La segunda vuelta se desarrolla con normalidad y cada día se pone más interesante. Pero la decisión de muchos peruanos persiste en el sentido de no saber con exactitud, por quién votar efectivamente.
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El entrampamiento se debe a que, tanto Ollanta Humala como Keiko Fujimori, inspiran-sobre todo- grandes dudas por su pasado y presente político. Eso es innegable. Allí está la madre del cordero, animalito que le gusta tanto al primero para esconder al lobo…
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Ellos tendrán que ganar las simpatías del 55% de los peruanos que no votaron a su favor en la primera vuelta. Entonces salen, salen y salen las promesas. De un lado y de otro para convencer.
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Humala dice que es buenito con una convicción democrática a carta cabal sin el gorila Hugo Chávez y si con Lula que por su simpatía es la voz, sin saltos al vacio. Cambios económicos bien pensados. Enemigos totales de la reelección. Respetuosos de la democracia.
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Eminente justicia social. Hasta se ha buscado nuevos colaboradores donde hay de todo como en botica. Pero también convenidos de último momento que se pasan para acomodarse como tránsfugas y se llaman Kurt Burneo, Oscar Dancourt, entre otros. Toledistas convictos y confesos pero dicen, a manera de salvación, que no son militantes de Perú Posible. Que tal cuajo.
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Por su parte, la señora Fujimori llegó a emitir su mea culpa de perdón y deslindar posiciones con su padre. Lo del ex presidente preso lo arreglará exclusivamente el Poder Judicial, a quien le reconocen por completo su autonomía. Nada de indultos. Lejos estará la hora de la salida de la cárcel..
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Hubo un reconocimiento expreso de rechazo a los golpes de estado. Se aceptaron los delitos de todo tipo, incluidos los de violación de los derechos humanos registrados durante los 10 años del fujimorismo y que no se repetirán, si Keiko llega al poder. Así se ha dicho con mucha claridad y constantes repeticiones.
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En consecuencia, de acuerdo a estas promesas, Humala es un demócrata a carta cabal que nos traerá a todos los peruanos progreso y bienestar. Por allí va Fujimori reciclada por completo. Entonces, con uno o con otro de resultar elegidos, el Perú se salva.
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No es así de simple ni de fácil, sobre todo porque del dicho al hecho, hay mucho trecho. Un asunto evidente que hay que reconocerlo. De acuerdo a la percepción ciudadana, más se duda de Humala por sus posiciones beligerantes que de la propia Keiko, aunque ella tiene su pasado oscuro en cuanto a honestidad, honradez y transparencia.
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Sin embargo, la última encuesta de Ipsos Apoyo le da el primer lugar al Comandante con seis puntos de diferencia. El con 32% y ella con 26%. Obviamente lo que hay que destacar es que Keiko ha subido dos puntos, si lo comparamos con el casi 24% que obtuvo en la primera vuelta.
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Dentro de este contexto, la señora Fujimori va por buen camino pero todavía no está fortalecida al máximo, incluso con uno de los aciertos que tiene. Ella es impecable en sus presentaciones públicas, casi nunca improvisa y se nota que se prepara al máximo.
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Sin embargo, Keiko tiene que quitarse esa sonrisita cinica y sardónica que algunas veces le sale muy parecida a la que constantemente hace su padre cuando habla. La diferenciación para convencer, por si acaso, tiene que ser en todo orden de cosas.
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Hay un hecho que si se puede captar. Los nacionalistas no están seguros de ganar y lo mismo pasa con las huestes fujimoristas. Nadie está firme en sus convicciones de triunfo. Al final el llegar a la Presidencia, evidentemente, será disputadísimo. Cualquier cosa puede ocurrir.
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En el caso de Humala la estrategia a seguir, obviamente, es apartarse cada día que pasa más de su posición de desadaptado, quien rompió con los reglamentos y el honor militar al levantarse y actuar alocadamente en Locumba.
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Lo mismo tendrá que hacer con respecto al peligroso etnocacerismo que es su doctrina de origen que, por genes y formación familiar, le viene. Ese es un bodrio a superar porque, en pleno siglo XXI no estamos para enfrentamientos de razas. Ni la cobriza, ni las otras. Menos para la Guerra con Chile.
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A él le conviene que nunca, durante la campaña electoral, hablen sus padres. Isaac Humala, abogado de origen comunista ortodoxo de los seguidores de Moscú, tendrá que estar calladito. Le costará porque hasta ahora intercambia ideas políticas etnocaceristas- diariamente- en el Café Berisso de Santa Beatriz, con sus seguidores y simpatizantes.
