Era un hombre con convicciones profundas que demostró ser de excepcional hidalguía y de proyección enteramente solidaria porque, siendo de nacionalidad argentina luchó por el Perú con decisión y heroísmo, contra el invasor chileno en la infausta Guerra del Pacífico. Admirable, enteramente admirable.
Lo hizo convencido a plenitud del sacrificio y del amor por las causas justas de la misma forma acertada como después sirvió a su país al desempeñar la Presidencia de la República entre 1910 y 1914, instaurando un gobierno enteramente democrático de efectivo servicio a todos los argentinos.
Roque Sáenz Peña arribó al Perú en momentos de tremenda crisis por la instauración de la guerra y la ausencia de la paz en que la exaltación patriótica llegaba al máximo y se puso a su disposición para defenderlo, inclusive con la posibilidad del sacrificio de su vida.
En una asamblea realizada en la capital limeña y ante las autoridades, el ciudadano argentino no vaciló en ningún momento y con voz cadenciosa y firme dijo: “Aquí me tienen y al Ejército le brindo mi espada. Sin posiciones de aventura. O anarquía. Con la entera necesidad de cumplir un sentimiento enteramente de hermandad americana".
Roque Sáenz Peña.
Fue acogido con entusiasmo y el gobierno lo incorporó al Ejército con el grado de Teniente Coronel, que era precisamente el que se le reconocía en su patria desde 1875. Lo destinaron a la defensa del sur del país.
Luchó en las celebres batallas de San Francisco y Tarapacá y se convirtió en uno de los inmortales defensores de Arica, donde al lado de Bolognesi, cayó herido y prisionero. Su actuación como militar fue realmente importante y sobre todo sacrificada.
COMANDO
Fue uno de los pocos sobrevivientes de la defensa del Morro de Arica. Entró en acción como Jefe del Batallón Iquique y tuvo que asumir al final el comando de la Octava División, por la muerte del Coronel Bolognesi y de todos los jefes de graduación superior,
Estuvo a punto de perecer cuando fue capturado por los vencedores. Lo salvó un comandante chileno quien, con riesgo de su propia vida, evitó la inmolación del soldado heroico.
Lo enviaron a Valparaíso y luego a Santiago, permaneciendo tres meses encerrado en la prisión de San Bernardo. Las autoridades chilenas pretendieron obtener, a cambio de su libertad, el compromiso de no volver a tomar jamás las armas contra Chile.
La respuesta activa y digna en sentido de rechazo a tal posición prolongó algún tiempo el cautiverio que cesó por gestiones diplomáticas efectivas. Al retornar a su pais, le encomendaron en 1881 la Subsecretaria de la Cancillería. Luego viajó a Europa y al retornar fundó “Sud América”, diario que tuvo en esa época mucha difusión y resonancia.
Sáenz Peña, en 1905 visitó el Perú invitado por el Gobierno que lo ascendió al grado de General de Brigada, confiriéndole el mando superior de las fuerzas militares que asistieron a la inauguración del monumento a Bolognesi, el heroico defensor de Arica.
Nació en Buenos Aires el 19 de marzo de 1851 y fueron sus padres el ex presidente de la Argentina Luis Sáenz Peña y Cipriana Lahite. Su familia era aristocrática. Muy conocida y de origen porteño.
Sus primeros estudios los hizo en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. A lo largo de su vida también se inclinó por la carrera de las armas. En efecto, en 1874, se alistó como Capitán de Infantería que sofocó una revolución contra el gobierno. Le dieron el mando del Regimiento 2 de las Guardias Nacionales de la Capital hasta que se retiró de estas actividades, tras dos años de continua responsabilidad.
Ataviado con el uniforme militar.
DIPLOMATICO
Ejerció la profesión de abogado en el bufete de su padre, alternando las tareas forenses con el cultivo de la política. Lo eligieron Diputado e incluso desempeñó la presidencia de su cámara hasta que decidió renunciar por no estar de acuerdo con las decisiones reglamentarias que le impedían protestar contra determinadas actividades de la mayoría. de ese poder del Estado.
Lo nombraron Ministro Plenipotenciario en el Uruguay y participó en el Congreso Sudamericano de Derecho Internacional Privado que se realizó en Montevideo. Allí presentó interesantes ponencias sobre legislación relacionadas con asuntos controvertidos como la expulsión, el asilo y la extradición
Participó en el Congreso Panamericano de Washington que estableció tarifas aduaneras privilegiadas y tratados de comercio ventajosos para Estados Unidos. En esa asamblea, el joven diplomático se opuso tajantemente a estos privilegios y terminó con una frase que se opuso a la doctrina Monroe de América para los americanos con otra de contundencia integradora y acertada: ¡Sea la América para la humanidad!
Lo designaron, durante el Gobierno de Juárez Celman, Canciller de la República. Cargo en el que duró tan sólo dos meses y tuvo que renunciar, por consecuencia y lealtad, al abandonar el mando quien precisamente lo designó.
A partir de 1906, pasó a desempeñar cargos como representante de su país en las bodas del Rey Alfonso XIII de España, Ministro Plenipotenciario en la madre patria y en Italia. Intervino como ponente en la Segunda Conferencia de la Paz en la Haya, cuyo tema primordial era el establecimiento de una corte permanente de arbitraje.
Sáenz Peña propuso que el coeficiente representativo de los estados estuviese en esa corte de acuerdo con la importancia de su comercio exterior. A tal efecto se apoyaba en las estadísticas que colocaban a la Argentina en el quinto lugar.
