Lamentamos muchísimo la reciente
desaparición del Ing. Enrique Agois
Paulsen, Gerente General durante muchos años de la Empresa Periodística
Nacional Sociedad Anónima (EPENSA): la editora de los periódicos “Correo” y
“Ojo”, entre otras publicaciones. Pero de allí a aceptar lo que dice el diario “El
Comercio”, en su edición del viernes 1° de Julio del año en curso sobre pasajes de la vida de este profesional, sí
que hay un trecho gigantesco e inaceptable porque miente
descaradamente. Lo que es peor cambia, por completo, las realidades de los
hechos históricos referentes al periodismo nacional.
En la página 17 correspondiente a
la referida fecha se lee un titular, como parte de una noticia abridora a seis
columnas, que dice textualmente lo siguiente: “El adiós a Enrique Agois, periodista y visionario”. Ni lo uno ni
lo otro es cierto.
La profesión de este señor fue Ingeniero Civil
y jamás se distinguió por sus dotes periodísticas. Ni menos por las hazañas de este tipo. Que tampoco los tuvo
porque en primer lugar, no escribía una línea de una cuartilla periodística. Ni
tenía idea como editar un periódico. Menos hacer un comentario: ni editorial,
ni de ningún tipo. Entonces, “periodista y visionario” falso, completamente
falso.
Enrique Agois Paulsen: vida totalmente controversial.
Enrique Agois Paulsen: vida totalmente controversial.
FUNDADORES
Lo mismo de mentiroso se ha hecho
en los diarios que conforman EPENSA con ocurrencias totalmente inventadas, a
raíz también de la muerte de Agois, ignorando por completo a los verdaderos
fundadores y artífices de esos diarios que fueron y son periodistas de
profesión y de gran renombre comprobado. Eso, por donde se le vea, es
engañar completamente al público lector.
Los fundadores de Correo de Lima,
creado un 10 de Junio de 1963, hace más de 50 años, fueron entre otros: Mario Castro Arenas, Guillermo Thorndike, Efraín
Ruiz Caro, Owen Castillo Hurtado, Jorge Merino Martínez, Humberto Castillo Anselmi, Alejandro Sakuda Moroma, Julio Higashi López, Julio Estremadoyro, Guido Monteverde, María
Cristina Nadramia, Fernando Flores-Aráoz, Carmela Garcés, Sarina Helffgot y
César de los Heros Balbuena
Ellos dirigidos por Raúl Villarán Pasquél, aún
joven, toda una leyenda de la prensa nacional que años atrás había inaugurado,
en “Ultima Hora”, el uso de frases del
habla popular en los titulares. También lanzó, por primera vez, “Expreso”, con
el cargo de Jefe de Redacción.
Era el que mandaba y prácticamente conducía la
redacción, aunque de Director aparecía José Antonio Encinas del Pando, un
intelectual que había triunfado en el extranjero y debutaba en las lides
periodísticas. Hijo de un famoso maestro puneño del mismo nombre, que brilló
por su inteligencia y fue parlamentario en distintas oportunidades. Villarán
tenía facilidad y atracción por las frases cortas de carácter espectacular y
acertaba en el gusto de las multitudes.
EL CUÑADO
Cabe explicar que Agois desempeñó, durante los primeros años, altos
cargos en la referida cadena periodística, la más grande del país y hoy fusionado empresarialmente con el grupo Miró Quesada en
monopolio rechazante para muchos, por una simple y llana razón de confianza y
relación familiar: era el cuñado del dueño de esos periódicos Luis Banchero
Rossi, el gran magnate de la pesca peruana asesinado cruelmente, posteriormente.
Tal fue, en esta etapa, su exclusivo
mérito. Ni uno adicional en lo que se refiere al periodismo.