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Ojo su Madre, Elena Tasso de Humala, planteó una vez matar a los homosexuales. Su hermano Antauro preso hizo la otra barbaridad de Andahuaylas con muertes injustas de policías. y se afirma la participación indirecta del actual candidato. Raros ellos, si muy raros..
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Acá tiene que haber de todas maneras un compromiso de deslinde sobre estos puntos controversiales porque-obviamente-hay razones fundadas para no creerle. Estos no son psicosociales, guerras sucias ni nada que se le parezcan. Hechos que ocurrieron y que merecen explicación total.
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El temor hacia Ollanta, asimismo, viene por lo que puede hacer con la Economía. Salir por los caminos extremistas de cualquier color, emprender nacionalizaciones, expropiaciones y otras medidas que darían un rol estatal preponderante, seria echar por la borda el progreso actual conseguido.
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Si es conveniente, evidentemente, la justicia social y el famoso “chorreo” para todos. Cambios para bien, de todas maneras. Experimentos a otro lugar y que no sea aquí en el Perú.
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Justo es reconocer que Keiko en estos temas merece mucho más confianza de parte del electorado. Madre mía, estas barbaridades tienen que desaparecer.
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La economía y las inversiones no pueden pararse. Que hay en el Perú cierto desasosiego y temor es evidente. Eso tiene un nombre y no es otro que Humala por sus oscuridades. Con Keiko hay menos probabilidades de ello.
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Un solo ejemplo al respecto: los chilenos invirtieron en un gigantesco centro comercial en el Hipódromo de Arequipa. El siguiente paso era hacer otro en la ciudad fronteriza de Tacna. La obra ha sido paralizada para después de las elecciones. Se teme por el porvenir político. Una obligación de Humala, si quiere gobernar, es dar confianza al máximo.
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Conversaban entretenidamente, la víspera de Semana Santa en una conocida cubichería capitalina, el legislador aprista Mauricio Mulder con el ex Decano del Colegio de Abogados de Lima, Walter Gutiérrez y otra persona más.
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A propósito del Apra este partido que fue el más popular y organizado del país pasa por la peor crisis de su historia. Ahora no se sabe, quién manda allí. Incluso se dice que ni Alan, el jefe de jefes, puede hacerlo con efectividad. Las fracciones y divisiones son tales que la anarquía reina.
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Del 2011 al 2016, en el Congreso tan solo habrá cuatro parlamentarios apristas: Mulder, Luciana León, el ex premier Velásquez Quesquén y un representante por La Libertad, la cuna del aprismo.
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Esto no ocurría desde 1931, es decir, desde hace 80 años. En la Constituyente de ese año un numeroso grupo parlamentario que luchó por la libertad en tiempos convulsionados con cuadros jóvenes de primera línea: Luis Alberto Sanchez, Carlos Manuel Cox, Manuel Seoane Carlos Showing, Luis Heysen Inchaústegui, entre muchos más.
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Lo mismo pasó en 1945 cuando el Frente Democrático y el Gobierno de Bustamante. En el Congreso de 1956 a 1962 estaban impedidos de ser elegidos. Pero tenían a gente de primera ligada a ellos como: el Patricio José Gálvez y el propio Senador Raúl Porras, maestro e historiador de renombre.
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En 1963 ni se diga. En el Congreso brillaron los fundadores del Partido, la generación posterior conformada por Armando Villanueva, Andres Townsend, y tantas figuras de renombre. Lo mismo pasó en la Asamblea Constituyente, durante el segundo gobierno de Belaúnde, el primero de Alan y los que registró la historia política hasta nuestros días, que han llegado a esa cifra insignificante.
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Esta crisis de los partidos políticos es a las claras peligrosa para la democracia y el desenvolvimiento político. Por eso y por otras razones sobre todo de carácter social que tenemos que desarrollar y fortalecer, es que el Perú está en esta disyuntiva de no saber a quienes elegir.
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Keiko Fujimori y Ollanta Humala tienen que esforzarse al máximo. Si efectivamente quieren llegar al poder para servir a las grandes mayorías que necesitan, de todas maneras, avanzar por la senda del triunfo. Les va a costar. Pero tienen que ser consecuentes. Háganlo por el Perú. Claro, clarísimo… (Noe)