crímenes y abusos contra la humanidad en nombre del III Reich Alemán, desde el
1° de Septiembre de 1939 hasta la caída del nefasto régimen de esa nación
ocurrida en Mayo de 1945.
Los juzgamientos se desarrollaron
en la ciudad alemana del mismo nombre entre el 20 de Noviembre de 1945 y Octubre de 1946. Lo que tuvo mayor
repercusión fue el conocido como “Juicio
Principal” dirigido por el Tribunal Militar Internacional.
DELITOS
Los delitos imputados a los
acusados fueron de tres tipos. Los referentes a crímenes de guerra con la existencia de asesinatos, torturas y
violaciones contrarias a las leyes. Los
que se denominaban contra la humanidad,
en medio del exterminio y la muerte en masa y la guerra de agresión, sobre la base de una premeditación para alterar
la paz que era entendida como un proceso que atenta en contra la seguridad interior de un estado soberano.
El Tribunal estuvo integrado por,
uno titular y otro suplente, de cada país de un total de cuatro ganadores de la
guerra. Entre los primeros: Geoffrey Lawrence (Reino Unido), Francis Biddle
(Estados Unidos), Henri Donnedieu de Vabres (Francia) e Iona Nikitchenko (Unión
Soviética).
En el juicio principal, la
acusación comprendió a 24 jerarcas nazis. Un total de 11 de ellos, condenados y
ejecutados a pena de muerte en la horca, que se cumplió el 16 de Octubre de
1946. La máxima sanción contra Martin Borman, Secretario General del Partido
Nacional Socialista Alemán, se hizo en su ausencia. Posteriormente se supo que
falleció antes, durante la caída de
Berlín. Goering se suicidó en la víspera.
También se registraron tres
condenas a cadena perpetua contra las siguientes personas: Walter Funk,
Ministro de Economía, Rudolf Hess, Ayudante de Hitler y el Marino Erich Roeder.
Dos a veinte años, una a l5 y otra a 10. Un total de 3 personas, absueltas de sus cargos.
De 4,850 procesamientos
individuales, 611 personas resultaron
acusadas por sus actuaciones delictuosas en la Gestapo la SS y el Partido Nacional
Socialista, los temibles nazis Entre muchísimos otros escenarios de la guerra.
El Tribunal en sesión permanente.
El Tribunal en sesión permanente.
CASOS MAS SONADOS
Los casos más sonados fueron: el de Karl
Dönitz, gran almirante de la flota alemana y sucesor de Hitler,(10 años) el de
Hermann Goering, Comandante en Jefe de la Luftwaffe y Presidente del Parlamento
Alemán (suicidado), Alfred Jodl, Jefe del Estado Mayor de la Wehrmacht,
(ahorcado)
Asimismo: Wilhelm Keitel, Jefe
del Alto Mando de la misma organización (ahorcado), El Ministro de Educación y
Territorios Ocupados, Alfred Rosemberg, autor del libro racista “El Mito del
Siglo XX” (ahorcado), el Canciller Joachim von Ribbentrop (ahorcado), el
Ministro de Armamentos, Albert Speer (20 años) y el Embajador Franz von Papen
(absuelto).
Entre quienes estaban probadamente muertos figuraban el propio
Hitler, Joseph Goebbels, el Ministro de Propaganda que se suicidó y Heinrich
Himmler Capitán General de las SS, asesinado por una patrulla inglesa que lo
capturó.
Los huidos previamente al
procesamiento: Adolfo Eichmann y Josef Mengele. El primero oficial mediano de
la SS, condenado a muerte y ejecutado
por un tribunal israelí y el segundo médico autor de experimentos inhumanos de
extrema crueldad, en contra de niños y adultos, en el campo de concentración de
Auschwitz.
Mengele de Alemania huyó a Italia
y de ahí a la Argentina donde vivió varios años en el barrio de Florida, bajo
el nombre de Helmut Gregor, trabajando en una compañía de de productos
agrícolas. Cuando descubrieron su verdadera identidad y Alemania pidió su extradición,
el criminal huyó hacia Paraguay.
Luego se traslado al Brasil donde falleció
ahogado en el mar. Ello ocurrió en 1979. Nunca lo capturaron por sus crímenes
de guerra. Nüremberg definitivamente fue justicia ante tanta atrocidad.
Mengele: siniestro y malvado personaje.
Mengele: siniestro y malvado personaje.
gran parte de criminales de guerra mas responsabilidad criminal, nunca fueron juzgados, y desaparecieron de historia en anonimato
ResponderEliminar