Anciano, encorvado, lento ya de
brazos y piernas, Emilio Guimoye Hernández, Don Emilio, recorrió sin cesar
oficinas públicas, visitó amigos influyentes, escribió cartas, envió
peticiones, pidió que le entreguen lo que alguna vez fue suyo. Tenía 96 años, y
no buscó el dinero o el poder, sino la justicia. Durante la segunda gestión de
Belaúnde el Estado decretó, para él, un pago indemnizatorio, pues ese mismo
Estado, en la década anterior, lo había despojado de su pequeña fortuna durante
la Reforma Agraria. Guimoye esperó, con paciencia pero con igual firmeza, que
el decreto se cumpla. Lo último que muere, decía, es la esperanza.
La suya es, sin duda, una
historia singular. Guimoye apostó por el Estado, como pocos. Invirtió en
nuestra tierra, tiro los dados en Bagua y, cuando estaba contemplando el
espléndido resultado, un contrincante imprevisto le pateó el tablero y lo mando
a casita. Solo que su casa estaba, precisamente, en Bagua y lo perdió con todo.
Don Emilio nació en el Callao en
Octubre de 1891. Su padre, llamado igual que él, era conocido comerciante de
abarrotes al menudeo y lo dejó huérfano cuando solamente contaba con tres años
de edad. En 1903 falleció la madre, doña Rosa, y el muchacho pasa al cuidado de
su padrino, Antonio del Rosario. A los 15 años, tras cursar apresuradamente
estudios secundarios, empezó a trabajar.
Guimoye: hombre de indiscutible calidad
Guimoye: hombre de indiscutible calidad
CHINCHA
Diez años más tarde animado por
el padrino, Guimoye se instaló en Chincha. Allí se empleó como dependiente
contable en un establecimiento comercial, y luego montó su propio negocio, un
comercio de géneros y novedades. Chincha era por entonces una próspera ciudad
de hacendados y el joven empresario vio crecer en ella, prontamente su fortuna
Como el negocio era de telas
importadas, muchas mercaderías subieron de precio cuando la guerra del 14.
Además obtuvo la concesión del Estanco del Tabaco para la venta de cigarrillos
y la Casa Milne de Lima, lo hizo representante de sus harinas y sus fideos. Con
lo que iba ganando adquirió la mayoría de la acciones de la recién fundada
empresa de teléfonos de Ica y fundó la empresa de luz eléctrica en Chincha.
Más tarde, don Emilio tomó en
arrendamiento el fundo “Mencía”, vecino a las tierras de Fermín Tangüis. Sembrando
los algodoneros desarrollados por el investigador, hizo dinero suficiente para
adquirir el fundo de San Jacinto en el valle de Pisco. Debido a los rigores de
la Guerra Mundial, los precios del algodón ascendían vertiginosamente y los
chacareros de la localidad obtenían pingües ganancias con la exportación. Don
Emilio convertía, con inusual rapidez, estas ganancias en nuevas tierras de
cultivo, ampliando constantemente sus rubros de producción y expandiendo
considerablemente su propiedad.
Sus sembríos y una foto como homenaje.
Sus sembríos y una foto como homenaje.
SENADOR Y MINISTRO
Guimoye, hombre parco y de
modesta vida social, nunca tuvo ambiciones políticas. Sin embargo, fue elegido
Senador de la República en 1945 en representación del departamento de Ica. Más
tarde, en 1954, ocupó la cartera de
Hacienda bajo el régimen de Odría. Se acercaba una grave crisis económica y
puso como condición para aceptar la cartera que se aplique una severa política
de austeridad fiscal, de moralización, de reducción del gasto público y que no
se aumentara los impuestos. Su principal preocupación era no devaluar la
moneda. En 1955 se apartó del gobierno al advertir que se propiciaban
prioridades y gastos vinculados con el interés político, pues se acercaban las
elecciones. Renunció irrevocablemente.
Con el descubrimiento del Paso de
Porculla se hizo posible construir una carretera entre Olmos y Marañón. Esta
nueva posibilidad permitió que el nor-oriente peruano fuera considerado como un
lugar de ingentes reservas agrícolas, listas para ser explotadas por quien
tuviera la voluntad suficiente. Guimoye la tenía. Fueron dos militares los que
le animaron a invertir en la región, el General José del Carmen Marín, fundador
del CAEM y notable geopolítico, y el General Roberto Dianderas, ingeniero militar
que había trabajado allí.
En 1950 Guimoye adquirió la
totalidad de las acciones de la Sociedad Ganadera y Agrícola Perú-Brasilera,
recién constituida, con lo que pasaron a sus manos los fundos “Morerilla”,
“Mineral” y Misquillacu” en Bagua. Don Emilio, a quien en la localidad se
conoció como “El chino Guimoye”, se asentó entonces en aquella difícil zona de
nuestra selva, acompañado e dos de sus hijos y dos hijos políticos. Puso su
centro de operaciones y comenzó a trabajar.
VIA
Todo lo invirtió en ese proyecto.
Solamente el 2% de las tierras por él adquiridas habían sido trabajadas ya, con
relativo éxito. El resto era territorio aún virgen para la faena agrícola. Para
hacer viables sus ambiciones, Guimoye colaboró
con la construcción de la carretera de Corral Quemado a Chachapoyas, mejorando
la infraestructura general de los fundos de la zona.
