El escritor paraguayo más
importante del siglo XX y uno de los grandes novelistas de la Literatura Hispanoamericana.
Hombre de carácter y de decisiones. Como cuando, muy jovencito, se escapó de su
casa para enrolarse en el Ejército, durante la guerra del Chaco. Pasó su niñez
en un bello pueblo del Paraguay. Todo
ello le sirvió de inspiración para muchas de sus creaciones. Padres que lo
llevaron a la educación, la cultura y los libros. Intelectual lleno de anécdotas
y vivencias reverentes. Creador nato y literato por inspiración. Sus obras han
sido traducidas, por lo menos, a 25 idiomas. Una de ellas, “Yo el Supremo”, denuncia descarnada en contra de la dictadura y el
autoritarismo que lleva al atraso total de los pueblos, considerada pieza maestra
y una de las cien mejores, en lengua castellana, novelas del siglo XX, según la
opinión de los críticos que estudiaron profundamente su producción literaria.
Si viviese, habría cumplido 100 años. Este es, pues, su centenario. Hay obligación, de
todas maneras, de recordarlo.
Nos referimos, evidentemente, a
un gran escritor: Augusto Roa Bastos,
quien desde 1936, trabajó en su tierra, Asunción, como periodista para el
diario “El País”, del cual fue después director. Por entonces, con Josefina
Pla, Hérib Campos Cervera y otras personalidades, inició lo que sería la
renovación poética paraguaya de la década de 1940.
Cuatro años después, viajó a
Inglaterra con una invitación del Consejo Británico y trabajó allí como corresponsal para su periódico y también en la BBC de
Londres, donde fue el primer locutor procedente de esa nación de América del
Sur.
Augusto Roa Bastos eminente poeta y escritor paraguayo
Augusto Roa Bastos eminente poeta y escritor paraguayo
EXILIO
Poco después de regresar a su
país, fue forzado al exilio tras la revolución de 1947, cuando se ordenó su
arresto. Hecho que lo obligaría a vivir en el exterior por largo tiempo de más
de 40 años, de los cuales los primeros treinta transcurrieron en Buenos Aires
Durante este extenso periodo,
trabajó entre otras cosas como guionista cinematográfico, una actividad que
calificaría de “supervivencia”. Pero que, sin embargo, influyó en su estilo
descriptivo, tras haber estructurado los argumentos de una docena de películas
Publicó, en 1953, su colección de
cuentos “El Trueno” entre las Hojas”,
libro al que le siguió en 1960 la novela “Hijo
del Hombre”. Por esta último, recibió el unánime reconocimiento de la crítica.
De modo fragmentario, esta obra abarca cien años de historia paraguaya y en
ella hay que destacar el rigor técnico con que el autor traza su complejo
relato y la fuerza expresiva de una prosa mestiza: mezcla de español y guaraní
que transcribe el habla regional.
Más tarde dio a conocer “El Baldío” (1966), “Madera Quemada” (1967) y Moriencia (1969). Pero su fama
internacional llegaría en 1976 cuando publicó la obra que ya hemos citado, “Yo El Supremo”, novela histórica que
protagoniza el dictador Gaspar Rodríguez de Francia.
EL BOOM
Por efectos de dicha pieza
creativa que lo estableció definitivamente en la vanguardia de los escritores
del continente, pasó a formar parte de la nomina de las grandes figuras del
llamado boom de la Literatura Hispanoamericana, junto a autores de la talla de:
Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Julio Cortázar
y Ernesto Sábato, entre otros. Sin embargo, el autor ni siquiera se reconocía
como miembro de tal grupo.
Figura siniestra y a la vez
fascinante, con visos de déspota ilustrado, Gaspar Rodríguez de Francia encerró
materialmente a su país dentro de un círculo de autoritarismo y de aislamiento.
En la novela, el narrador queda sustituido por un compilador que proporciona
materiales al lector para que sea éste quien la monte o construya.
Como obra de lenguaje, profundiza
en las raíces del español paraguayo, en busca de lo que se ha calificado de
oralidad escrita. Lo cual potencia la creación de neologismos, deformaciones
y continuos juegos, tanto léxicos como
sintácticos, según resaltan los críticos y entendidos.