El personaje estuvo casado con
Olga Banchero Rossi, dama de belleza impresionante en sus años mozos, con quien
tuvo varios hijos. Entre ellos: Enrique (Kiko), Luis, la pintora y fotógrafa Mariella y Rossana. Los primeros actuales directivos
de EPENSA. El matrimonio naufragó, con lío de por medio grande. Reservado y
escondido, de impacto total.
En efecto, el divorcio de Olga y Enrique vino,
posteriormente, ya muerto el empresario
pesquero que se oponía, tajantemente, a
dicha ruptura matrimonial y apoyaba, completamente, a su hermano político. Problemática
de índole privada y amorosa que le correspondió asumir a los protagonistas. Pero completamente verdadera y real en el
tiempo que ocurrió, allá por los años 60 y 70.
Cuadro de accionistas antes de la fusión con "El Comercio".
Cuadro de accionistas antes de la fusión con "El Comercio".
FORMALIZACION
Sin embargo, la disolución fue una solución. A Olga Banchero le sirvió
tal hecho para formalizar, con boda, el compromiso extramatrimonial que tenía
con el doctor Salazar: un médico que estudió su
post grado de especialización en Estados Unidos, con quien incluso había
procreado una niña que nació apellidándose
Agois sin ser hija verdadera del padre que la firmó en el Registro Civil (Agois
Paulsen), sino del compañero efectivo de su madre (Salazar).
Posteriormente, con el paso de los años, se
hicieron los trámites judiciales para dejar claramente establecido la identidad
familiar de la criatura que vino al mundo de tal forma. Hoy ya una mujer hecha
y derecha, de nombre Olga Salazar Banchero, que, según se dice, pasó por un trance muy difícil que siempre
permaneció en la reserva total y jamás se confirmó: ella habría sido raptada
durante un buen tiempo por unos delincuentes. El rescate de dinero que se
habría pagado sirvió para que la
infortunada vuelva, felizmente con vida,
a la tranquilidad y el seno familiar.
Olga Banchero Rossi, que había
sido reina del carnaval tacneño en 1947, conoció al doctor Salazar en el
Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, el día que precisamente arribó al país
de lares norteamericanos. Luego de estudiar en el extranjero y listo para
ejercer su profesión
Ella quedó prendada del joven profesional,
según cuentan amigos familiares y allegados. Comenzaron a salir y, en el
momento preciso, vino a florecer el amor. El gran problema consistía en que era
casada e incluso vivía con Agois, aunque
ya con relaciones rotas por completo.
SUPERACION
Lo superó y al divorciarse se casó
nuevamente con aquel que consideró el
amor de su vida. Nadie la juzga ni se quiere enlodar a su entorno. Menos a los
hijos y otros familiares. Sólo se cuenta lo que efectivamente ocurrió. A los
seres humanos, en las buenas y las malas, hay que conocerlos por sus obras.
Aquí están las de Agois en todo su esplendor.
En una oportunidad para molestar,
por completo a la que fue su esposa y en medio de la crisis personal, cometió dos errores inauditos. El primero de ellos
inscribir a la bebe como su hija, en el Registro Civil de la Municipalidad de
San Isidro.
El segundo consistió en filtrar en la pagina
social del diario “La Prensa”, de aquella época, una notita pequeña que salió
publicada así, donde se daba cuenta del nacimiento de la criatura a quien se
identificaba con los apellidos de Agois-Banchero. Lo irreal, lo quería convertir
en real. ¡Qué bárbaro!
El doctor Salazar tenía un pasado
y presente muy particular y peculiar. Había
sido criado, como si fuera vástago verdadero, por un modesto hombre trabajador
a carta cabal: el esposo de su madre de tal apellido, que se lo puso al niño
como tal y con todas sus letras. Pero el verdadero, que nunca lo uso, era Ruiz
de Somocurcio.
Los hijos de Agois entre otras personas.
Los hijos de Agois entre otras personas.
