El ambicioso y conflictivo Rey
español Carlos V Le había echado el ojo a una extensa zona para reforzar por
completo su poder, ser más temido y,
evidentemente, extender su reinado fortalecido por cada conquista que
realizaba. A la buena o a la mala. Creía con convicción, aunque equivocada,
tener el legítimo derecho de gobernarla,
mandarla y extenderla. Una amplia zona de territorio francés era la perfecta
manzana de la discordia.
Por eso mismo, y con interés desenfrenados de
por medio, se desató lo que se denominó en la Historia la Guerra de los Cuatro
Años, ocurrida a partir del año 1521 del mismísimo Siglo XVI y desbocado por la
violencia entre el Imperio de España en
contra de Francia, cuyo objetivo primordial era dominar toda la península
itálica.
El Rey de España consiguió un
aliado convincente y poderosísimo. Nada más y nada menos que el Papa. Así se
creó una gran coalición que aglutinaba las fuerzas españolas, las alemanas y
las religiosas, a cuyo mando estaba Próspero Colona, oficial del ejército
ibérico. Un grupo bélico, tras ser
reforzado con 18 mil hombres se dirigió a Milán, ciudad que
invadió por completo y la aisló cortando sus medios de comunicación.
Por su parte, las fuerzas
francesas también tenían un potente aliado que era Venecia, cuyas fuerzas
combinadas con las galas sumaban una cifra cercana a los 25 mil combatientes.
Muchos de ellos, los mercenarios suizos que se quejaban constantemente de lo
tardío que llegaban los pagos. Ello
produjo grandes deserciones y problemas para el alto mando francés.
Una de las grandes batallas
Una de las grandes batallas
BICOCA
La Batalla de Bicoca, el
principal episodio bélico de esta conflagración, supuso un antes y un después
en la historia militar del mundo. En efecto, las armas blancas comenzaron desde
entonces a perder progresivamente el protagonismo a favor del plomo, la pólvora
y las balas. Las de fuego comenzaron a
ser las grandes dominadoras de los campos de batalla.
El enfrentamiento ocurrió en un
pueblo del mismo nombre ubicado en una
pequeña localidad al norte de Milán, fuera de sus muros. El mando español
decidió no atacar frontalmente. Querían explotar la sorpresa al máximo.
Mientras que los piqueros suizos exigían una batalla inminente y rápida.
Colona sitúa el grueso de sus
tropas en lo alto de una loma. Los
suizos junto a los tercios españoles eran, por aquel tiempo, la mejor
infantería del mundo. Sus cuadros, perfectamente formados y muy disciplinados,
sembraron el terror en los campos de batalla desde tiempos inmemoriales. Había
mucho interés de atacar estos escuadrones de frente.
CREENCIA
Sabedor de la situación, el
conductor permitió una carga frontal de los cuadros de picas suizos, mientras
que sus tropas se limitaron a mantener terreno en posición defensiva. Los
primeros avanzaron confiados en una fácil victoria pues se creyeron superiores,
con mayor número de efectivos.
Sin embargo, en cuanto que los
suizos comenzaron a subir la pendiente que los separaba del ejército imperial, su ritmo decreció por mantener la formación.
Entonces, el avance disminuyó notablemente.
En cuanto que los suizos estuvieron
al alcance del fuego de los arcabuces españoles, estos abrieron fuego
instantáneamente. ASí descargaron una andanada de plomo que diezmó, considerablemente,
las fuerzas helvéticas.
Detenidos en seco por la caída de
sus camaradas de primera fila, las formaciones suizas fueron un blanco fácil
para las armas de fuego españolas, incluida la artillería. Allí es cuando las
bajas suizas aumentaron al ritmo que les permitió a los españoles recargar, desatándose una auténtica masacre
entre las filas del país alpino.
Los vencidos se tuvieron que
retirar del combate sin ni siquiera presentar batalla. La matanza cobró la vida
al menos 3 mil personas. Mientras que
los españoles permanecíron fuertes, unidos y completamente triunfantes. Desde
entonces, el término bicoca se utiliza como sinónimo de algo fácil.
Territorios controlados por el Rey Carlos
Territorios controlados por el Rey Carlos
LOGRO
Cabe destacar que era la primera
vez que los cuadros suizos se tenían que retirar de una batalla. Lo que sin
duda fue un gran logro para el ejército imperial de Carlos V. Logro que
vaticinaba un cambio de época en el dominio de los campos de batalla. La
polvora y los tercios españoples se perfilaron como los grandes dominadores de
la nueva guerra.
El conflicto se desarrollo entre
1521 y 1526, de allí su nombre. En el lucharon Francisco I de Francia y la República
de Venecia contra el Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Carlos V, Enrique VIII de
Inglaterra y los Estados Pontificios.
Entre las causas del conflicto
estuvieron el ascenso del rey a ese cargo y la necesidad del Papa León X de
aliarse con Carlos para combatir a Martin Lutero. La guerra estalló cuando
Francia invadió los Países Bajos e intento ayudar a Enrique II de Navarra a
recuperar su reino
Las fuerzas imperiales repelieron
la invasión y atacaron el norte de Francia donde los franceses detuvieron su
avance. Entonces el emperador, el Papa y Enrique VIII firmaron firmaron una
alianza formal contra Francia y las hostilidades comenzaron en la península
ibérica.
Francisco I de Francia
Francisco I de Francia
INVASION
El ejército inglés invadió
Francia en 1523, mientras que Carlos de Borbón, contrariado por las tentativas
de Francisco de apoderarse de su herencia, traicionó a Francisco y se alió con
Carlos I. En 1524, una tentativa francesa de recuperar el ducado milanés dio a
Borbon la oportunidad de invadir Provenza.
El mismo Francisco dirigió un
segundo ataque al ducado de Milán-la actual Lobardía- en 1525. Su desastrosa
derrota en la Batalla de Pavía en la que fue capturado y la mayoría de sus
principales colaboradores murieron, condujo
al final de la guerra.
Mientras estaba encarcelado en
España, Francisco firmó el Tratado de Madrid en el que renunciaba a sus
aspiraciones en Italia, Borgoña y Flandes. Después de algunas semanas tras su
liberación, sin embargo, rechazó los términos del tratado. Así comenzó la Guerra
de la Liga de Cognac. Aunque los conflictos italianos continuarían durantes
otras tres décadas. Estas terminarían sin que Francia pudiera recuperar ningún
territorio sustancial en Italia.
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