En 1976, Roa Bastos se integró al
plantel de profesores de la Universidad de Toulouse, en Francia, donde enseñó Literatura y guaraní,
hasta 1982. Realizó una visita a su país de origen y fue expulsado del
Paraguay. Se le confiscó el pasaporte, acusado por el régimen de Alfredo
Stroessner de adoctrinar a la gente joven
con la ideología marxista. Como
única prueba se presentaron documentos que demostraban que había estado en
Cuba.
La estampilla del recuerdo y homenaje.
La estampilla del recuerdo y homenaje.
OPOSITOR
Fue un opositor activo en contra
del gobierno de Stroessner. Hasta publicó una carta abierta al pueblo paraguayo
que circuló ampliamente dentro del país y en la que se exigía la vida
democrática. Poco después de la caída del tirano, regresó al Paraguay. Hacia
1989 recibió el importantísimo Premio
Cervantes de la lengua española, distinción que concede anualmente el
Ministerio de Cultura de la península.
Sus publicaciones posteriores
incluyen las novelas “Vigilia del
Almirante” (1992), “El Fiscal”
(1993) “Contravida” (1994) y Madama Sui (1995). También publicó piezas de teatro y
numerosos antologías de relatos como “Los Pies sobre el Agua” (1967) “Cuerpo Presente” y “Otros Cuentos” (1971), “Lucha
hasta el Alba” (1979) “Antología Personal”
(1981) y “Contar un Cuento y otros
Relatos” (1984). Cabe destacar que ingresó
con mucho éxito a la poesía a través de varios volúmenes de su autoría
que se imprimieron y salieron a luz en el mundo editorial.
Uno de sus poemas. Madrigal: De paso cantó el ave, /y en su garganta
de cristal el trino/con acorde argentino/tembló un instante y desmayó en el
grave/silencio de la tarde que moría/Como el canto suave/del trovador alado, la
armonía/de tu voz vibró sólo un momento;/más en el alma mía/sigue vibrando el
eco de su acento.
PADRES
Nació el 13 de Julio de 1917. Pero
al poco tiempo se trasladó con su familia de su tierra natal Asunción a Iturbe,
un pequeño pueblo de la región del
Guaira que es de cultura bilingüe entre el guaraní y el castellano donde pasó
sus primeros años.
Su padre, Lucio Roa, era un hombre, de carácter severo de ascendencia
española, que trabajó como maderero y
empleado de un complejo azucarero. Su madre, Lucia Bastos, de
ascendencia franco portuguesa, resultó una mujer de gran sensibilidad. Muy cultivada y aficionada
al canto
Ella le proporcionó los primeros
contactos con la Literatura. Le dio a leer La Biblia y las obras de
Shakespeare. Mientras que su progenitor, le sirvió de profesor a él y sus
hermanos en un cuarto de su casa convertida en aula.
Posteriormente fue enviado a
Asunción para completar su educación. Allí vivió con su tío, el Obispo
Hermenegildo Roa, quien continuó alentado su vocación lectora. A este último le tuvo agradecimiento toda su
vida.
Por eso, el escritor dijo en una
oportunidad: “Para mí fue como mi verdadero padre. Sacerdote muy serio y
austero que respaldaba la vocación de todos sus sobrinos. Tenían libros que
estaban prohibidos. Especialmente para un niño de mi edad. Entre ellos de
Rousseau y Voltaire. Me decía que los leyera con cuidado. Pero por lo menos me
dejaba hacerlo. Como expresión de ser un hombre razonable”.
Una de sus grandes obras.
Una de sus grandes obras.
ESTUDIOS
Cursó estudios en la Escuela “República
Argentina” y después fue enviado como pupilo a otro plantel llamado San José.
Allí lo encontró el estallido de la Guerra del Chaco, entre Paraguay y Bolivia,
en cuyo conflicto participó conjuntamente con otros compañeros. Se desempeñó allí
como auxiliar de enfermería y aguatero, debido a su edad, experiencia que más
tarde volcó en su novela “Hijo de
Hombre”..