EMBUSTE
El progenitor biológico y efectivo
del galeno era un aristócrata arequipeño, así apellidado, de familias linajudas
que tuvo relaciones íntimas con su progenitora cuando ella prestaba servicios
de criada, en el hogar de sus padres. Los
Ruiz de Somocurcio vivían, con todos sus hijos inclusive mayores de edad, en
una impresionante casona republicana de
comienzos del siglo XX bella y grande de
tres patios, que hasta ahora existe en una de las calles céntricas de la blanca
ciudad.
Muchos años después, el padre
verdadero le propuso, cuando lo conoció personalmente, darle al médico su
apellido y reconocerlo como su hijo. Nada de ello aceptó el profesional de la
salud. Prefiero seguir llamándose igual, en homenaje al hombre que lo crió con
mucho cariño y lo formó para ser un hombre de bien.
Pero si aceptó los afectos tardíos de Ruiz de
Somocurcio. Calidad y consecuencia, definitivamente, tenía este señor que ya ha
fallecido hace unos cuantos años. Las cualidades han quedado demostradas, invariablemente, con las
decisiones que tomó en su existencia tan plagada de sorpresas.
En la misma nota de “El Comercio”
se dice, en el contenido de la noticia, otro embuste digno de Ripley. “Gracias
a su olfato periodístico y empresarial Agois apuntó por fundar “Ojo”, con el propósito
de explotar un lenguaje coloquial”. Esta es otra falsedad de tomo y lomo.
ORDENES
Nada hizo Agois para ello, salvo
recibir el visto bueno de su cuñado y dar órdenes a los organismos
administrativos de la organización, a fin de concretar la salida del nuevo
periódico, que marcó una época de ventas y tirajes sobresalientes. Hechos de índole administrativos sí que, precisamente,
de ninguna manera son el meollo y lo principal de un periódico. Necesarios en
la empresa, efectivamente. Pero nada más.
La idea de la creación de ese
periódico le perteneció, exclusivamente, a ese genio controvertido del periodismo
nacional que fue Raúl Villarán Pasquél. En esta oportunidad, contó con el apoyo
de otro connotado especialista comunicacional como fue Guillermo Thorndike
Lozada. Ambos ya fallecidos.
Thorndike lo dio a conocer
infinidad de veces durante las entrevistas que le hicieron por sus inigualables
dotes periodísticas desarrolladas en los diarios “La Prensa”, Correo”, “Ojo”, “La
República”, “Marka”, “Pagina Libre”, “La
Razón”, entre otros medios.
La verdad de la milanesa es que,
por esos tiempos, el diario “Correo” ocasionaba, financieramente, fuertes pérdidas que asumía por completo su propietario en
negativo. Entonces, Villarán le dijo a Thorndike: “Yo tengo la solución
para Banchero y cortar que pierda
dinero. Pero no puedo decírselo. Lo tienes que hacer tú”.
Portada del diario Correo.
Portada del diario Correo.
SOLUCION
La solución consistía en sacar
otro periódico con un pequeño grupo de redactores que volteasen (cambiasen) las
noticias de “Correo”, explotando ángulos sensacionales. Sobre todo de sangre,
policiales, sexo e impacto. No se necesitaba una numerosa redacción que implicase
gastos. Salvo los puestos necesarios. Se haría para un público distinto.
Entonces, Thorndike visitó a Banchero y
le dio a conocer la propuesta.
Las palabras del magnate tacneño
no se dejaron esperar: …“No… otro periódico más, ¡qué barbaridad! Usted se deja
influir por ese loco”. “Piénselo bien,
dijo Thorndike, por el precio de uno saca usted dos diarios. Incluso, el nuevo,
más barato”.
Al día siguiente, el magnate de
la pesca invitó a almorzar a los dos periodistas que compartieron la idea y, en
media hora, se pusieron de acuerdo. Así nació “Ojo” como diario de tirada
popular impresionante el 14 de Marzo de 1968. En la reunión, ni por asomo,
estuvo Agois. No se le necesitaba.
