Hay, persistentemente, un callejón sin salida en lo
concerniente al proceso de corrupción que vive el país. En este contexto caótico, la justicia está jugando un papel de la peor especie entre
recursos legales equivocados, habeas corpus que no tienen fundamento, medidas
cautelares extravagantes y otros paliativos
siniestros que nada aclaran. Ni tampoco, lo que es peor, nada arreglan. Los peruanos seguimos en el limbo de saber qué
cosa es lo que realmente ocurre.
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Lo deplorable es que nada se vislumbra positivo en este
horizonte donde, ese flagelo de la peor especie, campea a su regalo gusto. Así,
de forma escandalosa, el Poder Judicial ha decidido archivar, definitivamente,
la indagación sobre lavado de activos en contra de Nadine Heredia.
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El abogado penalista y experto
en estos temas, César Azabache Caracciolo, en
Twitter ha preguntado con acierto: ¿Quién
gana con esto?, luego de sostener, reiteradas veces en distintos medios de
comunicación, de que jamás se presentaron evidencias
que existiera ese delito.
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De lo dicho con fundamento
evidente por tan distinguido jurista, entonces se deduce que a nivel de
sociedad y comunidad estamos tan pero tan mal que ni siquiera sabemos cómo combatir los actos lindantes en el delito y cómo
se debe juzgar a las personas que cometen tales infracciones. Todos fallamos.
No puede ser.
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Mientras tanto, las pillerías
ocurren y ocurren. Lo demuestra la propia Primera Dama, Nadine Heredia, que ahora ingresa otra vez a la investigación de
carácter penal y parlamentario, tras descubrirse varias agendas con cuentas de campañas electorales y otros asuntos
que serían de su puño y letra, las mismas que sobrepasan una cantidad
exorbitante de dinero Nada más y nada menos que más de tres millones de dólares.
Si no es Pedro es Martin y si no es
Martin es Juan. Pero alguien es.
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Por supuesto que no se explica,
con claridad, absolutamente nada y, cuando Nadine
sale a defenderse, el maremágnum de
interrogantes y dudas se multiplican. La ciudadanía sigue vacilando y
llamándole la atención, con razón, tanta fechoría junta. Si no es una es otra.
Pero siempre hay en el tapete de la discusión algo corrupto. Mal endémico,
tremenda lacra.
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Como agrupación humana, los peruanos anhelamos superar tales
escollos que a nada óptimo ni evidentemente nos lleva. Mientras que las
autoridades son las que deben dar el ejemplo porque, como país, debemos tener una reserva moral.
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Lo real y evidente es que estamos
mal. En tal deplorable situación que los últimos presidentes elegidos por el
pueblo de 1990 a la fecha están involucrados, precisamente, en actos dolosos. Fujimori en la cárcel con pena de 25
años. Garcia y Toledo en la picota
de las investigaciones y en la crítica, con razón, de la mayoría de peruanos.
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El Presidente Humala, desafortunadamente, no es la excepción porque su esposa,
la que lo llama “cosito” y lo domina tanto inclusive en actos de gobierno, comprometida en actos que, precisamente,
llaman totalmente la atención y, en cualquier momento, podrían convertirse
en delitos fragantes. La vileza y
falta de seriedad tiene que acabar y por eso debemos luchar en contra de tal
vicio de las uñas largas y la deshonestidad campante. Ya es hora.
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Han caído muy mal las declaraciones de Walter Bayly, el Gerente General del Banco de Crédito del Perú, la
principal institución financiera del país, en un diario de circulación nacional,
donde se despacha a hablar de política de una forma desproporcionada y lo que
es peor desatinada, dejando, en segundo plano y disminuidos, los asuntos que le conciernen respecto al
horizonte económico y los aspectos de carácter técnico de su profesión y
especialidad. No puede ser.
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Para colmo de males, el banquero
revela un hecho de por si inaudito. Su
institución si apoyo a uno de los candidatos presidenciales de las últimas
elecciones presidenciales del 2011. Lo reconoce y lo deja allí. No explica,
irresponsablemente, nada más. ¡Qué tal metida de pata!
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Si aceptamos como cierto lo que
ha dicho, hasta el más inocente de los lectores podría deducir que lo que
ocurrió fue un financiamiento en dinero
contante y sonante para la campaña electoral de determinado candidato. La
pregunta, evidentemente, cae por madura:
¿A cambio de qué?
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Evidentemente que se puede
especular mucho y exigir mas profundidadas sobre el tema porque la población
merece saber cómo actúan los dueños de
los bancos, en el desarrollo de los comicios cuando, precisamente, el pueblo
elige a sus autoridades.