Otro poema de su autoría, Cerro
Corá I: Este es el nudo pétreo/ El
paredón boreal del Paraguay/La muralla del tiempo,/con el sol en sus vertebras
y la noche en los hombros. Esta es la luna arrodillada/Cordillera de
Amambay/Con su matriz de piedra verde/Donde gestó la raza entre relámpagos/De huesos
y entre espasmos de muerte, el nacimiento/De su hijo/inmortal/Esta es la tumba
viva de mi pueblo/Y es su cuna fosfórica,/su pedestal sangriento, su calvarejo
y su templo,/Atalaya y bastión de su destino/¿Cómo volcar en el papel/este
volcán sagrado de la patria/con su erupción de espadas y de rostros de
fuego,/este volcán purpúreo ya engastado en los siglos/como un cometa inmóvil
en la noche de América?/Más que su planeario panel o el rutilante/peso de su
corona de rumor y rocío,/ golpea en mí su rama de enlutado silencio,/ su
estambre gorjeante de arteriales latidos,/el alba ensangrentada bajo el cielo
de marzo,/ la historia de aquel día tiene letras/terribles,/párrafos como
dientes/y follajes de/páginas que nos queman la mano hasta la raíz.
PERIODISTA
La carrera literaria del
paraguayo se inició tempranamente cuando, a los 13 años, escribió en
coautoría con su madre una pieza teatral
titulada “La Carcajada” que
representaron en diferentes pueblos, a fin de recolectar donaciones para los
soldados de la guerra. Dos años más tarde, escribió su primer relato: “Lucha hasta el Alba”, que creyó
perdido hasta que fue hallado y publicado en 1979.
Luego de finalizar la guerra, el
intelectual se desempeñó como empleado bancario y en diversos oficios. Entre
ellos como periodista del diario “El País”. Hacia 1940 se casó con Lidia
Mascheroni con quien tuvo tres hijos: Carlos Alberto, fallecido a los dos
años, Mirta y Carlos.
Sus posiciones políticas fueron
favorables para los oprimidos, sin
formar parte de ningún partido político. Pasó un año en Inglaterra y allí tuvo
la oportunidad de entrevistar al General Charles de Gaulle para el diario “El
País”, del cual era corresponsal. Asistió como periodista a los juicios de
Nuremberg en Alemania.
En Paraguay, por el año 1947, un
intento de golpe de estado contra el dictador Higinio Morínigo desató una
fuerte represión contra diversos sectores de la ciudadanía. El Ministro de
Hacienda y posterior Presidente, Natalicio González, decretó la captura de Roa.
Le mostraba una inquina muy marcada y profunda. Exactamente lo que pasaba es
que el político tenía pretensiones literarias y el escritor había ridiculizado
sus escritos.
Uno de sus genuinos pensamientos
Uno de sus genuinos pensamientos
EN ARGENTINA
Aparte con González, Roa se negó a
saludarlo en una recepción oficial. La actitud aumentó el entredicho. Cuando un
grupo policial fue a buscarlo a su casa, el intelectual debió esconderse en
el tanque de agua durante tres días,
evitando ser capturado. A renglón seguido, permaneció tres meses como refugiado
en la Embajada de Brasil. Hasta que se estableció en la Argentina donde trabajó
en una compañía de seguros y allí publicó la mayor parte de su obra.
A continuación otro verso de su
inspiración, La Jaula de Oro: En esta
cárcel de mi joven vida/donde cantando estoy
porque mi llanto/ la blanda soledad no turbe tanto, /vivo soñando una
ilusión perdida./Es una jaula de doradas rejas/como esas que aprisiona la
sonora/inquietud del ruiseñor cuando a la aurora/repite el canto de sus dulces
quejas./¡Cuántas veces también con ala herida,/en vano intento de fugarse, mi
alma/en forzada quietud halló la calma…! Sólo a mi encierro acude a darme vida,
/cuando gimiendo estoy, con una mansa/caricias de sus dedos, la esperanza
Colaboró en la revista Alcor
dirigida por el escritor Rubén Bareiro Saguier. Como guionista de cine, que,
como ya hemos dicho, fue una de sus principales fuentes de ingresos, trabajó
con directores y actores de la talla de Armando Bo, Lautaro Murúa y Lucas
Demare. También hizo amistad con los escritores Ernesto Sábato y Tomas Eloy Martínez.