FORMALIDAD
Tampoco ocurrió su intervención
antes o después. Periodísticamente, el hombre no tenía nada que aportar. Ni idea del asunto. Si era
ingeniero civil, constructor de viviendas. Así lo había conocido el magnate de
la pesca cuando el técnico llegó a Tacna con el equipo de reconstrucción de la
Catedral de esa ciudad, a finales de
los 40 y comienzos de los años 50, el
mismo que emprendió tal labor en tiempos de la dictadura de Odría.
Los fundadores de “Ojo”, al mando
directo de Villarán, fueron entre otros Gonzalo Añí Castillo (Jefe de Redacción),
Hector Alva Centurión, Jorge Donayre Belaúnde, a cargo de inactuales, el poeta
César Calvo en los titulares, Ricardo Cervera Niño, Alberto Morales Calvo
(Espectáculos) y Rosario Mannarelli Olmos (Secretaria del Director). A Añí, en
dicho puesto, lo reemplazó Cervera. Posteriormente, Igor Calvo Cánepa formó
parte de la Mesa de Redacción.
Lo cierto es que Agois- antes, después de la expropiación y durante algún
tiempo de recuperados los periódicos- si se desempeñó como Director tanto de “Correo”
como de “Ojo”. Pero de una manera enteramente figurativa y tan sólo formal:
requería, de todas maneras, del asesoramiento total y directo de algunos de los
periodistas que laboraban en esta casa editora.
Si no, ni para adelante ni para atrás.
Los jerarcas actuales de “Correo”
y “Ojo”, por razones de inconsecuencia, muy
pocas veces ponen en sus páginas unas líneas de reconocimiento a los verdaderos
artífices de este boom periodístico que se presentó en los años 60. Los ignoran
casi siempre y en actitud desmedida. No obstante ser profesionales, algunas vivos
otros muertos, de innegable calidad.
Banchero lee un ejemplar de su periódico
Banchero lee un ejemplar de su periódico
COMO ERA
Agois era un hombre de poco
hablar, caballeroso se podría decir y, muy elegante. Muchos años después
divorciado ya, contrajo matrimonio con Marcia Mindreau Navarrete. Alto, blancón,
medio colorado incluso con el pelo
blanco, usando siempre lentes a medida.
Tras la muerte de Banchero el 1°
de Enero de 1972, los principales
familiares y herederos legítimos se convirtieron en los principales accionistas
de la empresa que editó dichos diarios. En vida, el magnate de la pesca le
transfirió, a su cuñado, una cantidad significativa de ellas y por eso mismo se
afianzó en los cargos que desempeñó. Siempre ligado a la cuestión familiar.
Lo que vino, años después, cierto lío que ocurrió
luego del ingreso de Mindreau al negocio Hasta que el grupo se unió al diario “El
Comercio” de los Miró Quesada. Hecho en sí que ha recibido duras críticas e
incluso reclamos judiciales, dejando de lado al diario “La República” con sus
propietarios: la familia Mohme. Estos últimos también quisieron
fusionarse con los de EPENSA.
No hay razón para cambiar la
historia del periodismo nacional. A
propósito, vale la pena recordar a los
cuatro vientos el famoso dicho popular tan esclarecedor: “para mentir y comer
pescado hay que tener mucho cuidado”. La verdad sale a flote de todas maneras.
Si hay razón para implorar el descanso eterno,
en paz, de un hombre que pasó buena parte de su vida en los ramos
administrativos y directivos de dos diarios de renombre, como son “Correo” y “Ojo”
entre otros. Sin destacar a plenitud. Eso sí subsistiendo, sobre todo familiarmente
y como accionista. Pero por favor que no se distorsionen realidades,
registradas por otros protagonistas: los verdaderos periodistas. (Edgardo de Noriega)
Monda verdad. El apellido Mannarelli es con doble ene.
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