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Si nos atenemos a lo que ocurrió
en el pasado, el panorama se nos presenta sombrío. No olvidemos que uno de los
dueños de ese banco, Dionisio Romero
Seminario, actuó de la mano con uno de los hampones mas corrompidos de la
historia política peruana, Vladimiro
Montesinos Torres.
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En efecto, el empresario visitó,
infinidad de veces, la salita del SIN para intercambiar favores con el “Doc” y
arreglar asuntos financieros, como el de la empresa pesquera Hayduk. No sólo
eso, Romero apoyó la última reelección de Fujimori, la del 2000, saliendo a
declarar a los medios de comunicación, tras haber pactado así con el siniestro
asesor. Contaminado con la corrupción estuvo y hasta prestó su avión para
trasladar a Montesinos, cuando cayó del poder, a Panamá. Si así fue
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Si el actual Gerente General de
esa misma organización ha aceptado,como
lo ha hecho, que se apoyó a un candidato determinado en los últimos comicios
presidenciales, vale la pena especular, por deducción, cuál de ellos recibió el
apoyo. Humala que fue el ganador estaría
descontado porque, en ese momento, era el anti sistema y el cuco de los
sectores poderosos.
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Salvo que lo hayan comprado para que,
precisamente, no los expropien o les
ponga trabas en sus negocios. Como ha pasado en la Venzuela de Chávez y Maduro. La que representaba Ollanta y quería imitar, en un primer
momento.
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El candidato del nacionalismo,
para los analistas, estaba, en esos tiempos, en una posición radical y tenebrosa, con un programa de gobierno llamado de la gran transformación completamente
anti empresarial. Si hasta la ultra izquierda lo apoyaba con Javier Diez Canseco a la cabeza y otros
extremistas ultras que son enemigos irreconciliables del gremio empresarial.
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El financiamiento podría haber sido uno de los
factores decisivos, entre muchos otros más de disitnta índole, del cambio que
si se dio con la hoja de ruta y el
juramento que hizo Humala en la Universidad de San Marcos. El actual presidente
candidateó con la izquierda y gobierrna
con la derecha. Entonces, podría haber ayudado
la plata del Banco de Crédito. Muy posible, aunque no comprobada, es esta alternativa.
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Los recursos de la referida
institución, si efectivamente existió, pudo también haberse repartido entre los
otros postulantes: Keiko Fujimori,
Alejandro Toledo, Pedro Pablo Kuczynski y Luis Castañeda Lossio, políticos
afines a las ideas y postulados neoliberales de los empresarios. Uno de ellos
pudo ser el beneficiado. También cabria
la posibilidad de contentarlos a todos, proporcionalmente. Bayly debió señalarlo de todas maneras e, irresponsablemente, no lo
hizo.
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Ahora bien si esa fue la manera que entendemos y especulamos del
apoyo, es decir el financimiento de dinero para la campaña electoral, los políticos involucrados, por sus
antecedentes, pensamientos y consecuentes, están en la obligación de dar a
conocer si tal pago fue efectivamente cierto o no.
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Lo exigen razones, sobre todo, de
transparencia y de seriedad que en estos casos son imprescindibles, aunque
dificultoso es que tales dirigentes entiendan
a la política como una actividad decente
y alturada. Sus actuaciones públicas reflejan todo lo contrario. De ello se salva, cierto es, PPK. Que hablen y aclaren todos entonces y digan lo que efectivamente ocurrió.
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Luego de 13 años de permanecer
como prófugo, un pez gordo del montesinismo, el Coronel Jesús Zamudio, que formó parte del grupo “Los Gallinazos”, quienes
actuaron en la captura de la Embajada del Japón tomada por los emerretistas, se entregó
a la justicia y ahora está preso en el penal Castro Castro.
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Un hecho de por si clave porque
podría confirmar exactamente, lo que pasó en el caso de Chavin de Huántar. El
militar está implicado en la ejecución del terrorista del MRTA, Eduardo Cruz Sánchez (a) Tito.
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Zamudio, en esa oportunidad, estaba al mando de la seguridad de las casas aledañas a la residencia
japonesa. Según la sentencia que en octubre del 2012 emitió la Tercera Sala
Penal Liquidadora sobre el caso, Tito
fue ejecutado, luego de su detención cuando era custodiado por dos policías al
mando de dicho oficial del Ejército.
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El documento también señala que
el coronel dispuso mantenerlo en custodia, hasta que lo recogiera una persona
con indumentaria militar. El subversivo
fue encontrado muerto, pero se desconoció quién o quiénes lo ejecutaron. Zamudio ahora afrontará el juicio
correspondiente y puede aclarar exactamente lo sucedido. Ojalá sea así. (Noé)