PROHIBICION
Mantuvo una breve relación con
Isabel Duarte de la que nació su hijo Augusto. También formó pareja con la
argentina Amelia Nassi, la única con quien
no tuvo hijos. En síntesis, una vida romántica con varias mujeres.
A partir de 1976 durante la dictadura,
el Jefe de la Junta Militar de Gobierno de la Argentina, Jorge Rafael Videla,
prohibió para la lectura toda la obra de Roa. Entonces y ante tal situación de
fuerza, el escritor aceptó una invitación de la Universidad de Toulouse para
exiliarse en Francia, donde fue profesor. Allí conoció a su tercera esposa,
Iris Giménez, docente francesa hija de españoles, con quien tuvo tres hijos:
Francisco Silvia y Aliria.
A lo largo de su vida, el
escritor recibió muchas condecoraciones. Francia le otorgó el Premio de los
Derechos Humanos y el Gobierno le concedió la nacionalidad francesa. En Madrid,
España, junto con el que fue Primer Ministro de Suecia, Olaf Palme, se le
otorgó la distinción especial de la Fundación Pablo Iglesias
En 1996, ya separado de su última
mujer, Roa Bastos volvió definitivamente a su país después de una gran ausencia
de años de años. Desde su retorno, y hasta sus últimos días, escribió una
columna de opinión en el diario “Noticias” de Asunción
Tres años después se le practicó un baipás coronario en la Fundación
Favaloro. Luego visitó Cuba, por primera vez, invitado por Fidel Castro.
Durante su estadía, además de recibir la medalla José Martí, se sometió a
tratamientos médicos.
Muy joven aún con el pelo negro
Muy joven aún con el pelo negro
MUERTE
Retornó a su país y el 22 de
Abril del 2005 sufrió una caída en su domicilio que le provocó un traumatismo
en el cráneo por lo que debió ser intervenido de urgencia en el sanatorio de
Santa Clara donde falleció cuatro días después de un paro cardiaco, a los 87
años.
Huida: Sobre el hierro olvidado se apagan las violetas,/Y sobre el hierro
crecen los suspiros y adioses, las huellas musicales del corazón del viento/que
busca lejanías para olvidar sus bosques,/Un cierto transparente sueña escorzos
de huída./Pero el soñar se quiebra sobre muertos sabores./No basta que el
instinto del nardo le apacigüe/la frente en que sollozan esmeraldas y
adioses/…/¿Dónde enterró su claro circulo el medio día; sus corolas ardientes,
en que arena, en que noche/si todo está en silencio: viento, flor y latido,/si
todo está ya inmóvil entre las altas torres?/El ciervo transparente yace bajo
la niebla./Sus ojos desolados por la humedad salobre/van subiendo en los tallos
del humo y de la espada/para mirar la sangre secándose en la noche.
El Gobierno decretó tres días de
duelo nacional, durante los cuales el cuerpo del escritor fue velado en el
Centro Cultural del Cabildo de Asunción, con honores de Jefe de Estado. De
acuerdo con su testamento, sus restos fueron cremados y sus cenizas depositadas
en el panteón familiar del Cementerio de la Recoleta, en la capital paraguaya.
OTRA INSPIRACION
Las dos obras en las que trabajaba
antes de fallecer se extraviaron: la novela
“Un país detrás de la Lluvia”
y el libro de aforismos de tono
surrealista “Los 1000 y un Proverbios Rebeldes”.
También se perdió su primer relato “Fulgencio
Miranda” con el que obtuvo, en 1941, el premio novelístico Ateneo
Paraguayo. Lo mismo ocurrió con “La
Caspa” que escribió en su exilio en Francia, varias obras de teatro y
guiones de cine.
