Ya está. “Un simple paso, pero
¡qué salto para el hombre!, fueron las palabras del comandante del Apolo XI, Neil Amstrong, luego de descender los nueve
escalones del LEM que era el modulo de descenso y estampar, por primera vez, la
huella de un ser humano en el suelo selenita.
Eran las 2.56 del lunes 21 de
Julio de 1969, ese día en que la luna fue la artista invitada del excepcional y
maravilloso show que dibujaron las pantallas de todos los televisores del
mundo, a través de una transmisión que empequeñecía las distancias y convertía
a una de las mayores aventuras del hombre en una hazaña sin precedentes.
La Era Cósmica había sido
inaugurada. En definitiva se hacía pie en la luna gracias al resultado de 8
años de trabajos que obligaron a los Estados Unidos a gastar más de 24 mil
millones de dólares y desplegar la inteligencia de cerca de 30 mil técnicos y
científicos para que un solo hombre diese ese salto tan caro a la humanidad.
La conquista del espacio exterior
era ya una realidad. Todo había comenzado con el primer satélite-El Sputnik I-
lanzado en 1957 por la Unión Soviética-o quizás antes, con las bombas V2 que
asolaron suelo británico durante la Segunda Guerra Mundial- y continuaron en
una puja técnica y política entre Estados Unidos y la URSS por la dominación de
más allá de la tierra.
El hombre caminando en la luna
El hombre caminando en la luna
ASCENSO
Mientras la sonda espacial
soviética-no tripulada- Luna 15 seguía su viaje hacia el satélite natural de la
tierra, desde Cabo Kennedy-Niel Armstrong, Edwin Aldrin y Mike Collins-
iniciaban su ascenso el lunes 15 de Julio hacia “la mayor aventura jamás
emprendida por nadie”.
Luego de más
de 150 horas de vuelo, el LEM con
Armstrong y _Aldrin a bordo se desprendía del Apolo XI conducido por Collins, y se posaba en el
Mar de la Tranquilidad, en suelo lunar. Los astronautas observaron que el
paisaje se parecía a las fotografías: el cielo era totalmente negro y, a medida
que se disipaba la enorme nube de polvo levantada por los motores del LEM, se aquietaban
nuevos detalles de la costra llana y grisácea de la luna.
Los dos
astronautas norteamericanos estaban solos, ante esa irreversible realidad que
había imaginado un siglo atrás Julio Verne o dos mil años antes Luciano de
Samosata. La puerta del LEM se abrió lentamente y Armstrong inició el lento
descenso.
Pasaron segundos que parecieron interminables. Los
pies enormes entran en el campo de la cámara que apunta desde la escotilla, se
mueven sin sacudidas, muy despacio, como tanteando. El pie izquierdo de Armstrong
se apoya primero, luego el derecho.
El hombre
hacía pie en la luna, pero para la
historia, para los millones de ojos que contemplaron el “show lunar”, Neil
Armstrong era el Cristóbal Colón de la edad moderna. Era el esfuerzo concretado
de la humanidad que busco-aún busca- en el cielo las respuestas a sus
interrogantes.
Los tres astronautas que conquistaron el espacio selenita.
Los tres astronautas que conquistaron el espacio selenita.
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