Un núcleo de fuerzas políticas constituidas bajo el nombre de Unión Nacional proclamó la candidatura de Sáenz Peña a la Presidencia de la República. Una buena parte del electorado independiente lo apoyaba. Aceptó con un propósito de restauración democrática y el deseo de gobernar con una ancha base de opinión.
Un monumento en su honor: se lo merecía.
“Entiendo como gobierno de opinión el que llega a realizar, sin exclusiones, la mayor condensación de voluntades, No tomaré puesto en las políticas locales. Pero sostendré las autoridades constituidas y ampararé a las oposiciones en su función regular y saludable, respetando la Constitución y la autonomía de las provincias”, declaró.
Sáenz Peña fue elegido por amplia mayoría por los colegios electorales y asumió el cargo el 12 de octubre de 1910 en acto solemne ante la Asamblea Legislativa. Allí dijo en acto de contrición democrática: “Las mayorías deben gobernar pero las minorías deben ser escuchadas”.
Prometió como promesa fundamental de su gobierno otorgarles a los ciudadanos el sufragio individual, universal y secreto como un paso definitivo hacia la consolidación de la democracia, con un nuevo padrón electoral.
La nueva ley electoral como conquista de avanzada y definitiva fue puesta en vigor por el gobierno de Sáenz Peña, calificado por el mismo y por los hechos como un régimen de libertad, de discusión y de examen
Los logros en este campo promovieron una corriente de general optimismo y se consiguieron hechos positivos para la política como la decisión de la Unión Cívica Radical, famoso partido político argentino de abandonar la acción revolucionaria y participar en los comicios electorales del cual estaba retirado por muchos años.. Ellos ganaron varias elecciones con la imparcialidad del primer mandatario como las de 1913 y 1914
LIBERTAD
Con ello quedó consagrado como una conquista efectiva la libertad del sufragio ciudadano que hasta entonces, salvo determinados instantes de la vida cívica, había sido un mera ficción.
La amplia libertad electoral, dentro de las especiales características del nuevo sistema de comicios, promovieron el surgimiento de fuerzas políticas con marcadas y variadas tendencias ideológicas.
Por otro lado, el Gobierno de Sáenz Peña llevó a cabo en toda la República, el 1° de junio de 1914, el Tercer Censo Nacional que constató la existencia de 7.885.237 habitantes. Buenos Aires concentraba a 2.066.165 personas, mientras que la Capital Federal a 1.575.814.
El primer censo levantado en 1869 dio como cifra de la población la de 1.877.490. El segundo verificado en 1895 arrojó la cantidad de 4.044.911. La nueva cifra señalaba sobre ésta un aumento de 4 millones en sólo 19 años.
La estampilla que lo recordó a plenitud.
Entre los años 1910 y 1914, durante la gestión de Sáenz Peña, la situación económica fue de gran prosperidad con exportaciones e importancias significativas. Las primeras en aumento constante. Las segundas mostrando auge primordial.
La extensión de la red ferroviaria que era de 27.713 kilómetros en 1910 se incrementó en 2.749 kilómetros en 1911; 1,750 al año siguiente y 1,266 el año 13, alcanzando en total, a fines de este año, una longitud de 33..478 kilómetros.
El capital de las empresas ferroviarias aumento de 1.099.700.353 pesos a que ascendía en 1910 a 1.358.849.967 pesos. La inmigración subió, en esos años, de 281.622 personas a 364.271.
DESPRENDIMIENTO
Sáenz Peña tenía un sentido de desprendimiento muy grande en la vida. Mucho antes de asumir el poder, lo designaron candidato presidencial por una determinada fuerza política. Por otra lista antagónica escogieron a su padre, Luis Sáenz Peña
El hijo, que tenia veneración a su anciano progenitor, se inclinó respetuoso al verlo aparecer en la arena política y renunció indeclinablemente a su propia candidatura. Su dimisión abrió el camino a la presidencia de don Luis.
Muchos libros como éste destacaron su vida y obra.
A fines de 1913, el Presidente, aquejado de una grave enfermedad, delegó el mando en el Vicepresidente doctor de la Plaza y se instaló en una casa de campo de la provincia de Buenos Aires, donde murió meses después. Quedo truncada e interrumpida su obra gubernamental.
Más que nadie lo lloró el Perú que no olvidaba su política de entera confraternidad continental. Un diario limeño de la época de mucho prestigio dijo con franco sentimiento: "Amigo, compañero, prócer en la hora terrible de las pruebas porque compartió nuestras angustias y derramó su sangre por nosotros. Es algo nuestro que se ha ido. Un pedazo glorioso de nuestra leyenda heroica". El agradecimiento sincero al argentino de nacimiento, peruano de corazón.
sábado, 14 de agosto de 2010
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La vida de Sáen Peña es, realmente, admirable. Lo que hizo a favor del Perú inigualable. Llegar desde su patria y poner el pecho si que es valentía. Por la nota, vemos que fue un presidente argentino, a la altura de las circunstancias. Que bueno. La historia y vidas como esta, nos dan ejemplo enaltecedor. Carlos Pérez.
ResponderEliminarViva la Argentina.
ResponderEliminarViva el Perú
Gloria eterna a Sáenz Peña
Me ha impresionado al maximo la vida de este gran hombre. Por lo que felicito al blog su publicación. Temas de la historia como este merecen ser difundidos. Asi se cumple una labor de difusión que merece la pena destacarla. José Silva
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