Lo que si se anunció es el
hallazgo de las crónicas que Roa escribió para “El País” de Asunción durante su
estancia en la Gran Bretaña de post
guerra, agrupadas bajo el título:“La
Inglaterra que yo vi”
Otra de sus inspiraciones. El Beso de la
Estrella: Se ha dormido ya el mundo sobre un lecho de
sombras,/y el azul es arriba como un prado que muestra/florecida en prodigio de
un milagro divino/la flora rutilante de millares de estrellas/ Un vasto
pentagrama es el silencio sonoro/donde escribe el misterio, maravilloso
esteta/con claves de luceros y con signos de sombras/la vaga sinfonía de su
gran voz eterna/ Ha llegado la noche, dulce amada, dejando/que el fulgor de la
tarde con sus sombras se uniera./El universo entero es cámara suntuosa;/abajo
toda sombra, arriba todo estrellas./ Solo los dos estamos con nuestro amor a
solas,/reina mía, en el trono de esta noche serena;/ven más cerca que quiero
poner sobre tu frente/la de versos y estrellas magnífica diadema./ Besaré yo
tus rizos más suaves que el rayo/de la luna; a tu oído musitaré la
trémula/melodía de amor que mi ser estremece/porque al fin en mis brazos
dulcemente te duermes/Contemplaré un instante tu faz transfigurada/y luego, levemente,
para que no lo sientas,/pondré sobre tus labios el alma, ya al partirme, en el
embrujo alado de un beso dado apenas/ Para que cuando luzca su clámide la
aurora,/lo digas a su heraldo: “¡Oh, alondra compañera, báñame con las perlas
de tú canto triunfante, que esta noche, en mi sueño, me ha besado una
estrella…!
Una de sus tantas caricaturas
Una de sus tantas caricaturas
DEMANDA
Meses antes de la muerte de Roa,
sus dos hijos mayores presentaron una
demanda contra Cesarina Cabañas, la
acompañante del intelectual. El juicio estuvo marcado por acusaciones cruzadas
entre la mujer y los familiares, quienes señalaron que existían testimonios y
evidencias de que Cabañas, además de
restringir las visitas, había dejado sólo y encerrado a Roa en varias
ocasiones, llegando a desconectar el teléfono para impedir cualquier
comunicación con sus familiares.
La maligna mujer fue finalmente
condenada a seis años de prisión bajo los cargos probados de abandono de personas en peligro y robo
agravado. El 2010, la justicia le concedió a Cesarina Cabañas la libertad
condicional.
El Congreso Nacional, durante el
año 2011, aprobó una ley que autorizaba el traslado de las cenizas de Roa
Bastos al Panteón de Héroes Nacionales
del Paraguay, iniciativa que tuvo el apoyo de los dos hijos del autor
residentes en el país, pero no de la familia existente en Francia que inició
acciones legales para impedir lo que consideraban una contravención a su
voluntad. Ante la tremenda y
controvertida polémica, el gobierno decidió suspender la iniciativa.
Su impecable firma
Su impecable firma
Rindamos homenaje al literato, a
manera de despedida, con otra de sus creaciones: Si alguna vez quisieras hablarme, yo estaría/con mi ser aquietado más
que un agua nocturna/para la ondulación de tus palabras. /Estaría en la noche
sintiendo como el roce/de tu voz sobre el alma del silencio me nombra, ¡y yo
sin saber donde arrollidarme! Vertebras de caricias reanimarán mis horas.
Palabras con sus bordes tatuados de ternura y entre un presagio y un temor, tú
misma/Háblame. Mírame. Tus voces, tu mirada,/desarmarán mis párpados y mi
arteria de sombras, y en ámbitos de un hielo estupefacto,/por liturgia del
fuego, mi rosa envenenada./Será otra vez la lumbre de un corazón más joven El titulo del poema: “Si alguna vez quisieras
hablarme”. No hay caso: Roa Bastos sufrió la historia del Paraguay en carne
preopia y la convirtió en Literatura. (Edgardo
de Noriega)
M viejo amigo de alma joven, mientras más viejo, mejor escribes e investigas, gracias por los valiosos adjuntos, de los cuáles expreso mi favoritsmo por las grandilocuentes semblanzas de Francisco Diez Canseco y Augusto Roa Bastos.
ResponderEliminarTe agradezco tus envíos, que los guardo como valiosa fuente de consulta.
Chiclayo