Los cultivos usuales en Bagua
eran el cacao, el café y los cítricos. Guimoye llevó desde Ica, semillas de
algodón. Para que esta planta prendiera se hacían necesario largos trabajos de
aclimatación y asentamiento. Don Emilio los emprendió, convencido de que al
final del camino lo aguardaba un éxito sin precedentes. Cuantiosas inversiones
realizadas en la zona rendirían beneficios recién al cabo de diez o doce años
de intensa labor. Es decir, alrededor de 1970, precisamente cuando se iniciaba
la reforma agraria.
En aquellos momentos se había
hecho ya óptimo cultivos de arroz y se estaba robusteciendo un ambicioso
proyecto ganadero. Eran días de incipiente prosperidad, tras temporadas
integras de trabajo.
Tierras en Bagua que pertenecieron al ilustre personaje.
Tierras en Bagua que pertenecieron al ilustre personaje.
DESPOJO
En un principio, Emilio Guimoye creyó que la
Reforma Agraria no lo afectaría, pues las llamadas zonas bajas de la selva no
estaban contempladas en la ley. Inesperadamente, sin embargo, se presentaron en
Morilla los funcionarios del gobierno, acompañados de un notario público y de
fuertes contingentes policiales, quienes comunicaron a Guimoye que no era más
el propietario de aquellas paradisiacas aunque rebeldes tierras.
Le mostraron solamente una
resolución ministerial que bastaba para hacer efectivo el desalojo. No le
permitieron sacar de la casa ni una silla. Había puesto allí toda su fortuna y
se quedó, de pronto, sin medio real. Guimoye no tenía dinero en bancos del
exterior, ni otra propiedades que las agrícolas. En efecto, había apostado,
como inversionista, por el Perú y su partida había terminado abruptamente, con
pérdida para todos.
La región de Bagua tuvo siempre
la mala fama de ser poco apta para la producción agropecuaria. Se dice de ella
que es un mito, un sueño, un embuste. Emilio Guimoye mostró la falsedad de
semejantes asertos, haciendo de sus fundos prósperas empresas de muy alta
competitividad. La tan necesaria expansión de nuestras fronteras productivas se
iniciaba apenas cuando el activo hombre de
empresa e industria fue despojado de sus pertenencias. Casos como este,
fruto de la aplicación indiscriminada de la leyes concebidas en la teoría,
siempre resultan de lamentar. (Jorge
Donayre Belaúnde)
Hola, que excelente haber podido leer este blog.
ResponderEliminarQué bueno poder conocer la historia desde otro punto y sobre todo objetivo.
Éxitos!
Agradezco este Blog, Interesante en todos sus extremos, en lo que no concuerda es que Don Emilio Guimoye, hasta sus últimos días, nunca estuvo encorvado, muy por el contrario siempre mostro una fortaleza sin igual y la entereza de andar solo. Tuve la fortuna de almorzar con él muy seguido en los días que antecedieron a su muerte y no se pudo notar ningún mal de salud que presagiara su partida.
EliminarHombres como Don Emilio hacen tanta falta en nuestro Perú.
ATTE.
Marco Guimoye
Y UNION GUIMOYE.
ResponderEliminarhola, muy agradecida por las informaciones. Estoy escribiendo un articulo sobre la participacion politica de la colonia china en el Peru. No se se puede dar mas informaciones sobre su experiencia politica?
ResponderEliminarHoy sin querer queriendo estuve indagando sobre Don Emilio Guimoye, mi papá Marcial Ayala fue su contador y siempre nos hablaba de la hacienda morerilla, de como llegaban en avioneta por lo agreste de la zona en un inicio y que incluso Don Emilio le ofreció para que se quede del todo tierras para que también las trabaje pero papá optó por viajar por temporadas a hacer los balances, me hubiera gustado hablar más con el del tema pero ya con mi trabajo fuera de lambayeque y con el deceso de papá el 22 de noviembre 2020, ya no pude seguir preguntando, si bien los años han pasado pero me gustaría tener contacto con los familiares de Don Emilio ya que mi viejito siempre me habló muy bien de el, mi correo es hernan.ayala@cip.org.pe , gracias
ResponderEliminarHOLA HERNAN SOY UNO DE LOS ÚLTIMOS NIETOS DE EMILIO GUIMOYE VIVO EN CHICLAYO, SOY CONTADOR DE PROFESIÓN, MI CORREO ES CPCGUIMOYE@GMAIL.COM....UN GUSTO SABER QUE TODAVÍA PERDURA EL RECUERDO DEL ABUELO.
Eliminarqué bonita nota, mi papá era muy amigo de Don Emilio y fui muchas veces a La Cantuta a visitarlo a él y a doña Dalila. Tenía siempre grandes historias. Claudia Chong
ResponderEliminarBuen día mi nombre es Rodolfo Antonio Moy Guimoye, hijo de Maria Dalila Guimoye Franco, soy uno de los nietos de Don Emilio Guimoye Hernández, gracias por compartir sus buenos recuerdos de mi abuelo a quien me hubiese gustado conocer y saber más de él cual quier información a este correo rodolfomoy@hotmail.com
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